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No hizo falta que SeokJin entrara al departamento de los alfas para darse cuenta del peculiar estado en que Taehyung se encontraba. Porque tan pronto salió disparado del ascensor, fue capaz de escuchar profundos gruñidos haciendo eco en el amplio pasillo, vibraciones gruesas cargadas de absoluta y total irritación que sólo lograron preocupar más a SeokJin.

Porque el que Taehyung se negara a cambiar sólo por estar enojado haría las cosas mucho más difíciles para todos.

El omega corrió por el pasillo, jadeando aún con el corazón en la garganta, había recorrido todo el camino en un tiempo récord y ni siquiera hizo falta usar su llave de repuesto para abrir la puerta porque al escuchar un nuevo gruñido de absoluto dolor, SeokJin tiró de la perilla totalmente desesperado.

Entró frenético, azotando la puerta sin cuidado porque ni siquiera podía pensar en modales cuando los rastros de miedo aún seguían latentes en cada fibra de su ser. Pero antes de siquiera poder anunciar su llegada, preguntar por el estado de Taehyung o intentar localizarlos dentro del departamento, se detuvo abruptamente cuando el poder alfa de Jungkook hizo eco en todas y cada una de sus células.

— ¡Taehyung détente! — Había gruñido Jungkook en algún punto de la sala y SeokJin se estremeció al instante ante el poder de la voz de mando usada por el alfa.

Y aunque la orden no había sido dirigida a él, no pudo evitar temblar y detener sus pasos por la sumisa naturaleza a la que su zorro omega le obligó a ser doblegado.

Sus rodillas temblaron y cerró los ojos sin poder reprimirlo, su omega dentro de él chilló asustado, oliendo en el espacio los aromas molestos de sus dos amigos, las fragancias alfas vibrando aún con los rastros del mando que Jungkook gruñó.

Sin embargo, aún con un poco de débil valentía, hizo uso de toda su fuerza para no caer de rodillas en el duro suelo.

Se quedó plantado en su lugar intentando recobrar el curso natural de sus latidos, acallar los gimoteos de su omega o recobrar un poco de compostura, pero un nuevo gruñido retumbó con más fuerza del mismo lugar donde había hablado Jungkook y fue cuando Jin logró reaccionar de nuevo.

Abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta de la clara amenaza que Taehyung soltó hacia Jungkook, y buscando los cuerpos de los hermanos chilló cuando el guepardo se lanzó sobre Jungkook en un limpio y ágil movimiento.

Cubrió su boca horrorizado cuando Jungkook cayó al suelo en un golpe sordo, inmovilizado al instante por el enorme cuerpo del guepardo que sin piedad comenzó a atacarlo.

SeokJin se congeló al instante y jadeó anonadado cuando Taehyung comenzó a lanzar zarpazos al torso de su hermano.

Jungkook aferrado a su parte humana maldijo descaradamente al otro alfa y a su suerte, deteniendo por los hombros al felino que le gruñía y lanzaba mordiscos sin piedad ni compasión.

Las enormes garras de Taehyung ya habían rasgado la camisa negra de su hermano haciendo jirones la tela su bronceada piel sin importar que su “presa” le amenazara con atacarle también.

Jungkook se vio víctima de las afiladas uñas que le rasguñaban, de su hermano enloquecido y herido que aún con jadeos de dolor intentaba lastimarle sin importarle las torpes disculpas y bajas maldiciones que le escupía sin cesar.

— ¡Perdón! — Soltó Jungkook jadeando con furia. — ¡No me di cuenta de su presencia! — Explicó con dificultad pero el guepardo continuó lanzando zarpazos hacia él.

Jungkook detuvo con su mano el hocico del guepardo cuando quiso morderle el hombro, pataleando para quitar su cuerpo de encima o alejarlo un poco de él. Mirando suplicante a SeokJin cuando le vio aún congelado en el marco de la entrada.

