7.- el carro

Advertencia: contenido sexual

Giyu sabe que su vida ha Sido desastrosa y que muy pocas cosas buenas tiene en ella, pero no por eso no impide que de vez en cuando deje salir su egoísmo para sentirse completo. Que las piezas de su humilde y destrozado corazón no tengan pegamento para unirse pero eso no impide que intenten juntarse para darle ese pequeño instante.

Tal como ese momento. La hora de la comida se había vuelto un poco rutinario, corrige, la presencia de los hermanos Shinazugawa se volvió común en esos pocos días con tanta facilidad que aún no lo digiere. Sus aromas están impregnando la casa con tanta naturalidad que parecía que siempre se llevaron bien.

Recapitulando un poco. Paso una semana del celo del menor, ya está en condiciones para regresar a sus misiones normales y volver con su tutor, el pilar de la roca. Pero Genya no se mostró muy convencido en alejarse de la finca del agua. Así que lo acompaño pero la expresión del cachorro seguía igual de inexpresiva. El mismo sabe que no hay que presionar a las personas tímidas, ellas toman su tiempo y valor para hablar con mayor soltura. Cuando llegaron a la finca de la roca, el pilar de inmenso tamaño agradeció por sus atenciones, finalmente dió una plegaria y gratitud a su dios.

- Tomioka-san - pudo decir con mayor firmeza pero sus mejillas tienen un tierno rosa. - seguiré llendo a su finca y volveré a dormir -
- está bien - lo dejo ser mientras camina de regreso a su finca, tenía que preparar sus cosas para la misión de esa noche. No se dió cuenta de la pequeña sonrisa que Genya mostró junto al brillo ilusionado en sus ojos.

En cuanto a Himejima, aún si no puede verlo, sabe que su protegido ha cambiado. su presencia es distinta y podia escuchar el latido de la esperanza en su interior, como si un viejo anhelo volviera. Rezo en silencio para que el inocente deseo del Omega se cumpla, sabe la historia de los hermanos Shinazugawa y si era voluntad de Dios que el pilar del agua se encargará de suavizar esas asperezas entre ambos, ayudaría en todo lo que pudiera.


Tal como prometió Genya, el menor iba cada cuando podía a la finca del pilar del agua. 

Para todos en general, eso no sería extraño porque es sabido que una de las tareas de los pilares es entrenar a los de menor rango, pero lo que ignoran, es que Genya hace de todo menos entrenar duramente con el pilar del agua.

El joven iba a comer o a dormir si tenía la posibilidad. Aunque el pilar del agua no era un gran conversador (y siendo francos el tampoco lo es) sus acciones decían mucho. Si está triste, lo consuela con un abrazo o acariciando su cabeza mientras deja su cabeza en su regazo mientras le cuenta su día. Si está herido (mientras no sea de gravedad) sana sus cortes.

En una de esas tardes, Giyu había vuelto de una misión. Está adolorido, el grupo de demonios no era fuertes pero si numerosos. Necesita un descanzo breve antes de irse de nuevo, tenía una misión para esa misma noche. El clima está a favor de los demonios, las nubes densas favorecen que el día desaparezca más rápido o que el amanecer se tarde en llegar, así que los ataques son mayores.

- buenas tardes Tomioka - el Omega de menor edad está junto a la entrada principal de la finca del agua. Giyu corresponde el saludo y lo invita a pasar, es su rutina diaria. Sin decirse mucho, caminan por el interior de la casa hasta llegar a la cocina.

- me enteré que pasaste tu última misión con Tokito. - su cuervo siempre lo pone al tanto. Se sorprendía el grado de prioridad que da en pasar los mensajes el viejo Kazanburo.
- si, es algo extraño - se rasca la mejilla. No sabe cómo sentirse con el pilar más joven, en ratos es distraído y petulante pero en otros lo miraba con amabilidad. Después de la misión de reconocimiento, lo dejo atrás y luego le reclamo por dejarlo solo.

- entiendo. - mientras hablaba, servía algo de fruta, galletas de batata y el servicio de té.

No es algo adecuado para comer pero ayudaría hasta la hora de la comida. No pasó mucho tiempo cuando el aroma picante y fresco de menta hizo acto de presencia. Sanemi entro como si fuera de su propiedad aquella finca peculiar, topandose con la; cada vez más frecuente; escena de Tomioka y su hermano en la mesa.

- no deberías consentir tanto al mocoso. Es un cazador y debería estar entrenando - reprendió con el seño fruncido, tomando asiento sin pedir permiso. Genya se cohibio un poco pero su ánimo volvió cuando Giyu le dió una mirada afirmativa.

- solo es la hora de la comida - Giyu le pasó una taza con bebida humeante. No tuvo que pedirlo, era como si el Omega de aroma extraño supiera que iba a llegar.

- necesitan fuerzas para mantenerse -
- tks, mira quién lo dice. - toma una galleta de batata. No es muy fan de ese tubérculo pero no se queja del servicio. Pero como si leyera sus pensamientos, su nariz capta el olor distinto en la mesa. Un poco tarde, se percata que hay también Ohagis de anko y pasta de semilla de loto. Siendo que que Tomioka es muy silencioso, no lo escucho moverse.

¡Odiaba no encontrar Ohagis así de buenos en otros lados!

