xxi. Sinners Will Pay

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

capítulo xxi. los pecadores pagarán

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂


El pantano de Nueva Orleans se extendía ante ellos: vasto e inmenso, feroz y pacífico. Sobre ellos, una lluvia inesperada caía con fuerza y traía consigo corrientes de viento que les hacían temblar. El sol que los acompañó desde muy temprana en la mañana se desvaneció en la masa de nubes grises oscuras.

Su desconexión con la gente de la ciudad les impendía saber sí podían estar calmados ante el cambio de clima tan brusco, fue así que mientras sus pasos se ralentizaban debido a la tempestad, sus sentidos se incrementaban. De una manera rápida Andrea creó cuatro cuadrantes de seguridad, dividiéndoles en equipos de cuatro personas para advertir en cualquier punto donde Dahlia pudiese venir.

Porque sí.

Así como sentía la lluvia chocar contra su piel, el viento calar en sus huesos, Andrea sentía que el obstáculo era obra de la bruja oscura, porque después de todo, no había otra explicación. Así que mientras caminaba experimentado una paranoia como nunca antes la sintió, formó un plan que en su mente probaba ser perfecto: dividir al grupo en dos en orden de priorizar a Hayley y a Hope no parecía sonar tan descabellado.

—No —la insistente negativa de Jackson le hizo a Andrea suspirar al tiempo que apartaba mechones de su cabello de su rostro—. No voy a dejarte sola, An. No es una opción.

— ¿Tienes una mejor idea, entonces? —le instó a hablar. Su propósito no era sonar arisca, sin embargo, así había sonado. Quizás se debía al cúmulo de situaciones, y Jackson pareció entenderlo también porque lo dejo pasar.

—Todavía no...

—No tenemos tiempo, Jackson. Mientras el tiempo pasa y seguimos aquí, también está Dahlia. No sabemos lo que está pasando en la ciudad, básicamente estamos a oscuras. Sí Dahlia nos encuentra a todos juntos, nos mata. No voy a tomar ese riesgo.

—Sacrificarte a ti y a otros tampoco es un riesgo que pienso tomar, Andrea —apostilló con su mirada clavada en ella y tono fuerte—. Estamos todos juntos en esto o no. Es sencillo.

Andrea cruzó los brazos bajo su pecho. Se mordió la lengua para evitar soltar una respuesta que, era muy probable, a Jackson no le gustará. Ella sabía que Jackson podía entenderle con su duelo, empero eso no le daba derecho a actuar hostil hacia él. Él era un buen líder e incluso aún más mejor amigo, sea lo que sea que Andrea quisiese decir en ese momento se lo tragó porque después de todo, sus palabras estaban siendo alimentadas por el dolor e ira, pero por sobre todo porque serían injustas para él. Y Andrea quería evitar ser injusta con él a toda costa, le apreciaba demasiado para ello.

—Sé que tus intenciones son buenas —esta vez, Jackson le dedicó una mirada suavizada y sus palabras estaban siendo pronunciadas en un tono menor—. Sé que te preocupas por nosotros, pero en el momento en que decidieron apoyarnos en esto, éramos todos. Somos todos. Te pudiste haber quedado en la ciudad, pero nos escogiste. No voy a olvidar eso jamás.

Como reacción a sus palabras, el rostro de Andrea se relajó, sus brazos cayeron a los costados y su mirada letal se convirtió en una dulce por lo que Jackson no pudo evitar mostrarle una fina línea contenida en una tierna sonrisa ante su respuesta no verbal.

—Se supone que la reina protege al rey —musitó por sobre la torrencial lluvia sobre ellos. Jackson entendió de inmediato la referencia al famoso juego de mesa—. ¿Cómo voy a protegerte sí no me dejas?

—Protegerme no infiere a que tengas que sacrificarte por mí —existía un brillo en sus ojos desde el momento en que Andrea bajó la guardia que se intensificó aún más cuando dijo—. Protegerme significa que cuides mi espalda del mismo modo que yo cuido la tuya.

