Victoria y visiones

Las barcas que se iban a utilizar ya tenían la última pincelada y estaban secándose a plena luz del sol. Enid estaba muy emocionada, deseaba ganar aquel año aunque sabía que el equipo de Bianca no iba a ponerlo nada fácil. Antes de irme a las gradas, pase a desear buena suerte a mis compañeras de habitación. Encontré a Enid enfundada en un traje de gata, con la nariz y los mofletes pintados como tal.

—Hola Enid—salude—buena suerte hoy.

—¡Gracias!—contestó entusiasmada.

—¿Y Miércoles?.

Ella esbozó una sonrisa y de pronto, de la tienda de atrás salió ella con su gesto serio, con la misma ropa pero la cara sin pintar. Llevaba puesta las orejas de gata y la verdad es que me hizo algo de gracia pero estaba muy tierna vestida así.

—¿Por qué no te has pintado los bigotes?

—Vuelve a decir eso y te quedarán menos vidas—respondió ella seria y fría.

—Creo que te quedan bien—dije sonriente.

—Creo que deberías callarte. Ahora—miró a su compañera—vamos a ganar la carrera.

—Mucha suerte y tened cuidado—dije antes de irme.

—No necesitamos que nos deseen suerte—ahí estaba como siempre su forma de ser.

Acudí a las gradas y ahí vi a Eugene quien se había comido un pastel de chocolate y estaba terminando de limpiarse las manos. Él me confesó que le gustaba mucho Enid, que quería tener una cita con ella, pero que era muy complicado ya que le gustaba Ajax. Sentí algo de pena por él porque no era mal chico, ni tampoco se metía con nadie. Era un marginado, salvo por Miércoles y yo, y un poco Enid.

La carrera comenzó y pude ver junto al público algunas partes. Una de las canoas se hundió quedando eliminada. Me pareció raro pero según me dijo el chico, Bianca era la responsable y solamente me dedique a asentir. Toda la carrera hizo que el tiempo transcurriera lentamente pues quería ver a mis compañeras ganando la copa.

—¡Ahí llegan de vuelta con las banderas!—anunciaron por el megáfono.

Veía a las barcas, iban rezagadas pero tras una serie de acciones, acabaron primeras. Mi primer impulso fue dar un salto de alegría y abrazarme con Eugene antes de bajar a recibirlas. Enid casi lloraba de alegría y nos fundimos en un abrazo. Luego miré a Miércoles y cuando me acerque a felicitarla me amenazó.

—No quiero abrazo ni nada, será mejor que te alejes—dijo.

—Quería felicitarte

—No lo necesito

—En fin, enhorabuena

Ella pasó por mi lado y Enid levantaba la enorme copa rodeada de compañeros.

Durante la comida, la joven lobo la tenía sobre la mesa mientras contaba todo a sus amigas y no paraban de reír felices. Viendo aquello, estaba algo cansado así que subí al cuarto a descansar, no me sentaba muy bien que el sol me diera durante tanto tiempo en la cabeza.

Al entrar encontré a Miércoles escribiendo en su máquina, estaba centrada y de vez en cuando paraba, pensativa antes de continuar. Yo me acerque a preguntar.

—¿Torturando a personajes?—pregunté con una sonrisa.

—Preferiría hacerlo en la vida real pero visto que no puedo, lo hago en mi novela—contestó sin mirarme.

—Lo has hecho genial en la carrera. Gracias a ti Enid ha ganado y está muy feliz—comenté sentándome cerca suyo.

Ella me miró.

—Lo hice por ganar a Bianca. No me importan en absoluto los temas triviales de Enid.

—En el fondo eres tierna—al decir eso, me fulminó con la mirada.

—Vuelve a decir eso y te cortare la lengua.

Yo me eché a reír.

—Incluso con ese disfraz de gata—ella me ignoró y siguió escribiendo.

Decidí dejarla escribir y me tumbe sobre mi cama a descansar. Al cabo de unas horas escuché la puerta y vi que se marchaba pero no le di mucha importancia.