- y tú. Deberías dar el ejemplo y no estar jugando a la casita - reprende tomando su bebida y tomando su contenido de golpe - ¡Eres un pilar maldita sea! -

Lo había notado y se negaba a admitir que el pilar del agua cuida bastante bien a su hermano, que esos cómodos momentos lo hacían bajar la guardia un poco. Verlo hacer actividades tan comunes es algo que remueve su interior, como viejos recuerdos que hace años que no piensa. Su aroma seguía siendo una peste  pero curiosamente le ha ayudado a dormir o calmarse cuando está de muy mal humor, cuando está tranquilo o sencillamente en paz, percibe mejor el aroma de flor que Genya más de una vez menciona.

Tantos cambios discretos que Si no fuera que Obanai le dijo que pasaba mucho tiempo en la finca del agua, tanto que el aroma de tomillo está impregnada en su ropa, lo habria pasado por alto.

Todo mal humor e ideas se olvidaron cuando Giyu le mete en la boca un ohagi de anko mientras lo mira con su usual calma. sus miradas se cruzan por unos breves momentos, sus aromas se mezclen entre si, en especial el suave tono de flor y abeto.

Ese sencillo acto se repite con cómica frecuencia cuando Sanemi empieza a gruñir en la mesa.

- Genya volverá con Himejima para continuar con su entrenamiento. En cuanto a mi, entrenaré contra ti después de comer. - su expresión serena exaspera a Sanemi pero no puede llegar a enfadarse. No con ese delicioso bocadillo en su boca y el aroma del Omega.
- bien - traga con dureza.

Y una vez más, volvían a su rutina diaria.

- idiota , si sabías que tenías una misión está misma noche, debiste descansar - gruñe el pilar del viento mientras camina en el mismo sendero con el pelinegro  detrás de el en la quietud de la noche, la luna es enorme y brillante. Giyu no tenía heridas mayores pero esta tan cansado que se quedó dormido en la base de un roble después de darle muerte al demonio. No supo cuánto durmió hasta que un irritable Sanemi lo hizo levantarse con la punta de su zapato.

- ... -
- deja de ser tan descuidado - vuelve a gruñir.
- ...-
- ¡Maldito idiota habla!! - se giró hacia el, molesto de ser ignorado por el contrario. Sus palabras quedan en su garganta cuando el cuerpo de Giyu choco contra el suyo en un suave impacto. Por inercia, lo sostuvo con ambas manos en su cadera mientras sentía el cálido aliento contra su cuello y hombro derecho.

- lo siento - su rostro cansado con leves ojeras, la palidez propia de alguien que no ha dormido bien pero con un suave rubor en sus pómulos, con un suave y lento pestañeo.

Adorable

- como sea...- Sanemi miro, desvío la mirada sin soltar al omega. - la próxima vez, se más cuidadoso -
Lentamente soltó el cuerpo contrario y volvieron a caminar por el solitario camino de tierra y árboles con hojas cada vez más oscuras o amarillas ámbar. De vez en cuando, Shinazugawa voltea a ver al pelinegro de mirada aburrida que camina con mayor firmeza pero en sus ojos aún tiene ese tímido rastro de sueño que le antoja ir a dormir.

Demasiado adorable.

- ¿Porque mierda no has dormido bien? - comenzó a hablar. Aún si sonaba rudo, busca mantener alerta al pilar contrario.
- he estado ocupado. En mi zona aumento un poco más los demonios por la densidad de los árboles y de día atender la finca -
- para eso están los Kakushi. Además, si aumenta el trabajo debes pedir refuerzos. No seas un estúpido arrogante - escupe molesto.
- no es necesario, no quisiera... -
- escucha imbécil. No me importa si te mueres de cansancio pero que eso no estropee tu deber. Así que pide refuerzos - ordena dándole leves golpecitos en el pecho.

- eso duele Shinazugawa -
-¡Arg!!! ¡No tienes remedio! ¡Debí dejarte ahí a que te comiera un demonio! - harto de la pasiva expresión, camina más rápido. Giyu lo ve alejarse sin hacer esfuerzo por detenerlo, lo que menos quiere es molestar a los demás con su falta de habilidad. Deja de lado sus pensamientos negativos para enfocarse en volver a casa y dormir.

Camino un poco más por el sendero, sintiendo la fría brisa en su rostro y la dulce luz de luna en sus ojos. Noches como esa hay sentimientos encontrados, emociones que pican su corazón. Recuerdos felices como las canciones de cuna de su hermana  o devastadores como su muerte. Sabía que estaba mal sentirse así ante el sacrificio de Tsukako pero la culpa es una poderosa cadena que no lo deja respirar.

Llego a su solitaria finca con la sorpresa de ver a Shinazugawa de pie en la entrada retirándose los zapatos. Bien pudo irse a su propia residencia pero talvez este igual de cansado que el. El Omega de cabello oscuro lo dejo ser, no tiene razones por la cual pedirle que se retire y tampoco le preocupa que intente sobrepasarse, más de una vez dejo en claro que no siente ninguna clase de atracción y su aroma es de todo menos gustoso.

- iré a preparar tu futón - declaro retirando su calzado con torpes movimientos.
- solo vete a dormir. Estás a nada de caerte muerto - respondió un tanto más suave, quizás resignado. Su aroma menta es gentil incluso dulce. Giyu no pudo evitar sentirse un poco más animado.
- no tardaré -
- has lo que quieras - eludio su mirada, frunciendo el seño. Como si discutiera consigo mismo.

- Shinazugawa-
- ¿Que? -
- bienvenido - se aleja rápidamente a cumplir su auto impuesta tarea. El peliblanco alborotado solo se tenso un poco, formando una pequeña sonrisa.

Una vez más, la rutina vuelve.

Mientras Giyu manda a su viejo y torpe cuervo a por Genya para que desayuné después de entrenar con el pilar de la roca.

