1 Cambio
3 meses antes.
El día había sido tan agotador, yendo de un lado a otro, soportando preguntas como: "¿todo está bien?" "¿necesitas ayuda?" cuando lo único que Tess necesitaba era largarse de ese lugar, mismo que la hacía sentirse abrumada.
Al llegar a casa, la chica subió a su recamará, ignorando por completo a su padre, se acostó en su cama, esperando el momento en que llegará su madre para poder marcharse de una vez por todas de aquel lugar con tantos recuerdos.
Cuando menos se lo esperaba, su vida había cambiado por completo; el divorcio de sus padres, quizá ese fue el cambio más brusco, tan rápido como se esperaba que fuese, pero está de más decir que no menos doloroso.
—Tess. —Escuchó su nombre, al tiempo el sonido del chirrido de las escaleras gastadas.
Su padre, Mark, un hombre al que el tiempo lo había consumido, con aquellas ojeras y ese cabello lleno de rayos blancos, entró a la recámara de Teresa.
Se acerco con cautela, y no pudiéndose contener las lágrimas, la abrazo. Tess sintió una especie de calidez en aquel abrazo, mismo que no sentía hace tiempo.
—Lo siento mucho, mi pequeña —le susurró Mark al oído.
Al separarse de ella, se limpió con las mangas de su sudadera, las gotas que salían de sus ojos junto con las que se albergaban en sus mejillas. Dio un gran suspiro, intentando mantenerse fuerte, y cogió la maleta de su hija para bajarla.
Tess se levantó y se quedó mirando fijamente frente a su tocador, en el espejo aparecía el reflejo de una chica a la que no reconocía desde hacía mucho tiempo; las ojeras en sus ojos indicaban que no había dormido en varios días, y su cabello tenía un aspecto realmente maltratado... Se coloco un gorro y bajo a la sala.
Había pasado apenas un año, y la mujer que tenía delante de sí le era irreconocible, con un cambio que la hacía lucír más joven y distinguida, el tiempo había hecho muchos y grandes cambios.
—Querida. —Su madre, Carol, fue hasta ella tomando sus manos, esperando que Tess dijese algo, pero no fue así.
La sonrisa de la mujer se esfumo, Tess se soltó de ella con rapidez, fue hasta la puerta principal para abrirla, y camino directo al auto de su madre, sin voltear si quiera la vista atrás, tantos recuerdos venían a su mente, aún más los de las últimas semanas.
Su padre la siguió, e introdujo la maleta de su hija en la cajuela del auto.
Carol permaneció al lado de Mark, sin decirle nada. Realmente no había nada que decir.
—Carol, yo... —Intento, aunque Mark se vio interrumpido por su exesposa.
—Déjalo, ahora soy yo quien se hará cargo. —Se despidió de él, lista para marcharse de lo que alguna vez fue su casa, su hogar.
Tess cerro lo ojos, no debía llorar, no, y menos ahora, la chica cerró sus ojos y se recostó sobre sus brazos, menos mal que se había sentado en la parte trasera. El auto avanzo y ella no miro hacía tras, ni siquiera para despedirse de nuevo, de su padre.
¿De verdad creían que mudarse era lo mejor para ella?
El celular no paraba de sonar. Era la décima llamada en solo 4 minutos, cansada Tess terminó apagando el celular. Lo sostuvo entre manos, y sin pensarlo dos veces saco el sim y lo rompió, ya no la molestaría más.
¿Qué es lo que quería? ¿Una explicación? ¡Claro! Jaja Kelly no lo valía, y quizá nadie más, porque cuando ella los necesito, a sus supuestos amigos, le habían dejado sola, le habían mentido, habían sido más que cobardes.
Dejo el móvil en la mesa de noche, y se recostó, mirando el techo blanco. No podía dormir, tampoco podía pensar con claridad, su cabeza justo en esos momentos era un lío. Deseo tener un cigarrillo para poder tranquilizarse, aunque fuese un poco, no obstante, no lo tenía, y su madre podría entrar en cualquier momento.
Se odiaba a sí misma, y mucho más por causar toda esta situación.
Hecho una mirada a lo que sería su nueva recámara, no había nada más que muebles, y claro la maleta delante de la puerta, que su madre había dejado allí unas horas antes.
Pensó en la posibilidad de que antes de su llegada aquella recamara no era más que una especie de bodega para su madre, o quizá solo estuviese vacía, sin más.
Se levanto de la cama, y fue directo a la ventana, el cielo se estaba oscureciendo, fue entonces que se dio cuenta de que tanto tiempo había pasado desde que cruzo la puerta principal de la casa.
La calle era realmente tranquila, y solo percibió a dos niñas pequeñas, jugando con muñecas, tan lindas, tan inocentes, tan ajenas al mundo, solo estaban ellas y esos juguetes.
¿A quién no le gustaría volver a aquellos tiempos?
—Tess. —Su madre había llamado a la puerta, pero al no recibir respuesta entro. —Te he traído esto. —La chica se dio la vuelta y encontró una funda de ropa en la cama. —Es tu uniforme, he ido a recogerlo hace un rato —respondió Carol a la pregunta no formulada por Tess, y en seguida se marchó, comprendía muy bien que su hija que no quisiera hablar con ella.
Hoy había sido otro día más como siempre, termino su cigarrillo y volvió a dentro, el lugar estaba lleno de adictos a las apuestas y a el alcohol.
—Tu turno. —Un tipo de barba blanca, y con una gorra que le cubría parte de lo que era su cabeza, le tendió la baraja.
El chico sonrió para si mismo, hoy la suerte estaba a su favor, lo podía sentir. Nunca había sido muy aficionado al juego de mesa, pero aquella tarde después de cruzar su mirada con la de ella, se sintió con ánimo.
Y así se le fue toda la noche y parte de la madrugada; hasta que había ganado lo suficiente como para comprar otra cajetilla de cigarros, y de paso cargar el tanque de gasolina de su auto, pues, aunque bien podía pagarlo con el dinero de su padre no quería.
Si, definitivamente hoy era su día. Y por más que lo intento, no consiguió borrar aquella mirada tan penetrante de su mente. Ya no lo intentaría más, con suerte la volvería ver.
He aquí el primer cap. ❤️
Editado.
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