Sábado. 2:00 pm
El peluche de la abeja Mily era muy pachoncito y agradable al tacto. No estaba segura si era auténtico o sólo se trataba de su imaginación, pero al aspirar sobre él, Lupa estaba segura que olía a frutilla.
—Luuupaaa. Estoy esperaaándoteee.
De verdad odiaba la manera burlona en que Leia arrastraba las palabras.
—¿De verdad quieres que hagamos esto ahora?
—¿Para qué posponer más tiempo lo inevitable, hermanita?
Gruñendo por lo bajo, la peliblanca accedió a que la pequeña sabandija la guiara tomándola de la mano hacia la habitación que compartió con Liby anoche. No le sorprendió encontrar a Lizy ahí jugando en el suelo con unos dinosaurios de plástico, pero sí a Lacy revisando su celular preocupada al lado de un kit de maquillaje infantil junto con otro estuche con peines entre otros enseres cosméticos.
—¿Y tú qué se supone que vas a hacer?
Su hermana guardó el celular recobrando su animada actitud.
—Leia me pidió que fuera su asistente personal de maquillaje. ¿Qué es lo que quieres que te hagamos? ¿Uñas? ¿Colorete? ¿Pestañas? ¿Cabello?
—¿Es que tú sabes de esas cosas?
—No, pero Leia prometió enseñarme.
No es que en realidad le interesara aprender. Al igual que su madre, le gustaba en su arreglo ser más práctica que decantarse por lo estético, pero la manera en que Leia se lo había pedido fue tan linda, que no se pudo resistir a actuar como una buena hermana mayor servicial. Leia se enorgullecía de saber sacar ventaja de su encanto tal y como su madre le había enseñado.
—Estoy segura que Lupa apreciará un completo cambio de look —opinó la pequeña rubia desinteresada en la opinión de sus hermanas, tal vez incluso más tarde trataría de convencer a Lacy para jugar con ella también. Tomó un mechón del corto cabello blanco de Lupa entre sus manos—. Quizá además de peinarte de otra manera, podría pintarte el pelo. En papá se ve bien, pero en ti este color te hace ver como una anciana enana.
—¡No te atrevas a hacerlo, pequeña sabandija! Péinalo como quieras, pero no te atrevas a pintarme ni un solo cabello.
Ya tenía suficiente con su madre cada tanto haciéndole la misma sugerencia, como para ahora que estaba descansado finalmente de ella, su hermana mocosa de seis años le fastidiase también con lo mismo.
Leia sonrió satisfecha. Si de verdad la dejaba peinarla como ella quisiera, entonces...
—Está bien. Una pena, creo que te hubieras visto bien de rubia. Lacy, ¿puedes pasarme el peine corto?
Había varios, por lo que le acercó todos en una mano, de modo que su hermanita lo escogiera ella misma.
Tratando de hacer más llevadero el momento y porque de verdad estaba preocupada por su padre, Lupa empezó a conversar con Lacy.
—¿Y cómo está papá en estos momentos?
—Sigue enojado en su cuarto por el compromiso de tía Lily. Creo que Lemy y Lyra estaban hablando con él tratando de hacerlo sentir mejor.
—¿Lyra tratando de hacer sentir mejor a nuestro padre? Y creí que sólo a Liby le interesaba hacer bromas.
Lizy dejó de hacer como que su T-Rex atacaba a su pterodáctilo.
—Lyra dice que papi es nuestro tío.
Leia se encargó de corregirla.
—No hagas caso de lo que dice esa santurrona, Lizy. Papi es nuestro papá y ya.
En eso Lupa tuvo que estar de acuerdo con ella. Leia estaba colocándole una liga mientras pensativa añadió.
—Lo que no entiendo es por qué se molestó. ¿Es que no está feliz porque una de sus hermanas se va casar con un sujeto tan maravilloso?
Aunque estaba también de acuerdo con su hermana en que Adrien era un gran sujeto, Lupa soltó mordaz.
