ᴠɪɪɪ.- ɪ ᴋɪꜱꜱᴇᴅ ᴀ ɢɪʀʟ



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Regina tomo el brazo de su hija con el propósito de alejarla del bullicio que se había ocasionado por el terremoto reciente. No quería que esa información cayera en manos de otros habitantes, debido a que solo daría luz verde para el inicio de las habladurías y como podría verse afectada la imagen de su pequeña.


—¿Entonces, es cierto? —preguntó Nisha con la voz quebrada, sin poder mirarla directamente a los ojos. —¿Eres mi madre?

—¿Quién te lo dijo?—murmuró Regina mientras sus ojos buscaban los de la azabache, llenos de una mezcla de sentimientos confusos. Su voz se quebró, y sin poder contenerse, avanzó hacia su hija, rodeándola con los brazos. 


La abrazó con mucha fuerza, como si temiera que desaparecería en cualquier momento. Nisha se quedó quieta al principio, sus brazos correspondieron el gesto de manera torpe, su mente girando en mil direcciones. No sabía si gritar, llorar o simplemente correr lejos. Pero el abrazo . . . se sentía familiar, casi seguro, a pesar de todo.


—Juro que te lo iba a decir . . . —continuó la alcaldesa, su voz ahogada por las lágrimas que no dejaba caer.—No sabía cómo . . . no quería que te alejaras de mí.

—Lo siento, no quería gritar, creo que tienes razón, este no es el momento de hablar de esto.—menciono Barton con voz baja separándose del abrazo cuando vio a Emma acercándose.—Podemos hablarlo cuando no haya tanta gente.


Ambas mujeres se separaron del abrazo, sintiendo su corazón latir a todo lo que daba, sabían que había muchas cosas que aclarar, pero no querían hacer un drama en presencia de todo el pueblo. El ruido que emitían las pisadas de la rubia llamo su atención, haciendo que el silencio gobernara el pequeño espacio.


—¿Estas bien?—pregunto Swan mirando confundida la escena, cuestionándose internamente si habían iniciado alguna disputa.

—Tranquila, solo estábamos hablando . . . Nada del otro mundo—contesto Adreanna con una sonrisa a medias, aún sujetando la mano de la Sra. Mills.

—¿No deberías de seguir trabajando?—cuestiono Regina con un tono irritante, estaba harta de su presencia y que se entrometiera en todo momento.—Déjanos a solas, AHORA o haré que te despidan.

—Solo me preocupo por ella.—Emma excuso su presencia, sabiendo que no necesitaba hacerlo, pero conociendo a esa mujer era mejor prevenir.—Quiero saber que este bien y se que no lo esta . . . Mírela, esta más pálida que de costumbre, ¿Qué le hizo? ¿Volvió a golpearla?


La alcaldesa se enfureció con esas simples palabras, recordando el momento en que logró darle un puñetazo a su hija, originalmente destinado a la rubia. Se podía apreciar una vena marcada en su frente antes de que la tomara a la sheriff del brazo apartándola un poco, con el único fin de que Nisha no escuchará.


—Deja de entrometerte donde no te llaman.—murmuro Mills intentando guardar la compostura enfrente de su 'pequeña'.—Más te vale que empieces a guardar tu distancia, antes de que decida quitarte todo lo que quieres. Aléjate de nosotras o me asegurare de poner a mi hija en tu contra.


Los ojos de Emma se abrieron la más grande posible ante la confesión, fue un impacto total para ella enterarse de la relación sanguínea que existía entre ellas. No entendía como una mujer tan 'mala' y egoísta como Regina podría ser la madre de alguien que no mataría ni a una mosca.


—Es una broma, ¿Verdad?—Swan pregunto haciendo contacto visual con su amiga, esperando que negara los hechos.

—Me acabo de enterar también.—respondió la azabache procesando el shock inicial, no sabía que decirle exactamente.—Quería hablar con ella antes de contártelo, se que te preocupas por mi, pero . . . creo que es algo que necesito hacer sola.


Sin embargo, antes de compartir algo más un leve estruendo las hizo sobresaltar, al parecer el desastre natural había provocado que varios cables de luz chocaran entre si, hasta que se hizo un corto circuito dejando a todo el pueblo sin luz. El estallido hizo que los habitantes gritaran y corrieran en todas la direcciones posibles, provocando que chocaran entre si e incluso hasta pasar por encima de otros.

Estaba más que claro que necesitarían ayuda medica, en ese momento Regina soltó a Emma de manera brusca antes de acercarse a su hija guiándola con suavidad hacía el caos, contrastando todo trato que hizo con la otra chica.


