EnanadeLali

El mundo siempre fue un lugar dividido entre sombras y luz, entre el orden y el caos, entre el deseo y la razón. Pero para Lizzy, el equilibrio siempre había sido una constante, un refugio donde todo parecía tener sentido. Hasta que llegó él.Hannibal Lecter, un hombre tan enigmático como peligroso, había tocado su vida como una tormenta que arrastra todo a su paso. Primero, con una mirada cálida, casi inocente, luego con su sonrisa cautivadora que ocultaba los oscuros secretos de su alma. Nadie podía imaginar lo que se escondía detrás de esos ojos profundos, ni el dolor que él mismo cargaba, ni mucho menos el amor que ardía dentro de su pecho como una llama peligrosa, que, sin que Lizzy lo supiera, se había encendido solo por ella.Lo que comenzó como una amistad, un simple acercamiento entre dos almas que se entendían en su complejidad, pronto se transformó en algo más... algo que Lizzy nunca pudo controlar ni anticipar. Su relación con Will Graham, su amigo, su confidente, había sido vital en su vida. Ella lo adoraba profundamente, y aunque en algún momento había deseado estar con él, sabía que lo que sentía no era lo mismo que lo que ocurría con Hannibal. Will había sido su refugio, su apoyo, su consuelo en tiempos oscuros, pero nunca había sido el amor de su vida. Hannibal era su otra mitad, el que siempre estuvo destinado a estar a su lado. Él la completaba de una manera que nadie más podría.…

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"Todas las cosas que ella dijo..."Esas palabras corrían una y otra vez por su mente, un torbellino que Wanda Maximoff no lograba detener. Cada mirada, cada sonrisa, cada momento compartido con Lizzy... todo se repetía en su cabeza como un eco interminable. ¿Cómo había llegado a este punto? Se sentía atrapada en un laberinto de sus propios sentimientos, incapaz de encontrar la salida. El amor que sentía por Lizzy era algo que la consumía poco a poco, y aun así, no podía decirlo.Wanda se dejó caer en su cama, mirando al techo mientras las palabras y los gestos de Lizzy seguían atormentándola. ¿Había alguna señal en todo aquello? ¿Alguna pista de que Lizzy pudiera sentir lo mismo? O quizás... solo eran sus deseos, jugando cruelmente con su corazón.Con cada carta que escribía, Wanda intentaba liberar esa carga que la oprimía, pero cada línea que derramaba en el papel la hacía sentir más vulnerable. Sabía que Lizzy merecía la verdad, pero también sabía que confesarlo todo podría romper lo poco que compartían. Lizzy no era solo una chica común, era una diosa del mar, una sirena cuya belleza y bondad atraía no solo a Wanda, sino también a otros. Incluso sus propios hermanos, Lorna y Pietro, estaban fascinados por ella. Pero para Wanda, Lizzy no era solo la sirena perfecta. Ella era todo.Y eso la aterraba.La pluma en su mano temblaba. Cada palabra que plasmaba en esas cartas era una confesión que, algún día, tal vez, Lizzy leería. Pero ese día no era hoy. Hoy, todo lo que Wanda podía hacer era escribir. Escribir para no perder la cabeza, para intentar ordenar sus pensamientos, aunque solo fuera un poco.Con cada letra trazada, Wanda se entregaba más y más al amor imposible que sentía por Lizzy, esperando que algún día, cuando fuera el momento adecuado, esas palabras no solo corrieran por su cabeza, sino que también llegaran a los labios de la persona que amaba."Todas las cosas que ella dijo..."¿Podría alguna vez s…

