capitulo 9
Con sus hombros esbeltos y su sensual espalda contra la pared, se encuentra un hombre de aparecía ruda, con una pequeña cicatriz desde su ceja hasta su ojo. Parecía tener unos veintiocho años, de piel morena y unos exquisitos ojos profundos azules.
Él trata de mirar a otro lado que no sea esa mirada interrogatoria de sus dos jóvenes maestros, maldiciendo en su mente por no haber salido rápidamente antes de ser atrapado por ellos dos.
No esperaba que Eren y Erin lo terminarán acorralado de la manera en la que se encuentra en este instante. Se suponía que ya tenía que estar en el mismo lugar que su joven maestro Luther.
—¿Dónde trabaja Lut?—Preguntó Eren, cruzado sus manos en su pecho mientras veía fijamente al guardaespaldas de Luther.
—Y no digas que no sabes, Diell.—Advierte Erin.—Está muy claro que sabes dónde trabaja.
Diell no se inmuta por las feroces miradas de sus dos jóvenes maestros. Podían verlo de la forma más fea o amenazarlo pero no tenía pensado decirles nada de nada.
—No lo sé.
Ellos no lo saben, pero nadie da más miedo que mi joven maestro cuando se enoja. Solo basta hacer contacto visual con su mirada para darte cuenta que estás viendo la encarnación del demonio.
—¡Diell!—Ambos se están empezando a cabrear.
—Dilo antes de que mi paciencia se agote, no estoy jugando—Advierte Eren.—¿Dime en que lugar? ¿En que trabaja? ¿Cuantas horas trabaja mi hermano menor? ¿Lo tratan bien?
—Bueno...Vera..—Un recuerdo vino a él.
—Diell, Diell.—Sonríe fríamente—¿A quién piensas llamarle?—Le arrebató el celular.—¿A mi familia?—Una sonrisa aún más fría adorno sus sexys labios.
—Es una orden de su padre...¡Uhg!
Fue empujado con brusquedad contra el árbol detrás de él. Todo su cuerpo se puso rígido al hacer contacto visual con ese celeste inexpresivo pero escalofriante, mucho más cuando sus labios sonríen y al mismo tiempo no.
—¿Para quién trabajas? ¿Mi familia o yo?—Entrecierra sus ojos.—Esperó que respondas bien.
—...Para usted.—No tuvo que pensarlo mucho.
—Entonces, ¿por qué demonios tienes que informarle a mi familia?
Diell se tensó tan feo al presenciar tanta importancia de un alfa dominante, ni en el ejercito había sentido tanta precisión u miedo como lo estaba sintiendo en ese preciso momento.
—Si le llegas enviar algo, ya sea la cosa más insignificante de mí a mis padres.—Sonríe perverso.—Voy a romperte las pelotas o mejor aún, se las daré de comer algún animal que este dispuesto a comer porquerías.—Advirtio muy seriamente.
No quería recordar ese espeluznante recuerdo, bueno si puede llamarse un recuerdo. Desde ese instante supe que mi joven maestro, era una persona de temer y no un chico tonto enamorado.
Aunque, eso me sigue pareciendo un poco extraño con respecto a su enamoramiento por el joven omega Cooper...
—¡Diell!
—¿Sí?
—Responde nuestras preguntas.
—Me disculpó, pero no puedo responderles.—Suspiró.—Soy el fiel guardaespaldas de mi joven maestro, mientras su seguridad no este en peligro no tengo porqué informarles sobre sus actividades diarias...Agh.
El cuello de Diell fue apresado por el fuerte brazo de Eren, mirándole con molestias por decirle algo diferente y no lo que quería escuchar.
—¿Se te olvida quién te está pagando?—Preguntó Eren con esa mirada de un depredador.
—...No se me olvida...—Se le dificulta el hablar.—Sin embargo...su padre estuvo de acuerdo.