Andrea le miró por segundos que se sintieron eternos. Sentía una fuerte compresión en el pecho y Jackson tenía —no sabía sí era por la lluvia, pero se lo atribuía— la sensación de que Andrea quería llorar. Alejado de la realidad no estaba, Andrea no escuchó palabras similares a las de Jackson por nadie más excepto a Ayana. Con el dolor en el pecho, la loba le recordó.

Andrea trató de esfumar cualquier rastro de tristeza de su rostro que pudiese delatarla. Se enderezó y existía una alta probabilidad de que Jackson pudiese leer la mente, porque tomó su mano como señal de apoyo, Andrea le regaló una sonrisa tímida y seguidamente el alfa prosiguió a decir:

—Deja que ellos decidan —los ojos de Jackson se desviaron de ella hacia el tumulto de gente esparcida entre el porche de la cabaña que consiguieron en el camino y el camino del pantano. Andrea le siguió con la mirada.

Andrea asintió. Rompió el contacto con Jackson y avanzo unos seis pasos adelante. De reojo miró a Hayley mientras intentaba contener el llanto de Hope en el porche de la cabaña, Mary le acompañaba y le hablaba calmadamente a la niña de un año con la finalidad de tranquilizarla.

Andrea carraspeó lo suficientemente fuerte para llamar la atención de todos. Detrás de ella, percibió el aroma de Jackson. Antes de poder trató de observarlos a todos y pronto encontró un común denominador: todos estaban cansados. Andrea lo estaba también, así que inhalo con fuerza y se dirigió a ellos con palabras desde el corazón.

—Este no ha sido un camino fácil —finalmente comenzó con su voz más alta que la lluvia torrencial sobre ellos—. Hemos tenido demasiados obstáculos y sé que todos ustedes están cansados porque yo también lo estoy... Pero seguimos luchando porque eso es lo que somos. Eso es lo que nos ha llevado a ser el último clan de los originales que todavía está vivo... Y esa es mi principal meta en este momento: mantenerlos a todos con vida.

» El poder de decisión es suyo y no puedo quitárselos. Hemos hecho una promesa a Hayley —le miró, con una breve pausa Andrea pudo escuchar a Hope dormir en brazos de su madre y la loba le sonrió a la híbrida—, proteger a Hope y ayudarlas a cruzar hasta que estén a salvo. Sin embargo, las probabilidades no están a nuestro favor... Ésta lluvia es Dahlia. Ella viene a por nosotros y no tiene piedad alguna. Ahora, tengo que protegerlos a ustedes pero tampoco desampararé a Hayley pero estar todos juntos es peligroso. Quiero que escojan entre ustedes quién está dispuesto a separarse, velar por la supervivencia de la manada, y pelear contra Dahlia... Conmigo con su líder.

Hayley abrió los ojos en sorpresa cuando escuchó las últimas cuatro palabras salir de la boca de Andrea. De repente, su cuerpo comenzó a temblar ante el pánico que le podía generar perderla, después de todo y aparte de Hope, ella su única pariente de sangre que vivía todavía.

Por inercia, Hayley apegó el cuerpo de su hija al de ella: danzando lentamente para que Hope no despertará. Entonces, la preocupación pareció disiparse cuando observó la escena que le siguió al discurso de Andrea.

Después de intercambios con las miradas y algunos susurros que no podían ser decodificados, la respuesta vino en una forma no verbal; en un acto que tenía más fuerza que cualquier palabra y más peso que cualquier arma. El corazón de Andrea se hinchó de orgullo y amor; pronto, la loba se volvió una vorágine de sentimientos positivos y podía sentir todo el cariño y respeto. Más allá de un acto de sumisión, era un acto de lealtad: cada uno de los individuos se hincó en la tierra húmeda y fría, bajo su cabeza y logró escuchar en un murmullo a voces: «pou bon tou nô reine» y «pou bon tou tô koté».

Andrea no podía apuntar en el momento en que Jackson pasó de estar detrás de ella al frente, pero él también estaba arrodillado con la frente en el alto, su brazo izquierdo extendido con la palma arriba, incitándole a entregarle su mano. Andrea así lo hizo y Jackson depositó un casto beso en el dorso.

Siempre nuestra reina, siempre a tu lado.