Cuando desperté, encontré a Enid haciendo un montón de fotos a la copa con ella al lado. Estuvo un buen rato sin parar, debía de tener la galería del teléfono llena. Le pregunté por Miércoles al no verla y dijo que no la había visto desde que ganaron el torneo.

—Seguro que se ha metido en un lío—comenté desperezándome.

—¿Preocupado por ella?—preguntó feliz. Aquella situación le encantaba a la joven.

—Es normal que los amigos se preocupen—contesté restando importancia al asunto.

La joven sonreía y me miraba con ojos tiernos, sabía que quería hablar del tema pero en ese momento Miércoles entró por la puerta.

—¿Dónde has estado?—preguntó Enid.

—Me ha secuestrado una secta de idiotas pero me han soltado—respondió como si fuera lo más natural del mundo.

Se tumbó a leer en la cama junto a la mano que siempre la acompañaba a todos lados. Yo me hice unas cuantas fotos con la copa que visto de cerca era mucho más grande. Y así paso un día más en la academia.

Nuestra alegre compañera nos dijo que pronto habría que ir a Jericho ya que era una ceremonia del pueblo y Joseph Crackstone. Miércoles comunicó que tendría que tocar el violonchelo, no estaba muy ilusionada con la idea aunque los gestos de la cara siempre mostraban el mismo rostro. Pero lo que acepté, es que me atraían esos ojos.

Esa misma noche, Enid dormía abrazada al trofeo. Me resultaba increíble que no lo soltase, pero no podía negar que era una imagen tierna. Miércoles examinaba unos dibujos y documentos sobre su mesa, murmurando cosas para ella misma. Al ponerme en pie para beber agua, me acerque a ella.

—¿Todo bien?

—¿Necesitas algo?, ¿o quieres que te sumerja en el sueño profundo?

—No, gracias—conteste. Por instinto y la costumbre, le toque la mano para decirle que no tenía que hacer grandes esfuerzos cuando vi que miraba al techo y su cuerpo se sacudía violentamente durante unos segundos, como si le hubiera dado una descarga.

Enseguida le lleve a la cama en brazos asustado mientras le preguntaba si estaba bien. Cosa se acercó hasta ella y Enid también ya que la desperté.

—Ah, tiene visiones cuando le pasa eso—dijo natural—¿te has asustado?.

—¡Por supuesto que sí!—contesté aliviado de ver que no era nada—no quiero verla mal.

—Entonces no hagas estas escenas—dijo su voz cerca.

Ella comentó que me ocurriría una desgracia, que algo me perseguía y en ese momento sentí algo de miedo. Estaba acostumbrado a sus amenazas, pero aquella parecía muy diferente.

—También estaba yo—soltó.

—Me pregunto que podrá ser

—Será mejor que andemos con cuidado.

Algo asustado, me fui a dormir pensando en lo que me había dicho. Las visiones podían ser confusas o simplemente algo que podría pasar, pero no había nada seguro.

A la mañana siguiente, después de clases y en nuestro rato libre le pregunte por sus visiones y me contestó que era cosa normal en ella. Me tocó de nuevo pero esta vez se quedó en nada, no era capaz de controlar sus poderes. Era aleatorio y pocas veces ocurrían.

—Miércoles, ¿vamos a comprar está tarde a Jericho?, nos dejan ir para prepararnos para la ceremonia—comentó ilusionada.

—Voy a ir pero sola a comprar ciertas cosas. Y he quedado con Tyler para tener respuestas—se marchó andando y dejándonos allí solos.

—Que mala pata

—¿El qué?

—Lo tuyo con ella. Tyler es guapo y popular en las redes, lo tienes difícil.

Yo suspiré.

—No estoy enamorado de ella

—Veo como la miras, sí lo estás—antes de responder se marchó dando saltos hacia sus amigas.

Esa misma tarde llegamos a Jericho, no dije nada en todo el camino mientras veía a Miércoles leyendo, Enid mirando el teléfono y Ajax con Xavier hablando relajados. Bianca de vez en cuando lanzaba miradas a Miércoles, seguramente por la carrera.

