HERIDAS
Lunes en la noche, había terminado mi turno, ya me había bañado y caminaba perezosamente por un corredor rumbo al transporte nocturno, en mi mente visualizaba todo lo que haría en la semana, lo mismo que todas las anteriores. Sin embargo ahora hay una variable, una pequeña diferencia que me atormentaría cada vez que podría, esa variable era un lobo blanco ilusionado atrás de mi porque le di una segunda oportunidad.
De alguna forma consiguió mi número, pudo haber sido Lisa, mi abuela, o un compañero de trabajo, el punto es que lo había conseguido y me enviaba un mensaje a cada rato preguntándome como estaba y que hacía. Casualmente el tono de mensaje de mi teléfono sonó, lo saque de mi bolsillo y para mí no sorpresa era otro mensaje de él preguntándome si quería que me llevara a casa.
- Muy agradecido señor Renzo pero para eso tengo el transporte -susurré mientras escribía-
- Lamento informarte que el transporte salió hace unos tres minutos mi estimado jabalí
Subí mi vista y me topé con la mirada de un blanco lobo recostado en una pared cerca de la puerta de salida, este solo me miraba con una sonrisa mientras su cola se meneaba suavemente tras él. Apunté mi vista a la hora del celular y para mi desgracia el lobo tenía razón, el transporte había salido hace más o menos tres minutos y ni cuenta me di.
- No te vi en los transportes, supuse que harías sobretiempo o que te habías distraído en la cocina retrasándote, de otro modo no te hubiese enviado ese mensaje -se acercó a mí un poco-
- Bendito sea Dios -suspiré-
- ¿Entonces? -alzó una ceja-
De verdad quería dormir en mi casa esta noche, en mi propia cama y no la del hotel, por mi descuido debería esperar cuatro horas hasta el siguiente transporte o pasar la noche allí. Mire al lobo que parecía casi suplicante porque le diera el gusto, no me quedo de otra que dárselo esta vez.
Ya han pasado unos diez minutos desde que dejamos el hotel, estábamos entrando a la ciudad, en todo el camino el lobo no dejaba de preguntarme cosas, que iban de las cosas más sencillas como mi color, música y comida favorita hasta otras un tanto más complejas y delicadas que cortaba apenas podía.
- ¿Quieres ir a comer algo? -preguntó-
- No -respondí- mi abuela seguro me tiene la cena preparada como cada noche
- Es una gran hembra tu abuela, se nota que te ama mucho
- No tienes idea de cuánto, por eso no quise echarte a patadas de la casa ayer cuando apareciste, por respeto a ella
- ¡Oye oye! - me miró indignado- no fue mi culpa, no sabía que vivías allí
- Claro, como que no sabías que Lisa era mi novia falsa y que ese amigo donde iba podía ser yo -devolví la mirada-
- Pequeños detalles -rió- cambiando de tema ¿Has tenido novio?
- ¿Para qué quieres saberlo? -miré por la ventana-
- Es una simple pregunta
- Unos cuantos, lo normal diría yo
- ¿Y de que especie fue tu última pareja? -continuó-
- Un león
- Ouch, eso no termino bien ¿Verdad?, seguro te termino usando como un tipo de juguete de desahogo sexual o peor
De repente sentí un nudo en la garganta por lo que acababa de decir, giré a verlo pero este mantuvo la vista firme en el camino.
- Leones son leones, no importa de dónde sean o su edad, se creen los machos más alfas de todas las especies, siempre buscando dominar a otros por cualquier medio, tiernos al inicio y con el tiempo -me miró un momento- seguro ya sabes, me topé con algunos de esos, hay que saber llevarlos para que no te hieran, al final son bastante simples, piensan con la cabeza de abajo solamente
- Así como tú -dije sin pensar-
- Casi, pero yo uso las dos, la de arriba y la de abajo -me guiño un ojo- ¿Entonces?
- ¿Entonces qué?
- ¿No vas a preguntar si eh tenido novio?
- ¿Enserió crees que quiera saber la respuesta a esa pregunta?
- No creo, pero igual te lo diré
Detuvo el carro en un semáforo esperando que cambiara de color, apenas se detuvo me miró fijamente y suspiró.
- Aunque no lo creas nunca eh tenido un novio Javier
- ¿Qué comes que mientes lobo? -mire al frente-
- No miento, es la verdad -suspiró- eh compartido mi cuerpo con muchos es cierto, pero nunca compartí mi corazón, menos con un macho
- Es lo más profundo y lindo que has dicho de ti -lo volví a mirar- está muy bien elaborada esa línea Renzo
- No es una línea, te digo la verdad Javier -llevo su mano a su pecho- nunca me eh enamorado de alguien como tal
- ¡No no no! -exclamé- ¡No me vengas a decir que te enamoraste de mí!
- Idiota -rió un poco- no puedo negar que me gustas mucho, pero no estoy enamorado de ti, al menos aún no, tienes algo que -agitó su mano en el aire- un nose que, algo que me llama la atención, algo que me grita que este contigo ¿Sabes? -me volvió a ver- es muy extraño, quiero saber que es
- ¿Un nose que? -lo mire ahora intrigado- es el peor piropo que me han dicho en mi vida, y valla que me han dicho malos
La luz cambio a verde y Renzo retomo el camino otra vez, una leve lluvia comenzó a caer de la nada, no pude evitar pensar que no era más que una lluvia pasajera. Al minuto se intensifico obligando al lobo a subir los vidrios desde los controles de su puerta y prender el aire acondicionado, inevitablemente su aroma empezó a llegar a mi hocico.
- No sé porque te esfuerzas tanto -dije-
- ¿En qué?
- En borrar tu olor -di un suave resoplido- es más que obvio
- ¿Se nota tanto? -me miró un momento-
- Al inicio me atrevo a decir que podía oler hasta treinta olores diferentes en ti -mire por la ventana- ahora solo percibo unos quince como mucho, ese neutralizador de esencias que usas debe ser de tipo industrial sin diluir para hacer eso
El lobo no pudo evitar soltar una gran carcajada por mi comentario, aparentemente lo hizo mucha risa por alguna razón. Giró en una esquina que conocía, avanzo unas calles y se estaciono frente a una vereda bastante familiar, entrando por allí a unos metros estaba mi casa, ahora solo la lluvia torrencial me detenía de salir del auto.
- Eres gracioso -me miró sonriendo-
- No intentaba serlo -le sonreí- dije simplemente lo que pienso
- Igual me pareció gracioso
Acerco su hocico a su brazo y olfateo profundamente mientras bajaba las orejas un poco.
- Tienes razón -confesó- eh usado un poco de neutralizador de esencia, pero estoy haciendo algo más, o más bien deje de hacerlo ¿Sabes qué es?