Gracias al cielo que me soltó, por un momento creí que terminaría desmayado por la falta de oxígeno, estos tipos con complejo de hermano, son tan extraños. Tengo un hermano menor y solo nos queremos verme muertos.
—Solo puedo decirles que él, disfruta mucho su trabajo. Solo salgo cuando el me lo pide, mientras tanto sigo cuidándolo muy de cerca.—Tengo que irme, estoy retraso.—Con permiso.
Diell lidiado con los hermanos sobreprotectores de Luther, mientras el joven alfa maravillado con la vista frente a sus ojos.
Bajo las azules y fría aguas de ese inmenso mar yacía Luther, buceado. Observando y recolectando lo que vendrían siendo algunas muestras.
Su mirada celeste se encuentra fascinada admirado ese hermoso arrecife de coral frente a sus ojos, todo le parecía muy irreal, no podía creer que para experimentar algo así de fascinante tuvo que morir y volver a la vida en un mundo completamente diferente.
Este era el trabajo secreto del anterior Luther, era un joven que tenía curiosidad por lo que se encuentra, se esconde en interior del misterioso y al mismo tiempo traicionero mar.
—Luther, ¿me escuchas?—Pregunta una voz que salió del comunicador.—¿Luther?
—Sí, fuerte y claro.—Responde educadamente.
—Ya puedes subir—Expresó—Hemos recolectado las muestras que necesitábamos, salirse rápido antes de que tú cuerpo empiece a sentir frío.
—Bien. Estoy subiendo, señor—Respondió.
Quién diría que un día estaría ejerciendo la carrera que una vez deseé estudiar con todas mis ganas, "Biología marina" siempre he tenido una fascinación por lo que se puede ver y encontrar en el mar después de todo, teníamos algo en común con el antiguo dueño de este cuerpo.
Nadie se podría imaginar que Luther, el tercer joven maestro Astier, trabaja en un lugar como este, al igual que cualquier persona sin clase social, o proveniente de una familia adinerada.
Más que trabajar es estudiar, aprendiendo de las personas ya experimentadas, ya que él en sí, no estudio lo que le gustaba todo por seguir a Lander, fue un gran tonto.
Está bien que estuviera enamorado de Lander, pero tampoco al punto de renunciar a lo que le gusta todo por estár siempre junto al Omega protagonista.
Según los pocos recuerdos dejados en este cuerpo, Luther era un excelente pintor abstracto, pero fingía no saber nada porque quería pasar su tiempo con Lander.
Sentir el roce de sus manos con la excusa de no poder sostener bien el pincel. Pero, la realidad es que Luther era mucho mejor pintor que Lander. Y también en sí, su sueño nunca fue el arte, pero aún asi se graduó de la universidad de bellas artes. Dejado de lado sus más grandes sueño.
En esos años de universidad, Luther solo deseaaba poder investigar lo que se encuentra en el océano, apreciar los hermosos arrecifes rodeados de diferentes especies de peces u otra especie de animal perteneciente al mar.
Sin embargo, prefiero comportarse cómo un inútil sin nada que ofrecer, ¿todo para qué? Para no apagar el brillo de Lander, ya no sé si eso era amor, o una gran obsesión para poder tener todo del Omega.
El día de ahora podría estar haciendo mucho más cosas, como todo un profesional en vez de un aprendiz que no tendrá la oportunidad de decir, miren mi título "soy un gran biológico marino" bueno, la vida no siempre será perfecta y los errores se comenten cuándo uno menos lo espera. Luego toca vivir y aprender de esos errores.
Yo podría estudiar como siempre lo quise, estoy a tiempo de obtener un título. Sin embargo, ¿podría hacerlo? Ya tengo suficiente con que tratar, aparte me van a desterrar. Mi carrera quedaría a media, es mejor estudiar luego de marcharme de este país...
—Gran trabajo.
—Gracias—Les entregó las muestras y el tanque de oxígeno entre otras cosas al personal encargado. Ellos le dan una gran toalla a Luther, para que envuelva su cuerpo.