Cuando Andrea alzó la mirada, la desvió hacia las pocas personas que estaban en la cabaña: aparte de Mary y Hayley, estaban dos mujeres más, ellas al igual que Mary imitaban la posición de los que estaban en el lodo, y Hayley simplemente bajo su cabeza en respeto.

El significado de la familia es lo primero jamás cobró tanta fuerza como en ese momento.

•••

— ¿Estás segura de que esto funcionará?

Elijah miró a su hermana mayor con una expresión ambigua. La rubia tardó aproximadamente un minuto en contestarle, enfocada en su tarea: la rubia rociaba hierbas, que Elijah desconocía el nombre, con suma delicadeza sobre el tótem que Rebekah encontró en la cripta que Kol usó para su artimañas mientras vivía. Elijah podía describir el objeto como un muñeco de arcilla que Rebekah apuntó que se llamaba Golem, además de que era un objeto oscuro que estaba seguro que Kol creó en algún punto de la historia donde el menor se enredaba más con brujas que con otra especie viviente.

—Mientras los días transcurren, la tendencia al error disminuye con la magia —apostilló con tono manso. No le miraba pero en su voz se distinguía un poco de esa confianza que Elijah quería en el momento—. Este hechizo es impecable.

Rebekah extendió una sonrisa ante la seguridad de su hermana mayor mientras le observaba desde su lugar frente a la mesa; los tres estaban en el complejo, encerrados en una de las salas comunes esperando que el hechizo se completará. Según la experta, el hechizo requería de un proceso lento para que funcionará de manera correcta, sin embargo el tiempo era aquello que precisamente los hermanos no tenían de más. Por el contrario, le necesitaban de su favor, con Klaus desaparecido —y todas las explicaciones llevaban al poder de su tía materna—, el reloj caminaba en su contra.

—No obstante, no hubiese estado de más que Elijah pidiese mi permiso antes de ofrecerme como cebo —sin interrumpir el ritual, Freya le miró; había un poco de verdad en sus palabras más fueron opacadas por el tono bromista que utilizó.

—No tengo el hábito de pedir permiso —el Original sonrió con gracia.

La rubia le devolvió el gesto—. Eso es impresionante.

—Perdonen por interrumpir su burbuja pero sí se dan cuenta que hay un millón de maneras en cómo pueda esto salir mal, ¿cierto? —alzó una ceja Rebekah, mirándole. Mientras repasó el plan su mente, sus manos comenzaron a temblarle y sintió desvanecerse.

Era un trabajo en conjunto: Freya el cebo, Elijah el cazador y Rebekah el conducto para hacer que Dahlia viniese hasta ellos. Sí, pero también el plan dependía de ella y pese a que a la cualidad más notoria de la hija de Mikael era su extremo sentido de confianza en sí misma, en ese momento no se sintió tan segura. No cuando jamás practicó la magia y el peso de la vida de su familia recaía en ella y solo habilidad para mantener la ilusión de Hope en el Golem.

—No voy a negar que me caló un poco cuando Elijah ignoró mi plan para dar cabida al suyo —la rubia miró a su hermana menor con una sonrisa afable y tranquila—. La determinación que profesan para con la protección de Hope es avasallante, quizás me sienta un poco celosa de eso pero ten por seguro Rebekah que el plan saldrá bien. Cuando entré en tu mente, Elijah, vi la única verdad tangible que existe... El día que juraron estar juntos por siempre y para siempre... La misma fuerza que hay en esos votos, está en ti para hacer que esto funcione. Confío en ti.

Rebekah le mostró una fina línea que la llenó de fuerza.

La morena avanzó hasta ella hasta tomar sus manos y entrelazarlas con las suyas.

—Eso está bien, porque ahora ese voto te incluye a ti. Pero déjame advertirte algo... Ese voto es un eufemismo para decir que esta familia te traerá más problemas que otra cosa.

Freya podía distinguir que en porcentajes iguales se trataba de una broma y una verdad; percibir el tono bromista en la voz de su hermana y observar sus manos entrelazas le hizo sentir a Freya parte de la familia por primera vez. Se hizo una nota mental de recordar este momento y atesorarlo, y quizás demostrar el agradecimiento para con Rebekah de alguna forma en un tiempo no muy lejano.

