Capítulo 31.


ADVERTENCIA: FRUTISENSUAL EXPLÍCITO.


Sasuke. 

Abrí los ojos gracias a las fuertes carcajadas en la sala, o tal vez en la cocina. Gruñí, removiéndome en la cama, tratando de conciliar el sueño nuevamente, sin embargo resultó imposible al escuchar cierta voz.

Me quedé estático al darme cuenta de que no era una fantasía, en las paredes rebota el eco de las palabras de ____, aunque no podía entenderlas bien.

____, la prima de Naruto. La mujer que puso de cabeza mi realidad y ha hecho que me cuestione hasta mi existencia. Las preguntas inundaban mi cabeza desde aquel beso en el parque, ¿De verdad la odio? ¿O todo este tiempo fue tensión sexual?

¿Qué pasaría si en realidad la cosa no fuera física. . . ?

No, eso no podía ser. Ella era demasiado creída.

Volví a gruñir colocando la almohada en mi cabeza y girándome, para conciliar el sueño nuevamente, pero la duda me carcomía. ¿Estaría hablando de su perfecta vida con Kakashi Hatake?

—. . . admitiendo que Sasuke estaba en su sueño erótico—.

Creo que en ese preciso momento, se me bajó la presión. 


Bueno, saltando la parte de que estaba con Kakashi e Itachi en la cama de ya saben quién, pues estaba con las felaciones cuando escuché su voz. Me dijo que estaba muy concentrada y luego preguntó si se podía unir; yo ya estaba pecando con dos hombres así que ¿Por qué no le daba una oportunidad? — habló ____.

Todavía no podía diferenciar entre la realidad y el sueño. Me encontraba de pie junto a la puerta, escuchando atento aquella conversación. Vaya, los hábitos chismosos de Naruto y Deidara estaban teniendo su efecto en mi.

Recuerdo que le pregunté por qué todavía llevaba la ropa puesta y él sonrió— añadió. Risas se escucharon.

Pero te sonrió de uhm mejor no, o tipo uhm mami dámelo todo— cuestionó Deidara.

Oh Dei, ya sabes esa sonrisa ladina que tiene Sasuke, esa que. . . — las palabras de la prima de Naruto se quedaron en el aire.

____ te estás mordiendo el labio— dijo Naruto, después de unos segundos de silencio.

Aquello llamó mi atención. Abrí con lentitud la puerta y asomé la cabeza, tratando de hacer el menor ruido posible. Desde mi posición no alcanzaba a ver a los dos rubios, pero eso no me importaba. Podía ver a ____ claramente, y eso era todo lo que necesitaba.

El caso es que él se desnudó y. . . Joder tenía un pene enorme, si les soy honesta yo no se si lo tenga así de grande en la realidad— confesó ella, con las mejillas sonrojadas.

Yo he visto a Sasuke desnudo una o dos veces, y debo decir que te llevas unas diez o quince miraditas bien buenas— expresó Deidara.

Hice una mueca de asco al escuchar que Deidara me había estado mirando el pene. Nota mental, no andar desnudo cerca de él. Baje la mirada hasta mis pantalones y luego volví a mirar a la invitada.

¿Soñando conmigo desnudo. . . ?

—. . . ellos hacían lo suyo yo le estaba por hacer un oral a Sasuke, pero me levanté— concluyó ____.

Sentí un leve cosquilleo en mis mejillas, y otro no tan leve en cierta zona de mi cuerpo.

Y ahí fue cuando gritaste mamá— añadió Naruto, soltando una carcajada.

En tan solo un instante, todas las sensaciones anteriores se habían esfumado de mi cuerpo.

Válgame los 150 demonios que se lo comen al diablo— dijo Deidara. Justo en ese momento, dejé de prestar atención.

¿Ella había tenido un sueño erótico conmigo, eh?

Mis labios se curvaron en una sonrisa ladina, siendo esta vez yo quien me mordía el labio. ¿Era la primera vez que le sucedía? ¿Deseaba tener más?

