Capítulo 3
—¿De verdad son aterradores como dicen?
—Claro, sólo mira esas garras y dientes, de seguro hacen mucho daño.
Conversación entre Oliver (9) y Eleine (7) Mirianni
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El sujeto, que ahora tenía nombre, rostro y ojos de un tono azul claro, permanecía durmiendo en su cama mientras ella lo analizaba con detalle. No estaba muy segura en que no fuera un cambiante. Y eso le incomodaba, por esa razón había vuelto a esposarlo a la cama.
Prácticamente no se podía saber si una persona era de esa otra raza hasta que se transformaba parcial o completamente y hasta ese momento, Caleb, no lo había hecho.
Existían otras formas menos precisas de identificarlos, sus gestos y comportamientos arraigados desde el lado animal, el hecho de que siempre andaban acompañados de sus compañeros de clan y de que se demostraban territoriales.
Pero Eleine estaba segura que ni Ricker Mountain, ni Blue Creek ni el pueblo de Addy estaban reclamados por esos animales.
Así que el sujeto podía ser humano.
Sintiéndose una acosadora terrible por ver a un hombre enfermo dormir esposado a su cama, Eleine decidió reanudar su trabajo de investigación. Se levantó de la mecedora y fue a la sala de estar.
Encendió su computadora y se hizo a la tarea de encontrar activo a Will Baker para saber qué datos había recogido.
La transmisión vía CamNex era de las más rápidas y de calidad que existía en la web.
—¡Eleine! ¡Que bueno es verte!
El rostro de su investigador de campo tomó forma en la pantalla, Will tenía ojeras que se le notaban a pesar de los anteojos de lectura, el cabello marrón claro un poco revuelto y la barba más crecida de lo normal.
—Hola Will ¿cómo estás?
—Vivo, afortunadamente, tengo noticias y espero que estés sentada sobre algo.
Eleine acomodó la pantalla y ajustó el volumen.
—Hubo otro ataque hace tres días cerca de Paradise City, fue lobo contra lobo pero estoy seguro que el incidente es similar al de Salem.
—¿Tienes registros?
—Intervinieron mis sistemas antes de que pudiera enviarlo a la red, tienen hackers muy poderosos.
Eleine se dejó caer sobre el espaldar del sillón, las noticias de Will eran sorprendentes, lo que necesitaba para dar la voz de alarma pero sin registros y pruebas no podía hacer nada.
Era frustrante, aún así, y si hubiera tenido los registros las autoridades habrían justificado el acto como un debate territorial entre cambiantes lobo.
Y no podrían intervenir.
Las nuevas leyes eran claras.
—Paradise City está controlada por cambiantes ¿No es verdad?
—Sí, precisamente por los lobos Moon Fighters.
El solo hecho de escuchar sobre lobos le hacía estremecer, antes habría enloquecido de miedo pero ahora solo despertaba el odio en su interior.
—Necesito que averigues sobre ese clan, tal vez sean ellos los que estén comenzando todo.
—Eso sólo significa peligro. — Will pasó una mano por su cabello—. Me agrada la idea, pero pienso que voy a terminar perseguido por un clan entero de hombres lobo.
—¿Son poderosos?
—Tienen reputación, y buenas influencias, además de que no les gusta que se metan en sus asuntos.
—Will, a ninguno de esos le gusta, por eso arman tantas tapaderas cuando suceden cosas así. —Eleine se cruzó de brazos—. Y aquí entramos nosotros para averiguar la verdad.
—Y yo voy a poner mi cuerpo entre las balas ¿No?
—Exacto Will, serás todo un héroe.
Su amigo sonrió, aún así se veía tenso. Él era un metiche extrovertido por naturaleza, perfecto para el trabajo de campo porque no le costaba mucho infiltrarse en cualquier lugar. Pero colarse dentro de un clan... Era algo distinto.
Eleine estaba arriesgando la vida de su amigo para sacar la verdad sobre esos ataques.
—Cambio de planes —dijo antes de que Will apagara la sesión—. Investiga pero mantente al margen de ellos, no quiero que te hagan daño.
—De acuerdo.
Will apagó la sesión, Eleine no podía asegurarse si iba a hacerle caso o iba a ir directo a la boca del lobo.
Literalmente.
Sin otra cosa que hacer, volvió a husmear entre los difusos archivos de los seis ataques que habían sucedido en los últimos seis meses. De algo podía estar segura era que todos involucraban a cambiantes lobos, no habían registros de ataques de cualquier otro tipo.