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El sonido de la ciudad nunca duerme, pero para Elliot, el bullicio de Nueva York es solo ruido de fondo. En su mente, solo existe ella: Lizzy. Aunque ambos visten el mismo uniforme y recorren juntos los oscuros pasillos de la ley, hay algo que solo él sabe con certeza. Ella no es solo su compañera de trabajo. Ella es su vida, su obsesión, la razón por la que su corazón late cada día, la última imagen que ve antes de dormir. En un mundo lleno de caos y crimen, Lizzy es su única calma.A pesar de la diferencia de edad y de las complicadas dinámicas laborales, Elliot está profundamente enamorado de ella. Para él, no existe nadie más tan perfecta, tan especial, tan buena. Nadie más con una belleza tan única como la de Lizzy, que brilla no solo en su aspecto, sino en su ser. Sus ojos, tan llenos de vida, sus cabellos, como rayos de sol, y su sonrisa, esa que ilumina hasta el rincón más oscuro. Pero no es solo su belleza física lo que lo enamora. Es su personalidad: empática, dulce, inteligente. Esa magia que tiene para hacer que todos a su alrededor se sientan importantes, queridos, valorados. Lizzy es la que siempre sabe cómo alegrar un corazón cansado, la que entra en una habitación y, sin decir una palabra, la llena de luz.Y aunque todos la adoran, desde sus compañeros hasta los ciudadanos a los que sirven, Elliot sabe que hay algo único entre ellos. Algo que va más allá de las risas y las bromas compartidas. Porque Lizzy es su obsesión, su devoción, el centro de su vida. Él la observa en silencio, apreciando cada gesto, cada palabra, cada paso que da. Su cercanía, su bondad, lo atrapan más de lo que puede comprender. Y aunque sabe que la diferencia de edad podría ser un obstáculo en su mente, su corazón no ve barreras. Para él, ella es perfecta en todos los sentidos.…

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"Desde el momento en que Raphael la vio, algo se rompió en su mundo. Nunca pensó que el amor fuera tan fuerte, tan incontrolable, tan arrasador. Ella, Lizzy, con su corazón puro, su alma dulce y su esencia brillante, le mostró un amor que él nunca creyó posible. De repente, la vida dejó de ser la misma. En su presencia, el mundo entero se desvaneció; no importaba nada ni nadie más. Todo lo que Raphael quería era estar con ella, sentirla cerca, perderse en el brillo de sus ojos. Ella lo hacía sentir como si estuviera 'encerrado fuera del cielo', deseando desesperadamente tocar ese paraíso que era ella.""Lizzy tenía esa magia especial, una que no solo lo enamoró, sino que lo consumió. Porque ella no solo le dio amor, sino que también lo hizo sentir un deseo tan profundo que lo dejaba sin aliento. Cada mirada, cada sonrisa, cada gesto de ella lo hacía sentir más y más atrapado en un amor que no podía controlar, pero que aceptaba con los brazos abiertos. No podía dejar de pensar en ella. No podía dejar de desearla. Ella, con su bondad y su ternura, lo hacía sentir como si estuviera tocando el cielo, y a la vez, lo arrastraba hacia una adicción que no quería, pero que ya no podía escapar."…

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Katie estaba sentada en su habitación, rodeada de cartas que aún no se atrevían a ser enviadas. Cada palabra escrita en ellas era un suspiro secreto, un deseo reprimido por años, una necesidad de ser escuchada por alguien que jamás lo supo. Sus amigas, siempre tan prácticas, le decían que podía tener a cualquier chico que quisiera. Uno que fuera perfecto, dulce, y que la tratara bien. Y lo cierto era que, si se lo proponía, no tendría problema en encontrar a alguien que cumpliera con esas expectativas. Pero, por alguna razón, nada de eso la atraía.Porque, al final, el chico perfecto para Katie no era el que cumplía con todo lo que le decían que debía ser. No era el que abría la puerta del coche con una sonrisa encantadora o el que respetaba cada espacio personal. Katie no quería eso. Lo que realmente deseaba, lo que realmente la hacía sentir viva, era el caos. La pasión. El chico que no tuviera miedo de enfrentarse a ella, el que la retara, que discutiera hasta que todo explotara y luego se besaran, como si el mundo no existiera más que para ellos dos.Katie cerró los ojos y dejó que la canción que sonaba en el fondo inundara su mente. "Y esa es la forma en que te quería..." La letra le resonó tan fuerte que casi pudo sentir cada palabra en su piel. La tormenta emocional que siempre había sido su relación con Nils estaba lejos de ser algo convencional, pero eso era lo que la mantenía viva. Él, con su sarcasmo y esa arrogancia que la sacaba de quicio, pero que también la atraía más que cualquier otra cosa.Sabía que Nils era ese chico. El rebelde, el que se enfrentaba a todo y a todos, incluso a ella. Y aunque siempre lo había odiado en algunas ocasiones, no podía negar que, en su corazón, deseaba tenerlo, aunque fuera en los momentos más intensos, los más caóticos. Y en sus cartas, lo había dejado claro: lo amaba de la manera más salvaje, en la forma más impredecible, como un príncipe azul que no temía desafiarla.…