Creo que sus expresiones la delataban, puede que si deseara experimentarlo en la vida real. O quizá yo estaba leyendo demasiado la situación.

Cuando volví a mirar, Naruto estaba abrazando a su prima y la estaba llevando al balcón. Me había asomado más de lo debido, y pude ver claramente como Deidara me estaba mirando. ¿Lo peor de todo? Estaba sonriendo. Esa clase de sonrisa que se te escapa cuando sabes algo.

Inmediatamente volví a meterme en el cuarto, cerrando la puerta con la misma delicadeza para que nadie más se diera cuenta de lo que había pasado.

Deidara me había visto.

Sabía que había escuchado.

Él no es idiota. Sabe que no fue por accidente, y estoy seguro de que sospechaba ahora de cuánto tiempo había estado ahí de pie, atento a cada palabra. Escuchando los relatos que se compartían entre ellos.

Respiré profundo, tratando de relajarme. Me había llevado un buen susto al ver los ojos de la Barbie mirándome como si estuviera al tanto de todos mis secretos. Bueno, quizá solo de uno.

O quizá sabe más de lo que yo creo.

Pero eso ya no importaba, no cuando mi mente comenzaba a viajar a los sucesos de la noche en la cual _____ y yo nos dejamos llevar. No quiero reconocer que me sentí extraño cuando nuestros labios se volvieron a encontrar. No era lo mismo que besar a mi novia.

Con Sakura todo estaba bien. El sexo era genial, los besos normales, ni demasiado emocionantes, ni poco entretenidos.

Pero con la prima de Naruto. . . solo unos cuantos besos hicieron que en mi cuerpo estallaran muchas emociones que no experimentaba desde hace tiempo. Me hacía sentir. . . Vivo. Tan vivo y lleno de energía, que era aterrador, y excitante al mismo tiempo.

Con ella nada tenía sentido. Un día nos odiábamos, y al otro estábamos en su cama comiéndonos las bocas y sonriendo al ver las reacciones del otro. Tratando de mantener nuestros suspiros lo suficientemente audibles para nosotros, pero no para las personas que estaban más allá de la puerta de su habitación.

Todavía recuerdo lo bien que mis manos encajaban con su cintura, con su cuello y caderas. En la oscuridad de la madrugada sentí tantas cosas, que por un segundo pensé en dejar todo atrás y pedirle a ella que hiciera lo mismo. Terminar ambos con nuestras parejas y correr hasta su cama, donde podíamos tocarnos sin las ropas, donde podría probar su esencia sin restricciones. El lugar donde nuestra unión física se completaría.

Pero no lo hice. Y tampoco debí siquiera pensar en eso.

Caminé hasta la cama y volví a acostarme. Los recuerdos de mi pequeña complicidad con ____ me acompañaron durante horas, pues no pude volver a quedarme dormido.

Los días siguieron pasando uno tras otro. Llegaba del trabajo y tanto Naruto como Deidara estaban en el balcón. A veces con Kyoko, otras con Kisame si llegaba temprano de trabajar. En dos o tres ocasiones los vi con Sakura, ambos rubios se veían aburridos, mientras mi novia tenía una sonrisa de oreja a oreja y señalaba a las personas. Golpeaba el brazo de Naruto para llamar su atención, y el Uzumaki fingía curiosidad. Dei estaba en el celular todo el rato y hacía comentarios de vez en cuando. La mayor parte del tiempo le mostraba las respuestas que ____ le había dado sobre algún tema en específico.

Al final, yo terminaba sentado con Sakura, haciéndole compañía hasta que llegara la hora de llevarla a su vivienda.

Ese día, era uno de los cuales la compañía de los chismosos era mi pareja; al verme, se excusó y caminó en mi dirección.

—Espero que estés preparado tigre, porque hoy no pienso dejarte ir en toda la noche— dijo Sakura, mientras se acercaba cada vez más. Sus ojos verdes delataban su deseo.

Uno que yo no tenía ganas de cumplir.