— ¡Jin hyung! — Gritó Jungkook. — ¡Quitármelo de encima! — Pidió con desesperación y el omega parpadeó aún aturdido.

— Mierda Taehyung. ¡Ya te dije que no quise usar mi voz! — Escupió Jungkook nuevamente.

Totalmente enfurecido cuando el guepardo le encajó las uñas en el costado de su torso.

— ¡Taehyung déjalo! — Ordenó SeokJin corriendo hacia ellos. Empujando los sofás movidos y los cojines esparcidos en el suelo de madera.

Pero Taehyung ni siquiera se dignó en mirarle.

Y comprendiendo todo lo que molestaba al guepardo, SeokJin se arrodilló junto a los hermanos que se gruñían como si fuesen verdaderos enemigos.

Intentando llamar su atención o detener el “ataque” al menor de los tres.

— ¡Taehyung ya basta! ¡No quiso usar su voz conmigo! — Intentó el omega nuevamente, tirando del cuello del guepardo que cedió solo un poco al instante que sintió el toque sobre él.

Sintiendo el aroma del omega, Taehyung dejó de lanzar mordidas, dedicándose simplemente a rasguñar el pecho de Jungkook sin dejar aún de gruñirle.

SeokJin suspiró intentando reunir toda la paciencia que pudiera y le tendió su mano a Jungkook, intentando sacarlo de debajo del pesado cuerpo felino que le aplastaba.

Tiró de los hombros de Jungkook pero Taehyung le miró ofendido y encajó las uñas en el pecho de Jungkook a modo de capricho.

Jungkook de inmediato comenzó a insultar como el más bárbaro de los marineros, gruñendo bajo y amenazante al ya no poder retener más la naturaleza alfa que con fuerza buscaba salir para defenderse.

— ¡No cambies! — Ordenó SeokJin irritado cuando vio a Jungkook temblar y endurecer sus facciones.

Y maldiciendo por lo bajo, el omega posó su mano en el rostro del guepardo para evitar que siguiera lanzando flojos mordiscos a su hermano.

Jungkook comenzó a gruñir con más fuerza y SeokJin le dio un golpe en la frente cuando vio el iris de sus ojos derretirse en un puro caramelo.

— ¡Que no cambies! — Le gruñó SeokJin nuevamente, con toda la dureza que pudo mostrar.

Jungkook dejó caer la cabeza al suelo con un bufido rendido. Obedeciendo al instante y sin rechistar.

Jin agradeció mentalmente la disposición de Jungkook, porque sabía que sería extremadamente difícil separarlos si ambos estaban en sus formas animales.

Porque con ellos dos como felinos, era igual que tratar con dos cachorros enojados y recargados de energía. Envueltos en una pelea después de haber comido toneladas de azúcar.

Prácticamente sería imposible separarlos. Ya conocía perfectamente todas sus tontas peleas.

Cuando ambos cedieron y permanecieron quietos, SeokJin aprovechó la oportunidad y se dispuso a tirar nuevamente de Jungkook, sin embargo suspiró cansado cuando Taehyung vio su propósito y se dejó caer completamente sobre el cuerpo de su hermano.

Jin presionó el puente de su nariz agotado y sabiendo que no tenía más opción se alzó enfurecido y se paró frente al guepardo cruzando los brazos sobre su pecho.

— Ya fue suficiente Taehyung. Libera a Jungkook ahora mismo. — Soltó SeokJin firmemente.

No tenía fuerzas para seguir lidiando con felinos inmaduros. Y aunque le doliera hablarles duro, sabía que era su último recurso.

Taehyung gruñó bajo a modo de rechazo y Jin se detuvo un segundo antes de continuar.

Respiró hondo y en su mente comenzó a contar hasta diez.

Ambos alfas se congelaron cuando vieron a Jin doblar las mangas de su camisa con alarmante tranquilidad.

SeokJin había dejado de gritar y eso comenzó a asustarlos.

