Nueve.

Era martes por la tarde y Jack apenas probaba bocado en el restaurante del hotel. Hiccup enfrente suyo no le apartaba la vista de encima. Jack bufo y dejo los cubiertos aun lado.

—No lo soporto más, dame mi teléfono —pidió desesperado. Hiccup negó y se llevó un pedazo de pato al naranjo a su boca —. Vamos, no los he llamado desde ayer.

—Que bueno, ahora no los llames hasta mañana.

—Tú no lo entiendes. Son mis hijos, sin mi responsabilidad y mi prioridad.

—Sí, eso lo sé. Pero también sé que desde que paso... Eso, no has parado de trabajar y estar en casa. Eres joven, estas vivo y tienes que aprovecharlo.

Jack negó, Hiccup se encogió de hombros y le dio un buen trato a su bebida italiana. Se relamio los labios con gusto y le sonrió con la poca vergüenza que tenia. Hiccup no era así, o al menos no era así como Jack lo recordaba. Recordaba que era Hiccup quien le decía haz los deberes, estudia, trabaja, madura...

Y eso fue lo que él hizo, se graduó, consiguió trabajo, tuvo una familia y maduro. Eso era lo que él le pedía a gritos entonces, ¿Por qué ahora le exigía lo contrario? Suponía que ya lo entendería después. Cuando Merida diera luz y el viera al pequeño ser... Entonces Hiccup lo entendería,pero ahora, ahora solo parecía querer ver el mundo arder.

Flynn y Johnny se acercaron a su mesa. Ambos con lentes de sol y la palabra resaca fluyendo de cada uno de sus poros. Flynn se sentó junto a Jack y le dio una palmada en el hombro. Jack hizo una mueca, aún olían a Ron y goma de mascar de menta.

—Se ven terribles —comento, tomando un sorbo de su té. Oh, cuanto amaba el té.

—Ni lo digas, acabo de tener una vídeo llamada con Mavis —Johnny se sentó a la derecha de Hiccup, recargo sus hombros en la mesa y se masajeo las sienes —. Esta más que molesta, furiosa. Dice que me veo horrible y que espera que mejore mi aspecto para el día de la boda.

—Oh,vaya... Ella quiere un milagro.

Tras el comentario de Flynn, todos rieron. Incluso Jack lo hizo, y por extraño que parezca no se sintió culpable. Johnny le mostró su dedo medio y se hecho a reír igualmente.

—¿Así qué una vídeo llamada?

—Sabes lo que es, ¿cierto, Jack? —le cuestionó Johnny con un tono de gracia en su voz, Jack rodó los ojos con diversión —. Sí, nunca dejo mi laptop y el Internet está bastante bueno.

—¿Me la prestarías?

—Ay, no Jack...

Suspiro Hiccup, negando con la cabeza. Se resigno.

—Seguro hermano, esta en mi habitación. Tómala.

—Gracias, te debo una —se limpio los labios con su servilleta y se puso de pie —. Caballeros.

Se despidió y anduvo de nuevo hasta las habitaciones. Necesitaba ver que todo estaba bien, que su Ross estuviera igual de sonriente como siempre, que Alex siguiera igual de temerario y que su Jessie no dejará de ser una terca...

New York

Su día, definitivamente, iba mejor que ayer. Tooht no se había quejado de su ropa, las telas habían llegado, los niños estaban con su amiga Merida y ella podía trabajar tranquilamente junto a una taza de té de arándanos.

Suspiro con una sonrisa y cerró la laptop frente a ella. Al tiempo que Alicia entro en su oficina. La chica rubia la miro muy, muy sonriente. Entonces, Elsa entendió que portaba noticias buenas. Muy buenas.

—¿Por qué esa sonrisa, Alicia?

—Esta sonrisa es de entusiasmo, por ti y por mi —respondió orgullosa, alzando la barbilla y sin dejar de mostrar los dientes.

Elsa le sonrió de igual manera, creía saber cual era esa noticia. Porque, vamos, la había estado esperando por meses. Si era lo que ella creía, entonces las beneficiaba a las dos.

—Por favor, dime que no estas jugando.

—Elsa, no jugaría con esto —le aclaro, la rubia se sentó frente a su escritorio y se aclaro la garganta —. Hable con el promotor encargado, dice que esta encantado con tú creatividad y que se muere por trabajar contigo. Después del desfile del domingo.... Bueno, ¡Nos iremos a Milán!

—¡No! —salto de su lugar y se llevó las manos a la boca. Esta era. Su oportunidad para cambiar de rumbo y no revivir más ordenes de Tooth, la tortura hecha mujer. Estuvo a punto de llorar, pero recobró la postura a tiempo.

—Así que, felicidades Elsa. Más que merecido mi amiga eternamente soltera y triunfadora —Alicia se acercó para abrazarla, Elsa acepto el abrazo.

Su cabeza se concentró en las palabras antes pronunciadas por Alicia. La eternamente soltera, eso era fuerte. ¿A sí era como la veían todos? Sí, su hermana se había casado ya y sí también había tenido hijos, sí también era cierto que sus amigas ya estaban haciendo lo mismo y sí era cierto que ni novio tenía. Pero eso no le daba el derecho a nadie de creer que ella serie eternamente soltera.