—Lo siento Sakura— dije, después de suspirar —, si deseas te puedes quedar la noche, pero yo necesito descansar—.

Me acerqué a ella, besando su mejilla, y luego fui a mi habitación. Necesitaba un baño y un buen descanso, los últimos días en el trabajo estaban resultando ser muy pesados.

Para mi sorpresa, mi Haruno se quedó. Lo último que recuerdo, después de un baño y una cena ligera, es a Sakura recostada a mi lado, con una de mis camisetas puestas, buscando algo que ver en la televisión. El aburrimiento era notorio en su rostro. 


—Más— dijo una voz.

Yo sonreí.

Mi lengua se deslizó nuevamente por su intimidad y sus manos agarraron mi cabello. Sus caderas se balanceaban con sensualidad, y sus gemidos resultaban ser una melodía encantadora.

—Oh Sasuke— suspiró, aquella voz. . .

Esa dulce y condenadamente sensual voz.

Estiré mi brazo derecho, mientras jugaba con su clítoris. Mis dedos índice y mayor alcanzaron sus labios y los empujé a su interior. Su lengua los recibió, al igual que su saliva. Me resultaba curiosa la manera en la que le gustaba que experimentáramos en el sexo. _____ siempre abierta a todas las posibilidades cuando se trataba de nuestra vida sexual.

—Lo estás haciendo de maravilla— dije, alzando la mirada para poder verla en todo su esplendor. Sus ojos estaban fijos en mí, y su boca aprisionaba mis dedos.

_____ me guiñó un ojo.

Gruñí. Ella siempre sabía cómo provocarme, aún con los detalles más mínimos.

Me aparté de su intimidad y me incorporé, quedando de rodillas. Sus piernas se colocaron en mis hombros y sus caderas buscaron las mías. Sonreí de lado, mientras me rozaba con ella.

Sus preciosos ojos se cerraron y su ceño se frunció levemente. Saqué los dedos de su boca, para luego adentrarlos a la mía y saborear su saliva, mientras nuestras intimidades seguían en constante fricción.

—Parece que lo disfrutas tanto como yo— comentó mi compañera, usando su pulgar para acariciar mi glande. Yo moví mis caderas para hacer que su mano acariciara por completo todo mi miembro.

—Amor, no son esa clase de sonidos los que quiero escuchar de ti— respondí, sacando los dedos de mi boca y relamiendo mis labios.

Agarré el cinturón que por gracia divina apareció y obligué a mi pareja a darse la vuelta. Mientras le amarraba las manos, su trasero se encontraba frotándose contra mi.

—Mi pequeña traviesa— murmuré en su oído, al tiempo que me colocaba sobre ella. Con mi mano libre la agarré del cuello con suavidad, para no lastimarla.

—Solo tuya— repitió ella.

—Hmm.

Besé su nuca y ella suspiró. No pude evitar reír levemente. Siempre tan responsiva a mis estímulos.

Mojé mis dedos nuevamente con mi saliva y luego los llevé a su entrada, acariciando, sin ser demasiado preciso.

—Joder Sasuke— gruñó ____.

Y justo ahí, adentré mis dedos en su interior. Solo me queda decir, que no fui para nada suave. La prima de Naruto se encontraba debajo de mí, las manos amarradas y mis dedos en su interior, moviéndose con frenesí. Las vibraciones de mis acciones causaban que sus glúteos se movieran levemente.

El sonido de mis dedos entrando y saliendo, junto a sus fluidos y gemidos, resultaban ser música para mis oídos. Y una que me encantaba. No importaba cuánto sexo tuviéramos, jamás me cansaría de lo bien que me hacía sentir.

— ¿Ahora no hablas mi vida? — cuestioné, burlón.

Ella gimió nuevamente y yo sonreí.

—Si mi amor, te daré todo lo que desees— hablé con voz ronca en su oído, por segunda vez.

—Sasuke me vengo— logró explicarme.

— ¿Y quién te ha dicho que no podías? — dije, apretando un poco más su cuello. Desde mi posición podía ver el placer en su rostro —. Deja que te ayude un poco— añadí, moviendo mis dedos tan rápido como pude.