—Aquí estás, sin embargo... Probando mi punto —a Rebekah no le dio más oportunidad de objetar—. La familia te define, e incluso más cuando requiere sacrificio. Lo que ustedes tienen es mejor mirarlo, tenerlo y hasta enfrentar a la misma muerte que huir con ignorancia de lo que es una familia.

Las palabras lograron tener un efecto profundo en Elijah. Quién pese a su silencio, se mantuvo a pensar que tan cierto era las oraciones que Freya les dijo. Él le brindó más que años, su vida a su familia. Le era imposible visualizar un escenario en donde tendría que dejarlos atrás, porque después de todo, esa era la verdad, un Mikaelson siempre volvía a otro Mikaelson y el pensamiento de perderlos para siempre simplemente no existía.

O al menos no existía durante unos cuantos años más.

•••

— ¡¿Perdiste la maldita cabeza, Klaus?!

La voz de Marcel le hizo girar a Klaus Mikaelson en sus talones. Su semblante serio y sus ojos verdes contenían sentimientos que le harían explotar en segundos a cualquier otra persona. Pero él se mantenía regio, jamás estuvo tan lúcido como nunca antes. Sin embargo, esa era la opinión que el híbrido mantenía de sí mismo...

...Las acciones que se desencadenaron una vez que la noche llegó y el caos se desató en el complejo contaba otra historia, quedo plasmado para la fábula sobrenatural el épico fallo de Elijah, Rebekah y Freya Mikaelson en contra de Dahlia y Klaus, la masacre vivida en el complejo Mikaelson y la brecha del tamaño de un océano que se abrió entre los hermanos Mikaelson.

—Por el contrario, Marcellus. Mi mente jamás se encontró tan clara pues verás que la acabo de purgar de bichos traicioneros.

La mirada de Marcellus se encontraba entre la decepción y la rabia. La de Rebekah —que estaba en los brazos de Marcel tratando de zafarse de su agarre— tampoco distaba mucho de la de él.

Ambos tenían conocimiento de que las palabras viperinas de Klaus iban dirigidos a ellos, a Elijah, a Freya y a cualquier persona que daba su apoyo para el plan que el segundo hijo varón de Mikael concibió.

— ¡Eres un desagraciado, Nik! —la morena mantuvo su vista en su hermano, sin tener las suficientes fuerzas internas para observar a su alrededor y ver los cuerpos de los muertos e inconscientes. Le quemaba en la piel saber que estuvieron tan cerca de atrapar a Dahlia, tan cerca de terminar con todo esto... Y llegó Klaus y lo arruinó—. ¿Cómo pudiste?

Marcel contenía a Rebekah pese a que ella seguía oponiendo resistencia a su tacto. El vampiro fue obligado a mantenerle cautiva con él mientras el desastre en el patio se desató, en el momento en que Marcel le colocó las esposas de metal gruesa perdieron. Fue inteligente, debían admitirlo con el orgullo herido y las esperanzas rotas. Fue un movimiento malditamente inteligente.

—Fue bastante simple, en realidad —contestó con falsa alegría—. Solo recordé lo que Elijah me hizo a mí y se lo devolví —avanzo un paso cuando Rebekah quiso correr hasta él—. Ten cuidado, hermana, porque también tengo algo pensado para ti.

Rebekah quiso vomitar.

De reojo observó a su hermano en el suelo inconsciente y luego a Camille, las cenizas de Gia y comenzó a rezar; rezó para que Hayley estuviese tan lejos como pudiese en ese momento porque Klaus iba a por ella y así la eterna rueda del dolor jamás terminaría.

—Marcellus, mantenla aquí —le ordenó al vampiro más joven. Se acercó a una distancia prudente de Rebekah y le miro—. Sé cuánto atesoras la vida mortal, hermana, sí tratas de escapar, Marcel disfrutará quitándote esa vida.

