🏐Cap. 31🏐
Los primeros rayos del sol dibujan diversas imágenes sobre el piso deportivo de la cancha de voley a medida que el equipo completo calienta -lentamente- cada vaina tendinosa de su cuerpo con diferentes ejercicios de estiramiento.
No siendo así para aquel que porta el título de capitán. Pareciera que su cerebro está dispuesto a mantener vívido el recuerdo de los roces sobre su cuerpo, logrando que note cómo se eleva su temperatura corporal así como los acrecentados martilleos de su pecho sobre que percibe una intensa mirada que lo vigila a lo lejos.
Y ni los metros cuadrados que abarcan el inmenso gimnasio logran disipar la tensión que lo repleta cuando cruza la mirada con aquel que trazó mapas en cada fragmento de su soma.
Se siente una musa. Y no figurativa, sino, literal, cuando observa la cadencia que marca cada movimiento del cuerpo del contrario y sus elevadas ganas de entrenar. Pareciera que ese tomo necesita "en exceso" quemar energía que "tal vez" debió acumular. Ya que no pasó para nada desapercibido el bulto contrario sobre que se levantaron a desayunar y el castaño actuó como todo un protector innato, cuidando cada palabra, cada movimiento, cada acción en pos de una relativa normalidad. ¡Porque claro que es súper normal cucharear con tu compañero de cuarto con el cual se mandaron, una y otra vez, mano!
Así mismo, la naturalidad con la que actuó el castaño en cuanto se levantaron, logró pacificidad. El hecho de que no intente besarlo, tocar o actuar más allá de una simple complicidad, logró estabilizarlo. Dándole la confianza de -tal vez- intentar una nueva y relativa diaria.
Habitualidad que debería poder manejar si no fuera por los condenados pensamientos que asoman por su cabeza en este preciso momento, ya que su instinto le dicta que mueva las piernas y seque con su lengua el reguero de gotas de sudor que recorren desde su cien hasta su nuez de Adán. ¿Cómo puede ser que note eso y sienta que le hierven las venas? Esto está mal... Condenadamente mal. Porque a este paso, medio campus universitario sabrá lo que tanto intenta ocultar su traicionera función cerebral.
Al rato, lo saca de sus acalorados pensamientos la mano de su mejor amigo que señala el balón que van a utilizar a medida que pícaro le suelta: —Planeta Tierra llamando al capitán. Capitán, ¿dejó de babear?
—Dame eso y cierra la boca —le roba la pelota dirigiéndose hacia la cancha contraria en la que se encuentra su mayor perdición realizando manejo del balón. Pero sobre que se ubican, se acerca y cuestiona: —¿Tanto se me nota?
Tae, sorprendido lo observa y todo intento de risa se esfuma en el momento en que observa la consternada cara de Jimin, así que se acerca tomando su hombro y le suelta: —Hermano, ¿acaso eso importa? Si largas babas por un buen culo o un par de pelotas, es tu puto problema... Y si tengo que dejar de ser "yo" porque la sensibilidad te supera, te corto las bolas.
Dicho esto, el rubio esboza una gran sonrisa que -aunque escondida- asoma como renovadora de energía. Está dispuesto a dejarse llevar tratando de no pensar en demasía aunque eso le cueste la vida... Y no es que se la quiera quitar, es ser realista de que la existencia tal cual la conocía "patética y vacía" llegó a su final.
Porque en cuanto se gira e interpreta un "¿estás bien?" modulado en silencio desde unos finos labios a lo lejos, sabe -con certeza- de que todo estará bien. Porque aunque el mundo sea una mierda, vivirlo vale la pena.
Al finalizar la extensa sesión de entrenamiento que incluyó ejercicios de pliometría luego de la entrada en calor con balón, trabajaron la reacción y coordinación con simultáneos ataques por zonas que buscaron fortalecer la defensa en situaciones que la requieran. Sobre todo, buscando temple en aquellos momentos en donde se está bajo suma presión.
Más de la mitad del equipo se bañó y retiró rápidamente porque comienza la época de los primeros parciales y no querían arribar sobre la hora de empezar malogrando el resultado. Ya que del mismo, depende jugar en las fechas que vendrán.
No siendo así, para aquellos tres que comparten carrera. Quedando -también- el entrenador dando vueltas por el salón en donde guarda los papeles importantes y en donde se encuentra una mesa que funciona como apoyadera para algunas cuestiones del "amor".
A medida que se bañan, Jung Kook comienza tarareando una alegre melodía que contagia seguida del inesperado canto de aquel rubio que transformó lo ocasional en fascinación.
No puede creer, mientras lo escucha, tener la certeza de que a su lado es donde debe estar más allá de la etiqueta que a ésto le pudieran dar.
Por un lado, está la aceptación de su sexualidad, ya que no es nada fácil darte cuenta de que te calienta una polla en vez de aquellas curvas que estabas acostumbrado a tocar. Por ese motivo, el castaño está dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario. Pero, por otro lado, está la exposición por la que pudieras pasar.
Él, no está dispuesto a esconder su sexualidad, pero no puede presionar para que el otro haga lo mismo y no lo contrario.
Aún así, no puede imaginarse viviendo una vida miserable en la cual no pueda actuar.
Quisiera tomar su mano para luego su mejilla acunar.
Quisiera abrazarlo cuando note el peso del mundo colgando y dañando.
Quisiera secar cada lágrima que un turbio pasado marcó en su endeble corazón.
Todas y cada una de las cosas que se le ocurren transforman su alegre canto en una incipiente desazón. Porque por más que quiera evitarlo, no puede dejar de pensar en la posibilidad de salir dañado y eso, le rompe anticipado el corazón. Ya que muy dentro suyo sabe que transita un sinuoso camino con demasiados altibajos y barrancos en donde caer puede desencadenar demasiado daño.
Así mismo, cerrando sus ojos se concentra en esa lejana voz que repleta de gozo su sensible corazón... Cada vez más hermoso, cada vez más cercano, hasta que unas pequeñas manos envuelven su torso repleto de jabón.
Y enjuagando su rostro a la par de la sorpresiva situación, se gira quedando pegado al pecho de su preciosa perdición a quién mira hacia abajo.
Cómo primer movimiento acerca sus labios y besa su frente con demasiada afección... Acción que de inmediato alerta a su tonto corazón, tratando de aligerar el ambiente con algún chiste malo sobre dejar caer el jabón.
Pero, para su sorpresa, no recibe el ácido comentario al que estaría acostumbrado, en cambio, le besan los labios entre nubes de algodón.
Porque así se siente...
Envuelto en un manto de frescura y gloriosa excitación que nada tiene que ver con estar desnudos en un mismo y pequeño cubículo. Sino más bien, con la euforia que provoca que el rubio haya dado el primer paso aún sabiendo que podrían ser atrapados.
Y sintiendo en ese abrazo, los "te extraño" que quedan colgados entre los dos.
Ahhh que bello este par de perturbados del amorrr. Cada día me enamoro más de una relación que ni siquiera empezó😬🤣
Gracias por leer, comentar y votar♥️
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