🐤 : unique.
Fue una forma extraña y poco convencional la manera en la que conoció a esa alfa, ella iba hacia la biblioteca para buscar unos libros, no encontraba la información que necesitaba en Internet y su profesor le recomendó ir a la biblioteca a buscar. Lisa nunca antes había estado en ese lugar, llevaba un año en esta universidad y jamás entró allí.
Fue cuando estaba entrando al lugar y se perdió un poco por lo grande que era, el olor a libros y madera era bastante agradable, pero muy molesto a la vez. Lisa iba tan distraída mirando hacia los grandes y altos estantes llenos de libros cuando chocó con una superficie blanda y rígida, frunció su ceño, lista para maldecir al idiota que no la vio. Aunque ella tuviera la culpa.
Pero en el instante en el que lo hizo su garganta se secó y su omega se sacudió, una alfa de cabello rubio largo, mandíbula marcada, ceño fruncido en preocupación y labios tan rojos y brillantes la recibió. Lisa la quería llevar a la cama, una víctima más, como diría JiSoo. Pero toda su convicción se borró cuando sintió el aroma y supo con quien demonios había chocado.
Roseanne Park, la alfa más nerd y extraña de toda la maldita universidad. Había escuchado los rumores acerca de que solo se la pasaba estudiando y vive como una ermitaña en la biblioteca, había oído que su aroma era de limón y azúcar o alguna de esas mierdas. Roseanne Park, definitivamente no era el tipo de alfa con el que Lisa se acostaría jamás.
—L-lo siento. —la rubia apenas murmuró, parecía una cachorra asustada. Lisa quería reírse en su cara y burlarse de ella, pero por algún extraño motivo no lo hizo.
—No pasa nada amiga, solo mira por donde caminas la próxima vez —Lisa habló con tono de suficiencia y se burló. La alfa se achicó un poco en su lugar, murmuró algo más y casi corrió dentro de una de las puertas de clubes—. Maldita rara.
Esa fue una de las primeras veces que tuvo una interacción con la alfa y espera fuera la última, por supuesto, el universo y la Diosa Luna nunca parecen estar del lado de Lisa porque una noche entre medio de una fiesta de su fraternidad, habían salido a relucir el número de acostones de Lisa. No le afectaba en lo más mínimo, le gustaba disfrutar del sexo y eso nunca la dañó, así que no entendía porqué tanto escándalo.
—Apuesto a que podrías tener a cualquiera envuelto en tu dedo en menos de una hora. —Mina dijo y luego todos en el lugar se pusieron de acuerdo. Lisa no lo iba a negar porque era cierto.
—Incluso al más marginado. —meneó su cabeza en duda ante el comentario de JeongGuk, otro omega más de la fraternidad, en su mayoría todos lo eran.
—No lo creo, los marginales no suelen ser mi especialidad. —se encogió de hombros mientras le daba una calada a su cigarro.
—¿Y qué hay de Rosé? —Mina se tiró contra el sofá exageradamente y todos abuchearon a la beta—. Dudo mucho de tus habilidades con respecto a esa alfa.
—¡Oi! —se quejó y pateó el muslo de la beta Japonesa—. Puedo con ella porque puedo con cualquiera, nadie se resistiría a mí.
Todos se burlaron de ella entre risas y ShuHua la empujó por el hombros, malditos bastardos. Por supuesto que podía conquistar a cualquiera, incluso a esa maldita alfa marginal que es Park, ni siquiera esa rarita se podría resistir a su encanto natural.
—¿Creen que no puedo? —frunció su ceño y apagó la colilla del cigarro contra el cenicero que estaba en la ratonera.
—No te subestimes, Lisa, ella nunca a tenido a alguien. No al menos en estos dos años de universidad que cursamos juntas. —SooYoung, una beta que compartía clase de derecho con la alfa dijo.
—No me estoy subestimando, idiota. Solo digo que podría conquistarla en menos de dos semanas. —las risas de todos estallaron, le dio un trago a su cerveza para bajar el sabor amargo del odio. Bastardos.
—Te doy un mes.—Mina la retó desde el sofá, su tono retador y de suficiencia no movió ni un pelo en el cuerpo de Lisa.
—¿Un mes? —se burló y dejó su lata en el suelo—. No me subestimes.
—Créeme Lisa, necesitarás más que eso. —SooYoung le dio una mirada compasiva—. Jamás la vi junto a alguien y ni siquiera se sabe si le gustan las omegas.
—Bueno, yo le voy a gustar. —sonrió y su ego creció cuando todos silbaron y aplaudieron.
—¿Entonces apostamos? —Mina sonrió con malicia desde el sofá mientras se incorporaba. Lisa nunca en su vida perdió una apuesta.
—¿Qué gano a cambio? —frunció su ceño y la beta se encogió de hombros—. ¿Y ustedes que ganan si pierdo?
—Supongo que ganas saber que eres una buena conquistadora y a cambio nosotros nos divertimos un poco —Mina se paró en la mesa ratona y le extendió su mano—. Pero...
—¿Pero? —Lisa resopló, odiaba que sean tan dramáticos.
—Tendrás que acostarte con ella.
Achicó su cara ante el asco, pero, joder, se había acostado con peores tipos que olían como la mierda, esto no podría ser distinto.
—Bien, trato. —sonrió y se subió a la mesita, estrecharon sus manos y todos silbaron y aplaudieron. Lisa ganaría esta apuesta, nadie se resiste a ella.
[ ... ]
El lunes despertó con ganas de arrancarse los ojos, estuvieron toda la noche estudiando con JiSoo pegadas a sus computadoras. Sí, podía ser una perra y acostarse con más de los que puede contar con sus propios dedos, pero nunca arruinaría su propia carrera universitaria.
Se levantó y se duchó, está más que segura que olía como la mierda y estando tan cansada y oliendo así no iba a conquistar a su apuesta. Roseanne Park. La alfa tiene clases de derecho en menos de una hora, lo sabe porque SooYoung le pasó sus horarios. De todas formas no es tan difícil conseguir los horarios de la alfa del que todo el mundo habla por el simple hecho de parecer una maldita marginada.
Camina por el campus en busca de su cafetería favorita para comprarse un té, esta es la primera vez que Lisa se levanta tan temprano un lunes por la mañana desde que terminó la secundaria. Los lunes son días cortos para ella porque sólo tiene clase a las diez que terminan a las doce y luego una clase de dos horas a partir de las dos. Es un día muy corto ya que normalmente sus clases son virtuales.
Tal vez es por eso mismo que se sorprende al encontrar a una alfa rubia que luce muy tímida en medio de la fila para comprar en la cafetería, la fila se mueve rápidamente y agudiza su oído para escuchar el pedido de la alfa, la voz de Park es bastante ronca y profunda y si Lisa no fuera tan orgullosa tal vez admitiría que le causa escalofríos. Arruga su cara en desaprobación cuando escucha que la alfa pide un café negro.
La alfa pasa por su lado cuando sale por la puerta, no es como si pudiera salir por otro lado, así que Lisa maldice en voz baja porque su primera oportunidad de coquetear con la alfa se escapa entre sus dedos. Dos personas más pasan y se apresura a hacer su pedido, corre por el campus buscando a la alfa y frena de golpe cuando la encuentra sentada en una banca hablando con alguien.
La chica parece ser una beta o una omega, es castaña y lleva lentes de sol, parece ser muy ruidosa y escandalosa sentada al lado de esa alfa, su presencia contrasta mucho con la de Park. Sin embargo, la alfa sonríe, asiente y responde a lo que sea que esa tipa castaña le esté contando exageradamente. Bien, ahora Lisa tiene que encontrar una excusa para acercarse a la alfa.
Es decir, Lisa es buena coqueteando y casi siempre lleva a sus víctimas a su cama, si es que no están emparejadas o lo que sea, pero siempre se le es más fácil en medio de una fiesta. El problema comienza ahí, jamás vio a Park dentro o si quiera cerca de una a las tantas fiestas de fraternidad que asistió y eso es una mierda, pero Lisa jamás se rinde ante algo, así que conseguirá la forma de hablar con Rosé.
[ ... ]
Es miércoles por la tarde cuando está desparramada en su cuarto con la cabeza colgando en la cama, que entra JiSoo abriendo su puerta sonoramente y casi la hace caer de dónde estaba. Le da una mala mirada y JiSoo sonríe brillante, maldita omega. Sino pagaran la renta juntas Lisa la tiraría por la ventana.
—¡Tengo algo! —JiSoo anuncia y se sienta en su silla de escritorio—. Jennie asiste al club de lectura, el mismo club que armó Park el año pasado.
Bueno, bien, al menos el hecho de que JiSoo tenga una novia tan rara sirvió de algo.
—Es bueno saber que tu novia sirve para algo más que anudarte. —se burla y JiSoo rueda los ojos mientras le tira con una lapicera—. ¿Y eso cómo me ayuda a mí?