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Auronplay nunca creyó en las segundas oportunidades. Siempre pensó que las decisiones se tomaban y ya, que lo que se había hecho, hecho estaba. Pero entonces llegó Lizzy, con su luz tan pura y su corazón tan grande, que lo hizo cuestionarlo todo.Antes de ella, él vivió en un mundo superficial, lleno de fama, ego y orgullo. Nunca se permitió ver más allá de lo que el mundo le ofrecía, hasta que ella entró en su vida como una brisa fresca en el aire pesado de su existencia. Lizzy no lo miraba con admiración, ni con esa mirada vacía que otros le daban. Ella lo miraba como una persona, como alguien digno de ser amado, y eso fue lo que lo atrapó.Lo que Auron nunca supo fue que estaba cayendo de cabeza en un abismo sin salida, un abismo donde Lizzy se convertía en su razón, en su necesidad, en su obsesión. Cada vez que la veía sonreír, se sentía más perdido, y cada vez que la veía alejarse, sentía que el mundo se venía abajo. Nadie antes había tenido tanto poder sobre él, pero ella... ella era diferente.Ahora, tras sus errores y tras la tormenta que provocó, se da cuenta de lo que siempre fue evidente para todos los que lo rodeaban: que Lizzy era todo lo que realmente necesitaba. Y mientras ella baila con otro hombre, mientras el recuerdo de su amor le consume, Auron sabe que está perdiendo a la única persona que lo ha amado sin condiciones, sin esperar nada a cambio.Se arrepiente profundamente. Se arrepiente de no haberte dado flores, de no haberte tomado de la mano, de no haberte dado todas sus horas. Porque en su corazón sabe que tú, Lizzy, eres su vida, su razón, su adicción, su pasión. Y aunque ahora todo se ve más grande y más vacío, la verdad es que siempre fue ella. Ella fue quien lo amó cuando no tenía nada. Y ahora, con el dolor de perderla, solo le queda una esperanza: que le perdone, que le dé una segunda oportunidad, que le permita demostrarse como el hombre que siempre debió ser para ella.…

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Dean nunca había creído en el amor de esa manera. Su vida había estado marcada por la lucha constante, las sombras de lo sobrenatural, y una desconexión con todo lo que no fuera la lucha por sobrevivir. Pero Lizzy, ella era diferente. Su presencia iluminaba las noches más oscuras, su voz calmaba los miedos más profundos, y su bondad... su bondad era tan pura, que hizo que el hombre endurecido que era él empezara a cuestionar todo lo que había creído.Era difícil de creer, aún para él, que alguien tan lleno de amor y dulzura como ella pudiera existir en un mundo tan cruel. Pero ahí estaba Lizzy, sonriendo como si el sol nunca dejara de brillar, mostrando que no todos los seres sobrenaturales estaban destinados a ser oscuros, que no todos los destinos estaban escritos en sombras. Ella le enseñó, en sus suaves gestos y palabras sinceras, que el amor podía ser tan sencillo como respirar.Y Dean, atrapado por ese sentimiento desconocido, comenzó a escribirle. No podía evitarlo. Era como si todo lo que había guardado dentro de sí durante años hubiera encontrado una salida, una manera de expresarse a través de sus cartas. Cartas llenas de devoción, de un amor tan profundo que ni él mismo podía comprender del todo. Solo sabía que, en ese corazón lleno de secretos, había un deseo profundo de ser parte de su mundo, de ser la persona en la que ella pudiera confiar."Quiero ser tu aspiradora", pensaba mientras la letra de la canción se repetía en su mente. "Respirando tu polvo", quería decirle, como una forma de expresar cuán profundamente deseaba estar cerca de ella, de ser algo más que una sombra en su vida. "Nunca me oxidaría, Lizzy", escribiría después, con una sonrisa torcida en sus labios. Porque, aunque su vida estuviera llena de caos y oscuridad, sabía que con ella todo parecía ser más sencillo, más lleno de luz.Y, entre líneas, entre palabras, el deseo más puro se filtraba: "Quiero ser tuyo".…

