Capítulo III

- ¡Misti! ¡Misti! ¡Despierta floja!

- ¿? ¿De qué rayos estás hablando?… - extendí mi mano hacia la mesa de noche, y miré el reloj que estaba ahí depositado - ¡Por favor, no jodas! ¡Son las 6 de la mañana! ¡Entramos a la escuela como hasta las 8!

- ¿Y acaso olvidaste que hoy es tu gran cita con Sakeno-kun?

- … No la he olvidado… ¡Pero te aseguro que no vendrá a despertarme a las 6 de la mañana!

- Él no, pero sus hijos lo harán…

- Espera, ¿Qué acabas de decir?

En cuanto soltó esas palabras, di un salto de mi cama y me le quedé mirando fijamente a Valeria, que estaba sentada a una orilla de mi misma cama.

- Que conste que yo solamente dije las palabras, y tú las interpretaste…

- ¿Qué interpretación ni que nada? ¡No puedes decir que vamos a tener hijos, si apenas tendremos una primera cita!

- … Yo nunca dije de quién eran los hijos…

- … ¡!

- ¡Jajajajaja! ¡Caíste! - de inmediato, sentí como mis mejillas se volvieron rojas y mi cara se calentó por ello. Solamente pude tomar mi almohada y taparme la cara por la vergüenza que acababa de pasar: la chica más shippeadora de la escuela enterando se de que me sonrojé al pensar en tener hijos con Sakeno-kun... ¡Dios mio, que pésima suerte!

- … Solamente no digas nada por ahí... - fue la única cosa que pude comentar, mientras dirigía mi mirada hacia otro lado.

- No por mucho...

- ¡Oye, no! ¡No andes soltando rumores por ahí! - con la almohada que tenía en las manos, le solté un golpe en la cara que ella rápidamente detuvo.

- ¡Es broma! Hasta que sean algo serio ambos, como novios, esposos, amantes, elegidos de alguna Diosa perdida o algo así, los comenzaré a molestar más seguido...

- … ¿? ¿Elegidos de alguna Diosa perdida? ¿De dónde sacas esas ideas?

- De mi torpe cabeza :p

- Bueno, ya que estamos despiertas. O, mejor dicho, ya que viniste hasta mi casa a las 6 de la mañana para despertarme, voy a bañarme para ponerme mi ropa de una vez...

- ¡Yey! - Valeria aplaudió muy alegremente - Entonces podré intervenir entre tu conjunto para hoy, tu cabello, tu itinerario... ¡Será algo completamente espectacular! ¡Perfecto!

De inmediato, pude librarme a Vale de mi cama, y entonces me senté en la orilla mientras ella revisaba en mi armario las cosas que había, buscando el atuendo que iba a usar hoy.

Solamente pensé... en lo feliz que me sentiría poder volver a ver a Sakeno-kun el día de hoy. Después de todo lo que pasó ayer, tan solo tropezar con él fue suficiente para alegrarme y cambiarme todo lo que quedaba del día: en todo el día pare de pensar en él, en las palabras que me dirigió y en la tonalidad amable que usó todo el tiempo. Algo que definitivamente no pude olvidar...

- ¡Bien! ¡Aquí está! - sacó el montón de ropa doblado que había dejado ayer en la tarde para que fuera lo primero que viera, y aparte sacó un gancho del clóset con ropa mía, lo cual se me hizo muy curioso.

- ¿Y esa otra ropa?

- … Es para mi...

Espera… ¿Qué acabas de decir Vale?

- Obviamente no voy a ir a la escuela en pijama, ¿O acaso creíste que tendría ese descaro?...

En cuanto la miré de pies a cabeza, y me di cuenta que al igual que yo también estaba completamente en pijama, caí en la cuenta de que tenía razón.

- Pero... - Aún así... El hecho de que tomara mi ropa me molestó un tanto - ¿Acaso no trajiste tu propia ropa de tu casa?

- … ¿Para qué me traigo mi ropa, cuando ya vi todo lo que tienes en tu armario? ¡Es realmente espectacular! ¡Tienes de la mejor ropa que he visto en toda mi vida!