—Piensa, Manoban. No puedo hacer todo por ti en esta vida. —le da una mala mirada y se acomoda en su cama, quedando sentada para darle una mejor mirada a la Tailandesa.
—¿Estás insinuando que me anote en ese tonto club de lectura? —JiSoo asiente con obviedad y Lisa abre sus ojos dramáticamente—. ¡Ni loca, no pienso leer libros tontos para un club más tonto!
—¿Quieres demostrar o no que eres una buena conquistadora? — el omega azabache se cruza de brazos y suspira. Odia tanto que siempre sepa sus debilidades. Toma un gran suspiro antes de decir lo siguiente.
—¿Y entonces cuándo están abiertas las inscripciones? —resopla cuando JiSoo sonríe con suficiencia.
—Hoy mismo, dentro de cuarenta minutos exactos. —salta de su cama y corre al baño.
—¡¿Estás bromeando?! —se queja desde el inodoro mientras orina, ni siquiera se ve presentable—. ¡No me baño hace día y medio!
—Entonces supongo que tendrás que romper un récord para bañarte rápido y llegar a tiempo a la reunión. —JiSoo se burla antes de salir por donde llegó. Lisa en serio la odia, pero solo aveces.
—¡Maldita bastarda! —grita mientras comienza a desvestirse y abre la ducha.
[ ... ]
La reunión comienza en exactamente cinco minutos y eso que JiSoo no le tenía ni un poco de fé. Aunque tuvo que correr la mitad del camino a la biblioteca y quejarse con cada salto en el aire para correr, Lisa no volverá a poner de excusa que follar es exactamente un ejercicio porque aparentemente no lo es. Maldita sea.
—Sigo sin poder creer que intentes hacer una apuesta con alguien como lo es Rosé. —Jennie la hace saltar en su lugar, la alfa aparece detrás suyo y tiene el ceño fruncido.
—Qué te puedo decir, me gustan los retos. —sonríe descaradamente y se encoge de hombros.
—Es distinto con Park, créeme. Esa niña es un sol cuando la conoces. —rueda los ojos, por razones como estas en que se permite molestar a la alfa cada que puede.
—Si sigues parloteando te voy a escupir en la cara. —se cruza de brazos y sigue el paso de la alfa cuando entra en la gran biblioteca.
—Entonces le diré a JiSoo que deje de pagar la renta. —Lisa se queja y abre su boca, ella no haría eso.
—Como si controlarás su vida, idiota. —Jennie se encoge de hombros y sonríe—. ¡No harás eso, bastarda!
Jennie corre por los pasillos de clubes, escapando de ser pateada por una omega. La bibliotecaria las calla con un dedo en la boca y el insistente ruido del shh, Lisa rueda sus ojos mientras corre a la alfa, esta entra por una de las puertas de clubes y Lisa la empuja sonoramente al entrar. La madera choca contra el marco al cerrarse y hace que cierta alfa rubia que está acomodando unas donas salte en su lugar.
Jennie está inclinada apoyándose sobre sus rodillas y respirando como si la maldita hubiera corrido un jodido maratón, aún no entiende cómo es que su amiga terminó con una alfa tan tonta y ridícula como esta. Levanta su mirada en el momento exacto en el que la alfa Australiana la está escaneando cuidadosamente con sus ojos, parece una pequeña y adorable ardilla asustada.
—¿Está todo bien Jennie? —esa voz, de alguna forma siempre hace que su omega se retuerza dentro suyo.
—Sí, amiga. Solo es Lisa picando mi culo porque le digo verdades que no le gustan. —Jennie le da una mirada y Lisa contiene la respiración para que la maldita no diga nada.
—Oh... —Park solo se limita a decir eso, Lisa quiere rodar sus ojos—. Entonces, puedes decirle a la omega que ya puede retirarse si dejó de irrumpir en el club.
La alfa sonríe amablemente y por primera vez Lisa nota que tiene unos profundos y suaves hoyuelos haciendo sombra a los costados de su sonrisa de labios carnosos y dientes perfectamente alineados, pero eso no es lo importante. Lo importante es que acaba de ser jodidamente echada del club, indirectamente, pero lo fue.
—Oye, no seas tan irrespetuosa conmigo, puedes decírmelo a mí.—sonríe de forma descarada y se acerca a la mas alta, quien comienza a enrojecer en su lugar.
—O-Oh... Y-Yo... —Park toma una servilleta de papel y limpia torpemente las migas que cayeron fuera de la bandeja—. Lo siento, no fue mi intención incomodarte.
Lisa quiere burlarse porque no se incómodo ni un poco, todo lo contrario. La única que parece incómoda y a punto de convertirse en el tomate más rojo del planeta es la alfa. Lisa la recorre con su mirada, sus ojos brillan, Rosé puede ser un bicho raro con una presencia sombría y que usa pantalones acampanados, pero eso no quiere decir que no tenga una buena forma alfa.
—No lo estoy, Park —la alfa casi salta sobre su lugar y la mira con sus grandes y asustadizos ojos, de alguna forma eso se le hace adorable. Lisa pasa su lengua entre sus gruesos labios y sonríe—. Voy a tomar tu clase en el club, quiero ver como se divierten ustedes. Tal vez también nosotras nos podamos divertir un poco a solas después.
Le guiña un ojo y la alfa frente suyo enrojece más, si eso es biológicamente posible. Rosé es tan fácil de hacer sonrojar y de poner nerviosa, esto será muy fácil, nadie nunca se resiste a sus invitaciones sexuales, ¿Cómo podrían?, todos quieren tener el cuerpo de Lisa entre sus manos.
—No creo que eso sea apropiado —Park baja su mirada y termina de acomodar las donas—. Sólo estoy dando el club de lectura, si quieres otro tipo de diversión este no es tu lugar.
Aunque la alfa esté sonrojada y con su espalda y hombros encorvados, parece hacer un esfuerzo para fruncirle el ceño y largar feromonas con olor a incomodidad. Eso descoloca un poco de su lugar a Lisa, esto nunca antes le pasó, normalmente los alfas le sonríen y la aprietan contra su pecho para decirle como la follarian, ¿Fue demasiado lejos?
[ ... ]
El club de lectura fue un asco, pero de alguna forma fue entretenido, no hubo otro tipo de interacción después de eso, solo se limitó a sentarse a un lado de Jennie y esperar a que lleguen los otros integrantes para escuchar la ronca y profunda voz de la alfa leyendo un libro y hablando de escritores que recomienda.
Lisa se sorprendió un poco cuando comió una dona y casi gime de lo deliciosa que estaba, Jennie le comentó que Rosé hace las comidas caseras para cada reunión. Así que para la próxima reunión Lisa solo se limitó a entrar, escuchar y comer unas galletas de chocolate deliciosas. Rosé le esquivó las miradas y el intento de conversación que quiso iniciar.
Así que sí, perdió una semana entera sin un solo logro y cuando se lanzó de cabeza casi se queda sin esta. Nunca antes la habían rechazado y mucho menos una alfa, es decir, es una omega y los alfas tienen necesidades básicas como las tiene ella. Pero nuevamente, Park no parece ser el tipo de alfa convencional y ni siquiera está segura si le gusta su casta, a decir verdad parece que le guste su misma casta en ocasiones, ya que no cumple con los estereotipos de alfa promedio.
—¿Quieres renunciar a la apuesta, Manoban? —Mina dice mientras tira de su cigarrillo dentro de su lata de cerveza vacía.
Están sentadas dentro de su fraternidad mirando alguna película de acción en el Smart, Lisa está sentada justo al lado de la beta. Claro que no quiere romper la jodida apuesta, eso demostraría que en realidad no puede con todos los alfas y Lisa aún cree lealmente que sí puede y por eso mismo lo demostrará.
—Sabes que nunca renuncio a algo, mucho menos a dejarte en ridículo. —sonríe y hace que la beta ruede sus ojos.
Es por eso que el lunes por la mañana se vuelve a levantar temprano y sale por la puerta de su departamento dispuesta a aunque sea volver con una cita tonta con Park. Bien, si debe ir lento con esta alfa entonces tendrá que mentalizarse para eso. Entra a su cafetería favorita para comprar su té de todas las mañanas y ahí está, a lo último de la fila, con su vista metida en su celular y sus mechones dorados tapando un poco sus facciones marcadas.
Se posiciona justo detrás de la alfa y aclara su garganta para llamar su atención, fallando en el intento, frunce su ceño y toca cuidadosamente el hombro de esta para que la note. Es apenas un pequeño toque, pero aún así logra enviarle una corriente por todo su cuerpo, se sorprende por eso. La alfa salta sobre su lugar y apaga su celular para voltearla a ver con curiosidad y sus mejillas sonrosadas.
—¿S-Si? —la alfa murmura y la escanea cuidadosamente con sus ojos, su omega se siete inquieta internamente, eso también sorprende a Lisa—. ¿Puedo ayudarte en algo... Lalisa? —la omega pestañea, experimentando haber sido llamada por su nombre real con esa voz.
