Capítulo 26: Cambio de rumbo
Zoey
Había conseguido llegar a la sala de armas. Durante todo el camino no paraba de pensar en Abril ¿Había hecho lo correcto dejarla sola con Adón? ¿Qué le haría el jefe? Estaba más preocupada por ella que por la supuesta venganza de Adón. Después estaba lo de mi madre. No me quitaba de la cabeza que ella conociera la ODDSI. Decía que era peligroso. ¿Conocía al jefe? El único peligroso de la organización era él. Que yo supiera.
Mientras iba pensado en esto, mis manos iban cogiendo las armas más esenciales y fáciles de manejar. Hacía sólo 5 minutos que Adón me había enviado la información del sitio de la misión, donde debía dirigirme. Por eso en mi mente había proyectado el mapa para ver de qué manera podría entrar.
De repente noté como la energía de toda la sala disminuyó apagándose las luces. Era como la primera vez que me metí en las cámaras con mis dones, pero esta vez no había sido yo. En mi mente se empezó a borrar la imagen del mapa. Notaba como si me quisiera enviar a otro sitio. Intenté resistirme pero fue en vano mi mente viajó a un lugar desconocido.
Cuando dejé de notar esa fuerza, pude abrir los ojos y mayor fue mi sorpresa cuando reconocí el lugar. Estaba en Naélium. Al contrario de las otras veces no estaba en la playa, si no en el bosque. Miré a mí alrededor intentando ver un camino, pero la masa de árboles era muy extensa y densa.
De pronto enfrente de mí apareció una lechuza blanca como la nieve, muy hermosa. Me miró fijamente, se dio la vuelta lentamente. Después de girar una vez más su cabeza para verme de nuevo, voló hasta una rama cercana.
Le seguí hipnotizada por su belleza. Ella volaba de rama en rama siempre atenta a si yo le seguía. Estuvimos jugando al perro y al gato lo que pareció un tiempo muy largo, hasta que me llevó a un valle lleno de rosas rojas y azules. En medio de dicho valle se encontraba Zeth. Caminé a paso ligero hasta situarme enfrente de él. A pesar del enfado y las ganas que tenía de girarle la cara de una bofetada, me di cuenta que estaba muy contenta de poder verlo de nuevo.
— ¿Cómo hemos llegado aquí? — pregunté confusa.
— Te he llamado. He descubierto que si te tocas el Sign y deseas en voz alta poder ver a la otra persona, tu mente puede viajar a Naélium.
— Entonces en la realidad ¿no estamos juntos? — Pregunté muerta de curiosidad.
— No, solo estamos conectados por la mente. Nuestro cuerpo estará como dormido. En verdad yo estoy dentro del baño de la ODDSI. Dalila ha ido a coger unas cosas a su casa. Necesitaba hablar contigo.
Le miré con enfado. Por una parte no quería hablar, no quería escuchar nada relacionado con Dalila. Pero por otro lado necesitaba aclarar esto para poder hacer bien mi trabajo y así tener la cabeza fría.
— Habla — Le dije con un tono cortante.
— No hay nada entre Dalila y yo.
— Pero hubo algo ...
— Sí, pero nunca fue amor. Ella apareció en un momento de debilidad y llenaba mi soledad.
Le miré deseando que me contestara con total sinceridad.
— ¿Aún la necesitas? — pregunté con mi alma en un puño.
Él se acercó. Puso su frente en la mía suavemente. Faltaba poco para que se rozaran.
— Tú, sólo tú, me llenas en todos los sentidos. Eres mi media naranja, mi destino...
Levantó su mano y yo le imité. Él acercó su cuello a mi mano. Brillaron intensamente ambos Signs.
— Esta calidez, esa brillantez y esas ganas que tienen nuestros Signs de unirse. Es lo mismo que siente mi alma por ti.
Le sonreí. Veía sinceridad en sus ojos, amor en ellos. Estaba apunto de besarle cuando me acordé de algo.
— En la sala, ella te besó y tú no la rechazaste. Dejaste que te probara...
— Era por Adón. Él en su día me envió a Dalila para que me ayudase. Si la rechazaba, él sospecharía que pasaba algo.