—Nish . . . Necesito que sepas que tu hermano y tu son lo más importante que tengo.—confeso la mujer acariciando su mejilla, sintiendo cómo después de tanto tiempo su interior sanaba, al igual que las miles de preguntas sobre el paradero de su hija fueron contestadas.—Si, mi amor, eres mi hija y te prometo que después de que este desastre quede resulto contestare todas tus dudas.


La azabache solo asintió, sintiéndose más confundida que nunca. Una parte de ella quería gritar, romper todo lo que se cruzara en su camino con el fin de aligerar su alma, mientras que la otra solo quería abrazarla y no soltarla. Resultaba extraño, como si dos personalidades se disputaran el control de sus emociones.


—Bunny, ¿Quieres hablar de esto?—pregunto Emma notando la verdadera naturaleza de sus similitudes, antes todo lo atribuía a que era un juego, pero ahora iba mucho más allá que eso.

—Aún no.—contesto Adreanna de manera rápida mirando de lejos a su madre, una palabra que nunca creyó utilizar en un entorno real y sanguíneo.—Primero quiero hablar con ella, necesito escuchar como fue que nos separaron.

—¿Quieres decir que ella no te abandono?—cuestiono la rubia con un tono incrédulo, siempre pensó que compartían la misma historia de niñas de orfanato.

—No, bueno . . . en realidad cuando me lo conto fue desde el misterio, diciéndome que al nacer su bebé estaba más que feliz, pero una noche el padre de 'Adhara' se la llevo y jamás la volvió a ver.—informo Barton sintiendo ese horrible revoltijo en el estomago, era comprensible después de tantas emociones experimentadas en un día.

—Claro, ahora restriégame que eras una niña deseada.—se burlo Swan dándole un empujón juguetón. Debido a que a pesar que la alcaldesa no fuera de su agrado tenía lazos sanguíneos con su 'hermana'.—Espero que ser hija de la autoridad no se te suba a la cabeza.

—Bueno, creo que ahora que lo mencionas . . . a partir de hoy quiero que te dirigirás hacía mi como 'su majestad'.—bromeo Nisha intentando ver positivo de la situación antes de caminar hacía la multitud notando una gran cantidad de heridos.—Tengo que . . .

—Lo sé.—respondí la rubia comprendiendo de que era la oportunidad perfecta para sacar sus dones medicinales.—Hablaremos en la noche de todo lo que sea que este pasando.

—¡NO CREO LLEGAR A DORMIR!—confeso la azabache desde la distancia, dividida entre estar con su amiga aclarando dudas o con su madre recuperando el tiempo perdida.—ME QUEDARE EN CASA DE . . . REGINA.


Pasaron un par de horas en lo que trasladaban a los habitantes con lesiones mayores y algunos voluntarios intentaban recoger los escombros de algunos locales para mayor movilidad. En ese momento Nisha ya estaba bastante agotada, las secuelas del terremoto habían dejado a varios heridos, iban desde pequeños cortes, esguinces, y fracturas. A pesar del cansancio, trataba de mantener una sonrisa para reconfortar a quienes estaban asustados. Mientras revisaba a otro paciente, una figura conocida llamó su atención.

Ruby, estaba en una recargada en una pared lejana, sobando levemente su tobillo al igual que intentaba limpiar la sangre de su frente. En cuanto cruzaron miradas, esbozó una sonrisa que hizo que el corazón de la chica latiera un poco más rápido. Sin pensarlo dos veces, se acercó a ella.


—¿Qué te pasó? ¿Intentaste escapar de un lobo y terminaste tropezándote?—Barton bromeo torpemente, recordando levemente que según Henry ella debía de ser caperucita roja.

—Algo así.—respondió la castaña en un tono bajo y coqueto, como si buscara un pretexto para que se acercara un poco más.—El suelo se abrió justo debajo de mi cuando intente correr, pero sabes que siempre caigo con estilo.

—Entonces, déjame ver esa herida, podría estar peor de lo que piensas.—informo Nisha sacando un par de vendas y desinfectante.—No creo que necesites puntadas, pero de todos modos sería bueno que vayas al hospital más tarde por una radiografía.

—Para ser sincera no me gusta estar entre doctores.—contesto Ruby haciendo un par de muecas al sentir el ardor del alcohol en su herida.—Pero creo que no tendría algún problema si fueras tu quien me revisara.

