𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕴

Finalmente había llegado el día del cumpleaños número veintiuno de Hwan, quien corría emocionado por los techos de las casas de Verona, mientras la suave brisa cubría su rostro y levantaba su rojo sombrero, al tiempo que los guardias de la corte lo perseguían por haber hecho su buena obra del día, salvar a unos pobres niños de recibir azotes por robar un pan.

—¡Hey, vengan aquí ladrones! — gritaban los guardias.

— Woongie ¿de nuevo metiéndote en problemas? — preguntó Kang Hyun uno de sus recientes criados, mientras corría junto con él.

—Ya me conoces Hyung, mi padre piensa que sigo en el teatro practicando mi baile, pero no pude evitar quedarme viendo la injusticia que sucedía a unos pasos del teatro — replicó Hwan mientras imitaba los pasos de una bailarina de ballet al tiempo que seguía corriendo, por eso terminó pisando una estructura de madera, la cuál se terminó rompiendo y hubiera terminado herido en el piso si no fuera porque un hombre que iba pasando por ahí logro atraparlo para ponerlo a salvo...

— Hee...t-tu, suéltame, ¿Quién eres?

— Shh, calma, cállate o los guardias sabrán que estamos aquí.

Hwan, se zafó del agarre de aquel hombre y lo amenazó con su espada, cuándo ya no había peligro de que los guardias los encontraran.

—¿También estas escapando? — preguntó Hwan mientras envainaba su espada al ver que aquel hombre no tenía malas intenciones.

— Mi nombre es Xion, el resto lo sabrás si vienes conmigo a casa y dejas de arriesgar tu vida así.

— Así que ¿tú me conoces? — preguntó Hwan algo desconcertado.

— Te conozco desde que éramos unos niños, pero quizá no lo recuerdes, decidí volver a donde pertenezco, aunque ni siquiera sé cuál es mi verdadero lado.

Ambos volvieron a la casa sin decir ninguna otra palabra y sin mirarse el uno al otro, aunque Xion miraba a Hwan con ojos de ternura y amor.

Cuando al fin estaban en casa el padre de Hwan y Yong Hoon, no dudaron en regañarlo y sermonearlo sobre su comportamiento de defensor de la justicia.

— Bueno creo que toda la familia te debe la explicación que has esperado por once años y hoy finalmente es el día en el que lo sabrás. — exclamó su padre mientras le entregaba una espada con un lirio grabado en el mango y la envergadura de esta.

—Y esto es...

—Hwanwoong tú eres un Capuleto por eso tú protección es bastante importante, por eso vives con sirvientes y todos te tratan con respeto y es tu destino acabar con la tiranía de Montesco, aquel cruel hombre que asesinó a tu madre, a la mayoría de nuestros parientes y quien busca asesinarte a toda costa.

Dong Myeong hizo que Hwanwoong se mirara al espejo, le quitó su sombrero, el antifaz, arregló su cabello y le puso una corona de flores mientras decía.

—Me alegra poder servir al último Capuleto, ahora permite que te presente a Son Dongju, mejor conocido como Xion para ocultar su identidad de los Montesco, él es tu primo y por lo tanto yo también lo soy, ambos tenemos nuestra sangre contaminada con la de los Montesco, pues la hermana de tu madre era amante de aquel cruel conde, pero él ni de chiste nos aceptaría como hijos suyos.

Hwanwoong trataba de procesar toda la nueva información, nunca se imaginó que perteneciera al linaje más buscado por Montesco y que su destino fuera acabar con el tirano y mucho menos se espero la propuesta de su padre.

—Hwan sabes que esta guerra no se librara sola, no estas solo, nos tienes a nosotros, toda la familia está dispuesta a ayudarte, pero para todo debe haber un sacrificio dime ¿Has pensado en el matrimonio?

—No, no lo he hecho, ni siquiera conozco más personas aparte del señor Wiliam y sus actores, aparte de mi familia.

—El señor Capuleto y Dong Myeong pusieron una mano en sus hombros y sonrientes exclamaron.

—Bueno pues ha llegado una propuesta, se trata del conde Geonhak, él es muy influyente en la corte de Montesco, tenerlo de aliado seria muy importante, él sabe toda la verdad sobre ti y le interesaste, es un joven apuesto y elegante, ofrecerá una gran fiesta de máscaras en tu honor en su mansión, por supuesto su excusa fue el de encontrar pareja, pero en realidad la organizó por tu cumpleaños, debes conocerlo.

—L-lo intentaré, lo prometo —dijo Hwan con timidez, mientras sus mejillas se teñían de un leve color rosa. Pues nunca se imaginó casado y mucho menos que alguien se interesara en él, pero en un solo día ya había recibido demasiadas sorpresas, así que una propuesta de matrimonio no hacia la diferencia en todas las cosas que debía de pensar.

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