Sus oídos no daban crédito de lo que escuchaba y sus ojos de lo que veía. La etapa que veía en ese momento de Klaus anduvo de ser vengativa y racional a puramente bestial. Marcel no concebía la idea de dañar a Rebekah, jamás lo hizo y jamás lo haría, y aun así Klaus —aquella persona que hace un tiempo muy lejano llego a admirar como un padre— le obligaba a hacerlo. Es por eso que el vampiro le dio pavor sí quiera que Rebekah se moviese, porque él no quería ni tampoco se encontraba dispuesto de perder más ese día.

Las reacciones fueron las esperadas y Klaus giró sobre su eje para salir del complejo, más se detuvo en seco cuando escuchó:

— ¡Vete al infierno!

El híbrido se viro hacia él con una rapidez sobrehumana—. Sí por infierno te refieres al lugar en donde las personas que más quieres te traicionan, déjame decirte que es de ahí de dónde vengo.

Rebekah se sintió pequeña ante la significativa mirada que Klaus le lanzó. Más no lo demostró, ¿por qué ha de sentirse mal cuando la daga la ha usado él también? ¿Por qué de buscar culpables cuando todos en esa familia lo son? La situación requería de comprensión y empatía, dos cosas que Klaus Mikaelson no era apto para sentir en ese momento. No cuando obligó a Gia a quemarse bajo el sol ardiente frente a Elijah, tampoco cuando obligaba a Marcel a matar a Rebekah sí se escapaba y ciertamente no cuando trabajaba con Dahlia a su lado.

—La magia de la niña sigue sellada —musitó Dahlia luego de un silencio longevo de su parte. Ella se quedó en una esquina vislumbrando la escena con ojos divertidos, pero pronto se volvió repetitiva y ansiaba terminar con todo este asunto lo antes posible—. Requiero de tu sangre para rastrearla.

La mujer de negro observó por menos de la duración de un segundo el rostro de su sobrino inconsciente, antes de pasar sobre él y dirigirse hacia Klaus. La bruja escandinava le tendió su mano hacia arriba, y logró escuchar la voz molesta de su sobrina menor que replicaba a la situación con un: No lo hagas, Nik. Su voz se perdió en el complejo cuando el moreno la arrastró consigo, Klaus mordió la palma de su mano y la sangre comenzó a gotear en la de Dahlia.

Segundos pasaron cuando Dahlia logró ver finalmente. La sonrisa de satisfacción la bruja de un poco más de mil años aclamaba que ya sabía en donde estaba... Y lo que vendría perseguiría a Klaus por meses venideros.

•••

El cielo oscuro se cernió sobre ellos poco después de que la tormenta transcurrió. No podían seguir andando cuando todos estaban agotados y pesados por un camino que los ralentizó. El lugar escogido para pasar la noche era un depósito de chatarra inhabitado. A pesar de que este estuviese hacia el otro extremo de la ciudad, perdido en el mapa y camuflado con la noche oscura, no podían fiarse de que estaban seguros, por lo que se comenzó un horario para tomar guardias.

La primera guardia de la noche la tomó Jackson junto a otros seis miembros de la manada, pero mientras las horas desfilaban con una eterna lentitud frente a ellos, ningún miembro pudo conciliar el sueño. Es decir, ¿cómo hacerlo sí el sentimiento de incertidumbre es tan grande que sientes que te ahogas? Los Crecientes más que cansados, se sentía cazados y esa era la principal razón de su nulo descanso.

Por lo que un poco más de las una de la mañana, la guardia que comenzó con Jackson terminó con todos despiertos. Hayley estaba afuera, mientras que Mary y Andrea se encontraban dentro del depósito. Para las dos de la mañana, ya habían varios miembros —hombres y mujeres— durmiendo en colchones improvisadas.

— ¿Alguna vez lo has pensando? —le preguntó Mary a Andrea en un tono bajo y desde su silla. Andrea no despegó sus ojos de Hope mientras movía con suavidad su cuna, arrollándola.

Existía una gran conexión entre Hope y ella, la bebé pareció encariñarse con la loba rápidamente y Andrea no podía estar más contenta. Afinaban de una manera inusual para el poco tiempo que se conocían, y en ese mismo período de tiempo, Andrea desarrolló un amor por Hope que le hacía estar agradecida que la conoció.

— ¿El qué? —arqueó una ceja. Compartía su mirada entre Hope y Mary.

