Capítulo 01.
Sólo un sueño.
"Cuando se muere alguien que nos sueña, se muere una parte de nosotros."~ Miguel de Unamuno
Cuando se nos muestra la belleza de la vida y esta se acaba, se nos vuelve completamente imposible volver a sonreír, sentimos que un pedazo de nuestra alma a muerto con el suceso que nos marcó y todo nuestro universo se ve completamente colapsado por el dolor del pasado. Pero a la vez, sabemos que es necesario dar un paso adelante, debemos de soltar el pasado para no quedarnos en ese vacío que nos hace perdernos.
Mi madre siempre habia dicho que no se puede borrar el pasado, si fuese así nisiquiera tendríamos razones para vivir. La vida no pude ser perfecta, no podemos vivir tranquilos todo el tiempo y por el contrario, no podemos vivir enterrados en el fango por toda la eternidad. Por eso nuestra vida se basa en momentos, por eso no existe tristeza que dure para siempre, porque como humanos siempre avanzamos.
Claro que existen sucesos que dejan una huella indeleble en nuestra alma o corazón, pero son sucesos que nos enseñan algo, todo nos deja una enseñanza, eso era lo que mi padre siempre me habia dicho, incluso, hasta el mínimo tropezón con una piedra nos enseña a mirar el camino por el que vamos.
Sentí una suave caricia sobre mi cuello, haciéndome soltar una pequeña sonrisa al descubrir la respiración de mi hombre sobre la piel sensible. La mañanas eran realmente hermosas, tan bellas que no necesitaba absolutamente nada más para sentirme llena de júbilo.
Sus manos se deslizaron por mi abdomen, me afirmó hacía su cuerpo desnudo y me hizo sentir como su piel calentaba la mía y nuestros cuerpos parecían encajar a la perfección. Sus manos grandes me afirmaron a él, como si temiese que me levantará antes de tiempo y me alejara de él más del tiempo estrictamente necesario.
—Amo tu aroma por las mañanas, muñequita—susurró sobre mi oído.
Su aliento chocando contra mi piel, logró estremecerme completamente y cuando sus suaves labios se apoderaron de la sensible piel tras mi oreja dejé escapar un pequeño gemido, causando una de sus deliciosas risas matutinas, esas que estaban grabadas en lo más profundo de mi corazón.
—¿Aroma a sexo salvaje con mi esposo? —pregunté juguetonamente.
—Exactamente, muñequita—murmuró repitiendo la acción con sus labios—. Es una deliciosa combinación entre la dulzura de tu piel y el salvajismo de mi ser.
—Me encanta—murmuré.
Solté una pequeña risa cuando lo sentí ponerse duro sobre mi cuerpo, me encantaban esos íntimos momentos, esos en donde todo quedaba atrás y solo disfrutaba de mi hombre. Sus manos no tardaron en subir a mis pechos, dándome caricias que lograban estremecerme y excitarme como solo sus manos sabían hacerlo.
Un gemido escapó de mis labios cuando su mano se coló entre mis piernas, llegando al punto en el que se juntaban nuestro sexos y todo era un completo festín para mis fantasías. Me encantaba mi hombre, me tenía completamente enamorada.
Un toqué en la puerta de la habitación me hizo sobresaltarme, pero al ver que los ojos de Conall nisiquiera cambiaron un poco, sentí un profundo dolor en mi corazón.
<<Por supuesto, todo es un maldito sueño>>
No perdí tiempo en girarme para verlo de frente, traté de memorizar cada una de sus facciones, cada poro de su piel y cada rayo de luz en su mirada, no queria soltarlo, no queria despertar como cada mañana para encontrar que sólo era un maldito sueño. Me fundí en sus labios, tratando de sentir el delicioso sabor de sus labios, ese sabor a menta que siempre me dejaba completamente atolondrada.
El sonido de la puerta volvió a llamar mi atención y antes de que pudiera decirle las palabras que tanto anhelaba mi corazón, Conall se volvió solo una nube de neblina entre mis dedos y ese sentimiento de soledad volvió a embriagarme y golpearme con tanta fuerza que como cada mañana, mis ojos solo pudieron soltar cientos de lágrimas.
La puerta volvió a sonar y la exasperación me embriago.
—¡Joder, ya voy! —grité.
Me levanté con pereza de la cama, odiaba que todo se quedara en sueños, odiaba realmente que toda mi vida habia cambiado en tan pocos minutos que me era imposible procesarlo, incluso después de tanto tiempo.
