YoonGi estaba ansioso, algo preocupado y un poco asustado a la vez.
Ya eran las 4:30 de la tarde y el menor aún no llegaba. Esperaba impaciente sentado en aquella banca, viendo aquél parque que siempre visitaba con JiMin. Bonitos y etéreos momentos que siempre atesoraría por muy simples que sean. La radiante sonrisa llena de inocencia del menor.
Quién diría que las cosas seguirían ese curso.
Suspiró.
Quizás el menor ni siquiera había leído la carta, y no lo culpaba. Su corazón cada vez iba menos deprisa que hace unos segundos donde la ansiedad se acumulaba.
Resignándose. Ya la había cagado la suficiente como para creer que era merecedor de volver a formar parte de la vida de su menor, pero había algo dentro de él que por más resignado que se encontrase, le decía que había una mínima probabilidad de poder tener al menos 1 día más al lado de su pequeño.
Sonríe con nostalgia al ver el cielo, que se volvía cada vez más anaranjado por el atardecer, y el viento golpeaba las hojas de los árboles, las cuales empezaban a caer. Recordó a JiMin, recogiendo todas aquellas hojitas que caían para amontonarlas todas y recostarse sobre ellas.
Se levantó de aquella banca, guardando sus manos dentro de su abrigo.
"Hyung... ¿Puedo darle un besito?"
Jamás se habría dado cuenta que aquél amor sería el más puro. De alguien que no podría hacerle ni el más mínimo daño a nadie. De alguien que no había vivido lo suficiente para darse cuenta de lo jodido que era todo a su al rededor y la gente que lo rodeaba.
"Hyung, ¿los amigos lo hacen? ¿Los amigos se dan besitos?"
Quizás solo le faltó un empujón para darse cuenta de lo difícil que se vendrían las cosas. Si quizás él se hubiera sabido controlar...
Ambos habían descubierto cosas que no habían notado anteriormente o no querían aceptar, con aquella relación llena de altibajos.
Si quizás... Si quizás se hubieran dado cuenta de ese amor mutuo que se tenían en el momento indicado, en el momento debido, quizás así hubiera funcionado.
"Hyung..."
-YoonGi hyung...
Se estremeció al oír la voz tímida de JiMin.
Al girarse, le vio con la cabeza levemente abajo, sus mejillas estaban sonrosadas al igual que su nariz, probablemente por el frío. Bien abrigado y jugando con los dedos de sus manos.
Precioso, perfecto. ¿Habría otro adjetivo para describirlo?
-JiMin, pensé que...- iba a hablar, pero de inmediato fue interrumpido.
-Yo... hace tiempo no salía de casa y bueno...- levantó la mirada, mirándole a los ojos. Sus ojos brillaban levemente. -Lo... quería ver...
YoonGi parpadeó lentamente, manteniéndose en silencio unos segundos y analizando todo lo que estaba ocurriendo. Las ganas de abrazarlo lo llenaron, sus manos picaban.
Caminó lentamente hacia él, hasta quedar por lo menos a un metro de distancia. La mirada de JiMin se guió al piso de manera inmediata.
-¿Puedo?- YoonGi pregunta, abriendo sus brazos levemente y con claras intenciones.
Unos pocos segundos, que se hicieron eternos para el mayor, antes que los brazos de JiMin rodearan su cuello con un toque tan delicado que solo podía ser del tacto del pequeño castaño.
Sus brazos rodearon el torso de este, fundiéndose en un dulce y hasta efímero abrazo. Sus manos acariciaron los cabellos de JiMin mientras éste hundía su rostro en su cuello. Podía oír los latidos de ambos quienes se encontraban ya completamente solos en ese parque.
-Lo extrañé...- la voz del menor sonaba un tanto ahogada. YoonGi se encargó de acariciar su espalda con suavidad, entregándole aquella seguridad y calidez que anhelaba en esos momentos.
-Y yo a ti, pequeño...- murmuró con su profunda voz. La respiración de JiMin se aceleró unos segundos después, dando a entender que estaba tratando de calmar sus sollozos.
Para pesar del mayor, poco después el castaño se separó con lentitud, mostrando aquellos brillosos ojos a causa de las lágrimas. YoonGi se encargó de secar aquellas lágrimas rebeldes que cayeron.
-Lo siento, yo...
-No te disculpes. - interrumpió, brindándole una sonrisa calmadora.
-Es que... no sé si esto está bien...- responde con pequeñas notas de angustia.
-Eres el único que decide si está bien o no- acaricia su cabello, sin quitar aquella sonrisa. Los hombros de JiMin bajaron, sintiéndose un poco más tranquilo.
Sus ojos se conectaron. YoonGi veía más madurez en los ojos ajenos y que seguían provocando un descontrol en su interior, lo cual lo llevó a darse cuenta de algo...
Si el menor vino, es porque aceptó darle una segunda oportunidad, pero...
-¿Qué seremos de ahora en adelante...?- pregunta de forma inconsciente, sus manos fueron a su boca de inmediato. -Lo siento, yo...
-Hyung...- se calló, JiMin se veía determinado. -Quiero... que serle sincero. Usted aún me gusta, pero yo... no sé si usted siente eso por mi...- Se sentía como un tonto, eso era.
Silencio, el castaño temía una respuesta negativa, aún cuando pensaba que no había manera de que su mayor le correspondiera... YoonGi lo sabe, sabe que hizo muchas cosas malas en el pasado. Sabe que la relación no inició como debería y que estuvo confuso con sus sentimientos muchas veces, pero este tiempo de separación le hizo darse cuenta de cosas que antes estaban nubladas en su cabeza.
-Minnie, tú también me gustas- no se lo esperó, lo miro con duda-... pero, ahora quiero empezar de la manera correcta, y quiero que demostrarte no solo con palabras lo que siento. Quiero mejorar para ti.
-¿A-a qué se refiere, hyung?- recibió una sonrisa de parte del pelinegro.
-Quiero conquistarte como se debe-menciona acariciando la mejilla contraria con una mano. -Verás mi lado más caballeroso y romántico de ahora en adelante. Y ya no será nadie más quien se entrometa en esto. Seremos solo tu y yo, pequeño.
JiMin sonríe, soltando a la vez una risa.
-Me parece bien, hyung- sus ojos brillaban por la emoción. -Pero...
Hizo un gesto de que se acercara, YoonGi parpadeó confundido y se acercó. JiMin acercó sus rostros peligrosamente, y distinto a lo que su mente le quiso hacer creer, JiMin se acercó a su oído.
-Pero no crea que se lo haré tan fácil- dice juguetón. YoonGi quedó perplejo. -Y respondiendo a su pregunta, ¡por ahora... seguiremos siendo amigos!
Dicho esto, se echó a correr.
-¡JiMin!- le llamó, riendo mientras corría tras él, siguiendo su juego. -¡Ya lo veremos!
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