—El ser madre —Andrea alzó su vista cuando escuchó la respuesta de Mary. El semblante de la anciana estaba suavizado por el agotamiento físico—. Te queda bien.

Andrea bajo su vista hacia la bebé milagro y Mary fue testigo de cómo sus mejillas se tiñeron del color de una manzana. Su reacción le hizo soltar una sonrisa a la anciana, pues, para su fuero interno, Mary Dumas deseó que el ritual se hubiese hecho como se imaginó en un principio: Andrea y Jackson, y a pesar de que no tenía nada personal en contra de Hayley, por años la ilusión de bisnietos entre los primeros le ilusionó. Le mantuvo las esperanzas que después de las tragedias que Jackson vivió, él tendría su final feliz. Todavía lo seguía esperando, claramente, sin embargo, Mary se veía en la incapacidad de ver un futuro brillante para su nieto y no había nada más que le doliese que eso.

—He tenido otras prioridades en la vida —se limitó a decir después de un silencio agradable—. No descartó la oportunidad porque al final, me gustaría pero cuando el tiempo éste a nuestro favor.

Mary se mordió la lengua para no expresar sus pensamientos porque quizás eran ilusiones de una mente senil. Quizás estaba sobre analizando la situación, pero no podía dejar de pensar en el acercamiento del vampiro Original Elijah Mikaelson y ella. ¿Qué pasaría sí...?

—Lo estará —le aseguró aunque ni ella misma podría estar segura de ello.

Andrea entreabrió los labios para decir algo y cambiar ligeramente el tema, pero cuando un estruendo se escuchó, el mundo se detuvo por un momento. Se escuchó lo suficientemente fuerte para levantar a aquellos que habían conciliado el sueño, Andrea dejo a Mary y a Hope en el depósito junto a otros, mientras ella salió a buscar respuestas.

Afuera la situación pareció irse de control. Los guardianes se encontraban altivos e inquietos. Andrea pensó lo peor. La reina logró divisar a Hayley y se encaminó hasta ella.

— ¿Qué fue ese ruido? ¿Qué está pasando?

—Es Klaus.

La mente de Andrea comenzó a correr a mil por hora. Diferentes escenarios se reprodujeron en su cabeza pero incluso así, la reina jamás vio venir lo que pasaría pocos minutos después.

Entre el bullicio y la agitación de la gente, Andrea pudo atestiguar que Hayley, pese a su imagen fuerte, estaba hecha un lío de nervios. No era para menos, tampoco parecía reaccionar ante la situación y trataba de calmarse a sí misma, Andrea colocó sus manos en los brazos a sus costados. Los ojos de Hayley conectaron de inmediato con los de Andrea, y pronto soltó:

—Hope —musitó en un hilo de voz.

—Ella está bien. Está en el depósito con Mary.

Hayley parpadeó.

—Jack me dijo que me fuese con Mary y Hope...

—Es lo mejor, sí —concordó la loba.

Hayley negó. Poco a poco volvía en sí misma.

—No le voy a enseñar a mi hija que está bien huir mientras dejas atrás a los que amas para que mueran por ti. No.

Andrea le regaló una sonrisa cálida.

—No vamos a morir. Ve con Mary, ella te llevará a un lugar seguro...

—Somos familia, ¿no es así? —le cortó de pronto. Su mirada seguía clavada en sus orbes avellanas. Andrea asintió—. No voy a dejarte aquí, pese a lo mucho que me molestas, la familia es todo lo que dura.

La sonrisa en Andrea se ensanchó con gusto. Antes de esa noche, no existió un acercamiento tan cercano entre ambas, más algo cambió. Ninguna de las dos podía apuntar con certeza a lo que pudiese ser, pero les alegraba. Su relación era compleja y tenía que trabajarse; hablar sobre los temas que parecían ignorar cada vez que estaban juntas... pero eventualmente lo harían.

Cuando Hayley quiso hablar, otro estruendo las alertó. Hayley se marchó hacia el depósito a fin de darle luz verde a Mary de escapar con Hope hasta el lugar acordado. Andrea siguió el sonido del bullicio y su sangre se congeló cuando observó a Klaus en una luz que no divisó antes: todo él gritaba sed de venganza y cólera contenida.

