AUDREY
Respiraba con dificultad. Chris le cubrió la cara y el cuerpo de besos antes de retirarse.
Tiró de ella contra su cuerpo y la abrazó.
-Eres mía, Audrey. Mía.
-Lo sé.- suspiró contra su cuello.
-Y yo soy jodidamente tuyo.
La estrechó con más fuerza, como si temiese que ella huyese. Como si pudiese moverse.
>>No he usado condón, nena. Lo siento. Debí cuidarte mejor.
-Tomo la píldora y estoy sana. Mis relaciones hasta ahora siempre han sido con preservativo.
-¿Con tu novio también?
Ella suspiró.
-Sí.
-Yo estoy sano también. Hasta ti, siempre tuve cuidado.
La separó un poco y la besó con tanta ternura que Audrey temió echarse a llorar.
Levantó la cabeza para mirarle, encontrándose con sus ojos.
-Chris, hay algo que tengo que contarte sobre Tyler.
-Os escuché. Yo, no sabía que era tu primo. Tom me lo dijo hoy. La verdad es que estaba celoso y supongo que tenía motivos.
-Para mí fue toda una sorpresa saber que en realidad no somos familia. Yo, siento mucho más por él de lo que creía y parece ser que a Tyler le pasa lo mismo.
-Te ama.
-Sí.
-¿Y qué quieres hacer?
-Lo que yo quiero es una locura.
Eso le sorprendió.
-¿Por qué?
-Porque dudo mucho que queráis estar conmigo. A la vez.
-¿Cómo que a la vez?
-Te dije que era una locura. Chris, es obvio que siento algo por ti. Nada de esto habría ocurrido si no fuese así.
-Audrey, yo no puedo explicar como me siento contigo. Mis anteriores relaciones no tienen nada que ver. Nunca me sentí así. Nunca me enamoré. Y, joder, Audrey, estoy enamorado. Y teniendo en cuenta lo que siento dudo mucho que acepte compartirte. No podría.
Ella cerró los ojos. No era como si su respuesta la sorprendiera.
No debió decir nada.
Ella se apartó de él y comenzó a vestirse.
Contuvo las ganas de llorar. No dejaría que él la viese de ese modo.
-Abre la puerta, por favor.
Chris suspiró y se vistió. Cuando se colocó en la puerta junto a ella para abrirla, ella fue incapaz de mirarle.
¡Qué tonta había sido!
¿Cómo pensó que él aceptaría? Y bueno, por lo que sabía, a Tyler tampoco le gustaría.
Se abrazó a sí misma y le siguió hasta la puerta de entrada.
Se marcharía a casa, devoraría la tarrina de helado que él le había traído la noche anterior y olvidaría aquella locura.
-Audrey, mírame.
Se volvió hacia él que al parecer la había acompañado hasta su coche.
>>Dime que no te arrepientes, cariño.
-No debí decir nada. Olvídalo.
-No es eso lo que quiero oír.
-¿Y que es entonces?
-¿Estamos juntos?
-Necesito algo de tiempo para pensar. Quiero hablar con Tyler. Nunca le oculto nada y no voy a empezar ahora.
-¿Vas a contarle lo que pasó entre nosotros?
-Sí.
-De acuerdo.
-Nos vemos mañana.
-Claro.
Abrió la puerta del coche y tiró el bolso en el asiento del acompañante.
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