Al principio tenía miedo el sumergirme y no poder hacerlo bien, no es mi primera vez buceado, pero si es la primera vez que tengo que encontrar algo en específico y recogerla de dónde me lo están ordenando.
Gracias al cielo que lo hice bien, aunque me sentía muy nervioso como un adolescente exponiendo algo delante de cientos de alumnos, ese ha sido un gran problema para mí, en el colegio se me hacía difícil el hablar enfrente de los demás, no quería ser así pero mi lengua se trataba al hablar.
Me pregunto, ¿con respecto a la pintura todavía seguiré teniendo esa habilidad o se perdió con la muerte del anterior Luther? Debería de intentar pintar algo, cuando me vaya de este país y si mi familia no me da dinero, tengo que ganarme la vida de alguna forma u otra.
—¡En serio me sorprendes!—Expresa un joven de unos veinte y tantos años.
Su corto cabello lacio marrón se encuentra mojado, recién salió de las aguas frías del mar. Sus delgadas cejas rectas estan despeinadas dándole un aire de niño ingenuo, todo lo contrario a su aspecto masculino.
Para ser un Omega, es muy guapo en vez de suave y lindo. Sus ojos son extremadamente profundos de un color gris verdoso.
—No sé cómo puede aguantar estár tanto tiempo bajo el agua, lo estuve observando y es muy sorprendente, yo aún con este traje sigo sintiendo un inmenso frío.
—¿Tú eres?—¿No es un conocido verdad? No, lo dudo. Luther no tenía ojos para nadie que no fuese Lander.
Es una persona que no puede pasar desapercibido por su atractivo aspecto y esa bonita piel canela, un buen cuerpo.
Sin embargo, es nada comparado con esa persona...¿Por qué estoy recordando el cuerpo de ese hombre? No hay nadie que se le comparé, él vendría siendo la octava maravilla del mundo.
—¡Oh, me disculpo!—Extiende su mano—Soy Adal, mucho gusto.
—Luther—Estrechan sus manos—El gusto en mío—Suelta la mano de Adal—¿Trabajas aquí?—Pregunte.
Aunque es una pregunta estúpida porqué, nadie puede entrar a esta área sin autorización, este lugar es una reserva privada.
—No. Pero, haré mis prácticas en este lugar. Estoy a tres día de graduarme de la universidad...espero que nos llevemos bien, me dijeron que estaría en su grupo.
¡¿Tengo un grupo?! No lo sabía. Bueno, no es como si tuviera muchos recuerdos y si los tengo todo se tratan de Lander, Lander, Lander. Tanto que desearía no poder tener acceso a esos recuerdos, es molesto.
—Solo trátame de tu, creo que no hay tanta diferencia de edad entre nosotros.
Seria bueno hablar con alguien mientras trabajó en este lugar, solo será por un corto tiempo ya que mi futuro es un tanto complicado, no sé si mis planes terminaran como lo pienso.
—Tengo 22 años.
¡22 años y ya está por graduarse de la universidad! De seguro es un chico de esos con un gran cerebrito. Su cerebro no es de músculos como lo demuestra su cuerpo.
—Solo nos llevamos un años.
—¿Tiene 23?
—Si—Asiente con la cabeza.
¿23 años?...23 años. Tengo 23 años...¡Qué! ¡¡Como qué 23 años!! Joder envejeci tres malditos años, en vez de rejuvenecer envejecí. Vaya suerte la mía.
—¿Paso algo?—Su expresión se volvió lúgubre en cuestión de segundos.
—No pasa nada.—Ya qué—Vamos adentro, ahora si ya estoy empezando a tener frío—El viento se está volviendo más salvaje.
Y no es como si fuera una gran idea sumergirte en el agua cuando todavía no se va el invierno de año nuevo, pero trabajo es trabajo.