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El viento acariciaba suavemente las aguas del océano, reflejando el brillo pálido de la Luna en lo alto, la única testigo silenciosa de las confesiones más profundas. En lo alto de la cubierta del barco, Yonji miraba hacia el cielo nocturno, con el corazón cargado de palabras que nunca se atrevía a pronunciar en voz alta. En la tranquilidad de la noche, cuando el resto de la tripulación dormía o estaba perdida en sus propios pensamientos, él se permitía ser vulnerable. No había miradas inquisitivas, ni juicios, solo la Luna y él.Lizzy. Ese nombre resonaba en su mente una y otra vez. Era como una melodía suave que no podía dejar de escuchar, un eco constante que se negaba a desaparecer. La había conocido de una manera tan casual, pero desde el primer momento supo que había algo en ella que lo atrapaba. Ella era la luz que brillaba en los momentos más oscuros, pero esa luz no era para él. Su corazón ya pertenecía a otro: su propio hermano, Sanji.Yonji nunca fue de los que escribían cartas. Las palabras no eran su fuerte, y mucho menos cuando se trataba de expresar lo que sentía. Pero, últimamente, las emociones lo superaban. Cada noche, sentado en silencio, hablaba con la Luna, imaginando que sus palabras llegaban hasta Lizzy. No era más que una fantasía, pero era la única manera de liberar lo que su corazón no podía contener. Así que comenzó a escribirle cartas, cartas que ella nunca leería, palabras que nunca saldrían de esa tinta, pero que en su mente, siempre estarían destinadas a ella.Las estrellas parpadeaban en la oscuridad, y él seguía hablando con la Luna, esperando, soñando que, de alguna manera, Lizzy pudiera escuchar su llamado desde el otro lado del horizonte.…

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Dean Winchester había pasado toda su vida sintiendo que el amor era una ilusión, un concepto abstracto que solo existía en historias, pero que nunca podría alcanzar, no para alguien como él. Como cazador, había sido testigo de demasiados horrores, luchando contra demonios, monstruos y fuerzas oscuras que lo habían moldeado para desconfiar del mundo y de todo lo que parecía demasiado bueno para ser real. Había dejado que las cicatrices de su vida lo definieran, y había aceptado que el amor, tal como lo entendían los demás, era una fantasía. "Nunca tuve mucha fe en el amor ni en los milagros," pensaba a menudo, convencido de que el amor verdadero no era algo para él.Pero entonces, conoció a Lizzy Espósito.…

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La primera vez que Lizzy llegó a la mansión Cullen, su presencia fue como un resplandor cálido y vibrante, algo completamente fuera de lo común en un mundo donde los vampiros y los lobos dominaban la escena. No era simplemente una sirena, ni una simple criatura de las profundidades marinas. Lizzy era algo más, algo más grande, algo que hacían temblar hasta las estrellas.Edward la vio por primera vez, y aunque su control de los sentidos era impecable, hubo algo en ella que rompió todas sus barreras. No fue un amor a primera vista. No fue una atracción instantánea. Fue algo mucho más profundo, más antiguo, más trascendental.Ella lo hacía sentir como si todo lo que había vivido hasta entonces no fuera más que una mera sombra, como si hubiera estado viviendo fuera del paraíso, atrapado en un mundo sin luz, sin alma. Pero cuando Lizzy sonrió, algo cambió dentro de él. Era como si se abriera una puerta hacia un nuevo horizonte, uno donde el cielo y el mar se fusionaban. En su mirada, veía la paz, la armonía, y el caos de la naturaleza misma. Era como si todo fuera posible con ella.Edward no entendía lo que sentía. Nunca antes había sentido algo como eso. Estaba profundamente enamorado de ella, de su ser tan puro y auténtico, tan fuerte y tan mágica. Lizzy no solo había tocado su corazón, sino que lo había transformado, desafiando todo lo que él creía saber sobre el amor y el destino. Ella le hizo sentir cosas que nadie más, ni siquiera él mismo, podría haber imaginado. Su presencia lo desarmaba, y con cada sonrisa, con cada palabra, su mundo se deshacía y se reconstruía a su alrededor.…