Lo mire fijamente unos segundos y sin mucho que hacer estire mi mano hacia él para tomar su brazo con cuidado, lo acerque a mi e incline mi rostro hacia el para pegar mi nariz a este y dar una suave olfateada. Efectivamente los olores estaban desapareciendo, antes fácilmente hubiese vomitado por su antiguo olor pero ahora no era tan desagradable como al inicio.
Olfatee otra vez intentando percibir su olor, aún no podía, estaba fuera de mi alcance aún, enterrado entre los diferentes aromas que restaban. Fue allí que note a que se refería, no había olores nuevos. Me despegué de su brazo lentamente y dirigí mis ojos a los suyos.
- Debes estar sufriendo mucho en este periodo de abstinencia Renzo -reí un poco-
- Antes no hubiese aguantado dos días sin sexo pero ahora -se frotó el brazo algo nervioso- ahora no se, simplemente no eh tenido ganas aunque las oportunidades abundan
- Si sigues así no dudo que vuelvas a oler como deberías normalmente -mire por la ventana a la vereda- y así quizás algunos no correrían de ti por tu aroma, si le sumas a eso cambiar tu actitud de arrogancia por uno más humilde podrías conseguir una pareja de verdad, podrías enamorarte de ella o de él y ser más feliz, aunque no digo que no lo seas ya con ese estilo de vida salvaje que llevas -agaché la cabeza- dejaría de ser tan vacío supongo, pero para eso tendrías que darte cuenta de ello -suspiró- bueno, es tu vida, no mía, tu sabes cómo llevarla
Levante mi cabeza nuevamente para ver la lluvia, seguía cayendo fuertemente, algunos truenos se hacían escuchar y asumí que no iba a parar de llover pronto por lo cual decidí correr a casa así. Tome mi bolso de entre mis piernas y gire a ver al lobo para agradecerle haberme traído, en lugar de encontrarme con su típico rostro con una sonrisa arrogante este solo miraba perdidamente hacia el frente viendo la lluvia caer.
- Me pregunto si fue algo que dije o sigue fingiendo -pensé- gracias por traerme -dije-
Cuando este giro para responder ya yo había abierto la puerta y salí rápidamente del auto para cerrarla, empecé a correr por la vereda mojándome sin más remedio dejando solo al lobo en el auto. Al llegar a la reja de la casa la abrí como pude, cuando estuve en el la principal tiré la vista al final de la vereda, apenas se estaba yendo el auto de Renzo.
Otro día, otro dólar como dirían los gringos que visitan el hotel, aunque quizás me gane un dólar adicional por el sobretiempo que me toco hacer. Esta vez no fue por deficiencia de personal sino por un evento privado en uno de los salones de fiesta del hotel, la chef Laura designo un personal especial que se encargaría netamente de cubrir las demandas de los invitados.
Lisa y yo fuimos los primeros en ser llamados al trabajo, recuerdo a la rata Maier viéndonos con cierto desprecio mientras nos poníamos a la orden de la gata. Las horas pasaron y el trabajo resulto ir bastante normal, la única diferencia a un día normal de trabajo era que todos los platos que cocinábamos eran los más complejos y costosos del menú.
Lisa y yo trabajábamos en estaciones contiguas con algunos cocineros ayudantes, ocasionalmente la asistía con algún problema o ella a mí, lo que realmente me llamaba la atención era Maier dándole especial atención a nuestro trabajo. En una oportunidad fui a buscar un ingrediente que me faltaba y cuando regrese lo encontré muy cerca de una de las salsas que deje cocinando, este al verme empezó a cuestionar mi método de cocina.
Tuvimos una pequeña diferencia pero de repente no siguió la discusión, lo mismo hacía con la ardilla que cada vez que pasaba parecía sacarla de quicio, afortunadamente la Chef Laura le asigno otro trabajo devolviéndonos nuestra tranquilidad. El resto de la jornada fue relativamente normal sin ningún tipo de contratiempo, terminamos un poco pasada la media noche, evidentemente pasaríamos la noche en el hotel.
La ardilla y yo caminamos a la recepción de empleados para pedir una habitación para los dos como usualmente hacemos. Allí un perro de raza mestiza que bien conocíamos nos atendió
- Lo siento chicos pero no me quedan habitaciones -dijo-
- ¿Disculpa? -Lisa- ¿A qué te refieres con eso Yoel?
- Por la tormenta muchos empleados optaron por pasar la noche acá y bueno nos saturamos, no nos quedan habitaciones disponibles, lo siento -Yoel-
La ardilla ya enojada obligo al pobre perro a rebuscar en su computadora tres veces por alguna habitación disponible sin resultado alguno. Justo cuando íbamos a optar por llamar un taxi una pequeña coneja que pasaba por el lugar se detuvo al escucharnos. La coneja de nombre Marta y Lisa se conocían, eran amigas desde que entro a trabajar en el hotel, esta trabajaba como mucama e igualmente decidió pasar la noche en el hotel por la lluvia.
Una cosa llevo a otra y le ofreció pasar la noche a Lisa en su habitación pues tenía otra cama, Lisa se negó al principio para no dejarme solo pero le insistí que no se preocupara por mí. Después de cinco minutos de discutir con ella por fin accedió y se fue con esta, mientras yo le había indicado al perro que me hiciera el favor de llamar un taxi, tras diez minutos este me informo que ningún taxi quería llegarse hasta el hotel por la fuerte lluvia.
- Bendito sea Dios -suspiré- ni modo ¿Te importa si duermo allí?, ya no doy más sinceramente -señalé un sofá en una esquina-
- Creo que no, si un supervisor pregunta solo le explicare lo que paso, no creo que se moleste -Yoel-
Dicho y hecho camine hasta el sofá de color rojo, deje mi bolso a un lado y me acosté en el usando un cojín como almohada improvisada, no estaba tan mal pero tampoco tan bien. Intente conciliar el sueño, debieron pasar unos tres minutos hasta que una voz me hizo volver al mundo de los despiertos.
- ¿Se puede saber por qué estas acostado allí señorito?
Abrí uno de mis ojos de forma perezosa hasta toparme con una gran mancha de color marrón que poco a poco tomo forma de un rostro bastante familiar.
- Jack -bostece tapándome la boca- intento dormir ¿No es obvio?
- Ese lugar no es para dormir Javier
Me levante como pude sentándome, abrí mi otro ojo e intente enfocar mejor la vista en el individuo que me veía, un gran bisonte de pelaje marrón estaba ante mí con los brazos cruzados y una suave sonrisa en su hocico.