Abrí la puerta, encontrándome con la sonrisa exorbitante de Nikolai, las ganas de mandarlo a volar y recordarle hasta de lo que se iba a morir se esfumaron cuando miré los tiernos ojitos verdes de el niño que llevaba entre sus brazos.
—¡Mami! —chilló.
Me dio una de sus hermosas y carismáticas sonrisas, achinando los ojos como lo hacía su padre.
—Buenos días, mi amor—murmuré con una pequeña sonrisa—. ¿Cómo durmió mi príncipe?
—Muy bien mami, el nonno Kennett hizo tortitas de avena y me dijo que viniera a despertarte, el tío Nick insistió en venir—murmuró con una sonrisa—. ¿Estas enojada, mami?
—No, mi amor—murmuré besando su cabello—. ¿Por qué no vas con el tío Nick y ayudas a Nonno a hacer las tortitas? Yo iré en unos minutos, debo cambiarme.
—Spiaggia?—preguntó con una pequeña sonrisa.
—Si, mi amor—murmuré —. Spiaggia... pero primero desayunamos y después iremos ¿De acuerdo?
—Gelato?
—En definitiva saco lo caprichoso de la mamá—se burló Nick.
—Si, mi príncipe, comeremos helado e iremos a la playa, pero primero necesitas ir con tu nonno para que te prepare el desayuno, después iremos a donde quieras ¿De acuerdo? —murmuré hacía mi hijo—. Así me quieres, con berrinches y todo.
Nick soltó una carcajada.
—¡Si, mami! —gritó con una sonrisa de oreja a oreja.
Solté una pequeña risa al ver que salía corriendo como todo un campeón. Nick me regaló una pequeña sonrisa y salió corriendo detrás de mi hijo para evitar al pequeño torbellino.
Me adentré nuevamente en mi habitación, tratando de no recordar el hermoso sueño que me habia acompañado esa noche, realmente mi corazón se sentía vacío desde el momento en el que mis padres y el amor de mi existencia habían muerto, habían sido dos jodidos años en donde lo único que me habia mantenido a flote era mi hermoso hijo, el único recuerdo vivo de su padre.
Solté un pequeño suspiro, a pesar de que no me habia quedado completamente sola, mi corazón no paraba de sentirse abandonado, como si mi último latir hubiese sido en el mismo momento en el que Conall habia muerto. Mi único motivo era mi hijo, era lo único que me hacía no rendirme y no dejarme caer, incluso cuando mi mundo se habia destruido bajo mis pies.
Me apresuré a darme una ducha para limpiar mi cuerpo de la noche, me encantaba la costa en la que vivíamos, pero realmente odiaba el sofocante calor que habia todo el año, incluso en invierno, había calor.
Tras salir de la ducha me enfoque en vestirme, colocándome un bikini floreado y un vestido holgado, perfecto para no hervirme en mi propio sudor. Amarré mi cabello en una coleta alta y nisiquiera me molesté en maquillarme, era una pérdida de tiempo cuando el calor no permitía tener algo sobre el rostro por más de media hora.
Me coloqué unas sandalias simples y sin hacer nada más, salí de la habitación para encontrarme con mi familia.
Bajé las escaleras, escuché el bullicio matutino que salía de la cocina, solté un suspiro, como cada día tenía que fingir una sonrisa frente a ellos, odiaba arruinarles los momentos de convivencia, incluso si sentía que mi alma se destruía, debía ser feliz por ellos.
—¡Mami! —chilló Niall.
Se lanzó a mis brazos y lo recibí con la mejor sonrisa, mi niño era lo único que hacía latir mi corazón, lo único bueno de mi vida.
—Creí que las sábanas te habían tragado—se burló mi hermano, tomando su café.
—¿Café? —pregunté—. Estamos a 30° Hunt—murmuré risueña.
—Una buena taza de café no tiene comparación, hermanita—murmuró con un guiño—. Tu hijo ya pidió chocolate hirviendo para todos, así que te aguantas...
—Eso lo aprendió de ti—gruñí rodando los ojos—. Hola, nonno—murmuré besando la mejilla de Kennett.
—Buenos días, pequeña—contestó con una sonrisa —. Preparé tortitas y chocolate, pero a ti te preparé una malteada de fresa...