Porque sabían que su repentino silencio significaba algo peor…

Jungkook silbó por lo bajo cuando el omega inhaló con lentitud, mirando fijamente a Taehyung que por instinto agachó ambas orejas al verse como su próxima y única víctima.

Porque medio segundo después, SeokJin ya se había lanzado sobre el guepardo.

El omega ya harto de la inmadurez de Taehyung, le rodeó con ambos brazos y comenzó a tirar de él con fuerza. Comenzó a jalar del enorme cuerpo, pero Taehyung en un parpadeo ya se había convertido en peso muerto.

Y ni aún con toda su fuerza reunida, Jin pudo mover del guepardo fuera de Jungkook.

Convertido en un enorme gato flojo, SeokJin tuvo que morder sus labios para evitar jadear y poder mover a Taehyung por lo menos un centímetro. Levantarlo de ahí y hacer algo con él.

Era como lidiar con un enorme costal de piedras que se negaba a cooperar.

SeokJin jadeó brusco y rogando al astro rey por fuerza, por fin pudo alzar al felino del cuerpo de Jungkook.

El felino comenzó a ronronear bajo cuando el omega le abrazó para no dejarle caer y comenzó a dar pasos torpes e inestables en busca de alejarlo de su hermano.

Y como pudo lo soltó cerca del sillón cuando sus delgados brazos cedieron por el peso flojo en el que se había convertido Taehyung.

— ¡Me debes una camisa! — Gruñó Jungkook completamente enfurecido cuando se alzó del suelo y vio los restos de la prenda que cubrían su torso.

Su camisa se había reducido a pobres tiras negras que caían de su torso completamente rasguñando.

Pero a SeokJin era lo que menos le importaba.

— ¿Me pueden explicar qué fue lo que pasó? — Exigió SeokJin enfurecido, jadeando entre palabras por el esfuerzo recién hecho.

El guepardo de inmediato ocultó el rostro entre sus enormes patas.

— ¡Quise limpiar sus heridas pero no dejaba de gruñirme! — Se quejó Jungkook señalando el desastre tirado en el suelo.

Además de los cojines que lograron derribar, también habían bolitas de algodón desperdigadas por todos lados, y una botella de alcohol vaciada sobre la superficie.

SeokJin suspiró intentando tranquilizarse por completo.

Pero en su lugar explotó.

— ¡Yo creí que estaba realmente mal!   ¡Creí que había sido herido de gravedad! — Soltó SeokJin con cierto toque enloquecido. Se sentía aliviado. Molesto e histérico por alguna extraña razón. — ¡Cruzo media ciudad, ganándome por lo menos un par de infracciones sólo para lastimar mi espalda al intentar separlos! ¡¿Podrían por lo menos comportarse mientras esa maldita herida cicatriza?! — Gritó completamente enfurecido.

Taehyung gimió bajo al verse regañado, lastimado por los gritos y dolido por su herida. SeokJin de inmediato sintió una dolorosa punzada atacar su corazón y mordió su labio inferior.

Porque odiaba enojarse con Taehyung.

Así que se obligó a respirar un par de veces antes de continuar.

— Sólo vi una herida en tu espalda. Los demás son rasguños y no tardarán nada en desaparecer. — Continuó soltando con forzada calma.

Pero Taehyung tampoco le miró.

Jungkook chasqueó la lengua, llamando su atención cuando sacó de su cuerpo los restos de su camisa y SeokJin dio un paso más cerca de él cuando vio el daño en su piel, inclinó su rostro hacia su torso para revisar los múltiples rasguños en su pecho y abdomen.

SeokJin tocó con suavidad las rojizas líneas que manchaban su torso y a pesar de que Taehyung gruñó nuevamente, ambos le ignoraron.

El omega necesitaba comprobar la gravedad de los rasguños en el pecho del menor, determinar si necesitaban desinfección o alguna pomada que acelerará su proceso de regeneración.