- Losé, pero no había de otra -me rasqué la cabeza- no quedan habitaciones y ningún taxi quiere prestar servicios por el diluvio de afuera
- Yo también me quedé por la lluvia, salí tarde cortesía de un papeleo de última hora pero a diferencia de ti yo si tengo habitación -sonrió ampliamente- con una gran cama
- No estoy seguro si te burlas de mi por no tener donde dormir o me estas invitando a pasar la noche en tu habitación
El gran bisonte que vestía un traje formal bastante elegante me tendió una mano mientras reía un poco fuerte.
- ¿Cómo podría dejar a mi amigo querido dormir en este mugroso sofá teniendo yo algo más acogedor?
Tome su mano con una sonrisa mientras me ayudaba a levantarme, me tambalee un poco y este me estabilizo por los hombros.
- Mírate, estas hecho un desastre Javier -se agacho a tomar mi bolso del suelo- vamos
Jack era uno de esos pocos amigos en los que podía confiar, se puede decir que fue el primer amigo que tuve en este hotel, aún recuerdo cuando me llamaron para la entrevista y vi por primera vez al bisonte treintañero en esa sala de conferencia organizando a los futuros empleados. Subimos al piso cuatro del hotel por el ascensor de servicio, su buen humor no tardo en contagiarme y volverme a despertar por completo, siempre haciendo bromas de la cosa más tonta que pudiera imaginar.
Llegamos a su habitación la cual estaba identificada con el numero doscientos cuatro, abrió la puerta con una tarjeta y me invito a pasar, si bien ya conocía ese tipo de habitación individual de ocasiones anteriores no dejaba de sorprenderme su elegancia. Paredes color beige sedoso y algunas secciones tenían espacato de pequeñas piedras de colores que le daban un toque rustico moderno.
Avance por el pasillo hasta llegar a la habitación como tal, una gran cama Kingsize perfectamente acomodada y enfrente de ella un gran televisor de cuarenta y dos pulgadas en la pared. Deposite mi bolso a un lado de la cama y me senté en un sillón increíblemente cómodo soltando un gran suspiro de alivio, mire al bisonte quien estaba colocando unas llaves en una pequeña mesa junto con un reloj y cadena.
- ¿Fuiste uno de los cocineros del evento de la familia Montier no? -giró a verme-
- ¿Ah? -lo vi confundido- pues sí ¿Cómo lo sabes?
- Estaba allí, fui el organizador -empezó a desabrochar su camisa- probé una paella exquisita, en ese momento vi a Laura pasar y le pregunté quien lo había hecho, me dijo que había sido uno de sus cocineros, un jabalí, y el único jabalí en nuestro personal de cocina eres tú, a propósito -hizo una seña de aprobación con su pulgar- felicidades por el ascenso
- Me alegro que te gustara, a decir verdad apenas aprendí a cocinar ese plato el domingo pasado -me rasque la mejilla nervioso- tenía miedo que no les gustara
- Tu siempre tan modesto Javier -sonrió- deja ducharme, parece que huelo a tigre -se rió-
Pude apreciarlo sin camisa por un momento, un manto de pelaje grueso que nacía de su cabeza cubría parte de sus hombros y pecho, era como tener pelo en el pelo, una especie de melena que es característica de los bisontes. Jack tomo una toalla doblada en la cama y entro por una puerta blanca cerca del closet.
No pude evitar reír por dentro pues su declaración era verdad, literalmente el bisonte olía a tigre. Me levante de la silla y procedí a sacarme mi camisa, solo por precaución levante mi brazo para olfatear mi axila y confirmar que olía bien, después de todo me había duchado en los vestidores no hace mucho.
Tendí la camisa en un gancho y procedí a quitarme mis pantalones que igualmente deposité en el gancho, justo en ese momento sonó mi celular que había dejado en ellos llamando mi atención. Lo saque y revise la pantalla, un mensaje del lobo blanco preguntándome si me había ido a casa o quedado por la lluvia, pensé un poco antes de responderle, si no lo hacía me seguiría fastidiando, si le decía que me fui se daría cuenta que miento así que opte por algo más comprometedor.
"Me quedé por la lluvia, no habían habitaciones disponibles pero me encontré un amigo que me ofreció pasar la noche con él, hasta mañana, es tarde y estoy exhausto, que pases buenas noches."
Deposite el celular en una de las mesas de noche en modo avión y camine hasta el amplio balcón, deslice una cortina y me topé con una interesante vista al océano y las islas, apenas se ponían distinguir algunas en el océano por la intensa lluvia. Unos inesperados rayos seguidos de unos truenos me robaron un suspiró de asombro, tenía mucho tiempo que no veía una tormenta de esa magnitud.
De repente la luz se apagó dándome una perfecta vista hacia el exterior, antes de que pudiera voltear hacia la habitación sentí unas manos deslizarse por mis costados seguido de algo inmenso recostarse en mi espalda. Algo se froto contra mi nuca gentilmente sacándome una pequeña risa.
- ¿Cómo puedes ser tan grande y sigiloso Jack?
Un rayo ilumino la habitación y pude ver nuestro reflejo en el vidrió por un segundo, junto a mi rostro se encontraba el de Jack con los ojos cerrados y una suave sonrisa en su hocico.
- El truco está en saber pisar -Jack-
El bisonte llevo ambas manos a mi barriga para empezar a acariciarla suavemente.
- ¿Cuándo fue la última vez que estuvimos así Javier? -dio una corta lamida a mi cuello-
- Creo que hace como un mes torito
- ¿Torito? -resopló- soy un bisonte
- ¿Y que es un bisonte? -me giré quedando frente a frente a él- no es más que un toro color marrón con una especie de melena frondosa que empieza en su cabeza, baja a sus hombros y termina en su pecho
Lleve una de mis manos a su pecho sintiendo su grueso pelaje, un poco más allá llegue a su tonificado pecho, lo conocía, conocía cada rincón de su cuerpo de tantas veces que lo habíamos hechos antes. Era un poco más grande que yo, musculoso, grandes pectorales, no tenía abdominales marcados pero tampoco una barriga como la mía, era lisa con una ligera redondez, era perfecto físicamente para mí.
Lleve mi otra mano libre hacia su rostro para acariciarlo suavemente sacándole un pequeño bramido, por alguna razón hacer eso lo relajaba bastante, increíble que alguien con semejante tamaño sea tan simple.
- Tan grande y tan tierno -dije- ¿Te lo han dicho?
- Muy pocos saben sacar lo mejor de mí -acercó su rostro al mío- tu eres uno de esos pocos
Cerré el poco espacio que quedaba entre nuestros rostros y pegué mis labios a los suyos, al poco tiempo mi lengua se encontró con la suya y jugaban tímidamente, pude sentir el sabor a menta de su pasta dental aún. Jack me abrazo por los costados pegando a su cuerpo desnudo y aún un poco húmedo mientras yo solo me dejaba llevar por el bisonte, no sería una mala noche después de todo.