No tendría porqué estar haciendo algo como esto, mi familia es rica. Sin embargo, no me siento cómodo sin hacer nada. He trabajado desde una edad temprana.
—Quiero un café.—Susurró tan suave que Adal no logró escucharlo.
Los hábitos no se podían borrar tan fácilmente y Luther anteriormente en su primera vida, no había día en que no estuviera ocupado, en parte lo hacía más para no regresar a la casa. En ese casa no había un espacio para él, ni siquiera podía llamarlo hogar.
—¿Llevás mucho tiempo trabajando aquí?—Pregunte.
Puedo deducir que es un alfa, pero muy diferente a esos sujetos con los cuales e tenido el desagradó de interactuar. Fue buena idea animarme hablarle, es agradable y sobre todo muy guapo, sus ojos celeste son tan irreales que ese cabello blanco los hace resaltar todavía más.
—No tanto, como unos dos meses. Más que trabajar es estudiar—Aclara.
Estoy caminando junto a una belleza, pero no hay esa emoción de querer deducirlo, o insinuarle algo como salir a tomar algo por ejemplo.
Estoy en el mundo perfecto para un gay de clóset, y no estoy aprovechando nada de esto.—Vino a su mente ese hombre de mirada afilada y cuerpo de ensueño.—"No, no, no, olvida a ese sujeto Luther. Ese hombre por más que llene tus estándares está fuera de tu liga." Se reprendió.
—Ya veo. ¿En qué área te graduates?...lamento si soy un tanto preguntó y metiche. Es un defecto que tengo—Es por eso que se me es difícil el poder tener amigos.
Si, eres muy metiche haces muchas preguntas cuando recién nos hemos conocidos. Pero, no lo diré en voz alta, eso pondría más incómoda está conversación.
—No tienes que responder si no quieres—Se fue al área de vestidores para omegas que es dividida por un pared de madera.
Lo volví arruinar, tanto que batalle por hablarle y cuando le hablo pregunto cosas que no debería preguntar, maldición.
—No es como si fuera la gran cosa.—Anteriormente solo me gradué de la preparatoria, en esta vida por lo menos tengo un título en bellas artes.
Ambos salieron al mismo tiempo de los vestuarios. Adal se quedó anonadado viendo a Luther, este se había vuelto a poner la misma ropa que traía está mañana.
—No me gradué con respecto a esta profesión, ejercí otra carrera.
—Comprendo.—Ahora que lo veo vestido de está manera, se me hace conocido, como si ya lo hubiese visto en algún lado. ¿Dónde?
—¿Tengo algo en mi cara?—Se toca el rostro.
Su mirada se tornó extraña, es como si estuviera viendo un raro simio en el zoológico, es lo que yo siento pero en realidad no me está viendo tan así.
—¡No, nada de eso!—Ni enterado estaba de que se había quedado viendo el rostro de Luther, por tanto tiempo.
—¿Es así?—Se avergüenza muy rápido.
—Te invitó almorzar—Maldición eso sonó extraño, pensará que quiero algo con él.
Que un Omega envite a un alfa a salir, o almorzar solo significa una cosa, que quiere llegar a algo con dicho alfa. Más cuando a penas se conocen. Pesé a eso, Adal solo quería ser amigo de Luther.
—No quiero que pienses que....
—Está bien—Podia imaginar lo que está pensado—No pienso que me estás invitado para otra cosa, solo lo veo como un gesto de amabilidad de tu parte.
—¡En serio!...en serio.
Adal no podía creerlo, si hubiese sido otro alfa al que le preguntará, estaba completamente seguro que en ese preciso instante él estaría acorralando contra la pared, e intentado tocarlo de diferentes maneras.
—Si—Puedo entender su exagerada reacción.
Aunque en este mundo los omegas son aceptados de alguna manera, no significa que los respeten como es debido, a sus ojos siguen siendo solo objetos bonitos que pueden tener cuando quieran. A menos que seas omega dominante.