—¡Deja de consentirla! —gritó Hunt.
—A ti te hace café, deja que me haga malteadas de fresa—reproché—. Fue una noche muy calurosa...
—Lo fue—aseguró Kennett con una sonrisa—. Pero Niall dijo que lo llevaras a la playa... ¿Eso es cierto? Deberías llevarnos a todos—bromeó.
—Tienen la playa a cien metros de distancia—murmuré riendo.
Kennett soltó una pequeña risa. Se giró y dejó un par de tortitas de avena sobre un plato, mi hijo se apresuró a darme sus bracitos para ayudarlo a subir a la silla y no lo dudé, lo alcé y lo coloqué en la silla.
—¡Niall! —chilló Keyla.
Antes de que su madre pudiera detenerla, la niña corrió hasta llegar a nuestro lado. Solté una pequeña risa cuando comenzó a señalar la silla continua a la de Niall, con una sonrisa brillante y alegre, la ayudé a subir, dejando que mi hijo le explicará el menú del desayuno.
Julia se acercó a mí, dejó un tierno beso sobre mi mejilla. Le sonreí y le hice espacio para que se sentara a mi lado, ella sin rechistar se sentó a mi lado. Kennett no tardó en servirle su desayuno, él se habia convertido como el padre protector de todos.
—Escuché algunos ruidos esta mañana—murmuró con una sonrisa picará—. ¿Qué estabas soñando?
—¿Desde cuándo me espías? —murmuré con un falso puchero.
—Desde que nuestras habitaciones estan separadas a casi nada, además... eres ruidosa.
—¡Joder! ¡Julia! —grité sintiendo mis mejillas arder.
—Niñas, compórtense—murmuró Kennett con una sonrisa, sabía que no lo decía enserio—. Van a asustar a sus hijos...
—Yo no me asusto, nonno—murmuró Niall—. Soy tan valiente como papá...
Sonreí ante las palabras de mi hijo, me gustaba cuando mencionaba a su padre, significaba que no lo habia olvidado a pesar de que habían pasado dos años. Le di una pequeña sonrisa.
Agradecí que Julia no volviera a preguntar sobre mis sueños, no me apenaba decir que soñaba con el hombre de mi existencia, pero no me agradaba que todos en la casa se enterasen que tenía sueños húmedos con el hombre que amaba. Era vergonzoso.
Nick entró seguido de Archie y Álex, los tres platicaban de cosas ridículas mientras Archie cargaba a su segundo hijo, un pequeño bebé de tres meses era tan bonito que se parecía completamente a Julia. Ellos eran los únicos que parecían tener una vida feliz, los demás, solo fingíamos felicidad la mayor parte del tiempo.
—¡Hey! Escuche que irán a la playa—murmuró Álex—. Yo me apunto, quiero broncearme un poco.
—Álex—se burló Nick—. Estas a un grado de ser Bob Esponja bronceado, si sigues asoleándote pronto parecerás una zanahoria.
—¿Sabes que pienso, Pávlov? Que eres un tipo aburrido que no disfruta la vida... ¡Estamos vivos! Deberíamos celebrarlo todo el tiempo. Debemos disfrutar las hermosas aguas de Sicilia, ¡Es nuestro hogar!
Álex se sentó a un lado de Hunt, no sabía que era lo que esos dos traían, pero estaba completamente segura de que tenían algo entre manos.
—Opino que debemos disfrutar, es nuestro hogar—defendió Hunt.
—Vale, vale—murmuró Nick—. Entonces quemémonos como zanahorias.
Solté una pequeña risa, viendo como poco a poco todos tomaban asiento para disfrutar del desayuno que Kennett había preparado, quizás estar en ese lugar había significado dejar todas nuestras vidas atrás, pero todos sabíamos que fuera de Sicilia, no nos quedaba nada.
Terminamos el desayuno y después de asegurarme que mi hijo estuviera en sus clases privadas durante un par de horas, lo ayudé a vestirse para poder ir a la playa. Niall era un niño inteligente, demasiado inteligente para su edad, uno de los médicos de Sicilia lo habia calificado como "Superdotado" e incluso nos habia recomendado llevarlo a tierra firme para que recibiera una educación de calidad, pero no podía arriesgarme a llevarlo al lugar donde no teníamos protección, por lo que habíamos movido montañas para llevar la mejor educación privada a Sicilia, tenía a los mejores profesores ahí.