Pero éstas ya comenzaban a cerrar con rapidez.

— Ya están cicatrizando, hyung. — Le tranquilizó Jungkook al ver el delicado rostro del omega surcarse en cruda preocupación.

Jin asintió tallando su rostro con ansiedad y retrocedió un par de pasos.

— Tengo que limpiar la herida de Taehyung. — Le dijo con un corto suspiro.

El alfa asintió rodando los ojos.

— Suerte con eso. — Dijo señalando con un corto movimiento de su mentón a su hermano.

Taehyung ya caminaba a pasos casi firmes rumbo al pasillo que conducía a los dormitorios y Jin mordió su labio cuando le vio cojear un poco a pesar de querer mantenerse fuerte y decidido en su huida.

— Estuvo gruñón hasta que llegaste. Pero ya ves. Se lanzó sobre mí cuando usé mi voz con él… Que por cierto, lamento haberlo hecho. No te había visto. — Se disculpó Jungkook dejándose caer flojamente en uno de los sillones detrás de él.

— Está bien. Sé que no me habías visto. Jamás has usado tu voz conmigo. — Respondió el omega con suavidad al encogerse de hombros y el alfa dibujó una sonrisa en su rostro.

— Bien. Pero ahora explícale eso al idiota de Taehyung. — Soltó Jungkook burlón y SeokJin comenzó a negar con los ojos en blanco.

— No le digas idiota. — Pidió reprimiendo una sonrisa. — Está lastimado y dolido conmigo... Yo... tengo que ir a limpiar su herida. — Continuó con un suspiro.

Jungkook asintió distraído y acomodó los cojines del sofá para acostarse mejor sobre ellos.

SeokJin inhaló una vez más y comenzó a cruzar la amplia sala con decisión. Acomodando las ropas sobre su cuerpo, dispuesto a obligar a Taehyung a cambiar a su forma humana si era necesario.

Ya sabía lidiar con él.

Había aprendido múltiples trucos después de ser amigos desde dos años atrás.

Era un alfa, era mucho más fuerte y ágil. Pero jamás duraba más de media hora enojado con él.

Esperaba que sólo pudiera escuchar sus razones.

— ¿Hyung? — Le llamó Jungkook antes de verle desaparecer.

Jin volteó y alzó la ceja para hacerle continuar.

— ¿Te quedarás a cenar? — Preguntó el alfa con cierto toque ilusionado, su tímida sonrisa reluciendo frente a él. Sus ojos brillantes y su semblante expectante.

SeokJin fingió pensar en la respuesta sólo para molestarle un poco.

— ¿La cena ya está lista? — Preguntó el omega a cambió y Jungkook sonrió ampliamente.

Negando con descaro mostró sus dientes.

— Pediré algo de tu restaurante favorito. — Ofreció el alfa con un toque arrogante y Jin negó con la cabeza.

— Prepararé la cena tan pronto termine con Tae. — Respondió reprimiendo su sonrisa.

— No hyung, puedo encargar algo… O yo puedo cocinar…

SeokJin sonrió enternecido y alzó la mano para detenerlo. Negó horrorizado.

— No sin mi ayuda. — Soltó con firmeza. — Vuelvo en unos minutos. — Terminó sin darle oportunidad a discusión.

— Muchas gracias hyung…

SeokJin asintió y mordió el interior de su mejilla, incapaz de responder algo. Asentir o decir “de nada”. Simplemente agachó su rostro y sonrió antes de alejarse de ahí.

Porque sabía que ese agradecimiento iba más allá que por ofrecerse a preparar la cena.

Los alfas siempre buscaban su compañía, cualquier pretexto para invitarle a su departamento. Para visitarle o estar con él en noches de películas.

Y Jin sabía que si no fuese su amigo y cocinara para ellos, los alfas probablemente nunca habrían usado su cocina por primera vez.

Jungkook siempre decía que él era casi como otro hermano.