—No... Yo... —aclara su garganta, ¿Qué demonios le pasa?—. No sólo, quería saludar y decirte que el último libro que leímos estuvo muy entretenido, casi me haces llorar. —bromea y golpea suavemente su cadera contra el costado de la alfa. Otra vez ese cosquilleo.
Leyeron un libro acerca del SIDA y algo de un perro, el autor era argentino y algo se removió dentro de ella cuando vio unas lágrimas escapar de esos ojos avellanas. Lisa también hubiera llorado, pero estaba demasiado sumergida en ese nuevo sentimiento extraño, como si quisiera calmar a alguien y marcarlo con su olor.
—Oh... Hola, entonces. —la alfa le da una mirada rápida antes de girar hacia el frente y ver cuantas personas quedan delante suyo—. Es una historia muy bonita, la leí en mi viaje de vacaciones a Argentina.
—¿Fuiste de vacaciones a centro américa y solo estuviste leyendo libros? —es la pregunta más adecuada, no puede preguntarle de dónde demonios sacó tanto dinero para hacer un viaje tan largo.
—La cultura de los lugares es linda y aprender de ella también. —lq alfa sonríe apenas y agacha su cabeza, Lisa adivina que está encendiendo un sonrojo. Parece apenadq y avergonzada.
—Si hubiera estado contigo en esas vacaciones te hubiera sacado a recorrer toda la maldita ciudad. —vuelve a empujar de una forma juguetona su cadera contra la alfa y esta gira su cabeza cuidadosamente para taparse el rostro con su cabello platinado.
—También lo hice, pero no salí de fiesta. Mi hermana sí lo hizo, apuesto a que hubieras ido con ella. —la fila avanza y Rosé es la siguiente, vuelve a pedir ese horroroso café negro y Lisa vuelve a arrugar su rostro.
—Hubiera salido con ella solo si ella no toma esa cosa asquerosa que bebes. —arruga su cara a la alfa y esta lleva su mano alfa anillada a su cabello para tirarlo fuera de su cara.
—No sobrevirias ni un segundo en mi familia entonces. —ella sonríe a medias y comienza a caminar a la salida.
La sonrisa que no sabe en qué momento se armó en su rostro decae y toma rápidamente su pedido para correr detrás de la alfa, ella está llegando a la esquina de la cafetería y Lisa corre con cuidado para no quemarse con su delicioso té, tampoco quiere desperdiciarlo.
—¿Es que no hay nadie en tu familia que no tome café? —llega a su lado y Rosé lo mira tímidamente mientras le da un sorbo a su café, su mano alfa anillada hace contraste en el vaso descartable. A Lisa no debería calentarle tanto la vista.
—Mi madre, le gusta el té. Como a ti, lo huelo desde aquí. —le da una pequeña mirada antes de voltear a los lados para cruzar la calle.
—Entonces creo que debes presentarme a tu madre. —sonríe coquetamente hacia la alfa, ella no la está mirando, pero sus orejas se tornan rojas y sus hombros se tensan. No parece cómoda con el intento de coqueteo y eso la asusta—. Lo siento, eso fue raro. —ríe incomodamente.
—No más raro que lo del otro día. —la alfa le regala una mueca y se detiene frente a una banca mientras le da una mirada a su celular. La culpa invade el cuerpo de Lisa y eso la asusta.
—Oh... Bueno, también lo siento por eso. —sonríe a medias y Rosé asiente distraídamente mientras recorre el campus con su mirada—. ¿Esperas a alguien? ¿A un omega tal vez...? —Rosé vuelve a su estado natural de enrojecimiento y Lisa quiere reírse por eso.
—N-No, solo a una amiga. —ella niega suavemente mientras le da un trago a su café.
—¿Entonces no hay monos en la costa? —pregunta mientras oculta su sonrisa detrás del gran trago que le da a su té. La cabeza de la alfa gira rápida y cómicamente hacia ella.
—No entiendo a qué te refieres. —ella niega suavemente su cabeza, la brisa de invierno sacude un poco su cabello. También tiene su ceño suavemente fruncido.
—A si tienes pareja, Park. —rueda sus ojos con cariño y se burla de la alfa empujando su brazo cuidadosamente. Bien, tendrá que ser jodidamente suave con esta alfa.
—Ni en tus malditos sueños. —una voz alegre y con un fuerte acento se burla desde detrás suyo, se gira para darle una mirada y oh... Es la tipa con la que vio a Park el otro día—. Así que si quieres intentar algo con mi amiga, tienes todo el camino libre.
—¡HyeRi! —Rosé se queja, tiene sus mejillas rojas y su mirada clavada en el suelo mientras aprieta suavemente su vaso. La omega, sí Lisa la descubrió, lleva su brazo a los hombros de la alfa.
—¡Solo te doy un empujón, Rosie! ¡No juzgues mi trabajo honesto! —se permite reír por eso, esta tipa parece muy agradable—. Soy HyeRi por cierto, amiga de esta bonita y tierna alfa.
Rosé resopla y se lleva una de sus manos para cubrir su cara, la alfa huele a té de limón agrio, sus feromonas azotan el lugar enviando una descarga a todo su cuerpo y alertando a su omega. Frunce su ceño, esto se está poniendo demasiado raro para su gusto.
—Soy Lisa, Lalisa Manoban. Es un gusto Unnie. —sonríe y extiende su mano para estrecharla ágilmente con la otra omega.
—Sí, sé quien eres. Constantemente eres noticia. —bien, eso fue algo grosero, pero Lisa sabe que quiere decir con eso.
—Lunas, HyeRi, no seas así con la omega. —Rosé se queja mientras le da una suave mirada de reproche a la castaña. Lisa traga ante el apodo y se muerde el labio para evitar sonreír.
—Sí, no importa. Supongo que algunos rumores son ciertos.
Sí, Lisa es conocida por follar con prácticamente todo lo que se mueva, pero no se molesta en escuchar las críticas. Disfruta de su vida sexual y eso no tiene jodidamente nada de malo.
—¿Entonces estás intentando algo con mi amiga? —la omega pregunta con emoción y Lisa no sabe qué responder a eso, cualquier respuesta puede asustar a la alfa.
—Si te lo digo ya no sería una sorpresa, tal vez solo intento ser amigable. —sonríe y se encoge de hombros mientras le da otro sorbo a su té.
La omega castaña expande sus labios en una gran y alegre sonrisa mientras la alfa frunce su ceño y se mueve incómoda en su lugar, el aroma a incomodidad aún no se ha ido y eso aún asusta a Lisa. Tal vez sí fue demasiado lejos con su respuesta, pero no cree que haya sido muy mala.
—¡Eso es grandioso! Déjame decirte que Rosé tiene una gran po-...—Rosé la empuja por el hombro y abre sus ojos en pánico antes de que la mayor pueda terminar su oración.
—¡HyeRi! —ella protesta y enrojece en su lugar, Lisa muerde sus labios para contener su sonrisa ante la reacción de la rubia—. No la escuches Lalisa, solo intenta avergonzarme más. Lo siento. —ella baja su mirada y dentro del pecho de Lisa crece este impulso de querer abrazar a la alfa.
—Sólo lo anticipo para que no se asuste al momento de-... —Rosé resopla y la omega ríe ante la reacción de su amiga—. Está bien solecito. Sólo bromeo, Lisa, o tal vez no... —Rosé la volvió a empujar cuidadosamente y HyeRi rodó sus ojos con cariño, la alfa también enrojeció más ante el apodo.
—Creo que ya debemos irnos Hye —Rosé comienza y la nombrada da un gran suspiro antes de asentir—. Fue bueno verte Lisa, nos vemos el miércoles en el club, supongo. Adiós. —Rosé se despidió torpemente y tiró de HyeRi mientras esta sacudía una de sus manos en un saludo y tenia una alegre sonrisa.
—¡Adiós chicas! —una sonrisa se clavó en su rostro y su omega estaba tranquila y pesada, suspirando. Lisa no le dio atención a ese sentimiento.
[ ... ]
Lisa no pudo asistir al club de lectura el miércoles por la tarde, tuvo un tonto partido de fútbol de último momento con algunos de sus amigos y no podía perder la oportunidad de patear algunos traseros y de jugar al deporte que tanto ama. Asi que el viernes por la tarde entró a la biblioteca caminando dispuesta a la última reunión semanal del club. Dispuesta a invitar a la alfa Australiana a la fiesta que harían el sábado en su fraternidad.
Abrió la puerta del club y ya había algunos integrantes sentados y comiendo lo que parecían ser cupcakes, se aseguró de oler bien y con una sonrisa brillante y un caminar de caderas siendo meneadas se dirigió a la alfa que acomodaba algo en el escritorio. Rosé saltó en su lugar cuando Lisa dio un salto para sentarse sobre el escritorio de madera y le regaló una sonrisa coqueta a la mayor.