—Me alegra escuchar eso, creo que tendré una excusa para hablar contigo.—murmuro Adreanna sintiendo mayor confianza en su coqueteo sutil.

—Pensé que estábamos haciendo algo más interesante que . . . hablar.—la castaña jugueteo un poco mientras mantenía el contacto visual, divirtiéndose del nerviosismo que lograba sembrar en la chica.


Un silencio sepulcral se instalo entre ellas, dando paso a una tensión diferente, una que Nisha no había experimentado antes. Mientras vendaba cuidadosamente la frente de su 'amiga', sintió el roce de sus dedos contra su piel, sus miradas se cruzaron por un momento más largo de lo esperado. 


Eres buena en esto, muy buena.—murmuro la castaña con mechones rojos antes de atraerla un poco más, logrando quedar cara a cara, sintiendo la respiración de la otra.


Antes de que Barton pudiera responder, Ruby la tomó de las mejillas, obligándola a quedarse quieta, eliminando cualquier oportunidad de huir. Y sin querer perder más tiempo, se inclinó hacia ella, buscando que sus labios se encontraran en un intento de entender y descubrir que era esa atracción que las había estado acechando. Aunque aún inicio, Nisha se quedó inmóvil, sorprendida por la nueva sensación, pero, poco a poco, sus labios comenzaron a corresponder al beso.

Por un momento se olvidaron del caos que las rodeaban, la confianza se sentía en ese momento y los pequeños jadeos que emitían eran testigos de la intensidad del encuentro. Ruby era quien llevaba el ritmo del beso, riendo levemente ante los movimientos torpes de la otra chica. Ambas tuvieron que separarse para poder recuperar la respiración.


—Vaya . . . eso fue . . . intenso.—menciono Nisha sintiendo sus mejillas sonrojadas, volteando hacía los lados para ver si alguien más noto lo que paso.

—Espero que intenso sea bueno para ti.—la castaña murmuro antes de acercarse de nuevo para morder suavemente su labio inferior.—Tengo que ir a buscar a mi abuelita, pero podrías ir por mi a la cafetería mañana, salgo a las once y media.

—SERE PUNTUAL.—repitió la azabache mirando a lo lejos a la otra chica, sintiendo su corazón latir como loco, como si fuera una niñita haciendo una travesura.



Tras el caos del terremoto, se realizó una inspección en los hogares de algunos habitantes para determinar si estaban en óptimas condiciones para ser habitados o si tendrían que refugiarse en el auditorio del pueblo junto a otros damnificados. 

Un par de horas transcurrieron, dejando un porcentaje alto de tareas terminadas. Sin embargo, la falta de luz complicaba sus acciones, a pesar de que se alumbraban con velas o generadores de emergencia no podían arriesgarse a gastar todos sus recursos así que pusieron pausa para poder descansar y continuar el día de mañana.


—Siento la tardanza, pero necesitaba terminar de coordinar las cosas.—informo Regina cuando entro a su casa, notando a Nisha esperándola en la sala.

—Esta bien, la verdad es que hoy fue un día bastante . . . movido.—comento Adreanna antes de sentir la ansiedad, pensando la posible conversación de esa noche.—Henry termino de cenar hace una hora y bueno, a estas alturas debería de estar en cama.

—Bien, creo que eso nos da la oportunidad de poder hablar.—murmuro Mills sentándose a lado de su hija, viendo que al fin sus ojos habían cambiado de un solo color.—Siéntete cómoda en preguntar todo lo que quieras.


Adreanna asintió un par de veces intentando poner en orden sus pensamientos, no quería que la emoción le ganara y comenzara a llorar por descubrir esa parte de su pasado.


—¿Cuánto tiempo estuvimos juntas?—pregunto la azabache jugando con sus dedos de manera nerviosa antes de que su madre la sujetara.

—Seis meses.—contesto la alcaldesa cerrando los ojos en un instante, reviviendo aquellos días, cómo había luchado por mantener su embarazo en secreto y tratar de tener protegida a su hija.—Eras una cosita tan pequeña cuando tu padre te separó de mí, intente aferrarme a ti. Lo único que quería era mantenerte a salvo, pero no pude.

—¿Él era una mala persona?, se que en un inicio me dijiste que estuviste con él solo para hacer enojar a alguien más, pero . . . ¿Lo amabas?—Nisha sentía un remolino en su cabeza, no sabía que pensar en ese momento, pero en lo única que estaba segura era que su madre si lo quería.