Poco a poco recobre mi conciencia perdida en un sueño que ya olvidaba, un infernal ruido era el causante de que mi placido sueño se acabara, la alarma de mi celular en la mesa de noche. Pude sentir una extraña calidez en mi pecho, apreté mis brazos sintiendo una inmensa masa peluda entre ellos, no tenía que abrir mis ojos para saber que era Jack, mi amigo bisonte dormía entre mis brazos con su cabeza en mi pecho.
Lleve mi hocico a su frente y lo acaricie suavemente haciendo que se moviera un poco, deje de abrazarlo con uno de mis brazos y lleve lo lleve a la mesa de noche para tomar mi celular y apagar la alarma de las seis de la mañana.
- Sigue durmiendo
El bisonte me abrazo por los costados frotando más su rostro contra mi pecho, yo solo pude reír internamente por tal acto infantil de ternura.
- Tengo cosas que hacer torito
Levante su rostro con cuidado de mi pecho, vi su rostro aún dormido y acerqué el mío para juntar nuestros labios dándole un lento beso de buenos días que fue torpemente correspondido.
- ¿Sabes? -dije- aún hueles a tigre, a tu tigre
Jack sonrió mientras abría un ojo para intentar verme, se apoyó con uno de sus brazos en la cama y se medió levanto para quedar a mi nivel.
- A juzgar por el olor diría que llevan sin hacerlo unos -pensé un poco- ¿Cinco días?
- Pobre el que te quiera ser infiel -rió un poco- y si tienes razón, hace cinco días que se fue a hacer unas auditorías a otro estado, no vuelve hasta el próximo lunes
- Ya van unos cuantos -me senté en la cama y lo miré por el hombro- los muy idiotas ni siquiera se molestaron en intentar ocultarlo
- Al menos no tengo nada que ocultar cuando estoy contigo
Se estiro un poco en la cama dejándome apreciar su cuerpo totalmente desnudo, no cabía duda que me quería provocar, yo solo me reí ante su acción.
- ¿Y a Miguel? -alcé una ceja-
- ¿Miguel? -fingió duda- me pidió que la próxima vez que estuviera contigo te avisara que estas cordialmente invitado a una parrillada en nuestra casa como agradecimiento -sonrió-
- ¿Agradecimiento por acostarme con su pareja? -me levanté y giré a verlo-
- Agradece que tenga un buen amigo como tú, con el que yo siempre pueda contar cuando él no está, además de que teniéndote a ti cerca está más tranquilo de que yo no mire para otro lado buscando distraerme con desconocidos, confía en ti aún sin conocerte, así de buena influencia eres para mi
- Hay que ver que su definición de relación abierta es bastante rara -reí un poco- pero cada quien es feliz a su manera -caminé hasta el balcón- ¿Crees que este con otro macho en este momento?
- Ya me lo hubiese dicho -bostezó- es como yo, si acaso tendrá a uno o dos por allí con quien distraerse en mi ausencia, los que tenemos una relación abierta no somos tan promiscuos como piensa la gente, no somos locos, tenemos cuidado de a quien llevamos a la cama aparte de nuestra pareja
- Si no tuvieras una relación abierta ni siquiera estaría aquí -giré a verlo- no me meto en relaciones ajenas, a menos claro que me inviten a conciencia
- ¿Eso es un si para la parrillada? -sonrió mienta se rascaba una bola-
- Se lo que traman Jack -reí - no estoy interesado en un trio, solo tuve uno en mi vida y creo que fue el último -suspiré-
- Oye, porque haya sido una mala experiencia tu primera vez no quiere decir que todos lo sean -se levantó de la cama- tú me conoces, y Miguel te quiere conocer, ser tu amigo, más que invitarte a un trio queremos que seas un buen amigo en nuestras vidas, es todo -camino hasta quedar frente a mí-
- Si no te conociera me da la impresión que me quieren invitar a ser su pareja y estar en un trio amoroso o algo así -volví a reír-
- ¿Así de necesitado estas Javier? -froto su nariz contra la mía- nunca lo haría, eres demasiado valioso como amigo como para arrastrarte a eso, sé que tú eres el tipo de macho que solo quiere compartir su corazón con un solo individuo, además Miguel y yo estamos bien solos nosotros dos, no queremos compartir nuestros corazones con un tercero
- Es bueno tener eso claro -lleve mis manos a su barriga para rascarla- no eh podido establecer una verdadera relación con un solo macho en mi vida, intentar hacerlo con dos seria suicidio emocional
El bisonte me rodeo con sus brazos pegándome a él y lentamente acerco su hocico al mío para darme un suave beso, no era lujurioso, era tierno y lleno de comprensión ya que él era uno de los pocos además de Lisa que conocía mi larga lista de relaciones fallidas
- Tranquilo Javier -se separó lentamente de mi- encontraras algo bueno, lo mereces pero ahora -me dio una toalla- a bañarte que hueles a bisonte
- Idiota -reí un poco- y tú a Jabalí
- Pero a diferencia de ti lo llevo con gusto y a mi pareja le gusta
Y bien el bisonte tenía razón, muchas veces antes me había comentado como a su tigre le gustaba el olor que más de una vez impregne en el pelaje de su pareja, es extraño pensar como su pareja puede excitarse con el aroma de otro macho en su pelaje, pero cada quien tiene sus gustos.
Entre a la ducha sin perder tiempo, hice mis necesidades y me di un corto baño para salir, al salir vi a Jack en la cama aún desnudo viendo el canal de noticias.
- De verdad me hiciste falta -Jack- ambos hemos tenido tanto trabajo que no coincidimos tanto como antes -me miró sonriendo- debemos hacerlo más seguido ¿No crees?
- No es mala idea -empecé a secar mi crin- este mes ha sido una locura total
- Y que lo digas -suspiró y volvió a ver la tele- desde montañas de trabajo hasta lobos acosadores
Detuve mi tarea de secarme al escuchar eso último, bajé la toalla para verlo y atreverme a indagar en el tema.
- ¿Lobos acosadores? -pregunté- ¿Cómo es eso?
- Pues hace como unas dos semanas procese el ingreso de unos contratistas -dijo sin verme- lo normal, darle ingreso, ficha, papeleo aquí y allá, entre ellos estaba un lobo blanco de unos veintitantos -me miró un momento- y no sé cómo carajo supo que me gustaban los machos, comenzó a atacarme descaradamente -rió un poco- el muy imbécil no quería entender que no me gustaban los de mente infantil
- Y -pensé un momento- ¿Cómo te deshiciste de él?
- No lo hice -rascó su pecho- hace como semana y media de repente dejo de insistir, se detuvo completamente, desapareció, bueno no desapareció, ocasionalmente lo veo por los pasillos trabajando, seguro encontró a alguien más a quien acosar -giró a verme repentinamente- espera un momento -abrió su hocico asombrado- ¿¡Te está acosando!?