Sanemi bebía con usual calma su te de canela y naranja. Es muy caliente para esos días soleados pero ayuda mucho a calentar su cuerpo para el ejercicio. Mientras ve de reojo los movimientos tranquilos del Omega, nada extraordinario, salvó ese gesto (jodidamente) lindo cuando está concentrado, saca la punta de la lengua.

- ¡Giyu-san!! - escucha desde afuera -¡Buenos días!! -
- ya es hora, te veo luego Shinazugawa- recibe un gruñido bajo de respuesta. Sabe que se trata de ese alfa llorón que pasa mucho tiempo con Tomioka. No puede evitar gruñir enojado y soltar feromonas territoriales ante la presencia del alfa extraño. Aunque siendo objetivos, Roiken llegó primero.

- aniki, Buenos días - no le sorprendió que ver a Genya llegar pronto. Si se trataba de venir con Omega de olor extraño, el menor tomaba cualquier oportunidad para escabullirse.
- ¿Porque estás tan enfadado? No paras de soltar tu olor - ignoro el evidente rechazo por algo más llamativo. - es por Roiken-san. Es solo un amigo de Giyu -

- y debería importarme ¿Porque? - reto fijando su vista hacia el menor. Genya tembló un poco por la dura expresión pero continuo.
- bueno, asumí que son cercanos. (Juega con sus dedos algo nervioso) porque pasas mucho tiempo con el y te enfadas cuando Roiken-san viene o cuando van al mercado juntos -
- mocoso ¿Que estás insinuando? - frunce el seño. Cada vez menos contento con lo que estaba pensando el Omega menor.

- pensé que... Lo estabas cortejando. - sus mejillas se tornaron rosadas. Si bien es muy nuevo en muchas cosas relacionadas con las parejas. Genya sabe que su hermano mayor cambia cuando Giyuu está cerca. Se vuelve más afable y su mal humor desaparece muy rápido. Incluso lo ve sonreír un poco más seguido.

Pensó que eran cosas suyas cuando una tarde noche que volvió de una misión cercana. Vio a su hermano mayor dormitar cómodamente sobre el Omega mayor. Siendo específico, su cabeza en el regazo contrario, siendo acariciando en ratos con sus dedos.

- no digas estupideces. Prefería morirme a tener algo con ese bastardo. - Se puso de pie molesto y se dispuso a irse pero Genya siguió sus pasos.
- pero aniki ¿Y la promesa que le hiciste a mamá? - confronta.
- ¿De que hablas? -
- le prometiste a mamá que tendrias tu propia manada. Que buscarias a un Omega gentil y cuidara de nosotros... -

Sanemi detuvo sus pasos.  No recordaba esa parte de su infancia. De los pocos días felices que tuvo con su madre cuando el desgraciado que llamaba padre no estaba. Pero ahora que lo escucha de boca ajena, llegó ese momento en su mente.

Aún era muy joven pero sabía lo que quería y era no cometer los mismos horrores de su padre. Quería que su madre viviera tranquila con sus hermanos y siendo alfa, podría hacerlo. Tardaría pero estaba decidido a cumplir su palabra.

-"entonces mamá, buscaré a un Omega, el más bonito que puedas imaginar. Pero no es todo, también que sea muy amable, que permita que tú, mamá, y mis hermanos vivan conmigo. ¡Seremos una manada! "-  exclama alegre mientras toca la provinente barriga de su progenitora en compañía de Genya.

- "eso es muy dulce Nemi ¿Y cuidaras de el? "- la señora esconde bien las marcas de golpes en su cuerpo con su kimono, dándole a su hijo una sonrisa cansada pero amorosa. Sabe que su hijo mayor tiene un buen corazón aunque sea algo explosivo.
-"¡Si!" - afirmo
- " ¿Aún te falta mucho por crecer onichan? " - pregunta el pequeño Genya. La madre acaricia sus cabellos dulcemente.
-"no presiones cariño. Llegara su momento en que Nemi entregué su corazón y reciba por igual "-
- "¡Mama! No digas esas cosas tan vergonzosas "- riñe un tanto ruborizado. La mujer ríe divertida por la inocente contradicción.

- las cosas cambian - enfrenta la mirada del menor - era un mocoso ingenuo y deja de soñar con cosas del pasado. Será mejor que te concentres porque puede costarte la vida - el alfa de cabello blanco no dijo más, dió media vuelta para irse a cumplir con sus obligaciones del día.

- pero... - Genya se quedó con las palabras en la boca. Guardando en su corazón ese deseo de infancia.

- ¿Que demonios estás diciendo? - Shinazugawa dejo de lado su comida ante la mirada inquisitiva del Omega de ojos heterocromaticos.

Cómo era costumbre, ambos se reunian de vez en cuando para comer. Un ejemplo sano que podría haber amistad entre un alfa y un Omega  aunque en ocasiones chocan entre si sus pensamientos. Además de que es más que evidente que Obanai y Mitsuri tienen una conexión muy íntima.

- escuchaste bien. Estás extraño desde que pasas tiempo con Tomioka - escupió su nombre receloso. - ¿Acaso estás interesado en ese Omega? -

Obanai no es ciego, su compañero de armas había cambiado un tanto. Se le nota más relajado pero también cercano, demasiado cercano al pilar del agua. Tanto que más de una vez, percibe el aroma desagradable en su ropa. Al inicio era un poco aceptable, pasaba tiempo en la finca del agua para vigilar a su hermano de las posibles tonterías que pudiera escuchar. Pero el celo había pasado y Genya ya no pasaba mucho tiempo en la finca, pero si Sanemi. El de cabello negro onix escucha a los cazadores de menor rango y algunos kakushi que pasaban buena parte de su tiempo juntos. Sea entrenando, comprando comida para la despensa en el mercado.