Dos de esos ataques involucraron también a seres humanos que fueron mordidos por los lobos fuera de control, pero pasaron en diferentes partes del mundo, el primero en Rusia y el segundo en Argentina.
No tenían mucha conexión, las autoridades catalogaron los hechos como sucesos aislados y archivaron los casos.
Ahora que cuatro ataques más se dieron en el país, Eleine sentía que algo estaba pasando, porque los atacantes siempre demostraban el mismo comportamiento, como un animal salvaje.
Los lobos estaban teniendo períodos de comportamiento erráticos, inestables, peligrosos. Eleine podía asegurar que estaban mostrando síntomas de una enfermedad que sólo les afectaba a ellos.
Aunque por el momento sólo era una hipótesis que daba fundamentos en esos ataques.
Si Eleine podía encontrar más información, como escuchas telefónicas, archivos secretos o pruebas que los clanes de lobos estuviesen ocultando una degeneración de su linaje, entonces ella tendría el poder para revelarlo al público y hacer que el gobierno ejerza un mayor control para asegurar la seguridad de los humanos que conviven codo a codo con ellos.
Sabía que los cambiantes sufrieron mucho en el pasado por culpa de la raza humana y que en la actualidad defendían sus asuntos con ferocidad, ellos quieren protegerse y proteger a los suyos para no volver a sufrir.
Era contradictorio, porque era probable que en su búsqueda de protección perjudicase a inocentes que nunca se mostraron peligrosos para ningún humano.
Pero, la motivación de Eleine venía del dolor más puro, de la experiencia más aterradora que una niña podría vivir. Ella no quería que nadie pasase por lo mismo, ella quería proteger a los que eran inocentes.
En cualquier momento un lobo podría atacar a un niño, a un anciano, a una familia, y destruir todo a su paso.
Tal y como la destruyeron a ella.
Tenía justificativo hacer lo que estaba haciendo, y nadie podría recriminarle nada.
"—¿Cómo vas con tu prisionero? Espero que bien, voy en camino a verte y llevo unas cosas que le serán útiles"
El mensaje de Tanya desvió su atención de su trabajo al sujeto que aún dormía en su habitación. Era extraño para ella tener a un hombre durmiendo en su cama, encadenado.
Ella había tenido muchas relaciones, pero nada se asemejaba a esto.
Nunca habría imaginado que sería una secuestradora, porque eso era en lo que se estaba convirtiendo por más que pensara que únicamente lo estaba ayudando.
Ella había reanudado su vigilia cuando escuchó su puerta principal abrirse.
—¡Hola, Eleine! ¿Estás en casa?
—Aquí —susurró un tanto fuerte.
Caleb, tenía el sueño pesado pues ni siquiera se movió cuando Tanya entro como elefante en tienda de vajillas.
—¡No puede ser! —exclamó exaltada se llevó una mano a la boca y soltó las bolsas que llevaba— ¿es el mismo sujeto?
—El mismo ¿Qué traes ahí?
—Ropa para él, se la robé a mi hermano aunque pensándolo bien no creo que la eche de menos.
Tanya mantuvo su interés en Caleb y eso de alguna forma le molestó.
—Deja de mirarlo así.
La morena se cruzó de brazos y la miró arqueando una ceja.
—Muy bien —dijo—. Es todo tuyo, pero cuando despierte debes preguntarle si tiene un hermano.
Tanya era una mujer muy activa en cuestiones de parejas, no dudaba en hincarle el diente a cualquier pedazo de carne con patas que considerara digno de llamar su atención.
—Ayer despertó, por extraño que parezca no recuerda ni su nombre, así que para no hablarle a alguien vacío decidí llamarlo Caleb.
—Mala suerte —Tanya mordió suavemente su labio— ¿cómo puede ser eso posible? No vi ninguna lesión en las zonas en donde se puede afectar la memoria con un impacto.
—Quizás ya la había perdido cuando lo encontré.
—Puede ser ¿no hay nada que recuerde? ¿No te dijo nada de utilidad?
—No, sólo me dijo que era humano.
Tanya rodeó la cama y se acercó a Caleb, ya había perdido su mirada caza-hombres para reemplazarla por su mirada profesional. Su amiga estaba en el último año de su carrera en medicina y hacía pocos meses que entró en rotación en el hospital general de Addy.
—Debe tener una genética bastante fuerte o haberse inyectado médula osea cambiante —dijo con expresión seria—. Porque el corte en su nuca ha sanado por completo.
Eleine miró a su amiga y luego al sujeto, pero antes de decir algo el sujeto que había estado a punto de suicidarse en su patio trasero abrió sus ojos.
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