Divorcio

2 Noches después...

— ¿Cómo te sientes mi pequeño?

— Bien papi Yugi. Pero ya no llores...

Mencionó, notando que a su padre se le cristalizaban los ojos otra vez.

— Si tú lloras, yo me pongo triste.

— Es que no quiero que te vayas de mi lado... Si tú te vas, mi vida ya no tiene sentido.

— Aunque yo me valla, tendrás contigo a papá Yami.

El tricolor mayor abrió los ojos de sorpresa.

— Pero... Tu papá y yo estamos separados mi pequeño. No será lo mismo.

— Claro que lo será.

Puntualizó besando la frente de su padre y recostandose en su cama.

Yugi solo sonrió de ternura ante la inocencia de su pequeño, el cual no comprendía aún las dificultades del amor y la vida adulta.

— Descansa Yumi.

Arropó al pequeño, apagó la luz y salió de la habitación cerrando la puerta.

— ¿Ya se durmió?

— Creí que te habías ido ya— respondió con voz fría.

— Te hice una pregunta. ¿Quieres dejar tu orgullo de lado por una vez?

— ¿Para qué? ¿Para que te aproveches otra vez? No gracias, ya aprendí la lección.

Pasando de largo, Yugi dejó solo en el pasillo a Yami, quien se recargó en la pared y se dejó caer con cuidado.

Había sido un idiota con Yugi en el pasado y él lo sabía perfectamente. Solo que para ambos, el orgullo era demasiado fuerte.
Pero a pesar de todo, ambos seguían amándose en secreto. Y sufrían cada noche al no poder estar al lado del otro.

Un poco más tranquilo, Yami bajó las escaleras y se dirigió a la cocina en la planta baja. Donde encontró a Yugi frente al refrigerador admirando el dibujo que Yumi había hecho, y el cual, había pegado con orgullo en aquel lugar.

— Somos nosotros— mencionó al escuchar los pasos de Yami acercándose hacia él— dijo que a pesar de todo... Seguíamos siendo una familia. Rota... pero una familia— su expresión de tristeza, cambió a una de enojo— aunque también dibujó ésto.

Quitó la hoja de papel del refrigerador y le dio la vuelta, donde estaba otro dibujo. Solo que esta vez era deprimente.

— ¿Quién es?

— ¿Tú qué crees? ¿Qué tu hijo no se dio cuenta de tu infidelidad?... No es estúpido ¿Sabías?... Te dibujó a ti... Y a tu amante.

— Yugi... Ya pasaron dos años desde aquello, ¿hasta cuándo vas a recordar eso?

— ¡Eso no se olvida, Yami! Yo te amaba, te di todo... Y me pagaste con eso.

— Que no se te olvide que tú hiciste lo mismo.

— ¿Lo mismo? No, lo mío fue diferente. Sí, me enamoré de otra persona pero a diferencia de ti, yo no me acosté con ella.

— ¡Yo tampoco me acosté con ella! ¿Enserio me crees capaz de llegar a tal grado?

— Cuando me enteré de tu infidelidad... Ya no supe ni que creer de ti.

— Yugi... Sé que fui un idiota, no lo niego... Pero, te recuerdo que tú también lo fuiste.

— ¡Te lo he dicho un millón de veces! ¡No pasó nada entre Jaden y yo! ¡Todo lo que escuchaste fueron simples rumores! ¡Él tenía una familia! ¿¡Me crees tan insensible para romper su familia y destrozar su vida!?

Los gritos no cesaban a pesar de las constantes súplicas internas del pequeño. Pues este se había despertado y estaba escuchando todo desde las escaleras.

Con el corazón entristecido, subió los escalones de regreso a su habitación. Pero a pesar de cerrar la puerta aún se escuchaban los gritos.

No quería que esto pasara a mayores y uno de los dos dijera algo de lo que después se pudiera arrepentir. Así que como cada vez que esto sucedía cuando sus papás aún vivían juntos, le marcó a su tía Tea, la cual vivía en el departamento de arriba de aquel lujoso edificio. No había vuelto a marcar ese número desde hace 2 años, lo cual no sabía si le alegraba o le entristecía.