¡incluso le había gruñido al remedo de alfa que sigue a Giyu!!

- tendría que estar muy desesperado para interesarme en el. En el remoto caso que me fijara en él, sería para hacerle el favor que alguien se lo coja - aparto el plato de soba antes de hacer una tontería como tirarlo.
- mh... - Obanai frunce el seño un poco, observando su reacción. - tienes razón. Buena falta le hace. Quizás le baje esa cara de rata -

- aunque es extraño. Van alfas a su finca y el no parece inmutarse con las feromonas. - recordando a Rengoku, Uzui, Roiken y el propio Shinazugawa - quizás sacie su celo en otra parte con algún pobre desesperado. O podría intoxicarse con supresores -

El alfa reconoce que no se percató de ese detalle. Recordo brevemente que nunca lo vio consumir algún medicamento, al menos a vista ajena. También viene la otra cuestión ¿Quien se lo follaria con semejante olor? Y un detalle más importante, el hecho que no lo ha visto en celo, más de una vez, el bombardea la casa de sus hormonas y en su momento Rengoku cuando pasaba por el mocoso pelirrojo. Con semejante exposición, un Omega normal entraría en celo o mínimo, estaría jadeando de exitación.

Pero no el pilar del agua.

-  aunque es bueno que lo haga, este mundo no necesita otro cara de rata corriendo por el pueblo - Obanai dejo de hablar para concentrarse en comer, sin pensar que esas palabras dejaron a Sanemi pensativo, con una pequeña idea en su cabeza que su alfa parecía gustarle mucho.

- ¡Podrá ser pilares pero no tienen respeto alguno! - se quejo Murata mientras mueve sus manos de forma exagerada ante la vista indescifrable de Tomioka. El alfa dejaba salir su aroma de bosque, que debido a la furia, parecía más a ramas secas.

En la soledad de la finca del agua, el pelinegro cazador ayuda a su amigo a ordenar la cocina y preparar los alimentos para un futuro. Ahora Giyu cortaba melocotones cocidos para meternos en una mezcla de azúcar y canela para su conservación mientras Murata maceraba la carne de puerco. Esa tarde fue un día de compras para surtir la despensa, nada fuera de lo normal, hasta que llegó la hora de volver y la ruta más rápida fue por el camino de los restaurantes (de paso comprar algunas especias)

Fue inevitable escuchar los crueles comentarios del pilar serpiente y viento.

- ¡Ellos no saben nada!! ¡¿Cómo se atreven?!! ¡Ya veo porque no se junta con ellos! Son horribles personas - golpea con rudeza la carne cubriéndola de paprika.
- ya déjalo Murata - resto importancia.
- pero Giyu. No es justo. El pilar del viento viene aquí como si nada a dormir, comer y todavía te falta el respeto. Deberías echarlo, es más, te ayudaré a echarlo. Posiblemente me mate pero me va a oír - se impuso muy decidido.

- Murata. - guardo con calma la fruta picada con azúcar en frascos de barro. - estoy acostumbrado. Además, aún si lo supiera, no cambiará nada. -
- no es justo. No es nada justo - se acercó a Giyu, olvidando que sus manos están sucias y todo límite que hay entre ellos, Murata abrazo al Omega de ojos ceruleos. Enterrando su nariz en el cuello ajeno, percibiendo el débil olor de tomillo y lima.

Murata llegó a pensar que talvez su amigo tenía una oportunidad. Creció la ilusión por el, de verlo feliz, de verlo aceptado además de el. Pero todo cayó como una piedra en el agua.

- tus manos Murata.- prostesta algo incómodo por el olor de carne cruda y sal.
- soy mal amigo Giyu... Permitiendo que te pase esto - mantiene una línea fina en sus labios. - no debí seguirte la corriente. Debí seguir intentando en convencerte -
- no lo eres. - regresa débilmente el afecto - eres la persona más fiel que conozco. sigues conmigo aún cuando sabes que soy una mala persona. -
- eres muchas cosas Giyu, pero no mala persona - deja los lloriqueos y sonríe sin mucha gracia.

- y si. Soy el tonto que te sigue. -
- aún puedes irte -
- no, te lo prometí. Contigo hasta el final - le muestra una sonrisa torpe. Se separan al cabo de unos minutos, ambos algo incómodos por los motivos inocentes. Murata por abrazar a un Omega sin marcar y Giyu por la falta de calor humano, se siente extraño con los abrazos espontáneos.

Pero el ambiente poco a poco se aligera con las bromas de Murata, pasando por alto el sutil aroma a menta en el aire.

Shinazugawa perseguía al demonio de turno que se escapaba entre las sombras de las casas de ese pueblo en crecimiento. La luz de luna es alta y suave por las nubes mecidas por el viento. No estaba particularmente de buen humor a causa del escurridizo ente siniestro que gusta de devorar alfas mediante la seducción, Imitando el aroma de celo de un Omega. Pero lo suficientemente lista para hacer pensar a los incautos civiles que sus esposos se fugaron con una amante.

Hasta que una omega vio como devoraban a su pareja. Llevándolos a su situación actual.

No solo dejo viudas a muchas y muchos, también dejo huérfanos a varios niños que dependían únicamente de su padre.
Detalle que lo hizo enojarse más pero sin perder concentración en su trabajo. Solamente le dijo a la asustada joven que mantuviera la calma y no saliera de casa.