—Supongo que está decepcionado porque con eso tendrá que decirle adiós a su oportunidad de tirarse a su última hermana.
—¡Lupa! —la reprendió Lacy—. No delante de nuestra hermanita.
—Por favor —se burló Leia con sarcasmo—, como si no supiera lo que quieres decir con eso. Me voy a traumar.
—Me refería a Lizy.
La aludida las miró confundidas.
—¿Por qué papá quiere tirar a tía Lily? ¿Va a tirarla al suelo o a dónde?
Leia hizo una mueca y con el peine le dio un ligero golpe a Lupa en la cabeza antes de responderle a la pequeña.
—Algo así, Lizy. Aunque en realidad a quien creo papá quisiera tirar en estos momentos al suelo es a Adrien.
Lupa y Lacy asintieron, aunque la segunda miró con cierto temor a Leia, mientras ella sorprendida pensaba si era verdad eso, que tal vez su padre también estuviera interesado en su tía Lily como lo hizo con su madre y el resto de sus tías. Tenía sentido. Quería mucho a su padre, aunque en ocasiones admitía le daba solo un poco de miedo.
—¿Y tú cómo es que conoces el significado de esas expresiones a tu edad?
Leia se sonrojó. La atención de Lacy se distrajo cuando recibió otro mensaje a su celular que se apresuró a revisar con preocupación.
—¿Y a ti quien te manda tantos mensajes que te tienen tan asustada?
—No es nada. Es mamá. No estoy asustada. Es que no deja de recordarme que sólo porque estoy de visita con papá y ustedes, no debo de olvidarme en practicar mi... algo.
A Lupa no le interesaba como es que a su edad Leia estaba tan despierta, más sin embargo quedó intrigada por lo que tenía preocupaba a Lacy. De pronto Leia le anunció algo.
—Terminé aquí. Hora del maquillaje.
* * *
—No me está gustando nada cómo te lo estás tomando, tío.
Lincoln suspiró intranquilo sintiéndose ridículo. Tenía que concederle a su pesar la razón a su hija. Liena sentada a su lado en la cama, le soltó de la mano y comenzó a hacer algunas señas para hablar con él.
—No es eso. Es... reconozco que Adrien es una buena persona, pero... sólo no me gusta para Lily.
—¿Entonces qué clase de persona te gustaría para ella si no es alguien como Adrien?
Lyra estaba sentada al otro lado de él, aunque no tan cerca como su hermana mayor. A pesar de mantener su distancia, parecía incómoda todavía al considerar de hecho que estaba muy pegada a Lincoln.
—Hmm... no lo sé. ¿Alguien más cercano a su edad, tal vez?
—¿De verdad únicamente es eso lo que te molesta? Tía Lily ya es una mujer adulta también, así que no le veo ningún problema. Estás comportándote de una manera ridícula al ser tan evasivo con esto.
—Sí, ajá —gruñó molesto y sarcástico—. Yo soy el que hace el ridículo con mi actitud evasiva, "sobrina". ¿Me cuentas otra vez quién rayos se supone que es tu padre?
Tan pronto lo dijo, Lincoln se arrepintió de haberlo hecho. Liena apretó su mano reprendiéndolo preocupada de lo que podría ocasionar con sus palabras. Lyra tuvo que poner mucho de su autocontrol para no abofetearlo. Estaba por disculparse y aceptar que también estaba obrando mal, cuando entonces tuvo una teoría nueva.
—¿Es que también quieres a la tía Lily para ti solo? ¿De eso se trata?
Lincoln desvió la mirada de ella furioso, pero avergonzado. Liena sorprendida se llevó las manos a la boca antes de que con mucha rapidez comenzara a hacer varias señas que avivaron a su padre.
—¡No! ¡Por supuesto que no estoy enamorado de ella ni nada de eso! Es ridículo.