- … Es que…

- ¡Nada de peros! ¡Me cambiaré aquí!

- ¿? E-Está bien…

Honestamente no. No está para nada bien… ¡Para nada! ¡Llega a mi casa, y con tan solo haber checado por primera vez mi armario, ahora se quiere apropiar de mis cosas! Sé que sueno egoísta, que definitivamente no es lo mío, pero digo… ¿Si estuvieras en mi lugar, te gustaría está misma situación?

- Bien… esperaré afuera a qué te bañes y te cambies… Después, desayunaremos juntas y entonces iremos a la escuela las 2.

Vale salió de mi habitación, y con algo de fuerza cerró la puerta de mi cuarto. Entonces, lancé un largo suspiro agotador al recordar que Vale acababa de quitarme mi ropa.

- Bien… comenzaré…

Salí de mi cama, y acomodé las cobijas y los peluches que estaban ahí regados, de modo que mi cama estaba en orden. Así me gusta que esté: en completo orden, pero tampoco exagerado; tan solo extendí las cosas, los peluches los dejé acomodados en una esquina, de modo que se viera bien a la vista.

Después de eso, busqué mis cosas para bañarme: mi toalla blanca y mis sandalias. Lo segundo estaba acomodado debajo de mi cama, a un lado de mi mesita de noche. Lo primero fue un poco más difícil de encontrar: me puse a buscar entre mi ropa limpia, que estaba acomodada y doblada en orden en mi armario pequeño, pero no había nada ahí; revisé entre mis cobijas, destendiendo un poco mi cama, y tampoco estaba ahí; busque a ver si de casualidad estaba en la ropa sucia, pero tampoco estaba ahí.

Mostrando un poco de desesperación, entré finalmente a mi cuarto de baño, en el cual tenía una regadera pequeña para mí. Ahí fue cuando me molesté un tanto: la toalla estaba doblada en una de las muchas repisas que tengo para acomodar mis shampoos, acondicionadores, tratamientos faciales, y muchas otras cosas que no recuerdo tener.

Terminé de entrar al baño, y estando ahí me quité la pijama, hasta quedar completamente desnuda. Pero, recordé algo más: el tanque de gas para calentar el agua no estaba prendido :'v

- ¡Vale! - comencé a gritar con un tanto de desesperación - ¡Vale! ¡Valeria! ¡Valeria Nakahara!

- ¡Ya voy! - su gritó sonoro y tan típico resonó en mi cuarto, al tiempo que lo acompañó el sonido de la puerta de la habitación - ¿En dónde estás?

- Estoy en el baño… ¡Pero no entres! - la conocía perfectamente. Es Vale: haría cualquier cosa sin sentir nada de remordimiento ni pudor - Necesito pedirte un favor…

- Okey, háblame amiga mía.

- ¿Crees que puedas ir al patio de atrás y prender el gas por favor? Olvidé hacerlo, no quiero salir porque ya estoy lista para bañarme, y si no lo hacemos nos bañaremos con agua fría.

- … Está bien. - escuché como sus pasos comenzaron a sonar en el piso de madera, la puerta volvió a emitir su sonido de que se cerró, y finalmente el silencio reinó.

Me senté en la taza del baño, y emití un pequeño grito al sentir el frío que tenía el objeto de cerámica… ¿Los inodoros están hechos de cerámica? Bueno, no importa. Volví a hacerlo, y me acomodé por fuerza al frío del objeto, hasta que me acostumbré a él, ¿O acaso lo calenté con el calor de mis nalgas?

- ¡Ya está! - volví a escuchar sus pasos entrar en el cuarto - Ya estaba prendido.

- … Okey… ¡Gracias! - me levanté del inodoro, y me dirigí hacia la regadera. Entré al pequeño cuarto y abrí la llave del agua caliente.

En un principio, el agua comenzó saliendo fría, y entonces tras unos cuantos segundos, comenzó a salir un poco caliente, hasta llegar a salir a alta temperatura y con vapor que cubría todo el baño. Para evitar quemarme, abrí un poco el agua fría, y cerré un poco la caliente a modo que se "equilibrara" el agua. Pero, rápidamente el agua se volvió fría, entonces hice lo contrario: cerré la llave fría y abrí lo que había cerrado de la caliente, y el agua comenzó a salir hirviendo. Sobra decir que me la pasé de ese modo cómo por unos 5 minutos.