Volviendo a la persecución. La demonio de cabello corto y color violeta gruñía frustrada del constante acoso del cazador. No parecía igual a los pocos que habían aparecido, este no solo ignoro su aroma, sino también no dudo ni un poco en atacarle.

- ¡No huyas maldita! Solo retrasas lo inevitable - se prepara para atacar con su aliento cuando la demonio detiene su carrera enfrentándolo, vids brillantes en rojo carmín rodearon sus manos.
- ¡Técnica demonica!! ¡Perfume de narsiso! - de la nada, la calle se llenó de la peculiar flor en color púrpura, cada esquina y muro cercano se vio afectado por el maleficio. Por inercia, el alfa de cabello blanco como espuma de mar se tapa la nariz para evitar caer en la trampa.

- ¡Maldición...! -
- lo siento querido, el perfume de mis bellezas entra también por tu piel. No hay nada que hacer... - burla con un movimiento de muñeca. - por favor, alfa... Necesito de ti -

La demonio descubre su cuello, dejando salir su potente aroma de celo, combinado con el perfume de narciso. Sanemi gruño en voz baja, sintiendo como su conciencia se adormece.

Su sangre aumenta la temperatura de su cuerpo, sus pupilas se dilatan ante la presencia de un Omega fertil. el aroma es delicioso, sus pantalones comienzan a apretar un poco más y su corazón latir cada vez más furioso ¡Por dios! Hace cuánto que no se desahoga.  Ni siquiera por su propia mano le ayudaría. En ocasiones, se dirige al distrito rojo para conseguir la compañía sin compromiso con tal de no sacar sus instintos en el momento más inadecuado.

- tan fuerte y energético - halago con voz sumisa. Acercándose lentamente, fingiendo debilidad, su piel brilla de forma pecaminosa que invita a ser tocada, así como su rostro lleno de deseo.

- por favor, alfa. Montame - relame sus labios y colmillos con una sonrisa torcida. Si, ese alfa vigoroso no solo le daria una buena follada, también sería un buen alimento. Lo huele en sus feromonas, bien alimentado, fuerte y libre.

- ¡Ráfagas repentinas!!! - tan concentrada estaba en saborear al cazador que no se percató que la atacó con su aliento de viento. El filo de los violentos vientos de tormenta cercenan cada parte de su cuerpo, no se limita a nada más su cuello. Solo vio como pedazos de su cuerpo caen al suelo haciendo ruidos húmedos y lentamente volviendose cenizas.

-¡¿Como una bestia como tú escapó de mi técnica??!! - escupió en su agonía.
- no tengo malos gustos - rechaza volviendo a enfundar su katana.
- ¡Malos gustos!! - grita con el ego herido - ¡Lo dice el que apesta a hierba!! ¡Seguro la puta con la que te revueltas se talla hasta sangrar con tal de no tener tu olor!- Shinazugawa camino al sentido contrario del demonio, ignorando el parloteo del demonio que se deshace en cenizas. Tenía que avisarle al civil que los contacto sobre la situación exitosa e irse a dormir.

- grr... ¡Ojalá ese Omega no te haga caso!! -

Sanemi detuvo sus pasos ante ese berrinche y el demonio termina de desaparecer. Esa oración movió su alfa interno, recordando brevemente sus momentos con el pilar del agua. Si, tenía el olor del Omega por convivir mucho tiempo en su finca pero el no tenía su olor para nada, de hecho, nunca escucho a otros decir que Giyu huele a el. Luego, está ese alfa asustadizo que siempre está con el.

siempre.

Sus comillos crecieron mientras gruñe en voz baja al recordar el abrazo que compartieron. la fragilidad fugaz que vio en Omega estoico que nunca espero ver hacia un alfa. (Los cachorros no cuentan) Que solo ese sujeto ha Sido testigo le causa rabia.

- maldicion - suspira pesado mientras despeja su mente. Su cuerpo aún tiene el desagradable olor de flores de narciso y rosas, le cuesta un poco pensar con claridad, se concentro lo más posible en el aire limpio para no dejarse llevar como un puberto. Una vez más despejado, volvió a caminar para ir a la casa de la persona que los llamo.

Se fue por el camino largo con tal de que la brisa de la noche se llevará en buena medida el olor de su cuerpo. El fresco de las montañas y la luz gentil de la luna calmaba su inquieta mente, sería bueno pasar la noche en la casa de glicinas. No tiene ropa extra a la mano y no dormiría con su ropa apestando a técnica demoníaca y aún está latente en su cuerpo la fiebre del celo.

Reconoció la casa de la Omega recién viuda. Tocó la puerta un par de veces y espero. Su mente divagó un poco sobre su situación. afortunadamente no fue marcada para vivir la agonía del rompimiento del enlace y es joven, eso le daría una nueva oportunidad.

- Shinazugawa- San. - tímidamente la Omega de cabello chocolate y ojos verdes abrió la puerta. La joven estuvo cerca del fuego de su estufa con tal de sentirse un poco protegida hasta que escucho la puerta.
- ya está. Ese monstruo no volverá a molestar -
- eso es un alivio. Muchas gracias Shinazugawa-san - agradeció tomando una mano del alfa de ojos púrpuras.
- bien. Mi trabajo está hecho - se despide retirando su mano con la mayor gentileza posible. No puede tratar mal a una dama, eso es de cobardes.