—Oh, cielos —de pronto todo tuvo sentido para Lyra—. ¡Realmente es eso entonces! ¡No toleres que ella esté con otra persona que no seas tú!
Lincoln se puso de pie y se puso a caminar alrededor de la habitación.
—Ya corten con eso de una buena vez. ¡Están hablando de mi hermana por todos los cielos!
Ambas lo miraron exasperadas. Liena se adelantó con sus manos a preguntarle la misma duda que Lyra tenía.
—Por supuesto que hay una diferencia y una muy grande —su padre le contestó—. A diferencia de sus madres, Lily no es mi hermana mayor, es una de mis hermanas menores, la más pequeña de todas y por tanto... —se rascó la cabeza pensando en qué decirles, ¿realmente podría ser franco con ellas? Que estando Lyra no estaba tan seguro— la veo de un modo más allá a que fuera mi hermanita.
—Que sorpresa.
—Me refiero a que la veo casi como una hija, Lyra. Aún recuerdo cuando era una bebé recién nacida que cargué entre mis brazos cuando tenía diez años.
Liena suspiró. Miró a Lyra encogiéndose de hombros.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a Adrien?
No tuvo que hacer ningún esfuerzo para recordar eso.
—Cuando su tía me visitó una semana después de mi cumpleaños. Lo trajo con ella, por lo que no fue un buen cumpleaños.
—¿Pues qué hizo?
—Ya se los dije. Vino con él.
Pensativa Liena movió sus manos.
—No, nada de eso, por el contrario, admito que fue muy cortés y respetuoso conmigo. Incluso... me regaló una corbata —hizo una pausa para permitirle que le hiciera otra pregunta con su lenguaje de señas—. El problema fue que yo esperaba estar solo con Lily ese día, ya saben, entre familia. Su hermana puede tener a quien quiera de novio, siempre que no tenga que verlos, sobre todo tan pegados de ella, pero de ahí a tener que aceptar que ya se va a casar con él o con quien sea...
—¡Ahí está entonces! —lo señaló Lyra con el dedo triunfante—. Igual fuera Adrien o cualquier otro. La realidad en que no quieres que Lily se case con nadie.
—Ah... no, es que... bueno, es tan... joven todavía.
—Veintiséis años, tío. Tiene veintiséis años. No es una adolescente, o una niña, ni la bebé que cargabas jugando a que era tu hija cuando eras un niño. ¿Tenemos que preocuparnos por esto nosotras cuando llegue el momento? ¿Es que actuarás así el día que nos toque casarnos?
Lincoln se sintió bastante incómodo ante la perspectiva.
—De verdad ya no quiero hablar de esto. No es necesario hacerlo. Todavía son unas niñas.
—Tengo diecisiete años, tío. Liena tiene diecinueve y su novio dieciocho. Loan tiene veintiuno por lo que ya es una adulta —Bien, esto último hasta ella admitía que era discutible—. El punto es que debes afrontarlo, aceptarlo y no comportarte como un niño pequeño que siente que le están quitando a su hija o hermana.
El peliblanco suspiró.
—Sí, sé que tienes razón, hija. Aunque...
—...sobrina.
—No te lo dije por fastidiarte, se me escapó. Y perdóname por lo de antes también. No es justo que me desquite contigo. Te decía... me es difícil verlo así. Quiero mucho a Lily tanto como al resto de mis hermanas —nuevamente esas miradas extrañas—. No hablo de esa otra manera, dejen de verme así. Miren, está bien. Reconozco que... Adrien es bueno, es... perfecto. Haré lo posible para sopor... hacerlo sentir bienvenido y aceptar su proposición por la felicidad de Lily. ¿De acuerdo?
Lo vieron como un logro, por lo que satisfechas terminaron el asunto. Liena lo abrazó e invitó a Lyra a unírseles, pero ella se limitó a palmearle la espalda, e incluso el gesto le salió forzado.