Y Taehyung de lo demostraba con actitudes cargadas de cariño.

Ellos se habían convertido en su familia desde que llegó a esa ciudad.

El omega comenzó a caminar hacia la habitación de Taehyung, sus manos ya sudaban y por más que quisiera ignorar la razón. La sabía perfectamente. Sabía que debía disculparse.

Pero no tenía ni idea de cómo hacerlo.

Cruzó el pasillo y se plantó frente a la puerta de la habitación de Taehyung. Respiró una vez y tocó con suavidad la madera con sus nudillos.

Sin embargo, no hubo respuesta.

Tae, soy yo… — Susurró SeokJin al girar lentamente la perilla de la puerta.

Asomó un poco la cabeza en el pequeño espacio que abrió, ubicando de inmediato al guepardo que intentaba dar lametones a la parte lastimada desde una esquina de la habitación.

SeokJin ingresó con lentitud y el alfa alzó la vista de inmediato, mirándole brevemente antes de girar y caminar hacia el balcón.

El omega suspiró cuando le vio intentar abrir la puerta de cristal sin éxito.

Sus enormes garras le hacían la tarea imposible.

— Debo curarte antes. — Dijo SeokJin con suavidad y se dirigió hacia él. —  Tae

El alfa gruñó bajo, intentando alejarse de él, pegándose al cristal como un animal herido, lastimado y roto.

SeokJin sintió su corazón destrozarse cuando los ojos cristalinos del alfa le miraron desde su lugar.

— Perdóname Tae… Yo no sabía que me necesitabas… Perdóname por favor… — Soltó SeokJin en un bajo susurro. — Sabes mis reglas de clase. No quiero perder el respeto de mis alumnos… y... Y-yo no sabía que estabas herido… — Continuó arrodillándose junto a él.

El guepardo inclinó el rostro hacia el suelo y Jin aprovechó para alargar su mano comenzar a acariciar su cuello con dulzura.

La acción les calmó a ambos de inmediato.

— Taehyung cambia por favor… — Pidió el omega casi en una desesperada suplica.

Porque necesitaba hablar con él. Escuchar su voz y abrazarle en su forma humana.

Necesitaba ver al hombre. No al felino.

Pero el guepardo se mantuvo quieto, sin hacer ningún movimiento o emitir algún sonido y SeokJin sintió un nudo formarse en su garganta.

Se alzó del suelo y se alejó de él, caminando hacia el baño en busca de material para curarle ya que se negaba a cambiar, regresó a la habitación con alcohol y gasas en mano, sintiendo aún su corazón oprimirse por toda la situación.

Su zorro chillaba dentro de él, pero intentaba concentrarse en otra cosa.

No quería llorar. No debía dejarse dominar por su parte omega.

Alzó el rostro y notó que el alfa se mantenía en el mismo sitio donde le había dejado, sus orejas gachas y postura insegura.

SeokJin se arrodilló nuevamente junto a él.

— Te va a doler un poco. — Le dijo el omega de forma baja, mojando una de las gasas en el alcohol antes de acercarla con lentitud a la herida en su espalda.

SeokJin no pudo evitar preguntarse con qué se lo había hecho.

Estaba sanando, pero aún era profunda para ser un simple rasguño. Un accidente casual quedaba descartado.

Probablemente había sido algún grupo de hienas. U otro alfa león.

Pasó la gasa humedecida sobre la herida y el guepardo de inmediato se quejó, gruñendo con dolor mientras seguía limpiando toda la longitud sangrante del corte.

Sin embargo no se apartó de él.

SeokJin aprovechando la aceptación del alfa, comenzó a acariciarle con la mano libre, dibujando patrones en su suave pelaje con cariño, transmitiendole lo que con palabras no decia, susurrando simolemente cosas dulces para aminorar su dolor, redimir su culpa y calmar el ardor en el pecho de ambos.