- espere por favor - apura la Omega de ojos verdes. El peliblanco la mira sin comprender.
- yo, realmente esto agradecida por ayúdarme. Nadie le creía en el pueblo. - antes de reaccionar, la joven abrazo al cazador pilar.
- no tengo mucho que ofrecerte como agradecimiento pero... - cuidadosamente mostró su cuello, dejando salir un poco más su aroma de flores de violetas. - para mí sería un gran honor si me aceptas como omega -
- oi. No deberías ofrecer algo asi a la ligera- reprende cuidadoso y alejándola de su cuerpo.
- si no, al menos. Puedes pasar la noche conmigo. -

Sanemi detuvo sus pensamientos, su cuerpo sigue ardiendo a causa del celo, está a nada de explotar. la joven es bastante linda, de piel suave (al menos lo que sus manos tocaron, que fue sus antebrazos) y manos tersas que tocan su pecho.


El dulce sol matinal atraviesa las ranuras de las ventanas, lentamente bañando los muros de su suave calor. El trino de los pájaros hace un simpático eco en la habitación, alertando al mundo que el rey del cielo hizo acto de presencia.

Shinazugawa está recostado aun el futón, con la mirada serena enfocada en el techo de la habitación. Tan pronto como durmió, tomo conciencia. Realmente quería seguir descansando con tal de no repetir en su cabeza lo vivido la noche anterior.

Todo ocurrió en un pestañeo, entraron a la casa de golpe mientras compartían besos llenos de gratitud mezclado de pasión. Apenas logro cerrar la puerta detrás de si con un leve empujón de su pie, aún si no escucha a nadie, la privacidad no está demas.

Sus manos ásperas tocaron gentilmente los hombros semidesnudos, tal como imagino, su piel es tierna. Sin dejar de repartir besos y caricias cada vez más subidos de tono, provocando gemidos a la Omega que se aferra a su cuerpo cada vez más desesperada. Con mordidas pequeñas, Paseo su rostro por el cuello de la mujer, suave y fresco aroma de violetas impregno su nariz. Es muy agradable, tanto como la Omega que está bastante receptiva sin estar en celo.

Sanemi gruñe irritado, alejando su rostro y cuerpo que si no hubiera recordado que se trata de una mujer civil la hubiera arrojado hasta el suelo.

- ¿Que ocurre? - la confundida Omega le mira sin entender, su cabeza aún está mareada por la bruma del placer.
- ya te lo dije. No te ofrezcas de esta forma a cualquiera - sin decir más, arregla su ropa sin mucho cuidado y emprende su marcha a una casa de glicinas.
- debes quererlo mucho -
- ¿Disculpa? -

- cuando llegaste aquí, olías mucho a Omega. Uno de olor... Peculiar. - comento mientras se arregla el kimono - pensé que habían discutido y por eso el olor tan desagradable. Pero conforme paso el día, el olor fue cambiando por uno dulce, a una flor que jamás he conocido.-

- pero también note que no había enlace alguno. Así que no tendría ningún inconveniente en intentar... Pero veo que ya has decidido - la morena sonrie débilmente. Dolía sentirse rechazada por el golpe a su ego pero también aliviada, si el alfa está interesado en otro Omega hubiera Sido mucho peor formar un lazo.

- debe ser maravilloso para que le seas fiel aún sin ser nada - finaliza intentando empatizar con su invitado.

- es un idiota petulante. Ten una buena vida - Sanemi no le regresa la mirada, se marcha de ahí dejando en su cabeza un revoltijo de emociones.

- debo estar loco...- se susurro. Debía estar muy loco, desesperado y urgido en tan siquiera fijarse en Gi... Tomioka. No tenía nada especial, su olor es horroroso, su cara aburrida, siempre con su andar pretensioso.

Aunque si es honesto, tiene una amabilidad que no habia Sido testigo y sus manos son gentiles. Recuerda brevemente esa tarde que estaba de humor de perros y muy cansado. Mientras sacaba su furia en el entrenamiento con el pilar del agua, este solo permanecía con su aburrida cara. Claro eso lo hizo enfadar más y por poco lastima de gravedad a su compañero. Paro la práctica para tomar agua y fue cuando Tomioka hizo de las suyas. unas cuantas caricias a su cabeza mezclado con su aroma, fue relajando su inquieta cabeza hasta dejarlo dormido.

También es increíblemente paciente con los cachorros. Sino ¿Cómo sobrelleva cuidar al grupo de cachorros escandalosos más una niña demonio? Y ahora con su propio hermano. Lo había visto más de una vez, arrullarlo en la noche cuando Genya sufre pesadillas. Incluso una vez los vio dormir juntos en un cómodo abrazo. siendo que el adolescente es mucho más grande que Tomioka y con mayor masa muscular, busco refugio en el pecho del Omega mayor.

Ha pasado muchos años desde que recibió un abrazo así de maternal.

- debo estar loco... - se repitió tapando sus ojos con el antebrazo derecho.


La noche está en plenitud, las pocas nubes esconden la luna y estrellas en el firmamento. Todo el valle está silencioso, luces apagadas y respiraciones acompasadas, merecido descanso después de duro trabajo.

Excepto en la finca del agua, específicamente la habitación del pelinegro de ojos profundos.

Giyu acoge en su regazo la cabeza del cachorro, quien llora temblando por un mal sueño que lo hizo despertar. Pero más que una pesadilla, fue un recuerdo doloroso, una realidad hiriente que pica su corazón.

- nemi no me quiere - jadeo dolido. Aún recuerda cuando lo dejo varado cuando era muy niño pero no se rindió y siguió sus pasos pero solo hizo que la brecha creciera más. No sabe porque el repentino arranque de sinceridad pero ese dolor pesaba su alma.
- siempre dice que no soy su hermano y me desprecia... - jadea con mayor fuerza. El olor de flor se fue perdiendo un poco por el toque de Lima: dulce y cítrico.
- ahora que soy omega... Me va a odiar más - lamento aferrando sus manos a las prendas del pilar del agua.