Aparté mi mano de su cuello a la misma vez que di un paso hacia atrás.
— Eso es lo que me duele, Zeth. No poder estar contigo abiertamente sin tener que fingir. Tarde o temprano mi paciencia llegará al límite. Ya no es suficiente besarte en este mundo. Quiero besarte donde quiera y delante de quién sea.
— Lo sé, Zoey y ese momento llegará.
— ¿Cuándo? — Pregunté en voz alta y con un tono un poco prepotente.
Zeth se quedó observándome dulcemente. En un instante vi como su mirada cambió como si hubiera tomado una decisión importante.
— Acabamos esta misión y nos retiramos. Iremos ambos a hablar con Adón. Te lo prometo.
Nos acercamos lentamente y cuando nos íbamos a fundir en un profundo abrazo, nuestros cuerpos se unieron. Parecíamos fantasmas que podrían traspasar cualquier objeto. Miré nuestros brazos que estaban entrelazados. No se sabía dónde comenzaba uno y donde terminaba el otro.
— ¿Qué ocurre? — pregunté mientras jugaba a meterle el dedo en el ojo.
— Supongo que es porque estamos aquí sólo en mente y no en persona.
Me acerqué y posé mis labios en los suyos sin llegar a rozarle.
— Abril me ha confesado que Adón quiere vengarse de mí — dije de golpe, sin que tuviese nada que ver con la conversación. Quería que lo supiese, por si me pasaba algo.
— ¿De ti por qué?
— No lo sé. Yo no le he hecho nada malo. Abril piensa que ha descubierto lo nuestro. Me ha advertido, dice que es peligroso.
— Lo es — Dijo desviando la mirada — lo he visto. Creo que es mejor no decirle nada e irnos directamente. Mejor que no sepa que hemos tomado esa decisión.
— Me parece bien. Hasta el final de la misión. Nos iremos de la ODDSI para poder estar juntos – le dije de despedida y de promesa.
— Te amo — susurró Zeth.
Me estremecí al escuchar esa confesión.
— Milagrosamente me amas como yo a ti.
Al acabar estas palabras, sentí como algo invisible me empujaba fuera de Naélium y me llevaba de vuelta a la sala de armas. Noté como la oscuridad volvía a mis ojos y como algo pequeño aparecía en la palma de mi mano. Lo toqué dulcemente y averigüé que era un colgante con un símbolo parecido a nuestros Signs.
— Es mi regalo en señal de compromiso contigo. Cumpliré mi promesa de abandonar la ODDSI — dijo Zeth.
Me estremecí al escuchar su voz. Cuando volviera a verlo le preguntaría cómo lo había hecho. Me puse el collar y lo guardé debajo de la chaqueta de cuero. Decidí no llevar gafas de sol, me estorbarían en la misión. Me preparé una mochila negra llena de armas, un pen-drive (por si acaso no sabía usar mi nueva habilidad) GPS y el móvil.
De pronto escuché como se cerraba la puerta. Me centré en mis oídos para saber si alguien había entrado. Me puse en modo alerta al reconocer quién era.
— Así que tú eres Zoey Vidal — dijo Dalila con voz terciopelada.
— Así es — dije tocando de nuevo las armas para disimular.
— En verdad no sé qué ve Zeth en ti. No eres gran cosa y tus dones no son tan espectaculares. Prefiero a tu amiga, la chispitas.
— ¿A qué has venido, Dalila? — dije con tono cortante sin hacer caso a su comentario.
— ¿Te han contado alguna vez el mito de Esmeralda y el Rey Charles? — dijo con un tono cursi.
— Algo, sí.
— Todos dicen que Esmeralda murió quemada, porque el Rey Charles no tuvo opción. Supuestamente el pueblo le obligó. Pero yo sé la verdad.
Paró su monólogo y esperó a que dijera algo. No sabía a dónde quería llegar pero me estaba hartando. Quería acabar la misión para poder ver a Zeth e irme de aquí. Dalila al ver que no decía nada siguió.