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La guerra rugía a su alrededor. Los Decepticons no daban tregua, y las explosiones retumbaban en el horizonte, pero en el corazón de Optimus Prime solo existía una constante. Lizzy. Una humana. Su humana. Un ser que nunca había esperado, ni deseado, pero que ahora dominaba cada uno de sus pensamientos. Cada vez que la miraba, sentía como si todo el universo girara a su alrededor.Optimus Prime había enfrentado muchas batallas, había perdido a amigos, a seres queridos, pero nunca había conocido un enemigo tan implacable como sus propios sentimientos. Lizzy había penetrado en su núcleo más profundo. Y ahora, incluso mientras luchaban por la supervivencia de su mundo, la presencia de ella lo arrastraba con fuerza, como una tormenta que no podía controlar.El líder de los Autobots, con su alma de metal, había creído que podría controlar todo, pero Lizzy, con su bondad y su inteligencia, lo había conquistado por completo. Estaba profundamente enamorado de ella. Y eso lo aterraba. Ella no solo era una humana, sino una mujer que se destacaba por su pureza, su corazón de oro, y su increíble intelecto. Todo en ella lo atraía con una intensidad que nunca imaginó que sentiría por alguien tan diferente a él."Dejaría que el mundo ardiera por ti." Esa era la verdad que se retorcía dentro de él, una verdad que sentía que nunca podría expresar en voz alta, pero que cada fibra de su ser le gritaba. Si ella no podía ser suya, si su amor era una imposibilidad, entonces no quedaba nada más que dejarlo todo ir.Lizzy, en medio del caos, lo miró, sus ojos brillando con una intensidad que solo alguien como ella podría tener. ¿Por qué él sentía todo esto por ella? Ella también lo sabía. Algo más que la simple atracción. Algo mucho más profundo. Pero aún así, la incertidumbre seguía acechando. ¿Sería suficiente su amor para salvarlos? O era solo un fuego destructivo que consumiría todo a su paso?…

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Esto es para las Capricornio, alguna vez les ha pasado que cuando están leyendo historias del zodiaco muy pocas veces se menciona al signo Capricornio? ¡Bienvenido al santuario de Capricornio! Donde nos dedicamos a explicarte la complicada y un poco ignorada existencia de este signo tan peculiar.Si eres del signo Capricornio o simplemente quieres llegar a comprender a una personita que se si lo sea, te invito a entrar.…

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En un mundo dividido entre la luz y la oscuridad, Lizzy, hija de Alicia y Tarrant, es el punto de unión entre dos reinos tan distintos como lo son el País de las Maravillas y el mundo humano. Pero para Caspian y Jules, los dos príncipes más poderosos del País de las Maravillas, Lizzy es mucho más que un símbolo de unión: ella es el centro de sus corazones.Caspian, hijo de Mirana, la Reina Blanca, ha sido criado en la paz y la armonía de su reino. Aunque su vida como príncipe ha estado marcada por el deber y el respeto hacia su madre, Lizzy llega para cambiarlo todo. Su amor por ella es profundo, tan genuino y tan fuerte que está dispuesto a renunciar a todo lo que conoce, incluso a su propio reino, para estar a su lado. La visión de un futuro sin Lizzy lo aterroriza, y aunque el amor por su madre siempre ha sido una prioridad, se da cuenta de que ella es su verdadero equilibrio. Lizzy no es solo su musa, es su fuerza, su debilidad, su todo.Jules, hijo de Iracebeth of Crims, la Reina Roja, ha crecido en un mundo donde la oscuridad y el poder lo definen. Criado en el caos y la lucha por el control, Jules siempre ha sido el rebelde, el que desafía las reglas y lucha contra las expectativas de su madre. Sin embargo, todo cambia cuando conoce a Lizzy. Su amor por ella es tan intenso que, por primera vez, siente que puede renunciar a todo: su reino, su apellido, incluso su madre, por ella. Lizzy le muestra un amor puro, algo que nunca creyó que sería capaz de recibir. Ella es su vulnerabilidad, su perdición y su salvación, y está dispuesto a luchar por ella, a arriesgarlo todo, incluso su vida, por una oportunidad de estar con ella.…

