AUDREY
Mierda, mierda, mierda...
¿Y ahora qué? ¿Actuaba como si no le recordase?
Imposible. Él se había dado cuenta en cuanto cruzaron la mirada.
¿Cómo iba a soportar la jornada y todas las que viniesen después hasta que James volviese?
Cerró los ojos mientras continuaba rellenando los servilleteros. Los clientes habían comenzado a llegar, lo que por suerte no le permitió dejarse llevar mucho por sus pensamientos. Además, mantener los ojos cerrados no era tan buena idea. Su mente se llenaba de pensamientos acerca de esa boca maravillosa.
Sacudió la cabeza y se centró en el trabajo.
Ojala se encerrase en la oficina para no tener que verle demasiado.
Son solo ocho horas. Tú puedes.
La mañana fue bastante movidita. La cafetería tenía clientes habituales, pero cerca del mediodía aquello empezó a tranquilizarse un poco, lo que estaba bien porque empezaba a tener hambre.
Pasadas las doce y media, sus amigas llegaron acompañadas por sus novios.
Tenían mejor aspecto.
-Hola fiestera.-saludó Beth.
-Creo que no fui la única.
Abrazó y besó a sus amigos.
Sacó la libretita del bolsillo del delantal y tomó nota.
Después de servirles y recoger las mesas que habían quedado libres, Sally la animó a tomar un descanso. No tuvo que decírselo dos veces.Tras servirse un café para ella, se sentó junto a Steve.
Tal y como dio un sorbo al café, puso la frente contra la mesa ante la mirada atónita de sus amigos.
-¿Audrey, que pasa?- preguntó Susan preocupada.
-He recordado.
-¿El qué?
-Lo que pasó el viernes.
-¿Y?-preguntaron los cuatro a la vez.
-Me fui con un tío. Yo, sinceramente dudo que pasase algo porque creo que me desmayé tal y como me subí a su coche.
-¿Y qué más?-siguió Beth.
-Estoy jodida.
-Esto se pone interesante- sonrió Ethan, chocándola con Steve. Las tres les fulminaron con la mirada.
-Cuéntanoslo Audrey.
-Es el hermano de James.
-¿Quién?- preguntaron de nuevo a la vez.
-El tío con el que me fui. Además, es mi jefe ahora.
Silencio. Sepulcral. Algo que jamás había presenciado con ellos.
-Decid algo- suplicó.
Y entonces estallaron a carcajadas. Hijos de puta.
Golpeó la mesa con la frente un par de veces antes de que por fin se tranquilizasen.
-Hay más.
-¿Cómo que hay más?- esta vez fue Steve quien preguntó.
-He roto con Dan.
Más silencio. ¿Qué les pasaba hoy?
Se miraron unos a otros y cambiaron rápidamente de tema.
Suspiró agradecida. No quería que le dijesen que era lo mejor porque Dan no era para ella. Ya lo sabía.
-Te hemos traído algo. Viene con retraso pero bueno. Feliz cumple Audrey.- Ethan le tendió una bolsa que ella abrió y desenvolvió lo que había dentro.
Pestañeó un par de veces y les miró.
-Nosotras también tenemos una.- Beth hizo una mueca y tanto ella como Susan sacaron las suyas de la bolsa que llevaban.
Chica tequila.
Les habían comprado camisetas con ese eslogan.
Los iba a matar. Lenta y dolorosamente.
-La próxima vez- dijo señalándoles- pongo matarratas en vuestro café.
Se miraron entre ellos aguantándose las ganas de reír hasta que fue imposible. Esta vez, Audrey se unió a ellos.
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