Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₁₂
Tal y como Jungkook había dicho, me dejó en la habitación, a la espera de Tae.
Cambié mi vestuario por uno más cómodo, uno que aún consiguiera cubrir los moretones de mi cuello.
Pensé quedarme en mangas cortas, pero el frío que sentía no me lo permitía, haciéndome colocar la primera prenda calentita que encontré, sin importar quien era el propietario de la misma.
Me tumbé en la amplia cama, dejando que mi cuerpo reposara, observando como de un momento a otro el olor a cítricos y algodón de azúcar se colaban en la habitación.
Tae mostrando su cuadrada sonrisa junto a Jin, el cual no sonreía pero podía verse el buen humor reflejado en su rostro.
Tan buen humor en el ambiente se me hacía de lo más extraño.
Taehyung se sentó junto a mi en la cama sin decir nada, mirándome aun con su sonrisa intacta, mientras Jin nos observaba de pie.
— ¿Qué? —pregunté intrigada y algo asustada.
En vez de recibir una respuesta con palabras, como esperaba, recibí un fuerte abrazo por parte de ambos.
— Eres la mejor —premió Jin sin soltar su agarre a mi cuerpo.
¿Jin acababa de decirme lo que acababa de decir?
— ¿Por? —formulé incrédula.
— Has conseguido que Jungkook te selle —comentó orgulloso.
— Y eso es...
— La ostia puta —finalizó la frase por mi. Al ver que mi cara seguía con la misma expresión decidió explicar con más detalle—. Jungkook nunca se había interesado por una omega y que sea capaz de sellarte sin matarte es la ostia puta, eso significa que podrá anudarte, que podréis tener cachorros, seré tío y esta manada seguirá con la dinastía Jeon, Jungkook al fin dejará de ser el alfa raro que a sus 21 años aun no ha conseguido una omega, nuestros problemas con las manadas enemigas acabarán, me casaré con Namjoon, nadaremos en dinero y todos viviremos felices y comeremos perdices para siempre —vomitó aquel barullo de palabras con velocidad, dejando escuchar la emoción en su tono de voz.
Su explicación no solo me descolocó a mi, el omega que se encontraba a mi lado levantó su cabeza sorprendido.
— ¿Qué? —preguntamos Tae y yo al unísono.
Jin al percatarse de todas las cosas que había dicho abrió los ojos más de lo normal, llevándose una de sus manos a la boca.
Se sentó en la cama junto a mi antes de hablar de nuevo.
— Lo que quería decir es que estoy orgulloso de Jungkook por superar sus miedos; de ti por no haberte comportado como la histérica desagradable que eres y haberle facilitado el trabajo a mi hermanito —explicó esta vez más relajado y algo avergonzado.
— Am...¿gracias? —respondí sin saber muy bien como sentirme al respecto.
Halagada por saber que estaba orgulloso de mi, creo que es la primera vez que infundía el sentimiento de orgullo en alguien, o insultada por ese "histérica desagradable".
— No he conseguido la silla de ruedas —interrumpió Tae apenado.
— ¿Silla de ruedas para qué? —pregunté de nuevo sin entender.
— Hoseok me ha dicho que Jungkook es grandioso, y por el sonido que hacía la cama era más que obvio que ibas a necesitar una silla de ruedas —respondió con un tono de voz similar a la de un niño pequeño.
Mis mejillas tomaron color al procesar sus palabras, habían escuchado la cama.
— Si, yo también escuché la cama, me sentí tentado a grabarlo en vídeo para la posteridad, ya sabes esas cosas que te ves obligado a enseñar a tus nietos, pero Namjoon me quito el móvil —comentó apenado haciendo que la vergüenza que sentía en aquel momento aumentara.
Omega y beta comenzaron a parlotear acerca de sellos, nudos, tamaños, marcas, saturándome y haciéndome explotar no solo de la vergüenza.
Gruñí llamando la atención de ambos antes de comenzar a hablar.
— Punto uno no me ha anudado, ni nada de lo que estáis diciendo. No necesito una silla de ruedas porque no he sido penetrada. Segundo dejad de hablar del sonido que hacía la cama y de lo grande que es Jungkook, es vergonzoso, y tercero tú —señalé a Tae—. Me vas a contar que pasó con hoseok, y tú —apunté esta vez a Jin—. Me vas a contar por qué Namjoon y tu os vais a casar.