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El viento frío de Noruega acariciaba las almenas del castillo, pero no podía enfriar el fuego que ardía en el corazón de Magnus. Desde el momento en que la vio, supo que ella no era como los demás. Había algo en Lizzy, algo fuera de este mundo, que lo atraía como un imán y lo envolvía en un torbellino de deseo y obsesión."Eres de otro mundo," pensaba Magnus, sus palabras resonando con una intensidad que ni él mismo podía controlar. Lizzy no era solo una princesa para él, era algo más, algo que desafiaba la lógica y la razón. Con cada mirada, con cada sonrisa, ella lo llevaba a un lugar desconocido, a una dimensión diferente, donde el amor y el deseo se mezclaban de una forma que solo él podía comprender. Ella lo hipnotizaba, lo hacía sentir como si estuviera flotando, perdiendo el control de sí mismo en cada uno de sus movimientos.Lizzy despertaba en Magnus emociones que jamás había sentido. Lo que otros llamaban amor parecía pálido comparado con lo que ella le hacía experimentar. Era como si cada fibra de su ser estuviera atada a ella, como si la vida misma hubiera sido un preámbulo para encontrarla. Nunca había amado de esa manera, tan intensamente, tan completamente. Lizzy era el amor de su vida, la razón por la cual respiraba, y haría cualquier cosa por ella, incluso las cosas más impensables. No había sacrificio demasiado grande, no había barrera imposible de superar. Por ella, lo daría todo."Dejaría que el mundo ardiera por ti," susurraba, sintiendo cómo cada pensamiento se centraba en ella, cómo todo lo que alguna vez había conocido desaparecía. Lizzy no era solo el centro de su universo, era su universo entero. Cada toque de ella era sobrenatural, una sensación tan intensa que lo dejaba deseando más, como un alienígena atraído por una luz que no podía resistir. No importaba lo que tuviera que hacer, no importaba cuántos obstáculos hubiera en su camino. Magnus estaba dispuesto a todo, incluso a ver el mundo …

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La ciudad estaba cubierta por un manto de luces que parpadeaban como estrellas lejanas. La gente caminaba sin saber lo que sucedía a su alrededor, mientras Evan y Aaron se cruzaban en las sombras, invisibles a los ojos del mundo, pero tan reales el uno para el otro.Cada vez que se encontraban, el tiempo parecía detenerse. No importaba la multitud, ni las paredes que los separaban. Se miraban con una intensidad que solo ellos comprendían, un amor que no podía ser dicho en voz alta, pero que se sentía en cada suspiro, en cada mirada furtiva."¿Por qué no podemos ser así?", pensaba Evan, mientras veía a Aaron rodeado por su gente, la sonrisa en su rostro, pero sus ojos buscando a Evan en la multitud. "¿Por qué no puedo besarte en la pista de baile? ¿Por qué no puedo abrazarte en la calle?".Era un amor secreto, oculto entre las sombras de la noche. Un amor que dolía tanto como la felicidad que les daba. Se amaban profundamente, pero no podían gritarlo al mundo. Y cada vez que se despedían, una parte de ellos moría un poco más, sabiendo que, aunque estaban juntos en alma, el mundo no estaba listo para verlos como eran: dos almas perdidas en su amor, rodeados de secretos, pero inquebrantables en su conexión.Al fondo, Ben y Lizzy los observaban desde lejos. Sabían que había algo especial entre ellos, aunque no pudieran entenderlo completamente. Ben abrazó a Lizzy, y ella, con su dulce sonrisa, sabía que algo tan puro como el amor de Evan y Aaron no podía ser destruido. No por nada ni nadie."Algún día", susurró Lizzy, mientras tomaba la mano de Ben, "algún día podrán ser como deberían ser". Y, en ese momento, ambas parejas se entrelazaron con la promesa de que, a pesar de los muros que los rodeaban, el amor verdadero siempre encontraría su camino.…