Cuando finalmente el agua se estabilizó, entonces comencé a bañarme: primero, fui por mi cabello para mantenerlo limpio de una vez, considerando que es la cosa que más me cuesta lavar de todo mi cuerpo. Saqué del shampoo que me compré (o mejor dicho que me compró mi mamá :u) que tenía varias cosas según para la reparación del cabello; pero bueno. Una nunca sabe si realmente estás cosas hacen efecto (por ejemplo, Vale dice que no son ciertas). Pero bueno, eso ahora no importa: lo que importa ahora mismo es lavarme la cabeza.

Abrí el shampoo y deposité un poco en mi mano, de modo que se formó un pequeño charco blanco en mi mano (de ese color era mi shampoo). Y, de estar en mi mano, lo pasé directo a mi cabeza. Comencé a rascarme la misma, de modo que todo mi cabello lo envolvía en el shampoo y la espuma que generaba en su lugar, hasta finalizar con una gran "plasta" de burbujas envolviendo todo mi cuerpo cabelludo. O bueno, creo que así se le llama; no estoy del todo segura.

Talle un par de veces, antes de entrar al agua para que esté se fuera de mi cabeza y desapareciera en la coladera de mi baño. En cuanto terminó de irse todo el jabón, proseguí a tomar el jabón de cuerpo, que era líquido ya que me gusta mucho la sensación que da, además de que este deja un lindo aroma de flores, que aunque es leve es hasta cierto punto perceptible y difícil de confundir. Tome la esponja que usó para lavar mi cuerpo, la cual ahora que lo pienso ya está algo deteriorada, y en ella deposite un pequeño chorro de jabón líquido de cuerpo. Una vez que terminé, apreté la esponja varias veces para comenzar a generar bastante espuma. Así, con esta espuma y aplicando un poco de fuerza, comencé a tallar todo mi cuerpo, en especial las zonas más "sucias": debajo de mi cuello, detrás de mis orejas, debajo de mis axilas, en mis codos y rodillas (que por alguna razón siempre están negras, sin importar cuánto limpie, y… en mi zona especial :3. Pero, esa fue otra aventura con otros instrumentos que por ahora no importa tanto; más adelante les contaré. Seguí usando la esponja repetidas veces, de modo que cubrí todo ni cuerpo por lo menos 3 veces, antes de enjuagar el poco jabón y espuma que restaba en la esponja, y ahora sí pasar a la siguiente aventura.

Tome un poco de jabón íntimo (el cual también era líquido… ¿Ahora que lo pienso, hay jabones íntimos en barra?), y deposité un poco en mi mano. Para esta zona no usaba mi esponja de cuerpo, ya que… era anti-higiénico. Teniendo el jabón líquido en mis manos, froté un poco con ella para generar espuma, y me aventé a la aventura. Primero, con mi delicado y suave vientre, que estaba un poquito peludo, pero nada grave. Froté generar más espuma y limpiando todas las impurezas que habían ahí (no sé cuáles, ya que yo cada vez que me miraba ahí, solamente veía lo mismo: mi color de piel, pero con un tono más oscuro). Después, pasé a… cerca de la entrada. No sé si ese sitio tiene algún nombre en específico, así que le llamaré… "la… zona de alrededor". Bueno, pasé a limpiar mi zona de alrededor, la cual por motivos aún desconocidos para mí si que estaba más sucia. Y por último… la puerta. Ahí solo pasé mi mano por la puerta, tajando levemente para evitar que entraba jaboncito, pero manteniendo la puerta limpia. Entonces, con todo el jabón en mi cuerpo y mi zona íntima, me di la vuelta ahí mismo como salchicha en asador para enjuagar el jabón que había en todos lados, y en la puerta.

Estuve ahí enjuagando mi cuerpo como 3 veces, para asegurarme que ningún rincón seguía con jabón. Pero, finalmente logré el cometido.