- Shinazugawa podrá ser mal humorado, pero no te desprecia - sin dejar de acariciar el cabello peculiar el menor - tendrá sus motivos, es un hermano mayor -
- ¿Y eso que? -
- los hermanos mayores hacen cosas para cuidar a los más chicos. - recordó brevemente a su querida hermana. - quizás no es momento para que lo entiendas, pero el no te odia ni te desprecia por ser Omega -

Giyu sabe perfectamente la diferencia del verdadero desprecio y la fingida indiferencia.

- ¿Crees que podamos volver a vivir como antes? ¿Estar juntos? - pregunto sin muchas esperanzas.
- siendo francos, no lo creo. Mucho menos con la vida que elegimos - Genya se tenso.
- pero podran reconstruirlo a su manera. Shinazugawa es muy perseverante y lo aprendiste bien de el. - el cachorro sonrie débilmente, dejándose llevar por el dulce aroma de la lima y tomillo que caricia su corazón en suave consuelo.

Lentamente Genya se fue quedando dormido, inconsciente busca el calor de Giyu y este viendo que no podía escapar, se acomodo lo mejor posible en el futón para abrazarlo como se había hecho costumbre. Entre los dos se acurrucaron mutuamente, Genya durmiendo refugiado en cálidos brazos mientras Giyu seguía acariciando su cabeza, dejándose llevar cada vez por el sueño y el suave recuerdo que Tsukako hacia eso cuando tenía miedo.

Giyu reprimió un jadeo de susto cuando sintió un par se brazos aferrarse a su cintura y algo sólido entre su cuello y cabeza apoyarse cómodamente.

Reconocía el aroma tan fresco de la menta, abeto y cardamomo en cualquier sitio, razón por la cual no levanto alarma alguna en su inconsciente pero no esperaba ese movimiento.

Giyu tembló un poco la momento de sentir las manos contrarias comenzar a tocarlo con un poco más atrevidas, están algo frías. Pasando por arriba de la Yukata, tanteando una apertura para colarse. Las caricias son firmes y un tanto toscas pero no buscan herirlo, es extraño y trata de mantenerse quieto pero las cosquillas que producen lo hacen arcarse o estirarse según como lo toquen. Se estremeció cuando por fin aquellos dedos peculiares llegaron a vencer la débil barrera de tela.

Pero no sé limito a acariciar su pecho con pecaminosa intención, también sus piernas y muslos. Tanto su cuello y hombro es atacado en pequeñas mordidas y besos, sintiendo la cálida respiración contraria.

- Shina... - gira su rostro un poco, manteniendo la voz baja pero lo que obtiene es la profunda mirada de esos ojos violetas y un beso demandante en una posición comprometida y algo incómoda para Tomioka. La lucha de lenguas es lenta, saboreando el sabor del otro, y suaves gemidos que aún no suben completamente de volumen.

- hasta que te dignas a voltear... - rompió el beso en un húmedo sonido. Nuevamente se enfoca en atacar el cuello, está vez con sus comillos mas expuestos.
- ¿Que se supone que haces? - logro hablar con coherencia.
- lo que la naturaleza manda - ronca es su voz a causa de la excitación.

-joder... Tu aroma es delicioso- jadeo. Aumento más los movimientos, dando suaves pellizcos y mordidas en los hombros.

- pero... Tu dijiste que yo... -  nuevamente es besado ferozmente, una batalla de voluntad que Giyu pierde en creces ante la fuerza y estímulos del alfa. No solo eso, puede sentir en sus glúteos el miembro palpitante de Sanemi, ya que la Yukata está más que desarreglada.
- estás en celo... -separo sus labios brevemente antes de volver a ser poseídos con mayor ímpetu. Sanemi no responde de inmediato, está enfrascado en su instinto y la excitación reprimida sufrida en la misión.

Al llegar al valle, pensó irse a su finca pero su instinto lo hizo ir a la residencia del agua. Todo su cuerpo ansia percibir el aroma extraño de Giyu, su alfa interno le decía: "nuestro Omega está en casa". Pero no fue el intenso aroma de tomillo que lo recibió en la casa, fue el dulce perfume de la flor extranjera. Es cremoso, poderoso y lo hizo salivar más.

¿Cómo rematar más la situación? Escucho las oraciones gentiles del pilar del agua hacia su hermano. Alboroto más a su alfa, recordándole todo lo guardado en su corazón: aquella promesa olvidada hacia su madre, que Giyu cuide tan amorosamente a su hermano menor (cosa que siempre quiso que el encontrará) dándole una real esperanza sin olvidar su condición de cazador.

Primera vez en mucho tiempo que deseo algo para si mismo.

Primera vez que pensó en un futuro muy distinto a morir en batalla.

- espera... - Giyu se separó con un leve jadeo, sus mejillas lucen un apetitoso carmin y sus vidriosos ojos. Es una expresión que guardara celosamente en su memoria, nadie más vería ese precioso rostro.
- ¿Que? -
- no frente a Genya... - susurro. Sanemi recordó que su hermano dormía con Giyu en ocasiones y precisamente esa noche está ahí.
- no tardes... - ordenó un poco impaciente.
Se alejo cuidadoso, no quería hacer mucho ruido y arruinar la noche solo porque su hermano esta conciente.