Como todos los días desde que estábamos ahí, lo llevé a la playa, dejando que mi hijo se divirtiera mientras sus tíos lo perseguían y yo lo miraba correr y juguetear como si no hubiese nada a su alrededor, eso me había prometido después de nuestra huida, le daría una infancia feliz incluso si mi mundo se había derrumbado.
—Mamá—murmuró con una pequeña sonrisa—. Nonno dice que va a enseñarme a nadar ¿Puedo aprender?
—Puedes aprender lo que te gusté, mi amor—murmuré besando la puntita de su nariz—. Dile a nonno que te enseñe...
—¡Si! —chilló.
Besó mi mejilla y se apresuró a salir corriendo, sonreí al ver que Kennett lo ayudaba a adentrarse en las tranquilas y cristalinas aguas de la costa de Sicilia.
Unos cuantos ladridos llamaron mi atención y solté una fuerte risa al ver a todas mis mascotas correr en dirección de Niall; Hades y Perséfone guiaban el camino, mientras sus tres hijos los seguían y Tikka trataba de seguirles el paso.
Solté una pequeña risa, cuando comenzaron a jugar con mi hijo mientras se mojaban completamente, disfrutando del precioso clima.
—Es divertido, ¿Cierto? —preguntó una voz masculina a mi lado.
Solté una pequeña risa, al ver los ojos fríos de Andréi ¿Quién diría que ese hombre realmente sería uno de nuestros mayores aliados? Ese hombre que al principio era un completo desconocido se habia convertido en uno de los pilares de mi vida.
—Lo es—murmuré con una pequeña risa—. Regresaron pronto, creí que tardarían más... con mis tíos ir al mercado es una misión imposible.
—Dios, sí que lo es—murmuró Kris.
Miré al otro hombre con una pequeña risa al ver su peculiar atuendo de playa. Ese hombre que habia sido mi guardaespaldas era uno de los que me habia demostrado mayor fidelidad en todo ese tiempo.
—¿Qué compraron esta vez? —pregunté.
—Que no compraron, sería la respuesta adecuada—se burló Andréi—. Uno de ellos gasto dos mil euros en carne internacional...
—Déjame adivinar y el otro compro más vino—murmuré.
—Si—aseguró riendo.
Solté una pequeña risa, pero antes de poder hablar sentí unos labios sobre mi coronilla, descubriendo el peculiar aroma a roble, ese aroma inconfundible de mi tío.
—¿Ya me estan acusando por comprar más vino? —preguntó con una ceja arqueada.
Mirar sus ojos era como ver a mi madre, era como si sus ojos de un precioso tono miel siguiesen conmigo. Charly me regaló una pequeña sonrisa, alejándose para tumbarse al lado en uno de los camastros.
A pesar de que habían pasado años, aun me costaba creer toda la realidad, todo lo que había ocurrido en esos días realmente había cambiado todo, había descubierto secretos de mi familia que ni mi hermano y ni yo sabíamos, había conocido la verdadera lealtad y el amor que podía existir por la sangre.
—Traje helado para la Regina de la casa.
El típico asentó italiano me hizo levantar la mirada, encontrándome con los inconfundibles ojos miel de la familia, tener dos ojos miel era como saber que la familia se encontraba cerca.
—Grazie, Nonno—murmuré tomando el helado de chocolate que el hombre me entregaba.
—Deje los helados de los demás adentró—murmuró mi tío Avery.
Se dejó caer en una de las mantas que habían acomodado para pasar una hermosa tarde de playa.
—Y yo traje unas deliciosas carnes que muero por asar—aseguró Andrew.
—Si, me dijeron que gastaron dos mil euros en carne—murmuré riendo.
—Mi dispiace, ragazza mia, non ho potuto impedirti di comprare così tante cose.( Lo siento, mi niña, no pude detener que compraran tantas cosas.)
Solté una pequeña risa negando.
Ellos parecían realmente felices de estar en una isla donde nadie ni nada nos molestaba, no solo porque éramos los dueños de todo el territorio Siciliano, sino porque le tenían tanto miedo a mi Nonno, que nadie se atrevía a delatarnos incluso con las supuestas revisiones que Arniel habia demandado hacer en cada lugar del planeta.
Mi Nonno, Vincenzo Rossi, el hermano perdido de mi abuelo.
Había sido una gran sorpresa, además de que todo habia sido realmente confuso al principio, me sentía en una especie de fantasía surrealista, donde no habia sentido en absolutamente nada.