—Pero no les doy muchas garantías. Esto me resultará difícil —Liena por medio de sus manos le dio un mensaje—. Gracias, cariño. Apreciaré su apoyo, aunque tal vez necesite algo más que eso.
"¿No te puedes imaginar alguna manera en que Adrien y tú puedan convertirse en buenos amigos?" le preguntó Liena.
—Tal vez compartiendo una enfermedad terminal.
—¿Qué fue eso?
—No es nada, Lyra. Liena me preguntaba si había alguna forma en que me lleve mejor con Adrien.
—¿Qué te parece esto? Piensa en qué fue lo mejor que hizo por ti la última vez que lo viste.
Lincoln sonrió con cierta malicia.
—¿Cuándo dijo que necesitaba regresar a trabajar y me dejó a solas con Lily?
Para reprenderlo, Liena le dio un ligero coscorrón.
—Bueno, ya. Me portaré bien. Sólo para el registro, no piensas casarte todavía ¿o sí, cariño?
Liena sonrió y negó con la cabeza sonrojada. Su padre parecía haber recuperado su buen humor.
—Bueno, mejor me voy haciendo a la idea también contigo desde ahora, que con lo encantadora que eres, no me sorprendería que ese chico de pronto se decidiera a dar el paso —aunque rogaba que para eso faltaran al menos diez años más como mínimo—. ¿Y qué hay de ti, Lyra?
—Ni siquiera tengo novio.
"Con ese carácter, no me sorprende", dijo Liena con sus manos y su padre no pudo evitar reírse.
—¿Qué fue lo que dijo, tío?
—Que con tu encanto no tardas en ser la siguiente.
* * *
—Creo que puedo entenderlo de papá —no quería, sin embargo Liby creía hacerlo—. Pero, ¿qué hay de ti? ¿Por qué te molesta que la tía Lily se vaya a casar?
Revisando por segunda vez que la consola de juegos estuviera bien conectada, dado que al encenderla no se pudo ver nada en el televisor, Lemy no vio caso en evadir la pregunta más tiempo.
—Bueno, no lo sé. Sólo no me gusta y ya.
—¿Estás... ah... celoso de ese tal Adrien? —Le preguntó Loan ya lista con el mando de juegos entre sus manos.
Lemy se sonrojó.
—¡Pero qué cosas dicen! ¡No estoy celoso! Es mi tía por todos los cielos.
Liby se ajustó un poco el aparato sorprendida.
—Creí que sólo te gustaba Lacy.
—¡No me gusta Lacy! —elevó de más su tono mientras su rostro adquiría un rojo más profundo—. ¡Es mi prima, bobas!
Confirmado para ambas. El chico estaba oficialmente celoso.
—Tía Lily es muy... bonita, Lemy.
—Loan tiene razón. Tiene al frente un buen par de enormes... ojos que enamoran a quien sea.
Al imaginarse no precisamente los ojos de la tía Lily, Lemy se sintió mucho más abochornado.
—¡Dejen de molestarme ustedes dos o desconecto el juego!
Loan se quedó callada, pero se sonrojó pues tras hacer a un lado su preocupación, se dio cuenta de algo.
—Yo también tengo... unas... unos bonitos ojos.
Liby no estaba segura de por qué había dicho eso mientras parecía ajustarse el sujetador. No pudo evitar sentir cierta envidia de ella al notar mejor su figura. A sus catorce años ni siquiera era necesario que llevara todavía un sujetador de entrenamiento. Por otro lado, a su edad era tan alta como Loan lo fue cuando tenía catorce y la paciencia había compensado muy bien a su hermana con el correr del tiempo haciéndole ganar algo más que altura.
—Loan, ¿puedo preguntarte algo?
—¿Ah...? Dime.
—¿A qué edad...? Bueno, tú sabes —se llevó ambas manos al pecho—. Comenzaron a crecerte.
—Hmm... a los doce, creo.
—¡Doce años! ¡Eso es tan injusto! Yo ni siquiera he llegado a la copa A todavía.