— Primero queremos saber que pasó entre tu y Jungkook, tu dices que no te penetró pero el sonido de tu cama dice otra cosa —añadió Jin moviendo sus cejas reiteradamente.
Sabía que estaba ignorando mi pregunta.
— Y dale con el sonido de la cama —dije cansada—. Para la próxima le digo a Jungkook que la ancle a la pared para que no suene.
— Así que próxima vez... —comentó el pelirrojo moviendo las cejas de la misma forma que el beta.
— No quería decir eso, no habrá próxima vez —corregí mis palabras pensando ¿habría próxima vez?
No lo creo, aquello fue un castigo, nada más.
— No querías decirlo pero lo has dicho —chinchó Tae.
— Tienes razón no habrá próxima vez, habrá muchas mas veces —rió Jin regalándole una mirada cómplice a Tae, ambos parecían estar compinchados hoy para sacarme los colores.
— Cállate no paso nada, solo me beso y hizo lo que tuvo que hacer para el sello, nada más —informé intentando aclarar la situación.
— ¿En serio? ¿Froti froti nada más? —preguntó el beta incrédulo—. Con el taladro que tiene podrías haber dejado que al menos te hiciera un agujerito mujer.
— ¡Jin! —regañé avergonzada viendo como ambos se carcajeaban a mi costa—. Nadie me va a hacer ningún agujerito —recalqué deseando que quedara más que claro—. ¿Acaso tu te dejas agujerear por Namjoon? —devolví la jugada recibiendo un gruñido por su parte.
Al parecer mi comentario le había molestado, mostrándonos, al pelirrojo a mi lado y a mi, sus encendidos ojos miel de beta.
— Ellos no pueden estar juntos ___ —me explicó Tae con prudencia—. Jungkook no dejaría que Namjoon se acercara a Jin de esa manera.
Fruncí el ceño ante tan estúpida explicación ¿Por qué motivo no les dejaría estar juntos? Puede que la unión entre un alfa y un beta sea inusual, y que sería imposible que concibieran un cachorro, pero cosas más extrañas había visto en esta manada, como por ejemplo que a Jungkook le encantara mi aroma de gamma.
— ¿Por qué motivo? —pronuncié ganándome una sonrisa apenada por parte de Jin.
— Jungkook contigo es como un oso amoroso, te consiente, te soporta y no se queja al respecto, él no es así con todos ___, frente a ti y al resto de omegas es un alfa tierno y atento, pero con alfas al rededor se convierte en el lobo feroz que se come al rebaño entero sin siquiera mostrar arrepentimiento o piedad —explicó con tristeza—. No quiere que los alfas se acerquen a Rudy o a mi, lo detesta.
La forma en la que Jin contaba aquello, escuchar cómo su voz temblaba, cómo se apagaba al final con resignación, dándose cuenta de que no había nada que hacer, me hacía sentir terriblemente mal, como si fuera yo misma la que estuviera viviendo aquello.
— Quizás si hablo con él puedo hacerle entrar en razón —intenté poner de mi parte.
— ___ él no sabe nada, y ni se te ocurra mencionarlo —pidió con miedo.
No entendía, parecía que hablaban de otro Jungkook.
— ¿Y no has pensado en decírselo? Jungkook no es como los demás alfas, podemos hacerle entender la situación.
Lo cierto es que veía a Jungkook como un alfa comprensivo, estaba segura de que no le importaría tanto el romance de su hermano.
— No —se negó en rotundo.
— ___ no —reforzó Taehyung—. Rudy también pensó que Jungkook entraría en razón ¿sabes lo que le pasó al alfa que quiso cortejarla? —negué expectante y con un ligero sentimiento de miedo—. Ni tu ni nadie, desapareció misteriosamente el día que el cortejo se hizo público, la pobre Rudy quedó destrozada mientras Jungkook la consolaba diciendo que era lo mejor para todos.
— ¿Crees que Jungkook se deshizo de él para que no cortejara a su hermana? —formulé incrédula.
— No ___, no lo creo, lo sé —intervino Jin —. Soy su beta de confianza y Namjoon es su mano derecha, sabemos que le pasó a ese alfa y no queremos que se vuelva a repetir, por eso nos mantenemos en silencio, por eso nos besamos a escondidas por las esquinas de esta fortaleza —confesó apenado—. Si no me crees recuerda al Jungkook de la sala de los castigos —pidió—. Castigó a ese alfa sin piedad, al igual que te castigó a ti.