— En verdad Charles tenía otra aventura con una criada. Concretamente la de su esposa. Él fue quien mandó al traidor a que le matara. Sabía que Esmeralda le delataría delante de todo el pueblo para salvarle. Quería deshacerse de ella porque era más poderosa que él. Su don era más fuerte y de una gran importancia.
— ¿Y qué tiene que ver esto con tu visita? — dije alzando la voz. No tenía ganas de tonterías.
Escuché como se reía. Disfrutaba con mi rabia, lo podía leer en su mente.
— Muy sencillo. Tú eres Esmeralda, Zeth el Rey. Él te está utilizando, no te quiere. Apuesto mis dones a que ni siquiera te ha tocado ¿Sabes cómo es Zeth en la cama?
Retuve una arcada a tiempo. Conté hasta diez para tranquilizarme y no lanzarme a pegarle.
— Cuando menos te lo esperes — siguió hablando — te dejará y buscará a otra. Zeth usa a las mujeres de pasatiempo. No ha podido amar a nadie más que a su difunta esposa.
— Mira Dalila, no tengo tiempo para tus estupideces. Coge las armas y vete como un perrito detrás de Zeth a ver si coges alguna miga de pan.
— Detecto un poco de celos en tu tono, Zoey.
La ignoré y me puse la mochila en el hombro lista para marcharme.
— Creo que lo tuyo viene de familia. Os gusta coger hombres ajenos ¡Zeth es mío! ¡No te acerques a él!
Solté la mochila y rápidamente estampé a Dalila contra la pared.
— ¿Perdona, qué has dicho? — dije chillándole en la cara.
— Que eres una buscona. Zeth siempre ha sido mío.
— ¡No, lo de mi familia!
Ella rompió a carcajadas. Le di otro golpe contra la pared para que hablara.
— ¿No lo sabes? Creo que tu madre te debe muchas explicaciones. Es igual de buscona que tú. También es una perdedora.
No pude aguantar más la situación y le di un puñetazo. Dalila me empujó y caí de culo. Me metí en sus ojos y en su mente para poder observar mejor sus movimientos.
Ella se puso a horcajadas encima de mí y empezó a lloverme puñetazos por todos lados. Intentaba protegerme la cara. Ella, por lo contrario, me daba puñetazos en los riñones.
En una ocasión le di una en la mejilla y supe que le había roto un diente. Ella escupió sangre en mi cara como respuesta.
— Te arrepentirás de lo que acabas de hacer — chilló fuera de sí.
Antes de que volviera a pegarme, noté como se quedaba paralizada y calló encima de mí.
Le empujé para poder salir. Aproveché y le di una patada en el costado.
— Creo que eres mi ángel de la guarda. Ya son dos veces que me salvas — le dije a Blanca.
— Creo que bastará con un día entero de compras como recompensa.
— Uff eso es mucho — arrugué la nariz. Odiaba ir de compras
Me metí en los ojos de Blanca. Vi a Dalila desmayada en el suelo. Tenía la cara hinchada por los puñetazos. Ya comenzaba a curarse, poco a poco.
— ¿Qué te ha dicho para que os pegarais así?
— Se ha metido con mi madre. Blanca, esto es muy raro. Mi madre sabe de la existencia de la ODDSI. Ahora Dalila la nombra como si la conociera.
— Tienes que hablar con Noa — dijo Blanca rotundamente.
— Lo haré cuando acabe la misión. Contigo también, es urgente.
Blanca me observó, supo que era importante. Asintió con la cabeza.
Supongo que no lo puede saber Dalila. Después de la misión te llamo y hablamos — pensó Blanca.
Sonreí y le puse la mano al hombro.
—Vámonos, quiero acabar ya. ¡Qué día de locos! — dije.
Nos fuimos de la ODDSI. Por fin iba a ir a esa maldita misión.
¿Qué sabe Dalila de la madre de Zoey?
¿Qué pasará en la misión?
¿Conseguirán Zoey y Zeth irse de la ODDSI sin problemas?
¿Adón como se vengará?
Todas las respuestas en el siguiente capítulo!
Gracias mis Gifts por el apoyo incondicional. Estoy super contenta de informaros que ya hemos llegado a los 1k!!! Estoy muy emocionada. Gracias por todo y nos leemos pronto!
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