Lemy carraspeó ruidosamente sin molestarse en disimular su incomodidad.
—Chicas, ¿saben que sigo aquí, ¿verdad?
—Sí, ¿por qué lo preguntas, "primo"? Estamos en confianza y en familia. Míralo con humor que son cosas chichis-tosas, ¿entiendes?
—¡Bien! Me llevaré la consola.
—¡Oh, no lo harás!
Liby tomó la cara de Lemy y la llevó hacia su pecho tratando de sofocarlo como Liena había hecho con ella. Sólo quería desquitarse un poco con alguien y era divertido hacer enojar a Lemy. El chico quería zafarse, pero al ser Liby casi una cabeza más alta que él, podía someterlo sin mucho problema.
Lemy parecía tratar de decir algo, pero la opresión a la que Liby lo sometía le impedía decir ni siquiera pío.
—¿Qué pasa, primito? Solo estamos jugando. No te lo tomes muy a-pecho.
—¡Liby, ya déjalo! —Loan se había puesto de pie y parecía enfadada—. ¡Vas a lastimarlo!
—Descuida, lo tengo agarrado como un buen "sujetador".
Lemy logró zafarse de ella y al hacerlo trató de tomar aire.
—¡Estás loca! ¡Casi me ahogas!
—¡Loan, piensa rápido!
Liby empujó a Lemy tomándolo de un brazo y haciéndolo girar, de modo que cuando calló encima de su hermana mayor, lo hizo como con Liby hace unos momentos en un área un tanto delicada.
Lemy se quedó unos instantes pegado al pecho de su hermana sin que esta lo sujetara. Cuando tuvo la noción sobre en dónde tenía la cara pegada, el chico se hizo al frente alejándose de ella de nuevo sonrojado.
—Lo siento, Loan.
—¡No importa!
Acto seguido, ella lo abrazó repentinamente volviéndolo a pegar contra su cuerpo. Lemy trataba de huir, pero Loan no lo soltaba. Olvidó que estaba molesta con Liby por cómo trataba a su hermano, e incluso hasta parecía agradecida con ella por su última acción.
—¡Es verdad! Esto es divertido.
Liby ahora era la que se sentía incómoda al verlos así.
—Hmm... Loan. El propósito de tenerlo contra tus... es que haya un propósito. Yo me burlaba de él y tú, pues, parece que sólo lo tienes pegado porque sí.
—¿Yo no veo cuál es el problema?
Consternada, Liby estaba por responderle cuando su padre apareció al lado de Leia y Lyra. Tan pronto vio a la hermana legal del chico, Loan lo soltó. Lemy comenzó a jalar aire ante la falta de oxígeno, sintiéndose muy asustado por lo que ocurrió, aunque extrañamente no tan disgustado por la acción debido al modo en que continuaba ruborizado y quizá no por la parcial asfixia. De cualquier modo Lyra había alcanzado a ver lo que la mayor de sus primas hizo.
—¡Qué estabas haciendo, Loan! ¡Eso es peligroso! ¿Sabes cuáles son las consecuencias de jugar con tu primo de esa forma?
—¿Un sobrino?
—¡Liby!
—¡Lo siento! —se apresuró a disculparse, temiendo de nuevo comenzar otro conflicto—. No sé que me pasa últimamente. No lo vuelvo a hacer.
Liena notó como su padre de pronto la miraba sonrojado.
"¿Qué ocurre, papá?"
—¿He? ¡No! Nada, cariño.
Su hija parecía querer echarse a reír.
"¿Es que así fue como mamá solía jugar contigo y de verdad yo soy la consecuencia de eso como dijo Liby?"
Escandalizado, Lincoln miró a otro lado esperando que no se notara su rubor. A Liena su padre le pareció más adorable que de costumbre. Nunca se le había dificultado entender por qué su madre se interesó en él de esa manera cuando jóvenes.