Aquello me hizo pensar, recordar, Jungkook parecía una piedra frente a ese alfa, ni siquiera se inmutaba ante sus suplicas, al igual que con las mías.
— ¿Qué pasó con el alfa de la sala de castigos? —recordé con un escalofrío al hacer memoria acerca del castigo que le había sido impartido.
— No era tan fuerte como él esperaba, cuando cayó al suelo su corazón ya no latía —relató sin dar mucha importancia, como si fuera lo habitual.
— ¿Acaso algún alfa ha sido capaz de sobrevivir a ese castigo?
Dudaba mucho que su respuesta fuera afirmativa.
— Si, solo uno.
— ¿Quién? —formulé rezando porque el nombre de Jungkook no saliera de sus labios, pues el único alfa que conocía lo suficientemente fuerte para sobrevivir a eso era él.
— Namjoon —respondió con media sonrisa, como si estuviera orgulloso de él.
.
.
.
Las horas pasaron mientras Jin y yo, después de hablar de Namjoon, procedimos a escuchar a Tae, no sin antes hacerle prometer al beta que me contaría cómo había comenzado todo, cómo había surgido la chispa del amor entre ellos.
Jamás llegué a pensar que me llevaría tan bien con un beta, durante una etapa de mi vida fue la condición que más llegué a odiar y repudiar, a parte de la mía, claro esta.
Tae nos relató su despertar junto a Hoseok, cómo Jungkook había despertado al alfa que dormía a su lado y cómo le había pedido amablemente que me buscara por el ala de los omegas.
Los tres chillamos y reímos sobre la cama, haciéndome sentir realmente bien, jamás había tenido una reunión así, jamás había compartido habitación con alguien que se interesara sobre lo que me sucedía.
Se sentía extraordinario pasar una tarde junto a amigos, conversar y reír sin importar nada.
Todo estaba siendo perfecto hasta que llegó la hora de la despedida, la noche se acercaba y ambos debían cumplir las normas de estar en sus respectivas habitaciones antes de la hora.
Cuando abandonaron la habitación, dejándome sola, sentí el terror, el terror de saber que nada era eterno, no quería acostumbrarme a estas cosas, a la compañía de alguien a quien no le causo repulsión, no quería acostumbrarme a lo bueno, pues sabía que el día que todo acabara y llegara la hora de decir adiós, me dolería más de lo que me gustaría.
Lo bueno de no tener amigos ni familia que te apreciara es que no tenías la capacidad de echar de menos, no extrañabas a nadie, simplemente dejabas que los días pasaran en compañía de la soledad.
Tener amigos me gustaba, pero me hacía temer.
Cuando me recosté entre las sábanas en busca de calor, intentando dormir, asumiendo que Jungkook no vendría con la comida ni con la crema, llamaron a la puerta.
El único que llamaba a la puerta, a pesar de ser el propietario de la habitación, era Jungkook.
— Adelante —pronuncié bajo las sábanas, viendo desde estas cómo el alfa entraba en la habitación cargando con una pesada bandeja.
Me reincorporé para recibirlo, sorprendida por la cantidad de comida que había traído.
No dudó en sentarse a mi lado, en la cama, dejando la bandeja sobre esta.
Al ver con la sorpresa que miraba los alimentos Jungkook se decidió a hablar.
— No sabía qué te gustaba así que te he traído un poco de todo lo que he encontrado en la cocina —habló mordiendo sus mofletes, buscando mi aprobación.
— Galletas esta bien —contesté agrarrando las anterior nombradas, devorándolas con ferocidad, tenía demasiada hambre.
Jungkook veía entretenido cómo masticaba las galletas con la boca llena, de seguro debía parecer una ardilla con los cachetes inflados.
— Ya pensaba que no vendrías —comenté una vez dejé que las galletas atravesaran mi garganta.
Sentí un dejavú al escuchar aquellas palabras, me recordaban a la primera vez que Jungkook y yo cenamos juntos.
— Disculpa, estaba ocupado.
— Esta bien —le resté importancia.
— ¿Te encuentras mejor? —preguntó acercándose a mi en la cama.
— Solo son un par de moretones Jungkook, estoy bien —aseguré con una estúpida sonrisa.