—Otra traidora más —canturreó Klaus en su dirección en un tono desdeñoso—. ¿Por qué sí quiera me sorprende? Eso es todo lo que ustedes son.

Andrea se apresuró a estar del lado derecho de Jackson. Podía sentir la rabia que Jackson irradiaba a su lado, observó como uno de los suyos yacía en el suelo muerto y la misma rabia se apoderó de ella pero Andrea respiró tratando de controlar el impulso de violencia que se adentró en ella. Tienes que calmarte, Andrea.

—Esto no tiene por qué terminar de mala manera, Klaus —Andrea masculla avanzando un paso. Ella apelaba por su sentido de racionalidad, no sabía que se había ido por el caño en el momento en que Elijah le clavó la daga.

—No tenía —le escuchó decir con voz baja y mortal—. Pero ahora que se tomaron a hija no veo otra manera en cómo pueda terminar.

—Tú no la procreaste solo, ¿o sí? —Jackson soltó, en su tono se vislumbraba que la paciencia con él se le agotaba. Klaus le miró de mala manera—. Hayley es su madre. Ella escogió esto, así que dejar de berrinchar por algo que favorece a tu hija. Agradece más bien...

Andrea exhaló cuando sintió que el tono de Jackson se elevaba octavas con cada palabra.

La loba puso una mano en su pecho en un signo fallido para calmarlo—. Jack...

—... Qué si quiera estamos aquí para Hope. Cualquier otra manada se hubiese ido en el momento en que tu maldito nombre hubiese entrado a colación...

Andrea logró divisar cuando el cuerpo de Klaus se tensó por sus palabras. A Andrea no le faltaban los años para saber que en un ataque de ira, Klaus podría dar los seis pasos que lo separaban y separar la cabeza de Jackson de su cuerpo. Jackson, por el contrario, parecía no tener conocimiento de eso.

Jack...

Él la seguía ignorando.

—...No eres invencible, ni tampoco todopoderoso, Klaus Mikaelson. En el momento en el que, finalmente, te des cuenta que no puedes tú solo, entonces, tus aliados podrán confiar en ti. En el medio tiempo, te vas a quedar solo.

El pecho de Jackson subía y bajaba con celeridad. En contraste a él, estaba Andrea. Los presentes escucharon el discurso —bastante apegado a la realidad sí se sometía a votación popular—, y mientras el silencio los envolvió se esperaba una reacción por parte de Klaus... Cuando la dio, fue lo opuesto a lo esperado. Le aplaudió en una felicitación gélida y vacía.

— ¿Debería llorar ante tus palabras? —el sarcasmo broto en cada palabra—. Eres patético, Jackson Kenner.

Jackson quiso responder, pero esta vez Andrea lo detuvo. Con su fuerza, lo empujó hacia atrás. Se viro a Klaus y con semblante serio, se dirigió al padre de Hope.

—Eres inteligente, Klaus. Piensa, por el amor de Dios —los orbes verdes del híbrido se fijaron en la reina—. Todo lo que hacemos es por Hope. Te ayudamos incluso cuando matar a los nuestros se te ha vuelto un hobbie desagradable —avanzo dos pasos con la intención de hacer su punto claro—. Así que a menos que quieras guerra, vuelve a tu casa.

Klaus soltó una carcajada y cuando se detuvo, avanzo hasta ella y pronunció con un tono inglés letal—. Que así sea.

La siguiente escena descolocó tanto a Jackson como a Andrea, e incluso a Hayley que se acercaba al lugar. Dahlia emergió de la oscuridad, con vestimentas de negro y una sonrisa macabra, el cuerpo de Andrea se erizó cuando recordó ese mismo gesto cuando intentó matarla. Recordó también que ella era la culpable de la muerte de Ayana y el impulso de violencia volvió a su sistema.

— ¿Qué estás haciendo con ella aquí, Klaus?

La voz de Hayley sonó concisa y fuerte, pero incluso así nadie podía ser capaz de sacar sus ojos de Dahlia.