Nos separamos nada más llegar y fui a caminar un rato. Pero mis pasos me llevaron a la cafetería donde trabajaba Tyler y allí los ví, charlando a ambos. Seguramente estaba haciendo un descanso y ella le preguntaba algo mientras señalaba unos papeles. Ambos hacian una buena pareja y al ver como él miraba a Miércoles, supe que le gustaba. Este sonreía todo el rato mientras charlaban y examinaban los documentos.

De pronto, algo me tocó por la espalda haciendo que diera un bote.

—Hola—era ella.

—Enid...que susto...

—¿Ocupado?—miró la cafetería y luego a mí.

—Paseaba...

—Ya claro...confiesa tus sentimientos

—No tengo—pero ella me tapó la boca con la mano.

—Sí, y cuanto antes lo asimiles...mejor, consejo de tu amiga.

Pero antes de decir nada se marchó junto a un grupo de chicas. Volteó un segundo y me guiñó el ojo. Yo volví a suspirar, tal vez ella tenía razón.

Al voltear, vi salir a Miércoles rumbo a las afueras, al bosque y decidí seguirla. No tarde mucho en alcanzarla. Y ella no tardaría en darse cuenta de mi presencia.

—¿Crees que por ser mujer e ir sola soy incapaz y necesito la protección de un hombre?

—No, pero me preocupo por ti

—No tienes que hacer esto

—Lo hago porque somos amigos

—No, no lo somos

—¿Y Tyler sí?—ella volteó.

Guardó silencio unos segundos.

—¿Sois pareja?

—Ahora mismo tengo la cabeza muy ocupada para preocuparme por eso

—Ya veo...¿es un no?

—Es un tengo otras prioridades.

Yo casi doy un salto de felicidad mientras la seguía. Nos adentramos en el bosque de nuevo, pero estaba menos oscuro y parecía que la luz del sol entraba en el lugar.

—¿Qué buscas?

—Algo que...—alzó la mano.

—Oh no...no de nuevo—pensé cuando escuche el rugido.

Allí estaba de nuevo, la misma criatura. Maldije por adentrarme de nuevo en el bosque. Miércoles me dijo que corriera. Aquella bestia nos miraba con aquellos ojos tan grandes y parecía hasta sonreír, disfrutar de nuestro miedo, o por lo menos el mío.

Echamos a correr mientras Miércoles rebuscaba en su mochila algo. La bestia nos seguía de cerca, nos iba a alcanzar a este paso. No era nada fácil esquivar las ramas, las pequeñas piedras y otros obstáculos del camino. Mi corazón latía con mucha rapidez.

Al voltear de nuevo, vi a la bestia abalanzarse sobre Miércoles y me puse en medio, empujando a esta y recibiendo todo el daño. Caí al suelo mientras sentía un fuerte ardor en el pecho y al tocarme, mi mano estaba ensangrentada. La joven sacó un arma y disparó varias veces pero la agilidad del monstruo hizo que las esquivase todas menos una que le rozó la pierna antes de que huyera perdiéndose entre la maleza. No sabía que iba armada y mucho menos que sabía dispararla, pero era Miércoles, ya nada debería sorprenderme.

Ella se acercó a ver como estaba y de nuevo, pese al dolor me quedé mirando sus ojos.

—Llamaré por ayuda—tomó su teléfono y no pude escuchar lo que hablaba.

Echó a correr en dirección al monstruo, no quería dejar que fuera. Ella solamente se fue unos instantes antes de regresar.

—Es humano, he encontrado huellas de animal y de persona—dijo mientras me examinaba las heridas.

—Que bien—fue lo único que pude decir.

—Ahora no hables, estás sangrando mucho—comentó.

—Miércoles...—fue lo último que dije antes de perder el sentido.