Me parecía tierno ver cómo se preocupaba por mí.
— Te he traído la crema árnica —informó sacándola de su bolsillo, dejándola en la mesita de noche.
— Gracias.
Con una sonrisa seguí comiendo, viendo como Jungkook frotaba las palmas de sus manos con sus muslos, podría llegar a pensar que era para calentarlas, pero teniendo en cuenta que los alfas era como una antorcha andante decidí denegar esa opción, atribuyendo sus movimientos a un tic nervioso.
Comí un par de galletas más, bajo la atenta mirada de Jungkook, antes de intentar coger la crema de la mesita de noche.
Intento fallido pues Jungkook se adelantó a mis movimientos, cogiéndola él.
— Es tarde y estás cansada, puedo echártela yo, tu descansa —se ofreció de inmediato destapándome y cogiéndome para poder depositarse en su regazo, un acto que poco a poco parecía convertirse en tradición cada vez que me encontraba con Jungkook.
Alcé una ceja ante sus palabras.
Razón no le faltaba, me sentía realmente cansada, pero algo dentro de mi, mi loba concretamente, me decía que aquello solo era una inocente excusa para poder acercarse a mi.
— ¿Es una escusa para acercarte a mí? —pregunté con mis labios curvados, cerca de su cuerpo y el calor que este desprendía.
— Puede ser.
Podía ver la diversión en su rostro.
El ambiente parecía haberse pausado, ambos mirábamos nuestros rostros con una sonrisa, mi loba me pedía actos, a mi parecer, incoherentes, mientras Jungkook me dejaba ver sus dorados ojos.
Aparté mi mirada de él, clavándola en mi regazo, me sentía demasiado extraña, demasiadas contradicciones y debates internos, mi loba pedía una cosa, algo muy distinto a lo que yo estaba dispuesta a hacer o permitir.
Iba a dejar que él me echara la crema, que me tocara, era algo realmente impensable hace unos meses, dejar que un alfa se me acercara así.
Tenía ese pequeño sentimiento de decepción, como si me estuviera decepcionando a mí misma, a mis principios y a lo que alguna vez me prometí.
En mi defensa hacia mi misma lo único que me quedaba argumentar era que jamás hubiera imaginado toparme con alguien como Jungkook en mi vida, nunca pensé que un alfa fuera así, que se preocupara por mí, que me mostrara afecto.
En este momento era un auténtico debate mental andante.
Jungkook me hizo despertar de mi pequeño trance, rodeándome con sus fuertes brazos, apretándome levemente contra su pecho, permitiéndome acurrucarme sobre él y por último depositando un beso sobre mi cabeza.
— ¿Qué pasa? —preguntó regalándome el confort de su calor. Encogí mis hombros en respuesta, contarle mis debates mentales no estaba dentro de mis planes—. Hablas pero a veces no dices nada —me acunó en sus brazos, como si de un cachorrito me tratase—. No pretendo que lo hagas ahora, pero algún día me gustaría que contaras conmigo, que confiaras en mí para contarme lo que sucede aquí —acarició mi cabeza con ternura.
— ¿Cómo un amigo? —pregunté a la espera de su afirmación, creo que tener a Jungkook como un amigo, poder hablarle de mi misma, de lo que me sucede sin esperar prejuicios por su parte sería de lo más maravilloso, pues a pesar de las palabras de Jin, Jungkook me parecía que albergaba un alma única a la par de buena y pura.
Mi pregunta le hizo reír y negar con su cabeza como hace escasos minutos.
— Lobita yo no quiero ser tu amigo —comentó rozando su mejilla con mi cabeza, la cual aún se hallaba apoyada en él—. Yo quiero ser tu alfa.
— Pero yo no quiero ser tu omega, ni la tuya ni la de nadie, no valgo para eso —hablé sin rodeos, no quería mentirle en ese aspecto, me parecía que ya le había mentido demasiado.
— No te estoy pidiendo que seas mi omega, tampoco te pido que me des cariño o me muestres un afecto que no sientes por mí, solo te pido que me dejes ser tu alfa —pronunció haciéndome levantar mi cabeza para poder mirarlo —No te pido que me quieras tan solo que te dejes querer.