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La luna brillaba alta en el cielo, bañando el salón de baile con su luz suave. Las risas y la música llenaban el ambiente, pero Mal apenas las escuchaba. Sus ojos solo veían a Lizzy, la hija de Poseidón, que danzaba con una gracia que parecía casi mágica. Su largo cabello rubio brillaba como un hilo de oro bajo las luces, y su risa, tan pura y sincera, resonaba en el corazón de Mal con un eco profundo.Harry Hook, con su eterna sonrisa despreocupada, estaba ocupado hablando con otros, distraído, mientras Lizzy, hermosa y radiante, seguía bailando sola, como si no importara estar acompañada. Mal sintió un nudo en el estómago. No podía creer que finalmente estuvieran las dos solas, aunque fuera por un breve momento.El universo debe haber planeado esto, pensó Mal, su corazón latiendo más fuerte al verla girar. ¿Qué posibilidades había de que justo esta noche, con todo el mundo alrededor, Lizzy se quedara sin compañía, al alcance de su mano?Cada fibra de su ser quería acercarse, tomarla de la muñeca y hacerle sentir que no estaba sola. Yo podría ser mejor novia que él, pensaba con amargura, viendo la forma en que Harry no la miraba como debería. Nadie la veía como Mal lo hacía. Nadie la amaba como ella lo hacía. Mientras Lizzy se giraba hacia ella, sus ojos se encontraron, y por un momento, fue como si el universo se hubiera detenido. Mal sonrió débilmente, las palabras de la canción resonando en su mente, mientras Lizzy le devolvía la mirada, sin saber el torbellino que escondía Mal en el corazón."Yo podría ser mejor para ti..." murmuró Mal en voz baja, apenas audible, pero lo suficientemente fuerte como para que su deseo quedara grabado en el aire. La noche apenas comenzaba, pero en su interior, ya sentía que había llegado la hora de decidir.…

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La luna brillaba con fuerza sobre la ciudad, iluminando las calles vacías con su luz plateada. Eddie Brock caminaba con paso firme, sus pensamientos un torbellino, pero había algo en el aire que lo hacía sentirse más vivo que nunca. Podía oír el susurro familiar de Venom en su mente, esa presencia constante que ahora se sentía más intensa que nunca."¿Sabes que la vas a perder, Eddie?" La voz de Venom retumbó dentro de su cabeza, llena de una mezcla de deseo y ansias."No, no la voy a perder", murmuró Eddie, aunque su voz no era tan segura como solía ser. La verdad era que Lizzy, la chica a la que amaba con todo su ser, se había convertido en algo mucho más que un simple sueño. En sus ojos, Eddie veía un futuro que nunca creyó que tendría. La pregunta era: ¿Cómo podría ella aceptar lo que él era? Y más aún, ¿cómo podría Venom aceptar que su adoración por Lizzy no era solo una idea que él compartía, sino algo mucho más profundo?El sonido de sus propios pasos era la única respuesta. En ese momento, la figura de Lizzy apareció ante él, como si el destino mismo la hubiera puesto justo en su camino. Ella caminaba, ajena a la tormenta interna que Eddie estaba viviendo, sonriendo como si el mundo fuera suyo.…