Sus gemidos pasaron a gritos, los cuales tuve que cubrir con la mano que se encontraba en su cuello. Nadie podía escuchar esa dulce melodía, solo yo. Quizá otro día, si me encuentro de buen humor, dejó que las demás personas se deleiten.

Pero por ahora, no.

____ no mintió. En menos de dos minutos estaba teniendo su orgasmo solo con mis dedos. Besé con cariño su frente, mientras ella mordía mi mano ahogando un gran grito de placer.

—Lo sé linda, se que se siente bien— verbalizé, masturbándola, mientras atravesaba su clímax.

Ella movió las caderas, buscando más estímulo.

—Golosa— le llamé, sacando los dedos de su interior y azotando su nalga derecha.

—Te juro que si no usas tu pene ahora yo- — asentí, antes de que ella pudiera terminar —, hazlo ya. He perdido la cuenta de cuántos orgasmos he tenido, y en ninguno de ellos tú has estado dentro de mí— añadió.

—No seas impaciente— dije —. Sabes que siempre te doy lo que quieres— me acomodé mejor, para poder besar sus labios.

Oh por todos los dioses, esos labios.

Cuando me deslicé en su interior, algo explotó dentro de mí. De pronto ya no me importaba si ella gritaba de placer o no. Es más, que todo el mundo escuchara lo bien que complacía a ____ en nuestra cama.

Primero todo fue salvaje y rápido, justo como nos gustaba. Luego. . .

Me incliné, aún estando sobre ella. Tiré de su cabello sin lastimarla y besé su cuello. Podía sentir el sudor de su espalda contra mi pecho. Con mi mano libre, y conociendo ya de memoria cómo desatarla, liberé sus manos, las cuales fueron a parar a las almohadas. Apretándolas.

Ascendí hasta su barbilla y luego a sus labios. Disminuí el ritmo de las embestidas, aunque seguían siendo tan fuertes como podía.

Había algo en hacerlo lento y duro, que resultaba enloquecedor.

—Dime amor, ¿Qué es lo que quieres? — cuestioné, luego de terminar el beso.

—Te quiero a ti— respondió ____ de inmediato. Besé su frente.

—Dilo otra vez— ordené.

—Te quiero a ti mi amor— repitió —. A ti, y solo a ti—.

—Aquí estoy ____— respondí, volviendo al mismo ritmo que mantenía al inicio, salvaje —. Y ya me tienes, nena— concluí.

Pronto sentí sus paredes vaginales apretarme, y supe que otro orgasmo más venía en camino. A decir verdad, el mío también estaba cerca.

—Te amo, Sasuke.

Aquello no me sorprendió, solo causó que la besara con todo el amor que sentía por ella.

—Yo también te am-

Abrí los ojos de par en par y me senté en la cama, jadeando.

Oh por todos los cielos. . .

Pasé mis manos por mi cara, nervioso. ¿De verdad había soñado tal cosa? ¿Y con ____?

Bajé la vista a mi pene, encontrándose erecto en toda su gloria. Las ganas de repetir esas imágenes mientras me estimulaba a mi mismo no se hicieron esperar.

Pero yo no sabía muy bien ni en cuál plano astral estaba. Mi mente se había quedado atascada en algún lugar entre el sueño y la realidad.

— ¿Sasuke? ¿Qué suced- ? Oh— habló Sakura.

Yo simplemente la miré.

—Ya sabía yo que si querías. Todos están dormidos ahora, si somos cuidadosos. . . —.

Cuando la mano de Sakura se deslizó por mi pantalón y agarró mi miembro, sucedió la cosa más extraña. De pronto ya no dolía, y pude sentir perfectamente cómo la calentura se evaporaba de mi cuerpo.

—Oh— dije yo esta vez.

Mi pareja simplemente me miró tan sorprendida como yo.

La vergüenza junto a la confusión me invadieron. ¿Qué carajos acababa de pasar? 

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