Desperté envuelto en vendas y con un fuerte dolor en el pecho. La enfermera al verme me revisó y dijo que había tenido mucha suerte de seguir con vida. Encima de mi mesa había unas flores que ponían de parte de Enid y Miércoles.

Recibí la visita de ambas, la rubia parecía querer llorar.

—Por favor no llores, me dan ganas de ahorcarme—comentó Miércoles mientras la miraba—¿cómo te encuentras?—volteó hacia mí.

—He estado mejor—me acomodé en mi almohada.

—¡Me alegra verte despierto!—me dio un abrazo pero se separó cuando me queje por hacerme daño—lo siento.

Miré a mi otra compañera.

—No voy a abrazarte

—Anda—Enid le dio un golpe y por poco se cae de no haberla cogido.

—¿Estás bien?—pregunté.

—Sí, y tú no vuelvas a hacer eso...es molesto—dijo a Enid.

Iba a pasar un poco más de tiempo allí. Los rasguños no eran profundos, sino probablemente estaría muerto. Me cambiaron los vendajes y con unos calmantes el dolor era mucho menor.

Ese tiempo me dio para pensar en lo sucedido y en como había sido capaz de salvar a Miércoles cuando siempre me había dejado llevar por el miedo. Ella vino a verme para hablar del tema y hacer un poco de tiempo hasta la siguiente clase.

—Oye...¿entonces Tyler y tú...?

—Tengo otras prioridades, ya te lo dije

—Pero...¿te gusta?

—Me gustan las arañas, las salas de tortura y...—pero intervine.

—Se sincera—al mirarme a los ojos vi que tenía una mirada diferente.

—Puede...nunca me he sentido atraída por temas amorosos

—Ya veo.

Ese puede de ella me dolió mucho más que la herida.

—Ahora tengo cosas que hacer, tengo un plan para saber más del tema del monstruo

—Ya veo...

—No hace falta que vengas, quédate y mejórate.

—Gracias.

Esa noche no pude pegar ojo por lo de Miércoles. Al decirle a Enid cuando vino a visitarme, me dijo que me animase, que era algo con lo que no se podía hacer nada y yo asentí. Pero dolía mucho el saber que no iba a fijarse en mí.

Decidí salir de la enfermería al día siguiente para estar en mi cuarto. Ellas al verme en la habitación después de clases, me dijeron que debía permanecer en cuidados y no allí, pero me negué. Incluso recibí la visita de la directora para ver como estaba. Se preocupó por mí y eso en parte me alegró.

Miércoles esa tarde nos enseñó fotos de su investigación y que el monstruo recolectaba partes del cuerpo humano. Enid sufrió un desmayo, yo por poco pero logré mantenerme en pie mientras cosa traía las sales.

Al despertar, no quiso ver nada más del asunto y se marchó a que le diera un poco el aire para refrescarse. Y nos quedamos los dos a solas.

—¿Alguna idea?

—He visto en una de mis visiones algo sobre una antepasada mía y sobre el fundador del pueblo—respondió mirando un libro.

—¿Te refieres a Joseph Crackstone?

—El mismo

—Ya veo...

Me senté en la cama a mirar mi teléfono cuando ella se puso delante.

—¿Qué ocurre?

—¿Me ayudarás?, necesito colarme en cierta casa el día que vayamos al pueblo mientras que el resto de personas andan de fiesta

—¿No decías que no necesitabas mi ayuda?

—No voy a obligarte, y más después de lo sucedido con el monstruo.

Y de nuevo esa mirada, como me gustaba.

—Está bien, te ayudaré—me levanté y la miré directamente a los ojos. Me pareció por un momento que sonreía—no puedo dejar que lo hagas tú sola.

Ahora lo único que quedaba era planearlo todo y esperar al día.

—No puedo negarme a ayudarte—susurré mirándola.

Creo que me miró de reojo, o tal vez fue imaginación mía, pero esbozó un poco su sonrisa.

—Ojalá pensarás en mí como lo haces con Tyler—pensé mirando como escribía en su máquina mientras cosa estaba a su lado.

Continuará.

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