—Hola Park, ¿Me extrañaste el otro día en el club? —sus rostros estaban a centímetros y, tristemente, cuando la alfa lo notó se enderezó en su lugar y se aportó.
—¿Có-Cómo? —Rosé susurró y se arregló la corbata que traía puesta.
La alfa llevaba unos pantalones de tela sueltos de un color beige, una camisa blanca con todos su botones abrochados, menos los últimos dos de arriba y sobre esta tiene un buzo de lana color celeste pálido, la corbata le da un toque formal e informal a la vez. Lisa cree que nadie más podría verse tan bien con esa combinación y mucho menos usando unas Vans color blanco.
—Sólo bromeo tonta. Sin embargo, ¿Cómo haces para mantener tus Vans tan limpias?
Pregunta con verdadera curiosidad porque Lisa jamás a sabido ni como mantener las negras limpias, no se imagina lo sucias que podrían estar si se hubiera comprado unas blancas como las de la alfa.
—Yo-... No... —Rosé habla torpemente y sacude su cabeza haciendo que sus cabellos dorados dancen, sus manos omega pican por poder tocar ese cabello—. Lo siento... Solo las lavo las veces necesarias.—ella termina casi murmurando con su mirada baja en el suelo y jugando con sus dedos.
—Eso es interesante, considerando que eres una alfa o tal vez solo soy una mala omega que no sabe hacer cosas básicas de limpieza. —se encoge de hombros y sacude sus pies en el aire para que choquen contra la madera del mueble.
Es cierto, si Lisa se pone a pensar detalladamente es un desastre como omega. Detesta hacer quehaceres tan básicos como lavar los platos a lavar la ropa y si se va a lo que sería su vida sexual es demasiado activa, más de lo que normalmente debería ser para una omega según la estúpida sociedad. Eso se clava lentamente en su cabeza e incomoda a su omega, Lisa solo frunce su ceño ante eso.
—Me gusta hacer las cosas básicas en el hogar, mi madre no quiso criar una inútil que no sepa como lavar los platos.—Rosé sonríe dulcemente ante el recuerdo de su madre y a Lisa se le hace adorable la vista de esos bonitos hoyuelos.
—Tu madre suena encantadora, sobre todo considerando que no toma esa cosa asquerosa que llamas desayuno. —arruga su cara ante el asco y su omega se sacude ante la suave risa de la alfa. Bien, ese es un pequeño avance.
—El café negro no es tan malo, Lalisa. —Rosé niega suavemente con una pequeña sonrisa sobre sus rosados labios. Lisa pasa su lengua entre sus labios ante el pensamiento de besarla, preguntándose a qué sabrán.
—Lo es, ¿Pero sabes que no es realmente malo? —pregunta con diversión y una sonrisa en su rostro, con la esperanza de no ser rechazada—. La cerveza y habrá mucha en mi fraternidad este sábado. —mueve sus cejas jueguetonamente.
Rosé frunce su ceño y nota el momento exacto en el que sus hombros se tensan y esa Rosé asustadiza y tímida vuelve a salir. A Lisa le resulta adorable esta Rosé, pero le resulta más encantadora la Rosé de hace unos segundos que sonríe e intenta mantener una conversación. La invitación indirecta parece asustar o disgustar a la alfa y Lisa se preocupa por eso.
—¿Tu-Tu... Me estás invitando a una... Fiesta...? —Rosé se tropieza un poco con las palabras y la omega solo se limita a asentir con una gran sonrisa y pequeñas feromonas de ananá para tranquilizarla.
—Claro, ¿Por qué no lo haría? —sonríe y golpea suavemente el hombro de la alfa con su mano, de alguna forma extraña su omega le exige demostrarle a la alfa que está a salvo con ella.
—Bueno... ¿No sería raro que yo asista? —ella desvía su mirada hacia otro lado y en el aire se puede oler sus feromanas de incomodidad.
—¿Cómo? ¿A qué te refieres? —inclina su cabeza hacia un lado, con verdadera curiosidad. Olvidando por un momento que para todos en esta universidad Rosé sigue siendo el bicho más raro de todos.
—A que dudo mucho que quieran mi presencia en la fiesta de una fraternidad... —esta vez la alfa rasca con incomodidad su brazo y una pequeña lámparita se enciende en el cerebro de Lisa.
—Oh... No, no. —niega efusivamente y frunce su ceño, su pecho arde en molestia sin ningún motivo alguno—. Hay demasiados idiotas en el campus y muchos de ellos asistirán a la fiesta, un poco de cerebro al lugar no le vendría mal a nadie. —sonríe suavemente y la alfa ríe entre dientes.
—Sí, lo sé... —la mirada de la alfa denota incomodidad y a Lisa eso comienza a incomodarla por algún motivo—. Supongo que lo pensaré, tengo algunos asuntos que arreglar.
—¿Cómo qué? ¿Solucionar la hambruna mundial? —bromea y la mayor larga un pesado suspiro—. ¡No te estreses por todo, alfa tonta!
Bien, eso fue demasiado. Nunca antes había llamado directamente a alguien por su casta sin la confianza necesaria y sin necesidad alguna ahora Lisa comienza a sentirse estúpida e incómoda, preguntándose internamente si sobre pasó demasiados límites no impuestos. Sabe perfectamente que si Rosé no tuviera que dar una clase ahora mismo ella estaría corriendo fue del salón.
La alfa está tímidamente petrificada frente suyo, con un sonrojo tan dulce y cálido y sus pupilas levemente dilatadas. A Lisa comienza a agradarle la vista, demasiado si se lo preguntan, hay algo que no le permite quitar su vista de esta suave y atractiva alfa que tiene frente suyo. Así que ignora el hecho de que acaba de llamar por su casta a la chica porque ella no parece realmente disgustada con el apodo.
—Como sea... —ella aclara su garganta, de alguna forma intentando cubrir su gran sonrojo—. Le preguntaré a HyeRi si quiere ir.
—¡Perfecto! —sonríe y salta del escritorio para caminar hacia uno de los asientos delanteros, esperando a que la reunión del club comience una vez todos los otros llegan.
La reunión se basa en leer los primeros capítulos del siguiente libro con el que trabajarán, y como siempre esta consiste en terminar de leerlos para dentro de una o dos reuniones más para dar una reseña entre todos y discutir acerca del libro, el autor y otras cosas muy aburridas en opinión de Lisa. A quien no parece aburrirle en lo absoluto es a Rosé, quien en todo momento sonríe suavemente y tiene sus ojos con un brillo especial, se ve realmente apasionada por esto de la lectura.
Y gracias a la Luna, luego de casi tres horas la reunión acaba con algunas despedidas suaves y una alfa que parece agotada y conforme con su trabajo. Lisa se prepara para despedirse de la rubia, pero una de las omegas del club se le adelanta. La omega huele a vainilla y tonalidades de caramelo, arruga su cara ante el dulzor y su pecho comienza a picar cuando ve la forma en la que la alfa le sonríe a esa omega.
Su mandíbula se aprieta y su omega se remueve en su pecho, incomodando a Lisa y haciendo que se pregunte tantas cosas que ahora prefiere ignorar. Nadie se interpondrá en su camino de conquistar a Roseanne Park. Así que con pasos decididos camina hacia la pareja frente suyo y choca suavemente el costado de la omega mientras sonríe con sorna.
—Adiós, alfa tonta, espero verte mañana. —le regala su mejor sonrisa a un muy confusa alfa y da una mirada ácida hacia la omega que se está frotando el hombro.
¿Qué demonios le está pasando?
[ ... ]
Es sábado y Lisa está demasiado nerviosa, más que nada alterada, revisando y decorando toda la fraternidad, viendo que todo esté en orden y que las cosas de valor se encuentren lejos de lo que podría ser un caos. La fiesta comienza en algunas horas y solo se limita a pasar el resto del tiempo en bañarse y prepararse para la noche.
Cuando los primero invitados llegan con cervezas y algunas otras cosas, Lisa está demasiado ocupada mirando la hora y repasando cuidadosamente a cada recién llegado con su mirada, su omega está inquieta en su interior y ella no para de morder sus labios. El cigarro que está en sus dedos comienza a consumirse solo y la música comienza a irritarla en algún punto de la noche.
Ya hay demasiadas personas, más de las que podría contar incluso con todos los dedos de las manos de sus compañeros de fraternidad y su tercer vaso de cerveza aún no decide dejarla demasiada ebria, así que todo a su alrededor comienza a molestarla y asfixiarla. Tira su cuarto cigarrillo de la noche al suelo y lo pisa con sus Vans, choca con incontables cuerpos hasta poder adentrarse al espacio cerrado de la cocina y dar un largo suspiro.