—Por lo que más quieras, hermana —le suplicó Lemy a Lyra—. Sólo olvidémoslo. De verdad estoy bien. Además, esta cosa ya funciona finalmente. Así que ¿quién quiere jugar videojuegos?
Una pequeña niña rubia de tres años corrió hacia él.
—¡Yo!
No estaba muy segura de qué estaban hablando, sencillamente se entusiasmó por el ruido que todos hacían aparentemente divirtiéndose. Lemy le frotó la cabeza.
—¿Ya funciona la consola? —le preguntó Lacy siguiendo a Lizy—. ¿Y tendrán algunos juegos de deportes o de carreras? Sólo sé jugar esos.
Lemy esperaba que su padre los tuviera para encantado poder jugar con ella.
—Yo preferiría un buen survival de horror.
—Por si lo olvidaste jovencita, te lo recuerdo. Estas castigada —le advirtió Lincoln antes de voltear a verla—. Así que ni pienses en...
Su padre quedó mudo por la impresión. Cuando el resto miraron a Lupa, se quedaron boquiabiertos también.
—Lupa, pero, ¿qué te pasó?
Orgullosa de su obra, Leia la señaló con ambas manos como si estuviese anunciando a una celebridad.
—Ante ustedes les presento a la nueva y mejorada Lupa Loud, damas y caballeros. Una obra de arte de la siempre sensacional Leia Loud.
Lupa suspiró.
—Tu "hija" quería hacerme un cambio de imagen —miró retadoramente a Lyra, esperando que añadiera algo, pero dado que el impacto del cambio había sido tan grande, no se había molestado en corregirla con alguna tontería que eran primas o esas cosas, lo que comenzó a inquietarle—. ¿Tan mal se ve?
—¿Te has visto en un espejo, prima? —Le preguntó Lemy cubriendo su boca con ambas manos al igual que Lacy.
—Pues... no. ¿Es que acaso...?
—Te pareces a "Mona la vampira" —Soltó Lincoln dándose la vuelta para sofocar la risa al igual que lo intentaban algunos de sus hijos.
—¿Una vampira? Supongo que a mi madre le gustaría ¿Es que eso no es genial?
Liby se apresuró a tomarle una foto con su celular, más que dispuesta a mandársela a su tía Lucy y averiguar por su cuenta si de verdad opinaba eso.
Lulú que había estado dormitando en su cuna a un lado del sillón, se asomó entre los barrotes sintiendo hambre. Miró a su padre y al resto de sus hermanas, pero en cuanto notó a Lupa, estiró su bracito y la señaló riéndose.
—¡Payasho!
No pudieron contenerse más. Lemy fue el primero en reírse antes que Lacy le siguiera. Tal vez Lincoln continuó antes que Liby y Loan. A Lizy le resultó fácil contagiarse. Lyra se había dado la vuelta para disimular su risa. Aunque no emitía ningún sonido, el cuerpo de Liena se convulsionó un poco tras taparse la cara. Leia se cruzó de brazos molesta.
—¡Vamos! ¡Hice lo mejor que pudo por mejorarla! Deben de admitir que no es que tuviese mucho con qué trabajar.
A Lupa no le parecía hacer gracia lo que estaba ocurriendo. Había tenido un completo desinterés en ver el resultado, pues le daba lo mismo qué tanto podía embellecerla una mocosa de seis años, más ahora sintió la urgencia de buscar un espejo.
Estaba por sacar su celular y con la cámara tratar de mirarse, cuando Liena se acercó tras calmarse para prestarle el pequeño espejillo que cargaba para corregirse el maquillaje. Al verse, Lupa dio un respingo. Su cabello blanco tenía diversas trencitas diminutas coronando se cabeza con un aire cómico. Leia había tratado de resaltar sus ojos con rímel y maquillaje morado y rosa creando sin querer unas ojeras artificiales muy profundas, tal vez esto le hubiese gustado, de no ser por el exceso de colorete en sus mejillas que resaltaba junto con el labial rojo chillón sobre su piel casi tan pálida como la de su madre. No se sentía ridícula, más bien... absurda.