Una vez que concluí, cerré las llaves de agua, y la regadera apagó el flujo, lento pero seguro hasta que al final solo quedaron unas cuantas gotas derramándose por la orilla. Salí de ese pequeño espacio de regadera, y busqué mi toalla, que seguía en su sitio tan tranquilamente. Sequé todo mi cuerpo con ella, pero antes de terminar, pasé por mi cara mi toalla de cara, para evitar que el agua de todo mi cuerpo se concentrara de alguna forma en mi cara y así evitar imperfecciones, y mi toalla especial para mi zona especial, porque es especial :3. Una vez que sequé esas 2 zonas que eran las que más me importaban, seguí con todo mi cuerpo usando mi toalla convencional. En cuanto acabe, tomé una segunda toalla para exprimir mi cabello mi luego enredarlo en este, a modo de crear una especie de turbante asiático para así dejar que mi cabello se secara por aparte. Envolví mi cuerpo en la toalla, de manera que quedaba justamente una parte en la parte superior de mis pechos y la otra orilla a mitad de mis muslos. Ahora que lo pienso, creo que necesito otra toalla para mí cuerpo.

Salí del baño, dejando detrás de mí la puerta abierta para que esté se secara, y proseguí a cambiarme: en mi cama estaba lista y doblada la ropa que escogí ayer con Vale. Pero, aquello no era lo primero que me iba a poner (obviamente): fui a mis cajones, y de ahí saqué unos accesorios de ropa interior, comenzando con la zona inferior: un par de calzones blancos, uno negro y otro rojo los cuales eran de encaje, y un calzón azul con un osito en un lado. Muy bonito por cierto :3; y, ahora que mencioné lo bonito que es, creo que definitivamente sé cuál voy a usar.

Tomé el calzón de osito, y comencé a ponérmelo, pero pude sentir miedo en cuanto llegó a la mitad de mis muslos y dejó de subir. Jalé con algo de fuerza, pensando que mi cuerpo húmedo por la ducha no permitía que subiera, pero no fue así. Ahí me di cuenta de que… el cazón de osito ya no me quedaba :(. Tomé el calzón, lo hice bolita, y con el dolor de mi corazón lo arrojé al cesto de basura, y regresé a los candidatos originales.

Pero… es un tanto difícil decidirme: los blancos son muy lindos porque son sencillos, con un pequeño adorno de un moño puestos enfrente de modo que se podrían notar… si llega a pasar algo. Pero, los de encaje… solamente los usé una vez y realmente los sentía cómodos. Bueno, el rojo no ya que sentía como si se estuviera subiendo por mi espalda para hacerme un calzón chino; con el negro no he tenido problemas. Y, creo que ya tengo al indicado.

Tomé el de encaje negro, y comencé a subirlo por mis piernas hasta que llegara a mi zona especial. Para mí alivio, si llegó a su destino; me lo puse cómodamente, y lo acomodé al notar que estaba un poco chueco. Listo, ahora vayamos con el bra.

Busqué en el mismo cajón y encontré tan solo un par limpio, y ambos eran blancos. Eran lindos pero… no creo que podrían llegar a combinar con mis calzones. Volteé, y pude ver qué a mi espalda había un bra de color negro, con la forma exacta para ponérmelo y que se llevará bien no tan solo con mis calzones sino también con mi ropa exterior. Pero, había un problema: estaba sucio. Lo había usado… ya ni sé cuánto tiempo, pero recuerdo que ayer en la noche lo voté ahí debido a que ha comenzaba a emanar un olor poco agradable. Y ahora que lo pienso, ¿Cómo rayos se ensucian esas cosas si solamente se la pasan en mis pequeños y tiernos pechos? No es como si hiciera tantas cosas con mis pechos que entonces ensucien cualquier bra que estuviera ahí pero… ¿Qué rayos pasa para que se ensucien así? Bueno, no es mi problema.