—Tu padre . . . Eso es un tema complicado, no creo que fuera una mala persona, solo . . . estaba del lado equivocado.—confeso Mills, reconociendo que el poco tiempo que estuvo con David si llego a sentir algo por él.—Lo que tu padre hizo . . . fue por miedo, no porque no te amara.


Barton se acurruco en el pecho de su madre, quería refugiarse en los brazos de alguien, después de tantos años de preguntarse si había hecho algo malo en su infancia para que la abandonaran o deduciendo que los recursos de su familia eran limitados por eso tomaron esa decisión. 

No quería preguntar nada más, con saber que Regina jamás quiso separarse de ella era todo lo que necesitaba saber y lo único que le importaba, cerro los ojos cuando sintió como acariciaba su pelo haciéndola sentir querida.


—Solo te recuerdo que aún sigue en pie la invitación para mudarte con nosotros.—Regina le murmuro esperando recuperar el tiempo perdido, sabía que tenía que quitar a Emma de en medio para poder conservar a sus hijos.

—Gracias.—contesto la azabache soltando una risa suave ante la idea de vivir con su familia.—Creo que podremos llegar aún acuerdo, ya sabes . . . estar aquí una semana y otra con Emma.

—Supongo que es un avance.—murmuro la alcaldesa besando la cabeza de su pequeña, sus manos se aferraban a ella con miedo de perderla de nuevo.—Y bueno . . . cuéntame de ti, mi amor, ¿Te gusta vivir aquí? ¿Tienes algún pretendiente o galán fuera de Storybrooke?

—Bueno, creo que aún inicio tuve problemas para congeniar con el lugar, es diferente a Boston.—respondió Nisha enumerando mentalmente todos los factores que contrastaron cuando se mudaron.—Pero poco a poco comencé a sentirme como si estuviera en casa . . . Y ahora que se que tu eres mi madre, supongo que este lugar me gustara más.


Ambas mujeres se rieron ante el comentario sintiendo una extraña calidez entre si, sabían que era un territorio desconocido debido a que Regina nunca tuvo una relación saludable con Cora y en caso de Adreanna solo era educada con su madre adoptiva, pero jamás crearon un lazo como algunos lo llamaban. Sin embargo, al recordar la otra pregunta sintió un pequeño nudo en el estómago. Sabía que tarde o temprano tendría que hablar de esto con alguien, pero no estaba segura de cómo lo tomaría.


—No . . . No he tenido novio desde hace años. Terminé una mala relación hace tiempo y . . .—las palabras de la chica parecían disolverse en el aire, como si estuviera pensando que sería una mala idea abrirse recién con su madre.—En realidad, creo que también me atraen las mujeres.


Hubo un momento de silencio incómodo, donde podía sentir que su corazón latía con fuerza en su pecho. No sabía cómo reaccionaría su madre ante la confesión, Emma la había apoyado en el momento en que se lo planteo, pero no sabía que esperar ahora.


—¿Y eso qué tiene de malo?—pregunto la mujer intentando comprender si eso cambiaría algo entre ellas. Además de querer apoyar a su hija como Cora nunca lo hizo con ella.

—¿No . . . no te molesta?—cuestiono Nisha un poco sorprendida ante la aceptación, tal vez pensó que al vivir en una zona lejos de las grandes ciudades esperaba algún tipo de prejuicio.

—Lo único que me importa es que seas feliz.—respondió la alcaldesa entendiendo esas miradas discretas entre su hija y Ruby.—Si eso significa que te atraen las mujeres, entonces está bien. De hecho, tengo algunas amigas que podría presentarte, no cualquiera esta a tu altura cariño.

—¿En serio? ¿Estás tratando de hacer de casamentera ahora?—bromeo Adreanna soltando un par de risas, disfrutando ese instante madre e hija.


Sin embargo, un par de pasitos interrumpió la diversión. Ambas se miraron entre si apenadas por el ruido que posiblemente hicieron antes de voltear hacía las escaleras encontrándose a Henry de pie al final, tallándose los ojos.


—Lo sentimos cariño, no queríamos despertarte.—Regina murmuro haciéndole una señal para que se acercara a ellas, pensando en como podría explicarle las cosas para que no sospechara nada del hechizo.

—¿Saben lo mucho que tarde para quedarme dormido?—pregunto el pequeño sorprendido por la cercanía de su madre con la amiga de Emma, pero debido a su estado de soñolencia decidió ignorarlo.

—Yo me encargo.—informo Barton levantándose del sillón antes de guiarlo hacia la recamara del niño.


