5. viaje al espacio pt.1

( Tú me juraste la luna, y de tantas estrellas ninguna me regalaste, solo me dejaste mil dudas. )

Beatrice despertó a las tres de la mañana lista para prepararse. Como Natasha dijo había dejado un traje de los de ella en su habitación, solo que este no tenía el logo de la Viuda Negra en el cinturón y era blanco.

Con algo de sueño la castaña tomó una toalla y fue a darse una ducha fría para poder despertar. Aprovechó y se lavó su cabeza para salir veinte minutos después. Sabía que partían a las cuatro de la mañana así que fue a cambiarse nuevamente.

Otros veinte minutos más tarde Beatrice no podía dejar de verse en el espejo. La ventaja de tener el cuerpo similar al de la pelirroja es que el traje no le quedaba mal, aunque no estaba acostumbrada a verse en él. Con su cabello corto por la barbilla ya seco y su traje blanco pegado al cuerpo se fue en busca de las botas que tenía guardadas.

Lo que le gustaba a Bea de este traje era que prendía luces azules por los costados, así como el que usó la viuda en Sokovia y, una vez lista, se fue al comedor en busca de los demás.

Al llegar al comedor se encontró con Natasha en pijama junto con Steve en su traje, el que tenía cuando conoció luego del chasquido. De hecho, el capitán estaba justo como cuando lo conoció. Hasta con la barba que le sentaba bien.

─Buenos días.─dijo ella entrando al lugar. Sin querer le dio al botón que hace las rayas de su traje prender e iluminó la sala por unos segundos.─Perdón.

Natasha sonrió y se acercó a la castaña.─Buen día.─dijo ella y dejó un beso en su mejilla.─Desayuna que es un viaje un poco largo.─confesó ella.

Beatrice preparó un bagel con queso crema y un jugo de naranja.─¿Estamos listos?

Steve asintió.─Si. Natasha te dejo un par de armas en la nave y es básicamente hacer lo que hablamos ayer. Cuando lleguemos Carol nos dará instrucciones detalladas de todo.

La castaña asintió. Miró a la rusa y se despidió de ella con un abrazo y con Steve entró a la nave, como le decía la castaña, que sería manejada por el capitán. Beatrice se colocó los audífonos y realizó su labor como co-piloto.

─Todo listo, señor.─dijo la castaña con una entonación peculiar. Steve la miró más no dijo algo.

Él asintió y despegó la nave en dirección al espacio. Beatrice tuvo que agarrarse de algo debido al impulso que estaba tomando la nave. Cinco minutos después, estaban en el espacio.

Beatrices se quitó sus audífonos y observó a detalle todo lo que veía mientras se paraba y se acercaba a la parte frontal donde gracias al cristal que tenía, se podía ver todo claro. Sonrió porque se veía más hermoso de lo que ella se imaginaba y sus ojos se le aguaron porque la vista realmente le recordaba a su padre.

─¿Estás bien?─preguntó Steve mientras colocaba la nave en modo automático.

Beatrice asintió.─Estoy perfecta.─dijo ella volviendo a su asiento.─Es solo que, todo lo relacionado a la astronomía me recuerda a mi padre.─miró a su amigo por un momento antes de colocarse sus audífonos nuevamente.─Será un viaje largo.

─Solo unas tres horas.─dijo Steve. Beatrice lo miró con una cara de sorpresa y más al recibir un guiño por parte del rubio.─Puedes hacer muchas cosas en tres horas.

Ella abrió los ojos impresionada y trató de no malpensar el asunto.─Evidentemente.─Ella notó que su compañero tenía sueño por el bostezo que soltó.─¿Por qué no vas a dormir? Yo te levanto si pasa algo.

Steve asintió y se fue a la parte de atrás a dormir un poco. Debía de admitir que aquel viaje en busca de Clint fue duro y cansador. El rubio se durmió al compás de la música que puso la castaña en la nave.

Beatrice por otro lado se entretuvo con todo lo que veía en el espacio. Era más que bello, y emocionante cada vez que viajaba más a fondo. Volteó un momento a ver a su amigo y sonrió al verlo tranquilo. Sabía que a veces Steve tenía problemas para dormir y era algo que ambos necesitaban en esta misión que tendrían.

A las dos horas y cincuenta y tres minutos ambos llegaron a su destino. Steve se levantó cuando sintió el tacto de su amiga en su cuerpo.

─¿Dormí el viaje entero?

─Tampoco te perdiste de mucho.─dijo Bea divertida.─Vamos que Carol nos espera.

