Especial #12 días antes de navidad

_____

Sasuke y yo asomamos la cabeza por la puerta, para ver qué estaba pasando con Kisame y por qué estaba gritando tanto. El caballero se encontraba de pie, casi tumbando la puerta del vecino con la fuerza que estaba usando. Mire al pasillo, y vi varias puertas entreabiertas, y cabezas saliendo para ver qué era lo que estaba sucediendo.

—Que me abras la maldita puerta dije —habló Kisame, lo que le sigue a molesto, 8 cuadras después.

Al otro lado, nadie respondió. No se si porque no escucharon —que lo dudo honestamente—, o porque eran demasiado cobardes como para enseñar la cara.

—¿Creías que nadie te iba a llamar la atención mientras hacías tu numerito todas las noches? Me importa un carajo que tu dama esté ahí, abre la maldita puerta y da la cara o la tumbaré yo con mis propias manos, y créeme, no me será nada difícil —dijo Kisame.

—No sé si tanta violencia es la solución —dije, un poco asustada de lo seria que se estaba tornando la situación.

—Si es lo suficientemente hombrecito para follarse a su chica y tenerla gritando todas las noches, te aseguro que puede salir a dar la cara —dijo Sasuke a mi lado—. A menos, claro está, que sea un cobarde poco hombre.

—Entiendo que todos estamos enojados, pero por favor no digas eso —dije, al tiempo que colocaba una mano en su brazo.

—Las acciones tienen consecuencias, _____ — dijo Deidara, mirando la mascarilla que tenía puesta en el reflejo de una puerta de cristal.

—La criatura de sexo dudoso tiene razón —dijo Sasuke, mientras señalaba a Deidara.

— Sasuke Uchiha deja de faltarme al respeto antes de que nos fajemos a golpes como dos gatas —dijo la rubia, enseñando los puños a Sasuke.

—No creo que desees que se te arruinen las uñas metiendote en cosas de hombres —dijo Sasuke al cruzar los brazos frente a su pecho.

¿Será que algún día estos dos se llevarán bien, y no tratarán de arrancarse la cabeza a cada oportunidad que tienen?

—Vámonos Kisame, parece que no hay nadie en casa —dijo Itachi al tiempo que colocaba una mano en el hombro de su amigo, en un intento por calmarlo.

—No me digas que no hay gente, porque yo mismo los escuché y estoy harto. Soy un hombre adulto con estrés crónico y sueño ligero. Que este capullo-

Kisame no pudo terminar la frase, ya que dos chicas salieron del ascensor y se acercaron a la puerta donde Kisame estaba tocando.

—¿Qué está pasando aquí? —cuestionó una de ellas, la que tenía aspecto un poco más ruda.

Eran dos chicas jóvenes, una pelinegra llena de tatuajes en su blanca piel. Tenía que medir alrededor de 5 '10 y aunque era flaca, tenía un cigarrillo en la boca que le daba un aspecto un tanto rudo.

Agarrando su brazo estaba una morena con el cabello castaño adornado de mechones rubios. Estaba más en el lado de las curvas, y parecía... ¿asustada? ¿Nerviosa? Pobrecita.

—La cuestión es que aquí vive un chavalillo que priva en muy hombrecito y lleva noches teniendo sexo con su chica de la manera más ensordecedora posible. Una noche te lo perdono, pero a este paso van más de tres y yo necesito dormir —dijo Kisame mientras cruzaba los brazos frente a su pecho.

—No veo que tiene de malo que el chaval tenga sexo —dijo la peligra, tras darle una calada a su cigarrillo.

—Bueno, cuando tu pareja prácticamente maúlla en lugar de gemir, tienes unas preferencias que el resto de los vecinos no deseamos conocer —dijo Itachi—. Además siempre ponen música bastante alta y, como dijo mi amigo, queremos dormir.

La pelinegra maldijo por lo bajo y la chica a su lado se veía realmente mortificada.

—Lo sentimos mucho —dijo la morena, al tiempo que abría la puerta con su llave y entraba prácticamente corriendo al apartamento.

La pelinegra suspira, el humo sale en grandes cantidades por su nariz y boca. Hasta donde estábamos de pie los demás y yo, apestaba al cigarrillo que se estaba fumando. Ella nos miró a todos con rostro molesto, como si le estuviéramos agotando la paciencia.

—Menuda chica —murmuró Sasuke, quien no dejaba de mirarla.

¿Perdona? ¿Acaso se te perdió algo en sus tetas?

—Lo lamento mucho —dijo la morena, que volvió a salir después de un rato.

Detrás de ella, un chico alto, extremadamente pálido y lleno de tatuajes con —adivinen— el pelo negro y piercings en las orejas, nariz y boca, salió junto a ella. Tenía la misma expresión de molestia que la pelinegra que estaba fumando.

¿Acaso serán hermanos? Porque eran una copia y pega con el género invertido.

—Este es mi hermano —habló nuevamente la morena—. Mi novia y yo estábamos de vacaciones y lo habíamos dejado a cargo del apartamento, ya que él necesitaba un lugar para quedarse unos días. De verdad lamento mucho todas las molestias que le ha causado mientras no estábamos aquí.

—Si, pues yo no me arrepiento de nada —dijo el muchacho.

—A ver si eres una criatura inmadura —dijo Kisame mientras pellizcaba el puente de su nariz—. A nosotros nos importa un comino a quien te estés tirando. Te puedes coger a tu gata en lo que a mi respecta, y aparte de llamar a la policía y los servicios de animales, no tengo que ver nada contigo. Pero has perturbado el sueño del edificio entero.

—Solo han sido unos días, viejos de mierda. ¿Acaso estás celoso porque yo la pongo y tú no? —cuestionó el muchacho con una sonrisa ladina.

—¡Jonathan! —exclamó la hermana del chico, totalmente mortificada.

—Seguro te crees muy hombrecito contestándole así a tus mayores, pero no eres más que un inmaduro —dijo Sasuke, al tiempo que miraba al muchacho—. Nos has interrumpido el sueño a todos, lo menos que debes hacer es pedir disculpas en lugar de actuar como un estúpido mimado.

—Mira cuanto me importa, idiota —respondio el muchacho, sacándole el dedo de en medio a Sasuke.

Si, este chico era un inmaduro. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top