Alicia se separo de ella y dejo unos papeles sobre su escritorio, le guiño un ojo y después salio por do de llego. Elsa suspiro, se acomodo el vestido ceñido de rayas azules y blancas, y siguió con su trabajo. Tratando de ignorar la realidad que los otros le imponían.

A eso de las tres de la tarde en su computadora apareció una solicitud para una vídeo llamada. Reconoció el correo, era el de Johnny, aunque no entendía que asuntos tenían que tratar ella y él. Después de todo nunca habían hablado mucho, y cuando lo hacían hablaban de Mavis.

Acepto la llamada, mientras ordenaba los documentos en su escritorio.

—Hola, Johnny ¿Qué puedo hacer por ti?

Cuando miro la pantalla se congeló, era Jack en vivo y frente a ella. Él le sonrió y inmediatamente Elsa pensó en el trío Frost. No quería que se molestara con ella, además estaban en buenas manos... ¿No?

—Hey.... ¿Cómo te va?

—Bien, Las Vegas están bien pero extraño a mis hijos... Ya sabes.

No, pensó Elsa, de hecho no lo sé. Elsa se aclaro la garganta y se acomodo frente a la pantalla. Jack lucia una playera negra, algo ceñida y el cabello alborotado. Tras de él se veía la habitación de hotel completamente desordenada, eso hizo a Elsa enfadar.

Pensó que quizá Jack se había ido a divertir con algunas "chicas" y la había dejado a ella a cargo de la tropa Frost. Que no era unida, ni obediente, ni servicial.... Entonces sus mejillas repentinamente se tiñeron de rosa.

—Lo imagino —fue lo único que contesto.

—Sí, ¿dónde están ellos?

—No están —eso se le escapó, al ver la cara de confusión de Jack quiso darse un puñetazo. Se dijo que era un asco para contener la ira.

—¿Cómo que no están?

—Sí —balbuceo —. No están aquí, porque están en el baño.

Bien, Elsa. Bien echo. Se dijo con molestia.

—¿En el baño los tres?

—Sí, es que me están ayudando con una cosa.

—¿Pero en el baño?

—Ah,mejor porque no me cuentas cuando piensas llegar —Jack del otro lado bajo la mirada y balbuceo, Elsa quería sonreír de gusto, después de todo quién era más irresponsable, él por dejarlos con ella o ella por aceptarlos. La respuesta estaba más que clara.

—El viernes, estaré por ahí... Lo juro no más retraso.

—Bien es bueno oírlo... Y Jack, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Sí, ¿Qué quieres saber?

Elsa divagó un momento, quería preguntarle por la curiosidad se la estaba comiendo, pero también sabia que esos eran detalles de su vida privada, y que ella no tenía el derecho de estar indagando en algo que no le correspondía. Pero también pensó que ella cuidaba de sus hijos, y que no tenía idea de quien los había traído al mundo.

—Jack, se que no me incumbe, ni mucho menos. Pero es algo que me gustaría saber... —tomo aire, Jack la miro seriamente —. ¿Quién es la madre de tus hijos?

Se desconecto...

Elsa

De camino al departamento compre un poco de comida china. Los niños no pusieron tanta resistencia. Pase por ellos a eso de las seis de la tarde, ninguno se lastimó, o se escapó, ni hizo nada extraño. Incluso hicieron creer a Merida que sin niños ejemplares y buenos. ¡Ja!

La noche anterior tampoco estuvo nada mal. Cuando llegamos de hacer la compra Alex estaba muy dormido y se puso de buen humor cuando vio lo que le había traído, incluso había pasado por su malteada. Me agradeció y se la paso viendo dibujos CSI: Los Angeles.

Jessie, por otro lado, tomó el paquete de tampones, su celular y se encerró en el baño. No la vimos durante tres horas. Pero ni a Alex, ni a Ross pareció importarles. Incluso me habían dicho que ella era así. Y que se encerraba por horas.

Lo deje pasar...

—¿Qué tal el día? —me anime a preguntar, luego el arrepentimiento llego. Yo no era la chica que preguntaba como había ido el día, yo ni siquiera tenía compañía a la hora de la cena, ni del desayuno...

—¡Fue increíble, Elsa! —respondió Ross, inmediatamente —. Merida nos llevó a Central Park.

—Estuvo cool —le siguió Alex, eso me sorprendió, pero no pude evitar sonreír —. Deberíamos de ir, digo, si tienes tiempo.

—Seguro —me lleve un trozo de rollo picante a la boca y ignore mi faceta de madre a la hora de la cena —. Podríamos ir al museo, escuche que hay una nueva exhibición de fósiles.

—¿De verdad? —el brillo en los ojos de Alex me hace sentir una emoción, diferente. Asiento e ignoro la morada de Jessie. No me tolera, eso se nota. Pero debería de hacer un esfuerzo para poder sobre llevar la semana.

—¿Te parece mañana?

—¡Eso seria increíble, Elsa!

—Pues, tenemos una cita

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