Todo había comenzado después de esa tarde, en donde no habia durado ni diez jodidos minutos como la mayor jerarca de mi ejército, esa tarde había cambiado todo para nosotros, no solo fuimos acusados injustamente sino que nos habíamos convertido en prófugos de la ley o más bien, prófugos de Massimo Lombardi.
Dos años atrás.
Abrí los ojos sintiendo que mi cabeza daba mil vueltas, todo mi cuerpo dolía como una maldita mierda mientras no era capaz de procesar toda la información que estaba a mi alrededor, habia una intravenosa en el brazo y podía escuchar el sonido de varias maquinas a mi alrededor.
Todo en mi mente era borroso, no sabía dónde me encontraba o cuanto tiempo habia pasado. Lo único que se escuchaba a lo lejos era el sueve chocar de las olas con la costa, pero no tenía ni la menor idea de todo lo que ocurría.
Me sentía realmente confundida, como si no pudiese aterrizar en la realidad, mis sueños solo habían sido una maldita tortura con los recuerdos de toda la muerte que habia vivido la última semana, por lo que me encontraba más que alterada. Sentía que mi corazón bombeaba sangre a toda velocidad, era imposible pensar en algo que no fuese mi familia y el amor de mi vida.
—No trates de enderezarte—murmuró Kennett a mi lado.
Giré el cuello, sintiendo que cada uno de mis músculos rogaba por detenerme, era como si me hubiesen dado la maldita paliza de mi vida y mi cuerpo estuviese pagando la factura, pero tenía intenciones de saber qué diablos estaba pasando, no era normal despertar con la cabeza hecha un lio de esa manera.
Kennett me dio una pequeña sonrisa, extendió la mano para acariciar la mía en un gesto paternal, de cierta manera me sentía segura, él era el padre del hombre que más había amado, no me haría daño. Pero los cientos de preguntas eran como una bomba de hidrogeno en mi cabeza.
El hombre soltó un suspiro, revisó el suero y me dio una pequeña sonrisa, como si quisiera tranquilizarme, esa mirada que todo el mundo daba antes de dar una noticia dolorosa.
—¿Qué...? ¿Quien más m...murió? —murmuré con voz ronca.
—Una cifra muy grande—murmuró—. Personas inocentes que sufrieron por ese bastardo...
—¿Es él?
—Si—murmuró—, Arniel es Massimo Lombardi, estuvo jugando con nosotros desde no sé cuándo, nos hizo creer que era bueno e incluso que era un buen hombre para ti...
—¿Ya lo detuvieron? ¿Diste la orden de captura?
Kennett me miró con profundidad, como si realmente estuviese a punto de decir la peor noticia de la historia, como si realmente todo lo que saldría de sus labios causaría incluso un dolor mayor. Traté de enderezarme, no quería estar débil para escuchar las malas noticias, aunque mi cuerpo reclamara, no me iba a dejar caer.
—Aun no es momento—murmuró—. Debes descansar para que podamos decirte todo lo que paso... después de que te inyectáramos...
Lo miré, recordando los últimos segundos de lucidez, el miedo me invadió y sentí como si un balde de agua fría cayese sobre todo mi cuerpo. No me importó que cada uno de mis músculos protestara ante el dolor, me puse de pie a la velocidad de la luz y me arranqué la intravenosa del brazo. Tomé una lampara que se encontraba en lo que parecía ser la mesita de noche y la apunté contra Kennett.
—¿Dónde está mi hijo? ¿Estas aliado con él? —murmuré.
Kennett soltó un pequeño suspiro, se puso de pie como si no estuviese amenazándolo con un objeto y caminó hacía la puerta de la habitación. Mis piernas se tambaleaban, pero estaba segura de que podía noquearlo y escapar, no caería sin pelear. Corrí en su dirección, dispuesta a estrellarle la lampara en la cabeza y noquearlo, pero unos pequeños pasitos llamaron mi atención, deteniendo las ganas asesinas.
Niall apareció en mi campo de visión, con una de sus sonrisas llena de alegría y un peluche de gato entre sus brazos. Lo miré, tratando de averiguar si tenía alguna herida, pero estaba más que sano, estaba limpio y con ropa nueva.
Miré a Kennett, no dijo ninguna palabra, solo señaló con la cabeza a mi hijo.