Su mirada vieja a todas las botellas vacías y medio vacías que hay en el lugar, vasos con distintos tipos de bebidas y paquetes de snacks y otras cosas que hay en el lugar. Sus pensamientos de limpieza y odio sin sentido a todo son interrumpidos cuando un grupo de omegas y betas entra en el lugar a armar un trago.
—¿La viste? —una de ellas pregunta a alguna del grupo—. Se ve tan extraño cantando allí.
—De por si es extraño que esté aquí. —resopla otra mientras le da un trago a su bebida que está dentro de uno de esos horripilantes vasos rojos descartables.
—No creo que sea tan malo que esté aquí, es solo una fiesta. Ella es libre de hacer todo lo que quiere. —una omega dice con timidez y algunos del grupo ruedan sus ojos. Lisa solo permanece en silencio, cruzada de brazos, escuchando con atención.
—Oh vamos, es la alfa más rara de toda la maldita universidad. Hay que admitir que es extraño que ella esté aquí. —uno de los betas se queja, moviendo su vaso exageradamente en el aire y derramando un poco.
Lisa arruga su cara en asco al saber que posiblemente ella tenga que lavar eso. Una sonrisa imperceptible se desplaza por sus labios y sale del lugar sin prestarle más atención innecesario a ese grupo de amigos. Recorre el lugar y el sonido que apenas era perceptible en el pequeño cuarto ahora inunda sus oídos. Esa voz. Rosé parece un poco tomada y sus palabras se tropiezan un poco mientras canta alguna canción de Nirvana en el karaoke abierto.
Lisa choca con tantos cuerpo, empujando a todo el que deba y escabulléndose sobre la ronda de gente que rodea la zona de karaoke. Cuando levanta su vista una alfa rubia algo desalineada está cantando sobre esa pequeña mesa ratona donde Lisa comenzó una apuesta, algo tonta, ahora que lo piensa.
—¡... I feel stupid and contagi-... Lisa! —Rosé se corta a mitad de la letra, el micrófono abandona la cercanía de sus labios y levanta sus manos al aire. Lisa le regala una sonrisa desde abajo cuando finalmente llega a ella y tira de su camisa hacia ella.
—¿Estás sola? —pregunta sobre lo alto de la pista. Alguien roba el micrófono de la mano de Rosé y ella lo mira ofendida por un segundo antes de voltearse a verla alegre.
—¡Lisa! —ella vuelve a exclamar felizmente antes de ser tirada por la omega fuera de la multitud y hacerlas escabullirse entre la multitud hasta la cocina que parece nuevamente desalojada.
—Sí, alfa tonta, pero te pregunté algo. —rueda sus ojos con cariño, trabando la puerta de la cocina.
—¿El qué? —ella pregunta confundida e inclina su cabeza hacia un costado adorablemente como una pequeña cachorra.
—Si viniste sola. —la alfa niega y recorre el lugar con su mirada, la timidez parece volver lentamente a su cuerpo.
Lisa se pregunta el porqué de aquella acción, hace tan solo un minuto la alfa parecía el ser humano más sociable de la faz de la tierra subida a aquella mesa pequeña y cantando a todo pulmón y de las canciones más conocidas de Nirvana, y ahora parece una cachorra toda blanda y adorable.
—HyeRi se fue con su alfa. —ella explica tímidamente y sus mejillas están rojas. Lisa no sabría descifrar si es por el alcohol o porque ya es el estado natural de la alfa cuando se encuentra a su alrededor.
—No sabía que cantabas. —acusa en broma y se apoya en la mesada junto a la Australiana. Rosé la recorre con sus profundos ojos color caramelo antes de disparar rápidamente su mirada a otro sitio.
—Me gusta mucho el karaoke, soy la alfa más profesional en eso. En todas las reuniones familiares siempre soy la primera en insistir en hacer karaoke. —ella sonríe con orgullo, alzando su cabeza cuidadosamente, haciendo relucir su marcada mandíbula.
Lisa aprecia la vista y recorre el costado del rostro de la alfa con cuidado, relamiendo sus labios con anhelo y sintiendo a su omega retorcerse contra su pecho. Se gira sobre la mesada, apoyando sus brazos sobre esta e inclinando un poco su trasero hacia atrás. Esconde su cabeza entre sus brazos. El remordimiento comienza a llenar su pecho y opaca la lujuria. Jennie realmente tenía razón, esta apuesta no vale la pena, Rosé no se merece ser usada de esta forma.
—¿Estás bien? —ella pregunta y Lisa solo se permite dar un gran suspiro antes de incorporarse.
—Hice una apuesta. —dice, como si estuviera hablando del clima y Rosé se gira a mirarla con atención, su vista está algo borrosa.
—Ah, ¿Sí? —ella inclina su cabeza un poco, nuevamente, hacia un costado—. ¿Y qué tal va? —Lisa puede apreciar el momento exacto en el que la alfa pasa saliva.
—Nada mal en realidad, incluso diría que valió la pena. —sonríe y la alfa asiente, ahora parece pensativa—. Y por cierto, es muy lindo que te guste el karaoke. Te llevarías muy bien con mis hermanos.
—¿Enserio? —asiente con un sonido de confirmación y los ojos de la alfa brillan con algo de adoración—. Adoro a los cachorros pequeños y no quiero que suene como si fuera una pervertida. —ella arruga su rostro con asco y Lisa se permite reír genuinamente.
—Bueno, entonces no te podré llamar mami. —ríe más al ver la reacción de la alfa, parece un pequeño y asustadizo camaleón que solo puede cambiar a tonos rosados, rojos y carmín.
—Me gustan porque quiero muchos cachorros. —Rosé esquiva su intento de coqueteo y Lisa solo lo deja pasar, no insistiendo en ello.
Más bien la imagen de una Rosé adulta repleta de cachorros hace que su corazón se altere, su omega aúlla en su pecho y Lisa vuelve a ocultarse entre sus brazos para tapar su sonrojo. No puede simplemente admitir que está cayendo lentamente por esta alfa y aunque está muy segura de que su omega tiene mucho que ver, su parte humana también se dejó encariñar por la rubia.
—¿Con un bonito omega? —pregunta, dejando que una estaca invisible de celos se clave en su pecho.
—Con una bonita persona que no me llame rara. —Rosé le regala una pequeña sonrisa melancólica antes de darle un trago a lo que sea que ahora tenga en la mano.
—Lo siento —dice sin pensarlo, su omega actuando y dejando resbalar todos sus sentimientos y palabras fuera—. Por todo, Rosé.
—No tienes que, en realidad tu no hiciste-... —Lisa se incorporaba interrumpiendo a la alfa en su discurso acerca de la moral o una de esas mierdas raras.
—La apuesta, eres tú. —dice y la alfa se corta en seco, los músculos de sus hombros se tensan por unos segundos, casi imperceptibles bajo esa fina capa de tela—. Lo siento mucho, no quiero seguir con esto. Yo-...
—¿Valió la pena? —Rosé pregunta, no parece realmente afectada aunque ya no sostiene el vaso rojo y sus brazos están cruzados y su ceño fuertemente fruncido—. ¿Aunque sea ganarías algo realmente bueno?
—No... Yo-... —niega, bajando su cabeza como una pequeña cachorra arrepentida, pero la alfa vuelve a cortarla.
—En realidad lo sabía, Jennie me lo dijo, no sabe mantener la boca cerrada y es una buena amiga. No entiendo tu odio hacia ella —ella suspira, refriega su rostro con sus manos alfa y sus músculos se flexionan un poco bajo la fina tela de la camisa—. Sólo quería ver que tan lejos llegabas y ver si tal vez yo podría...
—¿Qué? —su cuello se queja por la rápido que levanta su rostro, animads por algo y con su pecho latiendo en anhelo.
—Nada, realmente pensé que esto iba a ser diferente, pero supongo que te aburriste de mí y sigues pensando que soy una maldita rara. —es lo último que dice la alfa antes de esquivarla como a una araña venenosa y escapar por la puerta de la cocina.
Lisa se queda unos segundos apreciando el sonido desde lejos y el zumbido en sus oídos, el retumbar de su corazón en su cabeza hace que sienta sus ojos palpitar. No entiende qué demonios acaba de pasar y de alguna forma todo se ve tan claro como el agua cristalina de una piscina. Bueno, todo está siendo un poco más obvio ahora que se detiene un segundo a pensarlo.
Es más que obvio que a Rosé se le hizo extremadamente raro que se acercara a hablarle y supone que ella debió de haber sospechado sus intenciones desde un primer momento porque, por supuesto, la reputación de Lisa le precede. Entonces, ¿Por qué demonios Rosé siguió haciendo como si nada estuviera pasando y no supiera la maldita verdad?
Se gira lentamente para encontrarse con ese puerta de empuje color marrón que la lleva hacia su destino y la alienta a conseguir respuestas. Bien, está será una de las primeras veces por las que Lisa se arrastrará por una alfa para obtener atención y respuestas.