La última pregunta no la había procesado, mi cerebro se quedó estancado cuando dijo que de repente ceso el acoso al bisonte hace como dos semanas, más o menos la fecha cuando tuve el incidente en las duchas con Renzo, sin duda era él.
- Tierra llamando a Javier -movió su mano en el aire-
- Ah -lo volví a mirar- sí, bueno no, ya no me está acosando, tuve que ponerlo en su sitio cuando intento propasarse conmigo en las duchas
Jack abrió los ojos de golpe ante mi declaración y se paró rápidamente de la cama para quedar frente a mí, dio un fuerte resoplido señal que su humor había cambiado totalmente, estaba molesto.
- ¿¡Qué hizo que!? -exclamó-
- No lo hizo, bueno lo intento pero no pudo -intenté calmarlo- lo puse en su sitio rápidamente, creo que fue por eso que dejo de acosarte repentinamente
- ¿¡Por qué no me dijiste nada!? -puso sus manos en mis hombros- ese tipo de actitud es intolerable, sabes que con solo pedírmelo puedo hacer que lo despidan
- ¡No! -exclamé- no hagas eso Jack, no es correcto, además no paso a mayores -puse mis manos en sus brazos- después de eso el intento disculparse, y creo que está intentando cambiar, además no soy nadie para hacer que alguien pierda su trabajo así como así
Increíble, tenía una oportunidad fácil de deshacerme del lobo que me había estado acosando las últimas semanas y ahora lo defiendo de quien podría solucionarme ese problema, supongo que la ética y moral que mi abuela vierte en la comida que me da hizo su efecto.
- Bueno -resopló- lo tendré vigilado, si escucho algo de él estará afuera de este hotel antes de que pueda decir mi nombre completo
Lo bueno de Jack era justamente su alto grado de comprensión, le dedique una sonrisa y di un corto beso para reestablecer sus ánimos, me separe de él y procedí a vestirme. Al cabo de unos minutos ya estaba totalmente listo para salir pero antes de tomar mi bolso Jack llamo mi atención desde la cama.
- ¿Y mi beso de despedida? -fingió estar indignado-
Sonreí maliciosamente ante su petición para alzar mi dedo en el aire y girarlo en círculos, el bisonte no tardó mucho en entender el mensaje y se giró en la cama dándome la espalda, se puso sobre sus cuatro patas y agacho la parte delantera exponiendo su parte trasera. Me acerque a él a paso apresurado, llegue al borde de la cama y me incline un poco para quedar viendo su parte trasera, lleve mis manos a sus firmes nalgas perfectamente redondas y las masajee un poco.
- Aquí esta torito
Abrí con cuidado sus nalgas mientras el apartaba su cola exponiendo su rosado ano y metí mi hocico sin vacilar entre ellas para sellarlo con mis labios iniciando un suave beso que poco a poco fue tomando potencia. Poco a poco mi lengua se abrió paso entre su abertura saboreando una esencia familiar que había depositado allí la noche anterior, esto solo me hizo excitar más haciendo que acelerara mi ritmo mientras un bulto se hacía entre mis pantalones.
Jack por su parte había llevado su mano a su miembro ya erecto mientras soltaba sonoros mugidos de su hocico. De seguir así no dudo que terminaríamos haciéndolo y yo perdería el transporte, reuní toda la fuerza de voluntad que pude y me despegue con mucha dificulta de él relamiendo mis labios.
Me levante nuevamente y cogí mi bolso para caminar a la puerta, pero antes de abrirla me gire a verlo en la cama tendido ahora boca arriba mirándome lujuriosamente.
- ¿Cómo puedes dejarme así? -resopló- termina el trabajo
- Lo siento Jack -le guiñe un ojo- no es mi culpa que pidieras un beso de despedida
El sol ya había salido completamente en el cielo, este se encontraba totalmente despejado casi cristalino debido a la tormenta del día anterior.
- Después de la tormenta viene la calma ¿No? -pensé-
Empecé a caminar con dirección a la casa, me crucé en el camino con algunos rostros familiares del vecindario, los saludaba sin ánimo de extenderme mucho, el trabajo del día anterior había estado duro y la noche con Jack lo fue aún más. Mi mente no daba más al igual que mi cuerpo y mi concentración de por dónde caminaba no era la mejor, tanto así que choque contra alguien en la última recta a la casa.
- Discúlpeme, estaba distraído -sacudí mi cabeza-
- ¿Javier?
Aquella voz entro como una bala en mis oídos y todo rastro de fatiga desapareció de mi cuerpo, levante la vista rápidamente para encontrarme con el rostro de mi madre.
- Javier, eres tu -dio un paso hacia mí-
- Claudia -susurré-
- Cuanto tiempo sin verte -puso sus manos en mis hombros-
- Si -mire a otro lado- ha pasado bastante
Lleve mis manos a las de ella en mis hombros y las tome suavemente para retirarlas de mi cuerpo con cuidado, al principio tal vez quería huir, pero por alguna razón ya no.
- ¿Qué haces por aquí? -preguntó-
- Es bastante obvio ¿no? -volví a mirarla- vine a visitar a mi abuela, de vez en cuando vengo, es lo único que me queda
- Ella me pidió que te trajera a verla, dice que tiene mucho tiempo sin verte
- Exagera -fingí sonreír- vengo cada vez que puedo, después del trabajo normalmente y tranquila, no le eh dicho nada de lo que paso -mentí-
Claudia bajo su cabeza en señal no saber cómo responder, apoyo su brazo derecho sobre su cartera negra que colgaba de su hombro mientras que con la otra se alisaba la blusa de color crema que traía. Finalmente levanto la mirada para verme y continuar la conversación.
- Hijo ¿Dónde estás viviendo? -dijo en voz baja- ¿Dónde estás trabajando? -dio un pequeño paso- ¿Cómo te está yendo?
- Hay mamá -suspiré- ¿Para qué quieres que te diga esa información? -alcé una ceja- ¿Para qué vallas hasta mi casa o mi trabajo a buscarme otra vez armando algún escandalo para que regrese?
- ¡Pero en ningún momento eh hecho algo así! -exclamó- yo---
En ese momento ella se detuvo en seco, se dio cuenta que lo que acababa de decir y ahora en mí rostro una genuina sonrisa de triunfo se había formado, todo por haber hecho que ella misma lo dijera.
- No pudiste haber hecho algo así porque nunca intentaste buscarme después de que me fui mamá -le susurré- y para ser honestos prefiero que siga así ¿Has podido dormir con la conciencia tranquila todo este tiempo?, porque yo, él que soy el verdadero afectado y no tengo nada de lo que arrepentirme si
Di unos pasos rodeándola lentamente para continuar mi camino pero antes de alejarme más me detuve y giré a verla.