— ¿Por qué nunca pides nada a cambio? ¿Quieres que me deje querer pero no me pides que te quiera? Me dejas dormir en tu cama pero no me obligas a dormir contigo, no te entiendo Jungkook, demasiado bonito para ser verdad, la vida no es así, nada es gratis, nada Jungkook.
— Quizás no lo entiendes porque el precio que estas acostumbrada pagar es demasiado alto, tu crees que no pido nada a cambio, que te regalo todo esto sin esperar nada —comenzó a hablar cogiendo una de mis heladas manos—. Lo cierto es que si que me estas devolviendo el favor, solo que no te das cuenta —envolvió mi mano con la suya, dejando que el calor la acogiera—. Antes de que vinieras, de que Namjoon te trajera sobre su lomo, Jin y Rudy se dedicaban a presentarme a todas las omegas que había en esta manada, pero ninguna conseguía llamar mi atención, su olor dulce no me parecía atractivo, no encendía a mi lobo —relató apretándo levemente mi mano, mirándola de lo más concentrado—. Hasta Namjoon me presionaba para conseguir una omega, un alfa de una manada tan grande como la mía no puede estar sin acompañante. Cuando te vi, tan pequeñita, tan malhumorada y con la suficiente valentía para mirarme a los ojos me dejaste realmente impresionado. Eres tan directa, desvergonzada y carente de filtro, me recordaste a mis hermanos, la única diferencia entre ellos y tu es que no me temes. Creo que lo que más me gusta de ti es eso, que no me tienes miedo —apartó su mirada de mis manos para clavarla en mi rostro—. Pero no es solo eso, tu olor es tan único, me hace sentir tranquilo, relajado, a salvo y excitado, todo al mismo tiempo, desata a mi lobo y su parte más desvergonzada, pero también me deja en un estado de paz infinito —humedeció sus labios antes de seguir hablando—. Lobita encontrar a alguien que consiga todo eso en mi es motivo suficiente para subirlo a un altar. ¿Entiendes ahora?
Asentí en respuesta, Jungkook parecía estar agradecido por mi sola presencia, por causar sensaciones diferentes en él, sensaciones únicas a su parecer.
Me sentía algo desbordada, con un barullo de emociones en mi interior.
Que toda las personas de tu alrededor se encarguen de recalcarte lo inválida que eres para esta vida, que te desprecien por ser de una manera distinta al resto, todo eso me había dolido en su día, pero era algo que ya había aceptado, había aceptado sus críticas y prejuicios, que ahora viniera alguien y me diera a entender que era un ser especial, que se sintiera agradecido conmigo por mi presencia, todo eso me hacia querer pegarle y largarme a llorar a una esquina como la estúpida gamma que era.
— ¿Lo entiendes? —preguntó de nuevo buscando mi mirada perdida.
Asentí de nuevo sin mirar sus ojos, sentía que si lo hacia mis deseos de largarme a llorar se cumplirían.
Jungkook suspiró, supongo que al notar lo apagada que me encontraba.
Me separó de su cuerpo, observando mi cuello cubierto y dando un pequeño tirón a la tela que lo rodeaba.
— ¿Qué llevas puesto debajo de la sudadera?-- formuló dejando atrás aquel ambiente cargado de emociones.
Lo miré con una ceja alzada.
— ¿Y a ti que te importa? —repetí las palabras que una vez le dediqué.
Jungkook sonrió mostrándome sus característicos incisivos.
— No me malinterpretes —negó con sus manos—. No iba con segundas intenciones, solo quería saber si podías quitarte la chaqueta o no —contestó risueño.
Jungkook tenía la habilidad de transformarse en un tierno cachorrito cada vez que curvaba sus labios y cerraba levemente sus ojos.
En lugar de contestar me deshice de la chaqueta, quedando en una fina camiseta de mangas cortas.
El frío me golpeó sin lugar a duda, haciendo que escalofríos rodearan mi cuerpo y mi piel se erizara.
— Rápido por favor —pedí abrazándome a mi misma.
Jungkook, después de unos segundos de trance, al parecer no esperaba tal iniciativa por mi parte, destapó la crema con intención de aplicarla sobre mi piel.
Hizo el amago de acercarse, de echar la crema, pero no lo hizo, se detuvo centímetros antes de llegar a mi cuello.
Podía oírlo tragar saliva, retiró parte de mi cabello que molestaba, echándolo a un lado con delicadeza, haciendo el amago de echarla de nuevo, deteniéndose otra vez.