—Él está buscando lo mejor para su hija —un desprecio palpable se notó en el tono de Dahlia y su expresiones a dirigirse a Hayley. Su intención era molestarla y fue traslúcido cuando dijo—. A diferencia de alguien más.

Hayley gozaba de intención para abalanzarse contra ella, y hacer honor a la amenaza que bramo de despellejarla viva ante la infame insinuación que Dahlia erróneamente profesaba. Sin embargo, no avanzó un paso cuando sus piernas le fallaron y cayó al suelo envuelto por tierra y hojas secas. El dolor no se hizo esperar mucho después, voló por su cuerpo y se arraigó en cada extremidad del mismo. La híbrida soltó un alarido por el dolor y mientras el tiempo volaba para todos, Andrea pudo mirar de soslayo como Dahlia mantenía su mano derecha al aire en un baile con el viento. Antes siquiera de poder intentar algo, cada miembro de la manada cayó al suelo siguiendo a Hayley en la misma coreografía de dolor palpable e interno.

Los huesos se contraían, envolviendo al cuerpo en una acción de espasmo que pese a que ellos intentaban controlar poco a poco se les iba de la mano. Andrea cerró los ojos mientras la tierra quedaba entre sus uñas, se mordió el labio intentando controlar su respiración acelerada y cuando pensó controlarlo, su propio cuerpo comenzó a pesarle. La ropa se volvía un estorbo y la intensidad de los ruidos a su alrededor le hacían temblar en molestia.

— ¿Qué nos estás haciendo? —la voz de Hayley salió con dificultad por los colmillos salientes. Sus ojos brillaron en dorado y las garras en sus manos, así como el pelaje en su cuerpo comenzó a salir.

—Un pequeño aporte de mi parte —esta vez, Klaus contestó—. Los explicaré de la manera más sencilla, porque sé de primera mano, que el bullicio mientras están en transición es abrumante. Robé la idea de la Maldición de los Crecientes que Marcel usó en ustedes. Claro que necesitaba de los ajustes necesarios para que se acoplará a su nueva naturaleza y por ende al ritual de unificación, pero nada que Dahlia no pudiese hacer.

Andrea quiso gritar, pero la voz no le salió.

Jackson por otro lado soltó un alarido que se coló en sus oídos.

Klaus se acercó hacia Hayley y se acomodó a su altura, una sonrisa cínica adornando sus facciones.

—De ahora en adelante estarán atrapados en su forma lobuna todos los días, a excepción de las noches de luna llena. Dejándoles así muy poco tiempo para pensar en hacer cualquier otra travesura.

No, no, no, no.

—Por favor, Klaus —musitó con la voz ahogada. El miedo la invadió y tenía unas ganas inmensas de llorar—. Ella se llevará a nuestra hija, por favor, no.

—Fuiste tú la que se trató de llevar a nuestra hija. Por eso, Hayley, sufrirás.

Hayley negó repetidas veces, pero pronto la fina línea entre la cordura y la insensatez se desvaneció porque ya no era apta de pensar como humana porque mientras pasaban los minutos su capacidad de raciocinio se perdía, dando paso al pensamiento animal y su instinto básico. Los demás le siguieron poco tiempo después y el aquel lugar del extenso pantano de Nueva Orleans se volvió una cuna de aullidos, gritos y sudor, más antes de que Klaus pudiese de irse logró divisar a Andrea mientras le miraba con ojos tan azules como el mismo océano. Klaus no se inmutó.

—Todos los pecadores pagarán.

En respuesta, Andrea le gruño y con su cabeza en alto Klaus Mikaelson desapareció en la noche sin ninguna pizca de remordimiento pero con el único pensamiento de que él tenía razón, al final, solo él podía salvar a Hope y es gracias a él —y a la confianza ciega que Dahlia profesó para con su persona— que Hope estaría a salvo.





•••

Pou bon tou nô reine: Siempre nuestra reina.

Pou bon tou tô koté: Siempre a tu lado.

Dato interesante: Ambas oraciones están escritas al Criollo de Louisiana (que es una derivación del francés). En The Originals es el idioma que usan en la creación de los Siete Clanes, para razones de la historia será utilizado como segundo idioma de los lobos, pese a que no lo utilicen regularmente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top