❥Capítulo seis I Primera parte

La siguiente semana, en la hora de laboratorio, Tristan había estado evitando a la rubia. No quería causar otro problema más. No quería que los reactivos volvieran a caer sobre su ropa y que lo obliguen a ducharse. ¡Los jeans no son para nada livianos cuando están mojados!.

Pero la siguiente clase, que era en una aula normal, él aprovechó como siempre, molestarla. Así que ahí se encontraba; sentado en los últimos lugares del salón, donde apenas el eco de la voz del maestro se escuchaba. Pero tampoco le interesaba la clase. No tenía idea porque lo obligaban a llevar esa clase si en la carrera de Leyes jamás se verá eso. Estúpido sistema escolar que le complica la vida.

Zack alzó la ceja, su mejor amigo había estado callado por un largo tiempo, lo cual era bastante extraño porque normalmente se la pasaba quejando del sol brillante, y con eso, se refería a la chica perfecta.

—Tri, deberías enterrar tu disgusto por la chica y seguir adelante—. Zack alzó su mirada del libro y miró a Tristan.

—Es divertido verla molesta —respondió mientras se encogía de hombros, restándole importancia.

—Debe de haber algo más para que no te agrade. Digo, no te ha hecho nada ¿verdad?.

Tristan guardó silencio mientras lo fulminaba con la mirada, esos ojos decían más de lo que él estaba dispuesto a decir.

Y eso despertó una enorme curiosidad en Zack, se acomodó su cabello rubio y achicó sus ojos, en un intento de hacer eso más interesante.

—¿Qué te hizo?.

Tristan negó con la cabeza.

—Vamos, soy tu mejor amigo. Y los mejores amigos no tienen secretos.

Tristan negó con la cabeza serio.

—Después te lo diré, ahora es momento de poner atención.

—¡Ay, por favor! —exclamó sorprendido Zack mientras alzaba los brazos.

Eso llamó la atención del profesor quién estaba revisando unos papeles en su escritorio, pero al oír ruido alzó la mirada. Zack era un desastre, sí, pero en su clase no lo iba a hacer.

—Señor Zack, ¿quiere compartir algo con el resto del salón?, le veo muy entusiasmado por hacerlo.

Zack negó con la cabeza cabizbajo y apenado.

—Bien, entonces guarde silencio y preste atención en la lectura que debe de estar realizando, por favor.

—No te salvarás del interrogatorio —advirtió en voz baja, sin que nadie más que Tristan lo escuchara.

—Ya veremos, amigo.

Zack estuvo subrayando las ideas principales del libro, pero era más fácil copiarlo y así lo hizo Tristan mientras en su cabeza marchaba la frase de ese día. ¿Qué le iba a comunicar a su chica molestosa?.

Entonces fue como un foco se hubiese encendido encima de su cabeza.

—Por favor mándale un mensaje.

Zack se quedó pensando por unos instantes y terminó negando con la cabeza.

—Por favor —suplicó el pelinegro con ojos de perro triste.

—Estuve pensando, y,... ¿No crees que el mensaje se descomponga?. —Tristan lo miró confundido y Zack continuó—: sí, ¿no crees que el mensaje lo reciba diferente?.

Tristan negó con la cabeza, eso sería una locura.

—No, por supuesto que no porque si ese es el caso, Coral no me regresará los mensajes de odio.

Zack alzó una ceja, convencido. Tenía razón sobre eso.

Tristan se inclinó hacia su mejor amigo para recitarle las siguientes palabras:

— "Estoy fastidiado por haberme encaprichado de ti, me has quitado mucho tiempo, y ahora solo pienso en hacerte infeliz".

Zack se memorizó las palabras y se acercó a su compañero para pasar el mensaje:

—"Estoy fastidiado por haberme encaprichado de ti, me has quitado el tiempo, y ahora solo quiero hacerte infeliz".

—"Estoy fastidioso por haberme encaprichado de ti, me has robado el tiempo y ahora quiero hacerte infeliz".

—"Estoy feliz por haberme encaprichado de ti, me quitaste el tiempo y quiero hacerte feliz."

—"Estoy feliz por estar encaprichado por ti, robaste mi tiempo y quiero hacerte feliz."

—"Estoy feliz por estar encaprichado de ti, y solo quiero hacerte feliz".

—"Estoy extasiado por estar encaprichado de ti y quiero hacerte feliz".

Lana escuchó eso de su amiga la castaña mientras ella acomodaba los lentes en su cara. El corazón de Coral empezó a derretirse de ternura. Era un chico muy dulce y no entendía porque no se comportaba así siempre, eso era lo que necesitaba. No a un chico doble cara.

Pero por el momento Coral no se iba a doblegar ante el chico, necesitaba más que unas simples palabritas que le quitasen el aliento. Por lo que rodó los ojos, fingiendo estar fastidiaba.

Y Tristan volvió a sonreír con mucha superioridad, nuevamente su plan de amargarle el día a la rubia había sido un éxito. 

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