Apenas vio que salió por la puerta, Giyu suspiro pesado. No serviría de nada huir, Shinazugawa iría tras el o peor aún, atacaria a un Omega indefenso, un civil. Perfumo una almohada y con mucho cuidado la acomodo entre sus brazos del menor. Una vez hecho, se fue levantando poco a poco y alejándose despacio.

- Shinazugawa... - salió de la habitación con pasos lentos, evitando las tablas de madera ruidosas cuando su brazo es tomado y es jalado hasta chocar contra la pared contraria. Acorralado en el acto, ambas manos sosteniendo su cintura. Pegando sus cuerpos lentamente hasta que ambos pechos toparon mutuamente. Una mano dejo la cintura de Tomioka para acariciar la firme carne de la pierna derecha, pasando por alto la Yukata.

- di mi nombre - exige con un leve tirón de cabello, afianzando su agarre. Sanemi comenzó a besar su cuello nuevamente, hombros, clavículas todo lo posible para demostrar a quien lo viera; especialmente ese alfa mequetrefe; que el le pertenece.

- no te escucho... - insistió, continuando con las caricias pecaminosa que estimulan los nervios a flor de piel. De cierto modo está algo frustrado, Giyu no huele a feromonas sexuales aún cuando el delicioso aroma de flor lo invita. ¿Tanta resistencia posee para no dejarse someter? Sonrió algo ironico, antes dijo que no le importa si se mete hormonas Anticelo sin cuidado alguno con tal que no estorbe en la misión.

Ahora no lo dejan estimular adecuadamente a Giyu.

- Sa... sanemi - murmuró en suave gemido, con sus mejillas rojas.
- no es tan difícil... - volvió a besarlo. lento, degustando sus labios, estimulando con menor impetud. Quizás su compañero necesita un poco más de atención antes de que su celo se manifieste plenamente.

- ¿A quien... le perteneces? - separó sus labios brevemente, para volver a robar su aliento en besos entrecortados y pequeñas mordidas.
- yo... ¡Aaah! - soltó un brinco de sorpresa al sentir un par de dedos tanteando su intimidad. Buscando su natural lubricación.
- habla Tomioka... - muerde su oído con uno de sus colmillos, cuidando no hacerlo muy fuerte. - ¿A quien le perteneces?-

- Sanemi... -
- exactamente - está por cargar una de sus piernas para tener mayor acceso a la entrada del omega cuando de la nada siente un pinchazo en el cuello y algo frío entra de forma rápida. El repentino acto hace que suelte al pilar del agua de golpe haciéndolo caer sin gracia alguna al piso. En un vistazo rápido ve a unos cuantos pasos una jeringa como las que usa Kocho, entendiendo rápidamente la situación.

-¡¿Que carajos?!! -
- estás en celo... - hablo con coherencia, como sus caricias jamás hicieron efecto alguno. Un golpe grave a su orgullo de alfa.
- ¡Maldito!! - lentamente el pilar del viento se fue adormeciendo hasta sostenerse en la pared contraria. Sus ojos pesan mucho y la voz es cada vez más lejana, se siente mareado, los brazos y piernas cada vez le responden menos.

- no eres tú Shinazugawa, es solo tu instinto actuando -
- me las pagarás Tomioka... - escupe irritado, pero por más que lucho contra el sueño, su cuerpo fue cediendo cada vez más a la penumbra de la somnolencia, hasta finalmente dejar su cuerpo completamente flojo contra el muro y respiración pausada.

- porque tú jamás te fijarias en mi por tu cuenta -


Sanemi abrió los ojos de golpe y se levantó del cómodo futón casi de un brinco. Fue inevitable su mareo por tan repentino movimiento, tomo varias pausas respiratorias para concentrarse y recuperar el ritmo.

Observó la habitación, es la de Tomioka. Su hermano aún duerme en lado de la cama y la luz de la mañana aún es muy débil. Busco con la mirada alguna pista del pelinegro que se atrevió a drogarlo o algún indicio de su paradero. Justo en la mesita de noche, está un papel doblado. Se acercó a ese inocente objeto que no merecía la mirada asesina del pilar del viento, reconociendo la letra limpia de Giyu.

«Lamento haberte inyectado, estabas fuera de si. Tuve que partir temprano a una misión, deje el almuerzo preparado. Se que les gusta el anpan así que deje algunos extra en la mesa

Giyu Tomioka

Una nota simple que hizo sonreír a al peliblanco alborotado. Despejando el mal humor con el toque de tomillo en la hoja que seguramente no fue intencional.

- cuando regreses Tomioka, no dejaré que te vuelvas a escapar - solo una leve risa.

Se había cansando de negarlo, de aparentar, todas las señales estaban ahí y todo lo que busco también.

Sanemi admitió para si mismo que había caído enamorado de Tomioka Giyu.

.-..-.-.-.-.--.-.-

El capítulo más largo hasta el momento.
Tengo el pensamiento que si bien Sanemi es algo bruto y cabeza dura pero sería el primero en admitir que mete la pata o en su momento este enamorado, tiene cierta madurez sobre sus decisiones. Claro una cosa es que sea honesto consigo mismo y otra con los demás.

Es un Tsundere por amor a dios.

Me costó un poco hacer este capítulo porque no cuadraba mucho la interacción de este par sin que fuera forzado pero creo que hice un buen avance.

Un secreto secretoso de la era Tashio.

🌻El narciso como flor significa esperanza, deseo impaciente y perdón pero si es color púrpura es egoísmo y venganza.

🌼 Sanemi si se enamoro de Giyuu, encontró el punto bueno de su olor.

En fin, los y las veo luego corazones ❤️

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