Aquella escena me hizo reír.
— ¿Jungkook me vas a poner la crema hoy? A este paso se me quita el moretón antes —comenté con diversión, verlo sin saber cómo hacerlo se me hacía tierno.
— No sé cómo echarlo sin hacerte daño ¿te duele mucho? —se excusó casi avergonzado.
— Estoy bien, solo no aprietes —pedí, si apretaba sobre mis recientes zonas púrpuras estaba segura de que el dolor haría su aparición.
Asintió esta vez decidido, rozando mi piel con la crema con extremada delicadeza, diría que ni siquiera había contacto entre los dedos de Jungkook y mi cuello, la crema lo impedia.
Aplicaba la crema por toda la extensión de mi cuello, con su ceño fruncido, completamente concentrado en sus labores de cura.
No me sentía incómoda por su presencia, ni incómoda por su tacto, tan solo frío y unas ganas inmensas de acurrucarme sobre él de nuevo.
Empezaba a pensar que mi loba estaba teniendo demasiada influencia sobre mis pensamientos.
Completamente en silencio terminó de restregar la crema por mi piel.
— ¿Tienes más? —preguntó mirándome expectante, abriendo sus ojos de una manera, a mi parecer, tierna.
Si tenía más, tenía sus dedos marcados en mi cadera y piernas.
— No —mentí, no quería sentirme incómoda, quedarme en bragas delante de él me haría sentir más que incómoda.
— Ya —asintió entregándome la crema—. Toma, échatela tu —ofreció sin mostrar molestia o enfado.
Aquello me hizo sentir un poco mal, pero no le di importancia, no me quitaría más ropa, no se sentía bien por muy a gusto que Jungkook me hiciera sentir.
Cogí la crema dejándola en la mesita de noche, sin terminar de aplicarla en mi marcado cuerpo, cediendo al final a las demandas de mi loba, acurrucándome contra su pecho, dejando descansar mi rostro en su cuello.
Suspiré cansada, haciendo que mi aliento chocara con su cuello, viendo como su piel se erizaba, Jungkook tenía razón, su lobo era muy sensible a los estímulos, pero él no se quedaba atrás.
El alfa me envolvió en sus brazos, acercándome aún más a él.
Se levantó cargando con mi cuerpo, con el propósito de depositarme en la cama.
Cuando hizo el amago de soltarme se lo impedí, agarrándome a su cuello.
Ni yo misma estaba siendo muy consciente de mis actos, solo sabía que estaba cansada, tenía frío y Jungkook era la única fuente de calor que tenía delante.
— Tengo frío —me excusé susurrando en su oído.
— Te traeré más mantas —solucionó intentando alejarse de mi.
¿Acaso no captaba la gran indirecta de "no me importaría dormir contigo esta noche"?
Al no soltar mi agarre me quedé enganchada a su cuello.
Ronroneé cual gatito sobre su cuello, en modo de queja.
Jungkook rio en respuesta.
— Lobita —me llamó pasando su mano por mi espalda, sujetándome—. No te haces una idea de las ganas que tengo de quedarme junto a ti esta noche.
— Pero... —comencé sabiendo que no se quedaría.
— Pero no puedo quedarme hoy —continuó aquella dolorosa frase—. Tengo que entrenar y prepararlo todo para la salida de esta noche.
— ¿Vamos a salir? —formulé emocionada.
— No —rió, como si mi pregunta le pareciera de lo más tierna—. Es una salida de alfas.
— Oh —comenté apenada, me hubiera gustado salir.
— Tranquila, la semana que viene saldremos al bosque —prometió viendo mi desilusión, dando un ligero apretón a mi espalda.
— ¿Y a dónde vais? —pronuncié intrigada.
Si salían todos los alfas debía ser algo importante.
— Nos vamos de caza.
— ¿Caza? ¿Y qué cazais? ¿Conejos?
No imaginaba a una manada de alfas cazando pequeños e indefensos conejos.
— No, cazamos alfas.
_____________________________________________
Yo sé que se esperaban algo salvaje en este cap con la crema, ya llegará dont worry, esta novela tendrá muchas partes hard y muchas partes soft.
Gracias por leer💜💜💜
Love u Sinners ❤❤❤
Pd: plis si encuentran fallos coméntenlos, no me ha dado tiempo a editar mucho este cap 💜
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top