La gente que la rodea ya está o demasiado drogada o demasiado ebria, sus cuerpos están todos sudados y flácidos y parecen querer sofocar a la omega y no dejarla guiarse hacia su destino. Empuja con odio a algunos alfas ebrios que intentan tirarse sobre ella y murmura disculpas a alguna omega o beta. Hace puntas de pies para buscar con su mirada a una alfa rubia, pero las luces de colores y el lugar casi oscuro no se lo permiten.
Consigue salir hacia la puerta trasera de la fraternidad y ve a algunos grupos fuera en el patio de la fraternidad, hay una pequeña ronda con un tipo tocando una guitarra. HyeRi está sentada sobre una alfa y a su lado está su alfa parada. Sus hombros están algo caídos y no logra verle el rostro desde el porche trasero. Baja los pequeños escalones de madera y camina hacia la ronda con decisión.
—¡Rosé! —grita apenas para que su voz se escuche sobre las otras voces y sobre la melodía que suena—. Necesitamos hablar. —la toma por el hombro y la alfa se voltea a verla con su mirada repleta de confusión.
—¿Qué quieres? —ella dice, su aroma a té de limón con miel algo agrio invade sus sentidos y puede ver el pecho de la alfa algo descubierto. Un poco de sudor brilla con el reflejo de las luces del patio.
—A ti —su omega la hace escupir un vomito verbal innecesario y se golpea mentalmente—. Dioses, solo quiero respuestas. —tira del brazo alfa y puede sentir los músculos debajo de su mano retorcerse, eso la hace perder un poco más la cabeza y que su sonrojo se intensifique.
Tira de ella y las hace caminar lejos del grupo y de las demás personas, la lleva hacia un costado de la casa y se gira a mirarla, Rosé tiene un sonrojo que incluso es perceptible con la poca luz que tienen. Ella luce tímida y caliente, Lunas, muy caliente. Lisa necesita hundirse en su pecho y ser mimada o morirá dramáticamente.
—Me gustas mucho. —deja que sus palabras fluyan y la alfa frente suyo se tensa y comienza a negar efusivamente con su cabeza—. Y no lo digo por la apuesta o algo tan estúpido como eso. Realmente lo haces y aunque-...
—Apenas y nos conocemos. —Rosé se aparta dos pasos hacia atrás y Lisa se acerca dos más.
—Lo sé, pero creo que tu también lo sientes. Espero que realmente lo sientas y sé que esto va a sanar como una locura, pero creo... Creo que nosotras-... —da un largo suspiro, no puede creer la locura que va a dejar salir de su boca—. Creo que somos destinadas.
Cierra sus ojos con fuerza e inclina un poco su rostro hacia un costado, sus puños están apretados fuertemente a sus costados y Lisa realmente tiene demasiado miedo de mirar a esta alfa a la cara. No quiere ver la forma en la que se burle de ella o su cara de asco, su omega la culpa por ser una mala omega y estar con tantos alfas porque está muy segura de que Rosé no la querrá por no ser una pura.
—Bueno eso... —ella empieza, rompiendo el silencio que se creó por unos minutos o tal vez solo sean segundos y Lisa esté siendo demasiado dramática—. Yo...
—Está bien si crees que es una locura. —Lisa sabe que Rosé es demasiado amable como para rechazarla como todos los demás alfas, solo usándola como un juguete y desechándola por haber sido tocada por tantas otras manos.
Es que Lisa no entiende cuál es el maldito problema de todos esos infelices. Ella disfruta de su maldita sexualidad y eso no tiene absolutamente nada de malo, no por eso debe ser señalada como una promiscua y ser tachada de mala omega por no cumplir el estándar normal y mantener un perfil bajo para cuando encuentres a tu destinado.
—Es que yo... No... —Rosé tartamudea al hablar y Lisa siente que está perdiendo su tiempo, pero se permite tener paciencia.
Así que cuando finalmente decide mirar a la bonita alfa frente suyo, su omega se sacude en su pecho y un revoloteo que ha estado ahí desde hace unos días golpea todo su estómago con cosquillas. Rosé permanece en su posición y está boqueando por aire y tal vez algo más. Parece avergonzada y demasiado tímida por no poder formar una sola palabra así que Lisa decide suavizar su rostro y acercarse lentamente a la alfa.
—No creo que me quieras como a tu destinada. —ella suelta finalmente, bajando su mirada y juntando sus manos en su frente, jugando con sus propios dedos en un indicador de que está terriblemente nerviosa—. No sería una buena alfa para ti.
—Por supuesto que lo serías, incluso ya lo eres —su tono de voz se vuelve insoportablemente dulce y meloso, y aunque a Lisa le asusta un poco, le impresiona la forma en la su omega la guía en el camino de saber calmar a su alfa—. No importa lo que los demás digan Rosé. Mi omega y yo creemos que eres la alfa perfecta. —sonríe y acaricia uno de los brazos de la alfa, siente la calidez y la electricidad viajar por su cuerpo.
—Es que ni siquiera podré ayudarte con tus celos porque apenas y e besado a alguien. No podré complacerte como estás acostumbrada. —ella tapa su rostro con sus manos alfa y se encoge un poco.
Lisa quiere reírse, pero no porque su alfa jamás haya tenido sexo con alguien, sino más bien porque le parece adorable la forma en la que la alfa ahora parece un pequeña ardillita asustada. Le sorprende un poco el hecho de que Rosé jamás haya tenido sexo porque la alfa realmente tiene sus encantos aunque Lisa sabe que el camino de la sexualidad es algo más allá de solo ser atractivo. La confianza y las inseguridades también conllevan mucho al momento de tener sexo con alguien. Pero Lisa encantada la ayudará a que confíe en ella.
—Eso no tiene nada de malo, alfa. —saborea los palabras en sus labios y sonríe por la forma en la que Rosé sale del pequeño escondite—. Prometo ayudarte y hacer que toda tu nueva experiencia en el sexo sea sensacional.
Acerca a la alfa en un abrazo porque no se resiste más y verdaderamente necesita sentirla cerca porque sino todo su pecho explotará en la necesidad de anhelo, lleva sus manos al cuello de la alfa y su rostro se clava en la fuente de su aroma, aspira con necesidad y se deja llevar, relajando todos sus músculos. Rosé la toma fuerte, pero suavemente por la cintura y es una sensación nueva y tan envolvente. Ella le da un pequeño besito en su cabellera y Lisa se deja llevar por su omega y deja un casto beso sobre la fuente de aroma de la alfa.
[...]
Los días transcurren como normalmente pasa, se levanta y hace sus cosas y luego va a estudiar, solo que ahora hay una alfa en cada uno de esos pasos. Desde el primer momento en que despierta tiene un bonito mensaje de buenos días con demasiados emojis y aunque Lisa en varias ocasiones dijo que jamás moriría de ternura por algo como esto y que preferiría morir antes de ser parte de una relación cursi, ahora no imagina sus mañanas de otra forma.
Rompió su apuesta con los chicos de la fraternidad y todos quedaron realmente sorprendidos, hubo algunas burlas por aquí y por allá, pero nadie se pasó de la raya. Para Rosé fue un poco extraña su primera vez en la fraternidad sin la necesidad de estar todos rodeados de cervezas, luces de colores y música demasiado alta. Su primera vez en la fraternidad fue una simple noche de películas y todos se lo tomaron con calma.
Rosé estaba demasiado avergonzada y tímida y se escondió en su cuello la mitad de la película porque era de terror, Lisa solo se limitaba a sonreír y largar pizcas de su aroma para no abrumar a todos. Las chicas y chicos en la fraternidad al día siguiente no pararon de decir lo adorable que era su alfa y a Lisa le gusta esa palabra. Como realmente, la ama.
Es demasiado propia y territorial y Lisa jamás en sus diecinueve años pensó que adoraría tanto una simple palabra. Principalmente porque siempre pensó que los alfas solo eran un asco y solo la utilizaban físicamente para un poco de sexo, lo que no está mal porque Lisa también lo hizo, pero va más allá de eso. Los alfas suelen ser irritables y demasiado alfistas y Lisa odia eso.
Pero Rosé es tan diferente. Rosé es simplemente una brisa de aire fresco en verano y un buen vaso de agua fría con cuarenta grados de calor, Rosé es el abrigo más cálido cuando debes salir fuera en la noche más fría de invierno y la manta más cálida y reconfortante durante las noches de otoño e invierno. Lisa está más que enamorada de Rosé.
En cuanto a su vida sexual, tiene que admitir que ha sido algo difícil. Demasiado acostumbrada a tener aunque sea uno o dos acostones los fines de semana, pero esperará lo necesario por Rosé. Aunque le haya hecho algunas pajas en el departamento de la alfa y tal vez en una ocasión le hizo un oral. Dioses, Lisa amó la forma en la que Rosé cerró sus ojos, frunció su ceño y luego levantó sus cejas dejándolas caer relajadas, su boca se abrió dejando escapar el gemido más celestial y apretó las sábanas bajo sus manos.