También están esas pocas personas que no piensan aceptarlos como igual y los maltratan, humillan, cada vez que tiene la oportunidad, amenos que sean dominates.
—Entonces vamos.
Me agrada cada vez más, me alegro estar en su grupo, de esa manera me sentiré más agusto. Después de todo, en este lugar no hay nadie que este enterado de mis antecedentes familiares.
Si algo llegase a salir mal no podré usar el apellido de mi familia. Prometí no hacerlo, que quería hacer esto por mí mismo sin la ayuda de ellos. Sin su exceso de sobreprotección.
—Quiero...esperé un momento.
¿Quién demonios está llamado tan desesperado? ¿Será Lander? Mejor hubiese puesto el celular en silencio o en vibración...¿Secretaria? ¿Tengo una secretaria para empezar?
—¿Sí?
—¡Jefe, hasta que contesta!—Suspira aliviada.
—¿Que sucede?—Se escucha ansiosa.
—Hay alguien que quiere comprar todas sus pinturas.
—¿Qué?—Pregunta confundido—¿Que tengo qué? ¿Comprar las pinturas de quién?
¿Luther no vendió la galería que se suponía que iría a las manos de Lander? ¿Por qué no tengo recuerdos sobre eso? Aunque si lo vemos desde otra perspectiva, es genial. Es como tener la herencia que me dejaron mis abuelos.
—Sus pinturas—¿Que le sucede a mi jefe?
—No. No están a la venta.
No puedo vender algo que ni evisto y podría jurar que todas esas pinturas están relacionadas con Lander. No quiero quedar como un maldito obsesionado o que piense que él es mi musa.
—¿Seguro?—Ella no entendía la decisión de su jefe, cuando anteriormente Luther solo quería venderlas.—La persona que las quiere comprar es....
—No estoy interesado—La Interrumpe.—Espera...—¿Esa persona se enamoró de Lander? ¿Quizás las pinturas no se tratan de él?
—¿Entonces?—¿Por qué mi jefe está tan indeciso?
—Sigue siendo un no. Adiós.
Tendré que ir a esa galería y tirar todo lo que tenga relación con Lander. Inspeccionar e intentar poner en práctica las habilidades dejadas en este cuerpo.
—Lo lamento mucho, Ceo Bennett—Suda frío—Mi jefe ni siquiera me dejó terminar de hablar, muy común en él.
De pie frente a un gran cuadro que te trasmite una gran tristeza, se encuentra Dean Bennett. Absorto en ese paisaje lúgubre. En medio de todo eso se encuentra una figura distorsionada con pequeñas lágrimas deslizándose por sus delgadas mejillas.
—Él no está interesado en vender sus pinturas—Lo cual no entiendo.
No hace mucho me pidió que las vendiera por unos cuantos dólares, hasta por cinco dólares e inclusive unos centavos.
En su voz y expresión te dejaba saber que quería deshacerse de todo esto, desde un principio él no tenía planeado hacerse un renombre, este lugar es más un anhelo y a la vez una tortura.
—Entiendo.—Tarde o temprano está pintura estará en mi villa.— ¿Puedes darme su número?
—¿Perdón?
—¿Él número de tu jefe?
—¡Oh, eso!—Se sonroja un poco—Me disculpó pero no tengo tal autorización, espero me comprenda—No quiero terminar despedida.
¿Por qué siento que esa persona es la misma que pinto esto? Sin embargo, tanto el Sucubo y la persona dueño de este cuadro son diferentes en sí.
—Bien—Tomo asiento.—Vuelve a llamarle y dile que no me iré hasta que decida venderlas.
—¿Disculpé?—La secretaria fue puesta contra la espada y la pared.
—Llamarle.—Ordenó.
La secretaria sudó frío al percatarse de esa filosa mirada, no le quedó de otra que volver a llamar a su jefe. Aunque tampoco quería ver a Luther, esos ojos celestes son hielos cuando se enoja.
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