- Por cierto, han pasado dos años, diez meses y unos trece días, si no me equivoco ese es el tiempo que llevábamos sin vernos, redondéalo a tres años si quieres -volví a mirar hacia adelante- le inventare cualquier cosa a Isabel de porque no llegamos juntos, mantendré tu coartada, cuídate
Retome mi marcha hasta la casa de mi abuela, tire la vista atrás un par de veces para confirmar que mi madre no me siguió cosa que me alivio. En unos minutos ya estaba entrando a casa y depositando mi bolso en una pequeña mesa de la sala, en ese momento mi abuela apareció por la puerta de la cocina quien me miro con cara de preocupación.
- Te encontraste con ella ¿Verdad? -Isabel-
- Si -asentí- tuvimos unas palabras, nada que destacar
- Te envié un mensaje advirtiéndote que estaba aquí -se acercó-
- ¿Enserió? -reviso mi celular- no hay nada -pienso un momento- oh, que estúpido soy, lo puse en modo avión anoche para que no me molestaran -rasque mi cabeza- bueno, pudo haber sido peor
- Algo no está bien con mi hija -me miró fijamente- está viniendo mucho más de lo normal con cualquier excusa, quizás ya le pesa tu ausencia
- Hay abuela -suspiré- si de verdad le pesara mi ausencia me hubiese detenido hace unos minutos atrás
Converse con ella otros minutos del asunto, ciertamente que mi madre visitara a mi abuela tanto en una semana no era usual, y no creo que yo sea la causa. Sea como sea no era mi problema, tenía mis propios asuntos de los que encargarme y con eso en mente comí un pequeño gran desayuno que me dio mi abuela y me fui a acostar, debía reponer energías para el trabajo.
Bajé del transporte con cierta pereza, aunque dormí prácticamente toda la mañana aún podía sentir la falta de energía.
- Mierda, siento que no dormí nada -pensé-
Me detuve un momento antes de retomar mi camino a los vestidores, hice un último intento de despojarme de la flojera estirándome como si me acabase de levantar pero fue más o menos en vano. Justo al dar el primer paso sentí una mano posarse en mi hombro suavemente junto con una voz y aroma familiar.
- ¿No es muy temprano para acosar? -pregunté mientras giraba a ver al lobo-
- ¿Muy temprano? -ladeo su cabeza- ¿Sabes que ya es medio día no?
- Para mí los medio días son como para ti el amanecer -comencé a caminar- es decir cuando comienza la jornada
- ¿Qué mejor formar de comenzar el día que junto a un amigo? -se puso a mi lado- ¿Con quién te quedaste anoche? -giró a verme sonriendo-
- Con un amigo, ya te lo dije
- Pudiste haberme avisado y con gusto te recibía en mi habitación
- Cuando quiera tener sexo contigo te aviso -resoplé-
Estoy seguro que la mente del lobo ya había maquinado una estupenda respuesta a eso que dije pero apenas abrió el hocico nada salió de este. Lo volvió a cerrar lentamente y su nariz comenzó a moverse en señal que captaba algún olor que había llamado su atención.
- Que raro ¿Qué lo habrá distraído tan de repente? -pensé-
El lobo giro su hocico muy levemente en mi dirección mientras su nariz continuaba haciendo el mismo movimiento olfatorio. Fue en ese momento que me di cuenta de lo que había llamado su atención, mi olor o más bien el olor de Jack en mí.
- ¿Pasa algo? -giré a verlo sonriendo-
El lobo salió de su aparente trance mirando hacia adelante mientras reponía su característica sonrisa.
- Nada -Renzo- me pareció oler a alguien familiar cerca, es todo
Pude ver por el rabillo del ojo como la blanca cola del lobo se había quedado quieta por un momento en el aire casi alerta y después de unos segundos empezó a moverse lentamente por lo bajo señal de que bien o estaba tenso o muy molesto.
- ¿Celoso? -pensé- apostaría mi quincena a que no esperaba que tuviera algo de diversión con otro mientras él me acosaba -reí por dentro- golpe crítico para el orgullo del lobo
Llegamos a la puerta de los vestidores del personal sin mucho más atraso, definitivamente la actitud de Renzo estaba perturbada, no estaba tan atrevido como de costumbre.
- Gracias por acompañarme, me hubiese perdido sin ti -dije en tono de burla-
- Cuando quieras cariño -me guiño un ojo-
Renzo se marchó agitando su cola alegremente mientras yo solo me limitaba a suspirar, al parecer hacer que el lobo perdiera su interés en mí no iba a ser tan sencillo. La jordana paso casi sin inconvenientes, y digo casi por que se presentó un problema casi al final con un plato VIP, no en un plato de Lisa o mío.
El problema ocurrió en uno de un chef de partida que conozco, Marcos, un joven tiburón tigre de mediana estatura que se especializaba más que nada en comidas del mar. La presencia de Laura no se hizo esperar junto con su aura de muerte preparada para arremeter contra el pobre chef.
Conocía a Marcos y sus capacidades, él me había dado muchos trucos en el pasado de comida del mar que me han ayudado en mi cocina y con mis sospechas latentes en mi mente me atreví a acercarme a la estación del tiburón. Olfatee el sartén donde preparo un pescado conocido como Catalana, caracterizada por su piel roja y carne blanca, fácil de comer y separar de las espinas por ser grandes.
No tarde mucho en encontrar el fallo, rastros de orégano en el sartén, pero si la receta es la que creo que es no llevaba esa especia, además el olor era aún muy intenso como para haberla agregado durante la preparación. Por el olor podía deducir que fue agregado después de la cocción justo antes de servir, ningún chef haría algo así salvo que sea apropósito, otro sabotaje.
Intervine entre el probé tiburón que se defendía inútilmente y la chef Laura que estaba a punto de despellejarlo vivo, le mostré la evidencia y le explique que solo podría ser otro sabotaje como en otros anteriores. Laura titubeo un momento mientras parecía analizar la situación y después de unos minutos pareció entrar en razón.
- Javier apoya a Marcos para arreglar este desastre -me miró-
- Si chef -incliné la cabeza-
Laura se fue latigueando su cola contra todo lo que podía señal de molestia, mientras que el tiburón solo me miro con cara de niño asustado, algo totalmente fuera de lugar para alguien de su especie.
- Tu tranquilo yo nervioso, lo resolveremos -sonreí-
Dicho y hecho, en menos de diez minutos Marcos puso un plato de reemplazo en el carrito del mesero con rumbo al cliente VIP, si bien no era exactamente el mismo era sin duda de calidad igual o superior. A los veinte minutos Marcos recibió del mesero una felicitación de parte del cliente satisfecho por el plato enviado y este a su vez no paraba de darme las gracias por salvarlo.