El guepardo se acercó inconscientemente más a él cuando Jin comenzó a liberar más su aroma para tranquilizarle, como un analgésico natural para intentar sofocar un poco su ardor.

Era un ritual demasiado íntimo, algo destinado únicamente para los compañeros, pero dadas las circunstancias era sumamente necesario para ambos.

Taehyung se apegó más a él y cuando SeokJin quiso decirle algo para que le dejase continuar, el cuerpo del alfa se estremeció un poco antes de cambiar de nuevo a su forma humana.

SeokJin suspiró aliviado cuando el alfa enterró el rostro en la curvatura de su cuello y se recostó contra su pecho.

— Jin… — Susurró él alfa ronco contra su piel, rodeando su delicado torso con los brazos.

Un abrazo cálido y fuerte que el omega agradeció internamente.

Jin instintivamente rodeó el cuello con sus brazos también, devolviendo el gesto a su amigo, impulsados por sus instintos para mantenerse cerca y unidos.

Porque tal vez eran los restos de la conmoción vivida lo que les impulsaba.

Tal vez sólo era su estrecha amistad.

Pero ninguno de los dos habló por un par de minutos y se mantuvieron así. En silencio y en paz.

Sólo ellos dos sin importar más.

SeokJin enterró su rostro en los cabellos rubios del alfa.

— No quise gruñirte... — Se disculpó el alfa con timidez. Alzando el rostro de su escondite para mirarle casi con temor.

SeokJin de inmediato acarició la mejilla de Taehyung para borrar los rastros de culpa en su rostro.

— Lo sé Tae. Pero eso ya pasó... — Respondió él con dulzura y le regaló una pequeña sonrisa que el alfa no dudó en corresponder. — Déjame terminar de curarte... — Pidió con suavidad y el alfa asintió embobado.

Giró un poco su torso, alejándose de él para permitirle continuar con su tarea y SeokJin se obligó a mantener sus ojos por encima del cuello.

Sintiendo sus mejillas calientes dirigió su mano hacia la espalda de Taehyung, justo en el centro de sus omóplatos, donde la herida sanaba con mayor rapidez al regenarse en forma humana.

SeokJin no pudo evitar acariciar los hombros de Taehyung para disminuir más su dolor.

Tae perdón… — Susurró el omega nuevamente, un murmullo tan bajo que creyó que no le habían escuchado. Que tal vez había quedado atorado en su garganta o muerto en los bordes de sus labios.

Y sin poder reprimir lo o darse cuenta siquiera del rumbo de sus acciones, Jin acercó sus gruesos labios a la espalda de Taehyung, presionando un casto y suave beso cerca de la herida rosada.

Un pequeño beso a modo de disculpa. Una forma de sanar la herida que había hecho en su corazón.

Una forma de calmar la ansiedad en su interior...

Taehyung comenzó a negar y no pudo reprimir la sonrisa que comenzó a tensar sus delgados labios.

Taehyung no tenía nada que perdonar.

— Eso ya pasó… — Soltó el alfa con voz baja. Un ronco susurro que llegó como caricia hasta sus oídos.

SeokJin le devolvió la sonrisa cuando Taehyung se aferró de nuevo a su torso si dejarle ir.

Aferrándose al torso desnudo, SeokJin se permitió llenarse del aroma amaderado de Taehyung. Calmando a su zorro al instante que la calidez y fuerza de su amigo le envolvió.

Sólo en ese momento suspiró soltando toda la tensión que le venía matando desde que salió de la universidad.

Porque Taehyung estaba a salvo.

Completamente a salvo y junto a él.

Y eso era lo único que le importaba en ese momento…

— Jin, quédate a dormir hoy conmigo, por favor...
  
  
  
  
  
  
  
  
  

 
  
  
  
   
   
   
  
  
  
  
   
   
   
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En esta historia, Taehyung y Jin son de la misma edad. Jungkook es sólo un año menor que ambos.

Nos leemos en Nuit ♡

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