Steve se levantó de su asiento mientras que la castaña fue por sus armas y mochila llena de provisiones. El rubio por otro lado hizo lo mismo que ella y tomó su mochila junto a un escudo diseñado por T'Challa que le otorgaron en Wakanda.

Cuando el rubio salió de la nave se sorprendió al ver el lugar en donde estaban. Era muy parecido a lo que se espera que sea Marte solo que en vez de ser rojo es amarillo. Pareciera ser más un desierto de la tierra se dijo a sí mismo.

─Ayúdame a cubrir la nave.─dijo Beatrice. Steve la miró con ojos entrecerrados por el sol que había en aquel lugar y asintió. Notó de paso que Beatrice dejó su medio de transporte bajo una cueva.─Carol me dijo que la dejara aquí.

─¿Dónde está ella?─preguntó Steve.

─Detrás de ti.─dijo una voz. Ambos se voltearon y vieron del cielo como Carol descendía frente a ellos.─Gracias por venir, chicos.

─Hace tiempo que no te veo.─dijo la castaña y luego miró el lugar con sus ojos entrecerrados.─Esto parece Tattoonie o Jakku. Depende de la situación.─confesó ella.

─¿Cuál sería mejor?─preguntó Steve.

Bea lo miró mientras se ponía una especie de bufanda del color de su traje y se cubría la cara.─Honestamente, Tattonie.─cuando terminó de ponerse su bufanda miró a la rubia.─¿Todo listo?

─El lugar no está muy lejos de aquí.─confesó Carol.─Ya hablé con el que está a cargo así que será fácil el proceso. Pero debemos de primero tener una cena con ellos, cortesía del lugar.

─¿Y por qué dijiste que duraría más la misión?─preguntó Beatrice.

─El tiempo acá es diferente. Doce horas en este lugar es un día completo en la Tierra.

─Entonces un día entero aquí son dos en la Tierra.─terminó de decir Steve.─Esto es divertido.─confesó en lo que se ponía una bufanda en la cara solo dejando a la vista sus ojos.

Beatrice tomó de la nave de ellos una motocicleta aérea y la encendió.─¿Nos vamos?─preguntó ella.

─¿Dónde conseguiste eso?─preguntó Carol sorprendida.

─Un regalo de Rocket.─dijo Bea emocionada.

─Bueno Capitán suba a la moto. Yo no necesito eso que digamos.─dijo divertida Carol mientras se alzaba en los aires.

Steve dejó su mochila en un espacio que tenía para guardar cosas junto a la de Beatrice y se subió en el medio de transporte que Rcoket le obsequió a la castaña.

─¿Tengo que agarrarme?─preguntó él divertido.

Beatrice lo miró de reojo mientras se ponía unos lentes para cubrirse de la arena. Notó que Steve hizo lo mismo y sonrió aunque no pudo verle por la bufanda.

─Al menos que quieras caerte.─ y justo después de eso, ella arrancó. 

El viaje fue extraño. Beatrice se guiaba de la figura de la rubia en el cielo para saber a dónde ir pero la arena que llegaba a ellos debido al vehículo molestaba mucho. Beatrice odiaba eso porque la arena siempre entra en todos lados y no pudo evitar a la vez en que Peter tuvo que pelear con un Hombre de Arena, literalmente.

Steve por otro lado observaba todo lo que pasaba. Era extraño estar en un lugar tan desierto, pero Carol les dijo que más adelante es que esta civilización. Sosteniendo la cintura de Beatrice con un solo brazo, el otro lo tenía en la parte de atrás del asiento solo en caso de que alguien estuviera cerca de ellos.

Cuando llegaron al lugar se sorprendieron de la cantidad de personas uniformadas estaban frente a lo que sería un palacio real. Beatrice miró a Carol mientras se baja de la moto con ayuda de la mano de Steve.

─¿Soy yo o esto no me pinta bien?─comentó la castaña mientras se quitaba los lentes y los dejaba en su frente.

Steve la miró por unos segundos antes que escuchó como unas armas sonaban y los apuntaban a los tres. Por instinto los tres levantaron sus manos aunque se pusieron en posición de defensa.

─Mierda.─dijo el rubio a lo bajo mientras veía quien salía del castillo seguido de varios guardias.

Beatrice lo miró.─¿Conoces a este tipo?─preguntó ella.

─Lamentablemente sí.─dijo el capitán mientras veía como una persona cubierta en oro se acercaba a ellos tres. 

Beatrice miró a su alrededor y suspiró. Esta sería una misión larga. 

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