Lisa adora cuando en la tarde Rosé pasa por ella y van juntas a su departamento a mirar películas y dormirse acurrucadas. Lisa adora a Rosé y todo lo que conlleva salir con una alfa todo adorable y tímida que esconde su cara bajo sus manos cuando dice algo fuera de lugar o algo que ella considera demasiado tonto. Lisa adora cuando eso pasa porque en general la alfa suele tener la mentalidad de una niña de doce años con pensamientos tontos y hormonales.
Lisa ama eso de Rosé porque aunque tengan personalidades algo distintas se complementan de la mejor manera posible. Rosé suele colorearse por todo y Lisa ama hacer chistes acerca de penes o sexo y eso solo provoca que su alfa se sonroje luego de soltar esa risa tan llamativa y distintiva y oculte su precioso y fino rostro bajo esas manos que la vuelven loca. Bajo esas manos donde quiere pertenecer siempre, donde sabe que es jodidamente correspondida y siempre se sentirán como su maldito hogar.
Lisa jamás creyó amar tanto a una alfa tímida, algo torpe y demasiado atractivo para su propio bien, pero lo hace y adora hacerlo.
—¿Te diste cuenta que pasas más tiempo en mi departamento que en tu fraternidad? —Rosé pregunta detrás suyo, envolviendo con sus brazos y pegando su pecho a su espalda, la saca de sus pensamientos y Lisa sonríe al sentir ese delicioso aroma cerca suyo.
—Es porque aquí huele mejor que en la fraternidad y porque tengo de uso personal a una alfa que me hace masajes en los pies.—se burla, riéndose un poco en el camino y Rosé resopla detrás suyo.
—¡Hey! —se queja adorablemente y suelta un suspiro cuando siente las manos de la alfa metiéndose bajo su suéter—. Eso no es justo, ahora debes pagar una cuota por abrazos y comidas gratis.
Lisa está a punto de protestar y de seguirle el juego pero los pomposos labios de su alfa sobre su punto de unión hace que se vuelva gelatina sobre los firmes brazos que la sostienen. Las manos de la alfa están ancladas sobre sus caderas y el movimiento de sus pulgares hace que un cosquilleo de anticipación recorra todo su cuerpo.
Rosé murmura un gruñido sobre su cuello y Lisa le abre más paso al hacerse hacia un costado y dejar que la alfa la marque con su aroma mientras deja marcas sobre su blanquecina piel. Las feromonas de Rosé indican que está algo nerviosa y el mundo de Lisa se detiene por un segundo al notar eso, jamás permitirá que su alfa se sienta nerviosa o incómoda durante una sesión de besos o algo como esto que las pueda llevar a algo más.
—¿Qué ocurre, alfa? —pregunta suavemente, guiando sus propias manos bajo su suéter para acariciar las manos de su alfa—. Hueles un poco a nervios y me gustaría saber por qué.
—Es que... —la voz de Rosé sale algo amortiguada porque ahora se está escondiendo en su cuello y Lisa sonríe al sentir sus mechones dorados chocar contra su mejilla—. Me gustaría... Ya sabes... —se encoge de hombros, restándole algo de importancia y Lisa realmente lo sabe, pero quiere oírla y asegurarse de que Rosé no se sienta presionada a esto.
—No, no lo sé cariño, ¿Podrías explicarle a tu omega lo que necesitas? —Rosé ronronea un poco por los apodos y Lisa sonríe al sentir la cara de su alfa calentarse sobre su cuello.
—Me gustaría tener... Ya sabes... —Rosé insiste, tu tono se debilita un poco y Lisa no necesita ver su rostro para saber que es una pequeña bolita roja y adorable—. Tal vez un poco de sexo contigo. Como sexo, sexo. Porque sé que soy una mala alfa y nunca terminas bien complacida durante nuestros encuentros y-...
Lisa arruga su rostro en desaprobación, ¿Acaso olvidó decirle a Rosé lo mucho que ama chupar su nudo? O lo mucho que ama sentir la forma en la que su semen se dispara justo en su garganta o cara cuando se viene y ella hace todos esos sonidos de alfa sensacionales por los que Lisa nunca antes creyó sentirse tan mojada con solo los gemidos de su pareja. Rosé tiene una voz tan particular que incluso sus gemidos lo son y eso provoca más de una masturbada en su propia soledad.
—Nunca me siento insatisfecha contigo alfa, es más... —se gira para contemplarla y sostiene el abochornado rostro de su alfa entre sus manos—. Me gusta mucho cuando te vienes y dejas salir mi nombre de tus labios. ¿Alguna vez notaste la forma en la que solo me puedo mojar con un toque tuyo en mi cuello?
Rosé niega suavemente y luego aspira el ambiente, sus ojos se cierran por un instante y luego se abren con sus pupilas más dilatadas que antes, eso envidia mucho más lubricante a su coño. Y hace que Rosé la acerque más a su pecho de forma inconsciente, creando más sonrojos preciosos.
—No tienes que decir todas estas cosas solo para hacerme sentir bien, Lis. —ella hace un adorable puchero que Lisa besa fugazmente.
—Pero quiero hacerlo porque es la verdad, además, no quiero que hagas algo cuando no te sientes totalmente segura de ello. —Rosé sonríe apenas y vuelve a esconderse en su cuello—. Buenos, podemos probar ir un nivel más allá y ver si te sientes cómoda con eso, pero prométeme que si te sientes incómoda me lo dirás. —acusa de forma cariñosa y Rosé asiente soltando una pequeña risita.
—Está bien, bebé. —dice eso antes de repartir dulces besos por todo su rostro hasta llegar a sus labios.
Y Lisa tiene que admitir que ha besado a demasiadas personas en su vida, pero que Rosé lo hace de una forma particular, una forma muy agradable, es lento, suave y demandante a la vez, y no hay una forma correcta de explicarlo. Simplemente le encanta. Al principio ella era demasiado tímida porque no sabía cómo besar correctamente, pero la experiencia de Lisa la llevó a volverla una experta en esto a la Australiana.
Sus labios se deslizan entre los contrarios y cuando siente la lengua de Rosé querer escabullirse dentro de su boca, la deja pasar libremente, deslizando la suya también y saboreando todo ese delicioso té de limón con miel. Lisa notó que el limón con miel es su té favorito para los días de lluvia o para cuando se siente resfriada y desanimada. Es como una curita al alma.
Rosé desliza sus fuertes manos por toda su cintura hasta llegar a su pecho y justo allí se encuentra con sus senos, acaricia un poco sus pezones con sus pulgares, enviándole una descarga eléctrica por toda su espina dorsal, haciéndola gemir sobre los labios contrarios. El pecho de la alfa retumba en un débil gruñido y cuando se separan por aire Lisa contempla a la sonrojada y adorable alfa que tiene frente suyo con todos sus ojos completamente negros.
—¿Quieres que nos movamos hacia la habitación, alfa? —la respiración de ambas es agitada y Rosé solo niega con su cabeza antes de volver a su firme agarre en su cintura.
—No, quiero intentar algo antes. —Rosé sonríe tímidamente y la levanta haciendo que sus piernas se envuelvan en la cadera de la mayor y luego la apoya sobre la mesada, donde antes de ser interrumpida Lisa estaba preparando un té para ambas—. Déjame besarte un poco más aquí.
Lisa asiente antes de volver a una sesión de besos de precalentamiento y sumergirse en todo el cuerpo de su alfa, dejando que recorra sus piernas descubiertas con esas pesadas manos, haciendo que todos los vellos de su cuerpo se ericen y provocando un suspiro entrecortado. Rosé recorre sus curvas hasta volver a sus pezones, los cuales se encuentran odiosamente sensibles. Normalmente los pezones de Lisa suelen ser sensibles y tal vez esa sea la razón de que ahora mismo esté chorreando.
O tal vez sea el hecho de que tiene un cuerpo mucho más grande sobre el suyo que emana todo este calor y olor a protección que la hace marearse y volverse loca, que hace a su omega chillar por la cercanía y querer ser anudada con todas sus fuerzas. También está algo emocionada porque será la primera vez de Rosé y algo nerviosa a la vez.
Rosé gruñe sobre sus labios y se pega de una forma imposible más hacia su cuerpo, su erección se roza contra sus pliegues por sobre la ropa y ambas rompen el beso para gemir sobre la boca abierta de la otra, de alguna forma esto es lo más caliente que Lisa nunca antes hizo y ama tanto todo esto. Ama tanto a Rosé.
—Quiero que me anudes tan mal alfa y que me hagas tuya, ¿Serás una buena alfa para mí? —susurra sobre las labios ajenos y Rosé gruñe desde su pecho hasta dejar salir el sonido vibrante por sus rosados e hinchados labios.
