Destaca de sus ojos aquella luz,
dale brillo como nadie lo hace;
realza el contorno de sus besos,
colorea sus detalles.

Acaricia su pelo con el lápiz,
contrasta el pálido rostro de tu ser
con su color café,
después saborea su belleza,
a ver cómo te sabe.

Deja de remarcar esas manos,
es suavidad toda ella;
abriga pechos desnudos y miradas
desorientadas.
Nada en sí mejor lo representa.

No la conviertas en arte,
porque no hace falta.
Sólo con verla te quita el aliento,
y si la conoces te quita la vida.

Eso es arte,
Y la tranquilidad es lo que respira.
Es su nombre,
su sello,
su firma de vida.