—¿Mami? ¿Poque jugas con lampalas? Nonno dijo que no.
Dejé caer la lampara y me agaché a la altura de mi hijo, el pequeño niño al verme inmediatamente se acercó a mí y me abrazó por el cuello, dejando el peluche entre ambos, me dolía todo al hacer ese movimiento, pero ver a mi hijo era como un respiro de aire fresco en pleno desierto.
—¿Estas bien, mi amor? ¿Alguien te hizo algo?
Mi niño negó con una pequeña sonrisa.
—Hermana—murmuró una voz.
Levanté la mirada, para encontrarme con Hunt de pie.
<< ¿Cuánto tiempo dormí?>>
Pensé.
—¿Hunt? ¿Q...Qué paso?
—Te lo diremos todo, pero debes de sentarte, creo que es posible que puedas desmayarte por la debilidad—murmuró con una pequeña sonrisa—. Tranquila, estamos a salvo... te lo prometo...
Hunt se acercó arrastrando su pierna hasta llegar a mi lado, me hizo una seña con la cabeza y entendí que debía sentarme en la cama. Tenía miedo, realmente estaba asustada, no tenía ni una sola respuesta a todo lo que estaba pasando y eso me alteraba realmente.
—Escucha, Key... Seguramente vas a molestarte con nosotros por haberte ocultado algo tan importante... —murmuró sentándose a mi lado en la cama.
—¿Qué cosa, Hunt? —pregunté.
Niall alzó sus bracitos y sin dudarlo lo cargué para ponerlo sobre mi regazo, solté un pequeño suspiro, sabiendo que se acercaban más y más problemas.
—¡Dios! Mujer, me diste un susto de muerte—murmuró Nick entrando a la habitación, seguido por Álex.
—De verdad nos asustaste—murmuró Álex—. Creímos que nos habíamos pasado con la dosis.
—Par de tarados—gruñó mi hermano—. ¿Dónde estan?
—Archie y Julia vienen en camino, Avery fue a avisar a los demás—murmuró Nick—. Me asustaste, peque...
—¿Alguien puede decirme que rayos está pasando? —gruñí.
—Si, ya está en sus cinco sentidos—murmuró Álex.
—¿Qué fue lo que ocurrió? Lo último que recuerdo es el ataque y que me inyectaron no sé qué cosa, caí completamente dormida ¿Cuánto tiempo dormí?
—Tres semanas—murmuró Kennett—. Tuviste un cuadro de estrés y cansancio extremo, cuando quisimos regresarte con los líquidos para que expulsaras el somnífero, no lo logramos... ahí fue cuando nos dimos cuenta de lo cansado que estaba tu cuerpo. Te sobreexigiste...
—No podía quedarme en cama llorando, tenemos una guerra que luchar ¿Por qué rayos no has dado la orden de captura? —murmuré —. Necesito que den la orden a los supervivientes para que se reúnan, daremos la orden de captura inmediata para ese bastardo—ordené.
Todos intercambiaron una mirada, como si estuvieran ocultándome algo.
—Key...
—¿Qué está ocurriendo? —pregunté.
—Key—murmuró Hunt tomando una de mis manos—. Ya no somos parte de la IISMFCMO, ahora somo fugitivos y tuvimos que huir para sobrevivir...
—¿Qué? ¿Como?
—Arniel es Massimo Lombardi, pero... ahora él es el ministro... todos creyeron su versión de la historia... los manipulo.
—Pero... ¿Cómo?
— Sabíamos que Arniel iba a atacar ese día, sabíamos su plan y todo lo que tenía entre manos... cuando te dimos el informe, nosotros sabíamos que Arniel es Massimo...
—¿Qué? —pregunté con una ceja arqueada—. ¿Me mintieron?
—Lo hicimos porque era necesario—murmuró Archie entrando a la habitación—. No te habríamos mentido si no hubiese sido de esa manera. Descubrimos que Arniel era Massimo ese mismo día, cuando Charly se puso en contacto conmigo y me informó que debíamos sacarte de ahí, pero...
—Espera—murmuré —. ¿Charly? ¿Mi tío está vivo?
—Te voy a matar—gruñó Hunt hacia Archie—. Peque, Charly logró escapar junto con Andréi y Kris el día del ataque a la base Alpha, los tres lograron salir cuando llego el auto de Schiavone, escaparon por los túneles subterráneos.
