22. Depresión.

Querida Depresión.

Empezaste con esa sensación de tristeza infinita en mi pecho, te esparciste en el vacío infinito de mi pecho hasta llegar a mi atolondrado corazón.

Te convertiste en ese peso en mi pecho que me a durado, días, semanas, meses, años, aún te siento.

Te siento cuando me levanto y te escucho cuando voy a dormir.

Me hiciste recaer más veces de las que puedo contar con mis manos. Tengo más de 100 cicatrices en mi piel las cuales tú marcaste con desesperación.

Pensé que te venceriá cuando me dieron ese triste diagnóstico. Pensé que era una pesadilla de una sola noche pero has durado tanto que me da miedo. Porque parece que nunca he irás.

Te sientes peor que una enfermedad física, eres como en cáncer matandome por dentro de manera lenta.

Se que en algún momento te venceré, un día me levantaré un día con ganas de vivir, de explorar el mundo. De ser libre de las noches de insomnio, de pensar en morirme porque esos pensamientos me dan miedo.

Dejare de llorar hasta que me duela la garganta. Volveré a comer bien en el día, ya no me mataré de hambre solo porque tú lo dices.

En algún momento respirare el aire fresco sin esa presión en el pecho.

En algún momento ya no me dará miedo estar en mi habitación escuchando a mi mente.

En algún momento diré que te vencí, que soy libre de esa depresión que me acecha cómo depredador.

Siempre me sentí como esa gacela acechada por el lobo.

Sobre pensando te pienso y pienso sobre pensando.

Estaré tranquila en mi habitación un día sin llorar, sin querer morir.

No quiero morir, solo quiero calma.

Calma de todo lo que me está pasando, soy una adolescente lidiando con depresión y ansiedad en un cuerpo pequeño. Con una mente débil.

Me da miedo en como mi mente está buscando esa calma.

Cada vez que tú depresión me haces pensar en morir me transmites esa calma que tanto anhelo.

Quiero estar calmada.

Las pastillas ayudaron al inicio pero ahora no se que está pasando. Mi mente es un caos.

Me haces sentir como la cuchilla se desliza por mi piel débil de mi pierna derecha. Veo la sangre brotar siento ese ardor apoderarse de mi. Subo mi pantalón duele el roce que tiene con mi piel cortada. Ese es solo un recuerdo y una realidad.

Me hiciste recaer otra vez.

Otra vez tome esa cuchilla y la pasé por mi piel trazando esa línea que tanta paz me da.

Esa paz es tan banal que con un simple corte la siento, ¿está mal? Me preguntó yo. Claro que lo está. Soy una adolescente cortando su piel como si de un papel se tratase.

Tendré esas cicatrices hasta que el tiempo decida cuando borrarlas.

Depredador.

Depresión.

Eres ambas.

¿Por qué existes?

¿Por qué me tocó a mí?

Pensé que solo eras tristeza, pero te convertiste en algo que no me deja salir de mi mente y me atormenta día y noche.

D

E

P

R

E

S

Ó

N.

Déjame,

Ya,

Suéltame.

Que me estás matando.

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