Estaba sentado tranquilamente en un banco, había colocado mi bolso a un lado mientras observaba como los transportes arrancaban a sus destinos, al menos casi todos. El que suelo usar no había llegado por un choque en la vía, aparentemente se retrasaría un rato y me tocaría esperar.
De repente todo se volvió obscuro, pude sentir unas manos tapando mi vista desde atrás pero el olor era demasiado obvio, ni siquiera tuve que adivinar.
- ¿Estás muy aburrido? -pregunté sin siquiera moverme-
- Un poco -contesto- ¿Qué haces aquí? ¿Te dejo el trasporte?
- No me dejo, aún no llega -suspiré- parece que hay un choque en la vía
- Excelente -quitó sus manos de mi rostro-
- Claro, como si mi plan fuese llegar tarde a casa y descansar menos
Renzo rodeo el banco poniéndose delante de mí, usaba un jean negro sencillo con una guayabera azul, debía admitir que se veía bastante bien.
- No me refería a eso, si quieres te llevo a casa -alzó su dedo índice- si aceptas que te lleve a comer algo en el camino
- ¿Por qué debería? -ladeé mi cabeza- el autobús no debe tardar en llegar y seguro tengo comida en casa
- Si ese choque es el que creo que es será para largo mi estimado -sonrió- un compañero me dijo que se volcó un camión de cerveza por el barrió que está en la vía, saca conclusiones
Camión de cerveza volcado cerca de un barrió de bajos recursos solo podía significar una cosa, que iban a bajar a saquearlo y se iba poner feo si no es que ya estaba feo.
- Quizás no sea mala idea por hoy -pensé mirando a Renzo-
Y en menos de veinte minutos ya nos encontrábamos en pleno centro de la ciudad, Renzo había estacionado el auto en un pequeño estacionamiento, caminamos fuera de este y quedamos en la popular calle conocida por todos como La calle del hambre.
- ¿Qué te gustaría de comer? -giró a verme el lobo-
- Pues
Me detuve en la acera viendo los diferentes puestos de comida, había variedad en comida internacional pero quizás lo más sencillo sería lo mejor.
- Perros calientes -lo miré-
- ¿Perros calientes? -me miró confundido- ¿Es enserió?
- Si ¿Qué tiene de malo? -comencé a caminar-
- ¿Cocinas comida gourmet y quieres comer un vulgar perro caliente? -empezó a caminar a mi lado-
- Es sencilla, es económica, es humilde -lo volví a mirar- incluso alguien que cocina cosas complejas como yo quiere algo simple de vez en cuando
Renzo no respondió a eso, solo se limitó a embozar una pequeña sonrisa mientras caminábamos a un puesto de perros calientes que se veía aceptable. Al llegar nos sentamos en unos altos bancos y pedimos nuestra orden, en menos de un minuto ya cada uno tenía su perro en mano y dimos el primer mordisco.
- Dios -mástique lentamente- como extrañaba esto
- ¿Tanto tiempo tenías sin comerte uno?
- Unos cuantos meses -di otro mordisco- más de una vez los intenté hacer en casa pero no me quedan igual a estos en lo absoluto
- Me cuesta imaginarte preparando perros calientes -rió un poco- calentando la salchicha y colocándola dentro del pan delicadamente
Tuve que llevar mi mano libre a mi hocico para no evitar escupir lo que estaba masticando, el comentario de doble sentido del lobo ciertamente me causo gracia, pensar que un chef como yo preparase un perro caliente no tenía mucho sentido.
- En mi opinión personal -continuó el lobo- los perros calientes mientras más sucios más sabrosos -dio otro mordisco- por eso no te queda igual, los hechos en casa no se comparan a los preparados en la calle
Creo que era la primera vez que escuchaba algo cierto salir de ese lobo lo cual era bastante raro considerando que nada bueno había salido de él hasta ahora. Los minutos fueron pasando, el número de perros calientes consumidos aumentando y uno que otra bebida para pasar la comida, ya con el estómago lleno me dispuse a pagar la cuenta pero el lobo se opuso rotundamente y termino pagando él.
- El hambre y el interés se juntaron -reí un poco-
- ¿No puedo ser caballeroso? -me miró indignado-
- Eso se hace con las hembras, no con otros machos, se ve raro -me levanté del banco-
- ¿Javier?
Vi como Renzo fijo su vista más allá de mí hacia la fuente de aquella voz, una voz que si bien se me hizo familiar era un poco diferente a como la recordaba. Gire lentamente como con miedo a confirmar mis sospechas que no fueron más que confirmadas, frente a mí se encontraba parado otro jabalí.
- Jorge -respondí-
Un jabalí un poco más pequeño que yo apenas por unos centímetros, sus colmillos un poco más reducidos que los míos, su pelaje algo más claro. Vestía un pantalón que le llegaba por las rodillas de color verde y una camisa negra, su físico a diferencia del mío era más definido, menos musculoso que yo y un vientre casi plano señal que hacia actividad física.
- Cuanto tiempo sin verte -se acercó a mí-
- Nuestra madre me hizo el mismo comentario esta mañana -alcé una ceja- tres años para redondear
- ¿Enserió? -miró a otro lado- es bastante entonces, como vuela el tiempo -rió un poco- ¿Viniste a comer algo? -volvió a mirarme- te invito y así nos ponemos al día
- No, gracias pero no -negué con una mano- acabo de comer y tengo compañía -señalé a Renzo con la cabeza-
- Oh, no lo sabía -miró al lobo- mucho gusto, soy Jorge, hermano de Javier -estiro su mano-
- El gusto es mío
Renzo como siempre sacando sus modales a relucir, estrecho su mano con firmeza mientras le dedicaba una amplia sonrisa, no dudaría ni un momento en que se ganaría su confianza si los dejaba mucho tiempo solos.
- Y tú eres -Jorge hizo una pausa- ¿La pareja de Javier?
- ¿Qué qué? -Renzo se sorprendió- no no, soy solo un compañero de trabajo y salimos a---
- No le debes explicaciones Renzo -interrumpí- ¿Acaso debes asumir que si ando comiendo en la calle con algún amigo este automáticamente es mi pareja?
- Lo siento si los ofendí no era mi intención -Jorge se preocupó- llevo bastante tiempo sin saber de ti y pues quería saber---
- ¿Saber qué? -volví a interrumpir- ¿Crees que porque coincidamos en un sitio después de tres años sin hablar puedes preguntar esas cosas tan naturalmente? -resoplé- Renzo andando
Di medía vuelta dándole la espalda a mi hermano para comenzar a caminar rumbo al estacionamiento, puede escuchar al lobo despedirse apresuradamente y alcanzarme en unos segundos.