—Mi omega, te escuchas tan linda cuando quieres complacerme.—Rosé hunde su rostro caliente sobre su cuello y chupa fuertemente sobre su punto de unión, provocando un gemido desde lo más profundo de su garganta—. Estoy tan ansiosa por hacerte mía, por que seas nuestra.
—Tuya, solo tuya alfa. —Lisa susurra y aprieta las manos sobre el gran suéter de Rosé, odiando de repente que tenga demasiada ropa encima y necesitando sus pieles juntas.
Mete sus manos bajo el suéter de la rubia y lo levanta cuidadosamente, Rosé se queja desde su cuello y se aparta para ayudarla a quitárselo, Lisa sonríe suavemente ante la pequeña victoria y acerca a la alfa nuevamente desde su remera, la envuelve con sus piernas y ambas se quejan cuando sus entrepiernas se vuelven a chocar. Se dan un pequeño beso antes de sumergirse en uno mucho más caliente.
Las manos de la alfa vuelan hacia sus shorts y comienza a bajarlos, la posición en la que están no permite que todo esto sea cómodo y Lisa solo asegura sus brazos sobre el cuello de su alfa y deja que Rosé la maneje a su antojo, siente que ella tira de toda su ropa hacia bajo y se separa del beso para sisear por estar expuesta al aire fresco del departamento aunque estén con un maldito aire acondicionado.
Rosé la sostiene sobre sus brazos y comienza a guiarlas, Lisa cree que las llevará a la habitación, pero la alfa realmente parece necesitada y demasiado fuera de si, entonces la omega se queja un poco cuando Rosé la apoya sobre la isla de la cocina y la hace recostarse sobre esta. A este punto agradece no haberse quitado su suéter.
—Lo siento, ¿Está bien aquí? —Rosé pregunta, dudosa y tímida, pero sus ojos reflejan todo lo contrario.
La forma en la que sus ojos ahora son más opacos y oscuros hace que Lisa quiera cerrar sus piernas y chillar por la necesidad de ser anudada por esta impotente alfa. De alguna forma la alfa aún se las ingenia para mirarla con adoración pura y dándole esa seguridad impecable que siempre hace que Lisa se sienta como en un cálido y reconfortante hogar.
—Está bien donde quieras que sea. —apenas puede hablar y ni siquiera comenzaron a follar, Dioses, Rosé la tiene tan mal.
—Bien, tendrá que ser aquí porque si espero un segundo más siento que mi nudo va a estallar patéticamente y nos arruinará todo. —ella se sonroja aún más y hace una mueca con esos precioso labios rellenos.
—Está bien que no sea perfecto y no dures más de diez minutos, es tu primera vez alfa. —sonríe mirando los bonitos ojos de su alfa que recorren todo su rostro, Lisa sabe que la alfa está buscando algún tipo de emoción errónea, pero jamás la encontrará porque ella está amando todo esto.
—Bien, bien. Lo siento. —ella sonríe antes de besarla suavemente y apartarse, los brazos que estaban a cada lado de su cabeza ya no están y ahora parecen estar desabrochando los pantalones de la alfa—. Mierda, no tengo...
Lisa quiere reírse de todo esto, pero jamás lo haría porque sabe que si lo hace Rosé se sentirá como la peor alfa del mundo y también sabe la gran inseguridad que tiene al respecto de cuanto durará porque lo han hablando antes. Lisa sabe que Rosé usó juguetes durante su celo y que de alguna forma está preparada para ello y no lucir como una adolescente precoz, pero Lisa también sabe que sus paredes y un juguete no son exactamente la misma cosa.
—No importa, alfa. —Lisa sonríe y se incorporaba, guiando su mirada al pene de su alfa y relamiendo sus labios porque ya extraña tenerlo sobre su lengua y dentro de su garganta—. Ya hemos hablado de esto y estoy limpia y sabes que me cuido.
—¿Estás segura que estás cómoda con esto? Yo-... No quiere que... —Rosé une sus frente y Lisa lleva sus manos al rostro de su alfa, cierra sus ojos cuando siente su miembro chocar, otra vez, contra su coño, ambas sueltan un suspiro.
—Estoy bien, alfa tonta, deja de hablar tanto y anúdame de una vez, ¿Qué no ves que estoy ensuciando toda la isla? —Rosé se ríe suavemente y le da un beso antes de hundirse lentamente en ella.
El beso se rompe y ambas abren sus bocas, gimiendo sobre la otra, Lisa envuelve las caderas de la alfa con sus piernas y la acerca lentamente a su cuerpo para que sepa lo mucho que está amanda toda esta sensación. Rosé se queja débilmente cuando toca fondo y Lisa se siente tan llena; tan llena. Nunca antes había experimentado algo así.
Rosé es demasiado grande y se acopla perfectamente a ella, haciendo que su cabeza roce completamente su punto g y la haga marearse por las sensaciones. La alfa la acerca más desde su cintura y Lisa une sus pechos, envolviendo más sus brazos sobre el cuello de su alfa y provocando gemidos de ambas cuando Rosé se mueve un poco.
—Estás tan apretada, bebé. —Rosé sisea sobre sus labios y da otra estacada más—. Te sientes tan bien, ¿Tu también lo sientes?
—Sí, alfa —Lisa no puede hablar, como realmente. Se siente como una adolescente necesitada luego de tanto tiempo y quiere que esto jamás se acabe porque Rosé se siente tan bien dentro suyo. Tanto que incluso cree no poder aguantar demasiado—. Más alfa, más. —lloriquea, gimiendo ante los moviendo de la pelvis de su alfa.
Las bolas de Rosé chocan contra su húmedo coño, tan empapados por todo el jodido lubricante porque Lisa se siente caliente y mojada con un simple toque de Rosé. Unos minutos más y lo único que se puede escuchar en todo el departamento son sus gemidos y la forma en la que sus cuerpos se unen salvajemente por los movimientos de la alfa.
—Estoy cerca —Rosé dice, sobre su oído, donde ha estado soltado todos estos gemidos que Lisa se guarda en lo más profundo de su alma para disfrutarlos por siempre—. Dioses, te sientes tan bien.
—Alfa... —Lisa se queja cuando siente el nudo de su alfa hinchándose dentro suyo, curvando su espalda porque siente a su omega como un fuego caliente por todo su pecho, disfrutando de la sensación—. Quiero que me llenes de tus bebés, alfa.
Rosé gruñe su cuello antes de besarla y ponerse errática, se queja sobre el beso cuando se viene y Rosé chupa sus labios, cierra sus ojos fuertemente cuando siente el nudo de la alfa estallar y expandirse, el semen cálido la llena y hace que algunas lágrimas se escapen de sus ojos porque Rosé es jodidamente grande. Arde un poco, pero el placer que recorre todo su cuerpo hace que borre ese pequeño molestar.
—Lo siento, creo que no pensé en todo. —Rosé se ríe suavemente sobre sus labios, uniendo sus frentes—. ¿Estás bien? —Lisa sonríe ante la pregunta. Rosé es una ardillita, cálida y adorable.
—Estoy mejor que nunca alfa. —se oculta en su pecho y deja un beso sobre su cuello en el camino—. Pero en unos minutos más dolerá todo si no nos movemos.
Al ser su primera vez con una omega y más siendo destinadas, el nudo de la alfa durará unos veinte minutos más por la necesidad de su loba de preñarla, y aunque Lisa sabe que no pasará porque toma pastillas, la idea la hace sonreír de forma boba porque amaría tener cachorros con Rosé, ella sin duda sería la mejor madre de todas.
—Bien, iremos al sofá —Rosé la levanta y chilla por el moviendo, el nudo tira un poco y las acomoda para no estar incómodas—. Lo siento, lo siento.
—Estoy bien, tonta —Lisa sonríe y besa su cuello, aspirando el aroma territorial y la pizca de excitación que quedó—. Te amo mucho, Rosé. Nunca creí que le diría eso a alguien, pero contigo es todo tan fácil.
Rosé la presiona más contra su pecho y se deja caer con cuidado sobre el sofá, las acomoda y las tapa con una manta que está en el respaldo. Lisa ama acurrucarse de esta forma con Rosé, sobre su pecho y usarla como a una almohada gigante y cálida. Rosé sonríe sobre su cuello y deja algunos besos allí que le envían escalofríos a todo su cuerpo sensible.
—También te amo, omega. Tanto que podría soportar el hecho de que no te guste leer conmigo. —Lisa ríe sobre el cuello de la alfa y se levanta apenas para mirarla a los ojos y robarle un suave beso.
—Eres una maldita ermitaña, Roseanne, y aún así te amo demasiado.
Duermen una pequeña siesta en el sofá y luego toman una ducha caliente, como realmente caliente, es como si ahora Rosé se hubiera vuelto una experta en el sexo y quisiera hacerlo en todos lados, todo el tiempo y Lisa ama eso.
Lisa ama todo de Rosé.
FIN.
No les miento, tarde casi un mes en editar esto, pero valió cada segundo, pipipipi
¡Gracias por leer!
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