Charly entró a la habitación y no pude evitar sentir paz, era mi tío, el hermano de mi madre, no dijo nada, solo se acomodó al lado de Archie, seguramente para darme su versión de la historia.
—Yo fui quien les dijo que no te dijeran ninguna información, eres igual que tu madre e intentarías arrestar a Arniel, pero él ya tenía todo un plan para acabar con todo... el ERR estaba rodeando toda la base, iban a atacar y tú eras el principal objetivo, no te querían muerta, Arniel les dijo que no te tocaran un solo cabello... pero te iban a secuestrar... —murmuró con dolor en su mirada—. Cuando nos dimos cuenta de ello, Nonno recomendó que teníamos que salvarte, me puse en contacto con Archie y le informé todo... no podíamos sacarte antes de la presentación oficial, necesitábamos que fuese en medio del caos.
—¿Quién es Nonno? —pregunté.
—Belito—murmuró Niall con una pequeña sonrisa.
—Es mi tío—murmuró Charly—. Es un Rossi...
—¿Cómo? —pregunté sin poder creerlo—. Sólo quedas tú...
Mi madre siempre habia dicho que no habia ni un solo familiar del lado Rossi, todos habían muerto con mi abuelo, pero jodidamente la vida me tenía más y más sorpresas. Un hombre con un pulcro traje Oxford entró a la habitación, lo miré con incredibilidad, no parecía mayor a los 50 años, incluso se veía joven.
—Por fin puedo verte despierta, Keylani—murmuró con una pequeña sonrisa—. Sé que tienes muchas preguntas, pero te prometo que te las aclararé absolutamente todas, pero primero debes entender que todo lo que tu tío y estas personas hicieron, fue para poderte mantener a salvo.
—Estoy confundida—murmuré.
—Es normal estar confundida, Bambina—murmuró—. Tu madre no sabía de mi existencia, solo sabía que tenía un numero de pánico al que podía llamar si necesitaba ayuda... sin embargo... nunca intervine en su vida porque tenía a todo un ejército protegiéndola... pero ustedes quedaron vulnerables, así que tuve que protegerlos.
—No entiendo—murmuré—. ¿Quién eres?
—Empecemos por ahí ¿Te parece? —asentí—. Soy Vincenzo Rossi, hermano menor del difunto Giancarlo Rossi. Cuando una familia tiene tanto poder, sabemos que la muerte está en nuestra contra, por eso mi padre nos crio en diferentes lugares... mientras Giancarlo creció en Nápoles, yo crecí aquí con el hermano de mi padre...
—Eso me dejo más confundida— murmuró.
—Es difícil de comprender—murmuró Hunt—. Pero dejémoslo en que ahora tenemos más familia de parte de mamá y que cada una de tus preguntas las resolveremos cuando estes menos confundida...
Sí, eso habia sido una gran sorpresa. Realmente me habia confundido bastante todo el hecho del tío abuelo perdido, toda una historia de la que nosotros no éramos conscientes y que habia cambiado por completo la perspectiva de nuestra vida.
Nonno era dueño de todo Sicilia, era el jefe de jefes y todo mundo lo respetaban. Sicilia se convirtió en nuestro hogar desde ese momento, brindándonos lo necesario y más para llevar una vida llena de lujos, sí, quizás nos habíamos convertido en prófugos de la dictadura de Arniel, pero habíamos encontrado refugio en nuestra familia.
—Nonno—murmuré—. Deberíamos comenzar a hacer la comida, Niall saldrá de ahí como un león con hambre y querrá comer helado... esa no es una buena idea considerando que no querrá probar bocado hasta la cena.
—Yo puedo ponerme a ello—murmuró Andrew.
—Yo lo ayudo—aseguró Andréi.
Lo vi alejarse junto con Andrew hacia el asador para preparar su carne de dos mil euros.
Realmente habia cientos de cosas de mi familia de las cuales nunca habia tenido conocimiento, historias que habían quedado ocultas por la protección de las familias originales.
Solté una pequeña risa al ver a Nick siendo arrastrado por las olas, mientras mi hijo se carcajeaba de su tío, me encantaba ver a mi pequeño feliz, riendo por cosas tan sencillas y siendo feliz con tortitas de avena o chocolate caliente. Me habia jurado eso, hacerlo feliz y hacerlo tener una infancia feliz en donde no se viera atormentado por el dolor de la pérdida de su padre.