- No preguntes -lo miré algo molesto-
- Tampoco lo iba a hacer, respeto tu privacidad
- ¿Enserió? -alce una ceja-
- Bueno -sonrió- algo así
Sentí una mano apoyarse en mi hombro firmemente deteniendo mi paso seguido de alguien pararse a mi lado, giré rápidamente hacia esta sabiendo de antemano quien era.
- Javier no me ignores así -Jorge- soy tu hermano, tu único hermano
- ¿¡Mi hermano!? -exclamé acercándome a él- ¿¡Dónde estabas ese día!? -di un paso hacia él- ¿¡Dónde estabas ese día que me fui de casa!? ¡Al menos dime dónde estabas en los días siguientes, o en las semanas siguientes, o meses siguientes, o los años siguientes! -resoplé- ¡No estabas, nunca estuviste al igual que nunca estuvo nuestra madre! ¡Me dejaron solo!
Una intensa ira se había apoderado de mí en ese momento al traer de vuelta esos viejos recuerdos a mi mente, creí haberlos superado, creía haberlos llorado lo suficiente con mi abuela, creí mal, la herida aún estaba abierta.
- Muchas veces quise salir a buscarte, saber de ti, y no dudo que nuestra madre también pero---
- ¿¡Pero qué!? -interrumpí- ¿Mi número de celular desaparecido de sus teléfonos? ¿Mis redes sociales desaparecieron de la internet? ¿Se les olvido donde vivían todos mis amigos donde buscarme? ¡Tú de hermano no tienes nada!
- Creo que deberíamos irnos
Renzo se puso entre mi hermano y yo, coloco su mano en mi pecho intentando apartarme de Jorge, di un paso hacia atrás mientras intentaba calmar mi respiración. Antes de perder el contacto visual con mi hermano solo pude ver su rostro petrificado, su hocico estaba medio abierto como intentando decir algo, pero no lo hizo, se quedó en silencio.
- Eso pensé -dije más calmado- quédate en silencio y sin hacer nada como has venido haciendo todo este tiempo, igual que nuestra madre
Y habiendo dicho eso ultimo retome mi camino hacia el estacionamiento que estaba a solo una cuadra, al minuto ya estaba en el carro del lobo esperando por él y tras otro minuto de espera llego este caminando tranquilamente. Apunto su control al vehículo y lo abrió, entre en él y me senté en silencio mientras el encendía y daba marcha para salir de aquel lugar.
- Me dijiste que no preguntara y no lo hare -Renzo- pero si quieres hablar sobre algo puedes contar conmigo
- ¿Por qué querría? -miré por la ventana- es personal
- Eso es bastante obvio Javier -acelero un poco- pero por lo que escuche se trata de un problema de hace tres años sin resolver, y por donde va el tema puedo asumir que te resulto bastante fuerte -me miró un momento- por eso, si quieres hablar del tema soy todo oídos
- Eres un recién llegado a mi vida -lo miré molesto- ¿Y quieres que te cuente mis más íntimos problemas familiares? -resoplé- la confianza es algo que se gana con el tiempo Renzo, no se da a la ligera, y tu mataste la que había entre nosotros siquiera antes de comenzar ese día en las duchas ¿Crees que puedes reparar algo así en solo unas semanas de buenos actos dudosos?
- No -bajo sus orejas- yo sé que no puedo, pero eso no impide que lo intente Javier, sin importar cuanto me rechaces estaré aquí para ti mientras pueda
- Al menos sé que contare contigo como transporte en casos de emergencia mientras estés cerca -suspire-
- ¿Vez?, ya cuentas conmigo para algo -rió un poco-
La noche y el día siguiente pasaron volando, le conté lo sucedido a mi abuela obviamente y esta solo me abrazo más fuerte que nunca como si eso solucionara mis problemas, no lo hacía pero ciertamente ayudaba. Ahora me encontraba terminando el turno del viernes por la noche, uno de nuestros compañeros estaba de cumpleaños y entre todos pusimos algo de dinero para hacerle una pequeña reunión en el trabajo.
Celebrábamos cordialmente en uno de los salones de fiestas pequeño del hotel cedido por el administrador, algo bastante usual para ayudar a los empleados. El plan era simple, tomar, comer, cantar cumpleaños, seguir tomando y hablando para luego tomar el transporte de la media noche, parecía infalible hasta que un invitado no esperado se apareció entre Lisa y yo.
- Miren lo que tenemos aquí
Un lobo de pelaje blanco vestido totalmente de negro paso sus manos por nuestros cuellos atrayéndonos para un abrazo grupal.
- ¡Renzo! -Lisa- días sin verte ¿Dónde estabas escondido y que haces aquí?
- Por aquí y por allá -nos soltó- mi trabajo no tiene horario ni lugar, cuando y donde me neseciten allí estaré -giró a verme- y estoy aquí por la misma razón que ustedes
En ese momento Renzo apunto disimuladamente su dedo hacia un pequeño caracal más delante de nosotros que hablaba animadamente con otros, lo conocía pues era mi compañero y el cumpleañero.
- Conozco a Darío desde hace unos años, cuando vine la última vez aquí por trabajo y pues no podía perderme su cumpleaños -me miró sonriendo- que estén aquí es un buen extra
Yo solo pude soltar un fuerte suspiró en ese momento mientras tomaba un poco más de mi vaso de wiski, sería una larga noche mientras ese lobo estuviese cerca. El tiempo comenzó a pasar y eventualmente me separe para conversar con otros compañeros, distraerme e intentar pasarla bien contando anécdotas o bromeando un poco.
A Lisa como siempre la encontrabas con su grupo de solo hembras hablando sobre otros machos, las risas de su grupo inundaban y alegraban más el salón, seguro más tarde me contaría que perversidades hablaron. Renzo parecía estar en su elemento, donde quiera que se pusiera hacia un nuevo amigo si no lo conocía.
Definitivamente era un pez en el agua o más bien un lobo en un corral de presas, no me sorprendería que más de uno allí hubiese sido una aventura de una noche del casanova. De vez en cuando por no decir a cada rato el lobo volvía a mi lado para traerme bocadillos y bebidas como si intentara consentirme o marcarme como territorio frente a otros.
Era extraño, demasiado diría yo, quizás sentía un poco de pena por la discusión que tuve con mi hermano y quería hacerme sentir bien, a estas alturas ya debió haber sacado algunas conclusiones, ahora empezaba a dudar si por esa noche solo fingía para llevarme a la cama.
- Estúpido lobo -pensé-
Las horas empezaron a pasar algo rápido y con ello las bebidas que poco a poco fueron menguando hasta que se acabaron, se acabó el alcohol pero no las ganas de seguir tomando.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top