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John Wick, conocido en el inframundo como el asesino más letal, había aprendido a convivir con la soledad. Las cicatrices que cargaba no eran solo físicas, sino marcas profundas que los años no lograban borrar. Para él, el aislamiento era una segunda naturaleza, una sombra que lo acompañaba, siempre al acecho. Era un lobo solitario, un guerrero sin bandera, y a menudo se preguntaba si alguna vez encontraría un lugar al cual pertenecer de verdad. Pero todo cambió el día en que conoció a Lizzy.Lizzy Espósito, con su sonrisa que deslumbraba como el sol y su corazón lleno de bondad, había despertado en John algo que creía perdido para siempre. Desde el momento en que sus ojos se cruzaron, John supo que estaba perdido. Perdido en ella, en la forma en que cada palabra, cada gesto, lo hacía sentir más humano de lo que había sido en años. Lizzy no solo le había devuelto el calor al corazón, sino que se había convertido en su refugio en medio del caos. Era su hogar, su paz.Cuando recibió una invitación del rey de Italia, Simón Espósito -el padre de Lizzy-, John supo que era su oportunidad. No solo para estar cerca de Lizzy, sino para protegerla. En un mundo lleno de amenazas y traiciones, no podía permitirse perder lo único que había llegado a amar de verdad. A pesar de su instinto de alejarse, John decidió dar el salto y unirse a la causa. Era una nueva aventura, una que, por primera vez en mucho tiempo, le daba un propósito más allá de la venganza.…

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La melodía suave y envolvente de "Locked Out of Heaven" comienza a sonar, marcando el inicio de una nueva era. El futuro ha llegado, pero para Simón y Lizzy, su amor sigue intacto. Esa conexión inquebrantable que comenzó hace mucho tiempo, trasciende el tiempo, el espacio y las dificultades. En un futuro lejano, ellos siguen siendo el amor de la vida del otro.Ellos siempre han sido más que una historia de amor. Son la esencia misma de lo que significa estar completos, de ser el alma gemela del otro. En un mundo que ha cambiado drásticamente, mientras las sombras se ciernen y las amenazas se alzan, Simón y Lizzy se miran y saben lo que sienten.A pesar de la distancia, a pesar de los años y las pruebas, el amor que comparten es eterno, como si se hubieran conocido en otro tiempo, en otra vida, y ahora, nuevamente, sus destinos se entrelazan.Con la letra de la canción resonando en sus corazones, Lizzy hace sentir a Simón lo que jamás había experimentado. Como si al mirarla, al sentirla cerca, él hubiera estado esperando toda su vida para vivir este amor. "Porque tú me haces sentir como que he quedado encerrado fuera del cielo por mucho tiempo", repite en su mente, mientras sus ojos se encuentran con los de Lizzy, y la intensidad de su amor los consume.Simón nunca pensó que encontraría a alguien como ella. Nadie más podría hacerle sentir lo que ella le hace sentir. Nunca creyó en los milagros, pero Lizzy, ella es su milagro. Cada vez que está cerca, siente que vuelve a nacer, que todo lo que ha vivido hasta ese momento solo ha sido una preparación para este amor profundo e infinito.…

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Había algo en Lizzy que hacía que el corazón de Aaron latiera con una furia incontrolable, como si el mundo entero estuviera destinado a arder solo para que pudieran estar juntos. Su amor por ella no conocía límites; desde la primera vez que la vio, supo que estaba perdido. Lizzy, la princesa de Italia, no era solo una figura real que cautivaba a todos con su presencia. Para Aaron era mucho más: era su luz, su musa, la única persona que podría hacer que renunciara a todo. Incluso a sus sueños de gloria en el equipo de Mentes Criminales.Ella iluminaba cualquier lugar con solo una sonrisa, y él estaba decidido a mantener esa luz brillando a su lado, aunque eso significara sacrificar cualquier cosa en su camino. Pero el mundo no era tan simple. Aaron sabía que la seguridad de Lizzy y su papel como princesa estaban por encima de todo, lo que los obligaba a mantener su relación en secreto. El dolor de no poder gritar su amor a los cuatro vientos era profundo, pero eso no le impedía expresarlo de otras formas, más discretas, pero igual de poderosas.Fue entonces cuando las cartas se convirtieron en su refugio. Escribirle se sentía como un escape, una manera de vaciar su alma en el papel y decirle todo lo que no podía decir en público. Con la ayuda de Luna, Theo y las amigas de Lizzy, Franco lograba hacerle llegar estas misivas cargadas de emociones, sueños y promesas. En cada palabra, en cada letra, quedaba plasmado el fuego de un amor que haría arder el mundo si fuera necesario.…