—¡Mami! —chilló corriendo hasta mi dirección con algo entre sus manitas—. Mira, es un Rissoidae, mi maestra dijo que es una Rissoa ventricosa pertenece al filo Mollusca, clase Gastropoda, orden Neotaenioglossa y familia Rissoidae.
Solté una pequeña risa tomando la pequeña conchita que sostenía en sus manos.
—Muy bien, mi mini biólogo marino—murmuré —. ¿Estas divirtiéndote en la playa?
—¡Si! —murmuró risueño—. Pero... tengo hambre mami...
—Prepararemos de comer y te llamaremos para que vengas, ve a divertirte otro ratito con nono y tío Nick ¿Sí?
Mi hijo asintió, dejo la pequeña concha sobre mi mano y regresó con su abuelo. Solté un suspiro, mirando su risa emocionada sin evitar sentir ese horrible dolor en mi corazón al saber que nunca podría verlo así de feliz con su padre.
<<Estarías tan orgulloso de nuestro hijo>>
—¿Estás pensando en él? —preguntó Nonno.
—¿Cómo lo sabes? —pregunté.
—Tu mirada—murmuró—. Tu mirada brilla cada que alguien habla de él y cada que tú piensas en él...
—Lo amo incluso después de su muerte, Nonno... me es imposible pensar en nadie más de la forma en la que lo pienso a él... con Conall queria todo...—murmuré—. Quería llegar a viejita con él...
Mi nonno me miró con pena en su mirada, sabiendo que me dolía hablar de eso. Conall era y siempre sería de lo que no me atrevía a hablar, incluso dos años después de su partida lo seguía amando, no queria a nadie más en mi vida, mi corazón o mi deseo.
—Cuando amamos a alguien tan profundamente, nuestro corazón se alinea al de la otra persona... no conocí a Conall, pero por lo que todos cuentan; su amor era tan intenso que lograba quemar a su alrededor. Sus almas estaban unidas desde que eran dos almas perdidas en el universo y siguen unidas aunque estén en planos existenciales diferentes... siempre se van a amar y se encontraran en otra vida.
—Mi madre siempre habló de eso—murmuré.
—Si, seguro mi hermano le contó las leyendas de los Rossi...—murmuró—, te digo esto porque siempre lo vas a extrañar, pero quizás puedas comenzar de cero y abrirle paso a un nuevo amor... ¿Sabes? Andréi me parece un buen chico, siempre está detrás de ti...
Solté una pequeña risa.
—No podría, nonno—murmuré—. Conall es el único hombre que despierta cosas en mí, no importa si pasan otros veinte años, no sentiré nada por nadie... solo lo amo a él.
—Terca como todos los Rossi—murmuró riendo—. Mi padre siempre dijo que los Rossi somos tercos, pero amamos con esa misma terquedad.
Antes de poderle responder algo, escuché los pasos apresurados de alguien.
—¡Chicos! —gritó Archie—. ¡Tienen que ver esto!
Mi amigo llegó corriendo a nuestro lado, con una tableta en manos.
—¿Qué es? —preguntó Kennett.
Todos se acercaron al lugar en el que nos encontrábamos, curiosos por saber lo que Archie habia encontrado.
—Arniel oficialmente nos declaró muertos—murmuró—. ¿Saben lo que eso significa?
Mi corazón latió desbocadamente, sabiendo que el que nos declarase muertos significaba que los ejércitos dejarían de buscarnos y podíamos tener la fuerza necesaria para recuperar lo nuestro.
—Familia, es momento de mostrarle con quien mierda se metió—murmuré con una sonrisa.
Sentí una alegría inigualable, habíamos estado esperando ese momento durante dos años, habíamos dado falsas pruebas de nuestra muerte, pero el desgraciado seguía sacando pruebas de que estábamos con vida. Teníamos un plan, pero no podíamos llevarlo a cabo hasta que nos declarara muertos, no solo para darle más dramatismo, sino para que todo saliera a la perfección.
<<Ahora sí, Massimo Lombardi... vas a saber que nadie se mete con los míos>>
.
.
.
¿Qué les pareció este nuevo capítulo?
¿Qué creen que ocurra?
¡Tenemos nuevos personajes! Les juro que amaran a Nonno Vin.
¡Chan...Chan...Chan...Chan...Y aquí esta el primer capítulo, espero lo hayan disfrutado y esten preparados para lo que se viene!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top