Una vez dentro de la habitación, la chica arropó a Henry, esperando que se durmiera pronto. Sin embargo, él estaba más despierto que nunca. Al parecer, el trayecto desde la sala hasta la planta alta había hecho que todos sus sentidos estuvieran al máximo.


—Emma dice que conoces muchos cuentos.—Henry rompió el silencio, delatando que la rubia había estado hablando de la enorme 'imaginación' de su tía-hermana.—¿Tú los inventaste?

—No, pero no recuerdo quien me los enseño, a veces lo recuerdo más como un cantico.—contesto la azabache sentándose aún lado de la cama, viendo la dirección que tomaría esa conversación.

—¿Son de héroes o villanos?—pregunto el castaño con cierta curiosidad en su voz, necesitaba agregar más detalles a su libro de cuentos.—¿Nunca te has preguntado si un villano nace o se hace?

—Bueno . . . Creo que nadie despierta un día decidido a ser el villano en la historia. Son las experiencias y las decisiones las que los llevan por ese camino oscuro.—respondió la chica basándose en su experiencia propia sobre los rumores en el hospital donde trabajaba.

—Aún así me la contarás, ¿Verdad?—el pequeño pidió con ojos suplicantes, intentando entender porque ella no creció a lado de Regina o en Storybrooke.


Nisha soltó un resoplido exagerado ante las peticiones del niño, sabía que vivía en un mundo de magia que le impedía ver la realidad del día a día y solo esperaba que ese cuento no alterara más su percepción de las cosas.


—Era otoño hace mucho, cuando un barco pirata llegó a Nunca Jamás.—Barton comenzó el cuento sin saber que desde afuera del cuarto Regina estaba atenta a todo lo que decía.—Los malvados piratas bajaron a tierra, en busca del más grande e inalcanzable premio de todos . . . Un hada.


Henry se acomodo en su cama maravillado por la historia que estaba a punto de escuchar, recordando que no venía algún relato sobre Nunca Jamás en su libro, creyendo que tal vez había alguno escondido por ahí.


—Por cielo y tierra los piratas buscaron, hasta que hallaron a un hada . . . la persiguieron . . . la capturaron y forzaron a guiarlos al más mágico de los tesoros . . .—Adreanna exageraba el tono de su voz para poderle dar más realismo al momento, además de hacer movimientos con sus manos como algún tipo de efecto especial.—El espejo hechizado ¡De encanta! . . . Forjado con la magia de las hadas en eras pasadas, el espejo tenía el poder de conceder 3 deseos, lo que más anhelara tu corazón.

—¿Por que siempre son tres deseos?—murmuro el pequeño para si mismo recordando todos los libros y películas que había visto.

—Los piratas usaron dos deseos, pero antes de poder usar el tercer deseo, el barco naufragó en una isla al norte de Nunca Jamás . . . El espejo de encanta, aún con su último deseo sin usar, se perdió . . . para siempre.—Nish continuo su relato ignorando a el cuervo que rondaba la ventana del lugar.—Más se dice, que los indicios que nos llevarán a él . . . están ocultos en éste antiguo cántico . . .


El corazón de la alcaldesa se acelero al escuchar eso, notando la gravedad de las cosas, su físico no solo había regresado a la normalidad, si no también sus recuerdos estaban más frescos que lo de los otros habitantes. Necesitaba una manera de borrar esos pequeños flashazos antes de que ella fuera quien rompiera el hechizo.


—Viaja hacia el norte deja Nunca Jamás hasta ver a lo lejos una isla sin más.—la azabache inicio la pequeña sonada que recordaba vagamente, sintiendo un hormigueo en su cuerpo.—Dónde tú estés y no lo estés un arco hay que de roca es.


Siendo ajenos a lo que ocurría en la entrada a Storybrooke un joven motociclista, logro romper la barrera que los separaba del mundo normal. Llamando la atención de los pocos pobladores que aún seguían despiertos. Antes de que el teléfono de Mills recibiera un mensaje urgente del Sr. Gold.


—En las colinas del norte un sendero hallarás más un precio en el viejo puente del troll pagarás . . . Recorre la plancha al final del camino, en la nave que se hundió, pero jamás se hunde. Bajo de él oro y gemas ves un sueño hecho real. Más te debo advertir truco hay, ya verás el bien desearás ó el bien no tendrás . . . el tesoro se irá . . .

—¿Crees que alguien ya utilizo ese ultimo deseo?—pregunto Henry bostezando en el camino, dejando en claro que el sueño estaba ganando la batalla.

—No lo sé.—respondió la chica antes de dejar un beso en la frente, asegurándose de que descanse bien.






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