Los presentes parecieron inquietarse por los bufidos que Lupa comenzó a dar y pronto estallaron en una carcajada demasiado chillona y escandalosa que desconcertó principalmente a Liby, pues se escuchaba bastante parecida, por no decir idéntica a la de su madre. Lupa miró a Leia que retrocedió asustada, obviamente la albina estaba molesta con ella, pero extrañamente seguía riéndose como si no tuviese control al hacerlo.
—¡Voy a...! —trató de cubrirse la boca, pero la carcajada continuó hasta que tomó aire de nuevo—. ¡Vas a ver moco, saaajajaja!
La adolescente corrió hacia el baño sin dejarse de reír. Preocupadas por su hermana, Liby y Lacy corrieron detrás de ella. Lincoln y Lemy los siguieron esperando poder ser de ayuda, cuando al llegar Liby les cerró la puerta.
—¡Damas ocupando el baño, chicos! Esperen su turno.
—¿Todo esta bien? —preguntó Lincoln igualmente.
—Denos un segundo. —Les pidió Lacy.
Lemy miró sorprendido a su padre.
—¿Y eso qué fue?
—Los genes de tu abuelo Lynn Loud, yo creo —Lincoln se sintió más tranquilo cuando dejó de escuchar a Lupa reírse—. Quien lo diría, el sentido del humor era más natural en ella que en Liby. No le vayas a decir eso a tu hermana, por cierto, tampoco a tu tía Lucy.
Lemy aceptó mantener el secreto. A Liby le gustaba de vez en cuando hacer chistes o bromas, o tan sólo reír contagiada sólo un poco por el espíritu que su madre trató de inculcarle, aunque Lincoln había notado como la misma Luan que esto a Liby no parecía ser del todo lo suyo. La carcajada de Lupa se reanudó. Su padre tenía ya muchos años de no escucharla. Vaya que olvidaba lo escandalosa que podía ser.
Dentro, Lacy había sumergido la cabeza de su hermana en el lavado con el agua corriendo, de ese modo le limpió el maquillaje y consiguió calmar su ataque de risa, mientras al mismo tiempo con ayuda de Liby le quitaba las ligas. Al ver su reflejo desaliñado, Lupa se notó tal y como se sentía. Muy fatigada.
El teléfono celular vibró en el bolsillo de Lincoln. Lucy le había reenviado la foto que Liby le tomó a Lupa con un escueto "ja... ja... ja -_-" como mensaje debajo de la imagen.
—No le cuenten esto a mi madre —pudieron escuchar a Lupa agitada pedirles a sus hermanas del otro lado cuando consiguió calmarse—. ¡Que hiciste qué, Liby!
Nervioso, Lincoln le preguntó a Lemy.
—Entonces, ¿conseguiste echar a andar esa vieja consola?
—Sí. ¿Tienes juego de carreras?
—Creo que sí, vamos al ático a buscar alguno.
Temiendo de Lupa otro estallido muy diferente al anterior, ambos chicos retrocedieron. Lacy había conseguido sujetar a Lupa para que no se le fuese encima a Liby, quien no tardó en salir del baño huyendo.
* * *
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Un dato que se me pasó mencionar y expliqué en algunos comentarios. El mencionado Adrien en un OC creado por el artista UnderratedHero de su fantástico fic Réquiem por un Loud que pueden encontrar en FF.Net. Es fantástico hasta donde va al momento de escribir esto.
He respetado lo más que he podido la descripción del personaje (con el permiso de su autor) Al que se le describe como un chico entre doce o trece que entabla una breve, pero significativa amistad con el pequeño Lincoln de once. ¿Cuántos que leyeron el fic adivinaron que se trataba de él? ;-)
Nos vemos la próxima semana. :D
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