Lo que si es el problema era el leve debate que entró en mi cabeza tal que pensé en o usar un bra completamente nuevo y arriesgarme a una jugada poco favorable, o si reutilizar por última vez mi bra negro y verme y estar bien todo el día, aunque eso implique que Sakeno-kun podría…

Ya lo decidí: por el bien de Sakeno-kun, debo usar el blanco.

Tomé uno de los blancos y me lo puse con relativa facilidad; ya había dominado el arte de ponerte un bra con una sola mano, ¡Soy toda una verdadera mujer!

Ahora, proseguí con mi ropa exterior. Esta fue fácil de poner; en un movimiento rápido de unos cuantos minutos, seguí los mismos pasos que había hecho ayer, y finalice de ponerme todo el conjunto.

- ¡Listo! - corrí al espejo y me di una mirada una vez más. Pase mis manos por mi ropa, para fijarme detalladamente como me quedaba todo. Tomé la toalla que aún seguía en mi cabeza, y con un par de movimientos logré liberarla de modo que mi cabello húmedo cayó en mi espalda. Me senté en la orilla de mi cama, tomé todo mi cabello y comencé a secar las puntas para evitar que mi ropa se llegará a mojar.

Tras un par de minutos así, finalmente terminé mi labor y dejé mi cabello en paz. Me di una última mirada al espejo, al tiempo que un mechón de cabello caía hacia mi frente. Con delicadeza, lo tomé y deposité en la orilla entre mi oreja y mi mi cabeza. Miré el espejo, imaginándome por un segundo a Sakeno-kun, y… comencé a decir unas cuantas tonterías…

- … H-Hola Sakeno-kun… - sonreí levemente hacia el espejo - Veo que… ti ropa te queda muy bien. Me gusta… Y, a ti, ¿Te gusta lo que tengo puesto?… L-Lo escogí especialmente para ti… Si, fue difícil en un principio, pero… pensé en lo que podría gustarte, y lo tomé… ¿Qué que es ese olor? M-Me disculpo si es algo molesto, es mi perfume… - entonces, tomé el pequeño frasco que estaba en la mesa de noche, y en tan solo 2 toques deposité una leve cantidad en mi cuello, cerca de mis pechos y un poco en mis muñecas - Es un poco dulce, pero… no sé a ti, a mi me gusta lo dulce… Y tú eres dulce, ¡Qué coincidencia! ¡Jajajajaja!… - solté un largo suspiro y me quedé bien a mi misma en el espejo. Después, solté un segundo suspiró de pena y vergüenza - A quien engaño, soy mala en esto… ¿De dónde diablos se me ocurrió pensar "Me gusta lo dulce, y tú eres dulce"? Eso fue muy tonto…

- Ni que lo digas…

- ¡Ahh! - solté un grito de susto al ver a Valeria en la puerta de mi habitación, envuelta en una toalla y con su cabello estilo turbante, y escurriendo unas gotas de agua. Me sorprendió verla así - Oye, ¿Cómo|

- Tu baño general también tiene regadera… - cierto :u - ¡Ahora salte de aquí! ¡Quiero cambiarme, y necesito privacidad!

- … De acuerdo… - con tranquilidad, me levanté de mi cama y salí de mi habitación, por petición de Vale. Ahora que pienso en como suenan esas palabras juntas, suena raro: me sacan de mi propia habitación :u. Una vez que salí, ella cerró la puerta tras de si y habló hacia mí.

- Por cierto, te queda muy bien la ropa.

- … Gracias… - entonces, una idea llegó fugazmente a mi cabeza; una idea completamente diferente al contexto - Vale, voy a hacer el desayuno mientras tú te vistes…

- ¡Me parece bien! ¡Quiero huevos revueltos con jamón! - exclamó con alegría en sus palabras.

- Veré que puedo hacer… - caminé hacia la cocina, dando un par de brincos leves.

Estando en mi pequeño camino, un pensamiento asalto mi mente, trajendo a la vida unas de las tantas cosas que acababa de decir en el espejo: "Pensé en lo que podría gustarte, y lo tomé".

- … Si Sakeno estuviera aquí presente… y le hubiera preguntado por está ropa… ¿Le habría gustado? O, mejor dicho. ¿Le gustará verme con esto puesto?…

ASFD ❤️

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