— ¿Yumi?... ¿Qué pasó pequeño?

— Tía, ¿Te desperté?...

— Descuida... ¿Que sucede?

— Mis papás...

— ¿Están peleando?

— Me da miedo que alguno pueda decir o hacer algo que le cause arrepentimiento después...

— Entiendo... Bajo en 5 minutos.

— Gracias tía.

— De nada pequeño.

Yumi colgó el teléfono que su tía le había dado para este tipo de emergencias. Se lo dio cuando las peleas entre ambos tricolores comenzaron a ser más frecuentes.

Unos minutos después, escuchó la puerta de abajo. Sabía que su tía tenía la llave del apartamento ya que Yugi le tenía extrema confianza a ella, así que apostaba su nombre a que ella había entrado al apartamento.

— ¿¡Se quieren calmar de una maldita vez!? ¡Dejen de pelear, por dios!

El pequeño salió de su habitación y caminó hacia las escaleras para que así pudiera escuchar mejor.

— ¡Lo siento Tea, pero ya me cansé de la misma cantaleta de Yami!

— ¿¡Crees que yo no me canso de tus reclamos!? ¿¡Hasta cuando vas a comprender mis palabras!? ¡Yo NO-me-acosté-con ella!

— ¡Lo lamento, pero eso NO-me-consta!

— ¡YA!... ¡Ya ni los niños son tan necios! ¿¡Ni siquiera estando en esta situación pueden llevarse bien!? ¿¡Así es como quieren que su hijo los recuerde!? ¿¡Peleando y discutiendo todo el tiempo!?... ¡Por una vez en su vida desde que se separaron... Dejen de culparse mutuamente y apoyen a su pequeño! ¿¡Donde carajos quedó el amor que tanto presumían!?

Ambos chicos se quedaron callados, mirándose mutuamente recordando como eran antes.
La nostalgia se apoderó de Yugi, quién no pudo evitar derramar algunas lágrimas.

—Ocho... Ocho años de noviazgo... Nueve más casados... Diecisiete años de estar juntos tirados a la basura...

— Por que así lo decidieron ambos, Yugi. Esto no tenía porque terminar así...

— Pero así terminó.

Puntualizó. Pasó de largo y avanzó hacia la puerta, la cual se escuchó cerrar momentos después.

Yami y Tea quedaron en silencio en la cocina, mientras Yumi lloraba en silencio sentado en la escalera, y apretando el barandal contra sus manitas. Tenía miedo. Miedo a que cuando él se fuera, sus padres se quedaran así.

A pesar de su edad, sabía que el amor no se forzaba. Pero también sabía que el amor aún existía entre su papá Yugi y su papá Yami.

— lo siento papá...— susurró, contradiciendo las últimas palabras de Yugi— pero ésto aún no termina.

Regresó a su habitación, prendió la lámpara que tenía en su escritorio y con ayuda de un bolígrafo comenzó a redactar unas palabras en una hoja de su cuaderno.

Unos minutos más tarde, escuchó el picaporte de la puerta de su habitación, sin embargo no le tomó importancia.

— ¿Yumi?

— Hola tía.

— ¿Qué haces? Creí que ya estabas dormido.

La castaña avanzó hacia él, miró la hoja de papel y leyó el título que el pequeño había escrito hasta arriba de ésta.

¿"Lista de deseos"?

Preguntó un poco intrigada.

— Es... Una lista donde apuntó mis últimos deseos tía.

El corazón se le rompió en dos. Sin embargo, la castaña suprimió sus inmensas ganas de llorar.

— Solo tengo 30 días más para lograr cumplir estos deseos... Uno cada día.

La castaña tomó el pedazo de papel y comenzó a leerlo.

— Pero... Solo escribiste 29... ¿Cuál es el 30?

— Está en esta hoja.

La chica miró la hoja en la libreta y simplemente no pudo evitar sonreír de tristeza y derramar un par de lágrimas.

— ¿Estás consiente de que... Tu último deseo será el más complicado de cumplir?

— Estoy dispuesto a correr el riesgo. Después de todo, es mejor aceptar una derrota que no intentarlo.

— En ese caso, puedes contar conmigo para lo que necesites.

— Gracias tía.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top