Capítulo 30.
—Esto ha sido. . . Extraño— levanté la vista, para observar a mi amado pelinegro, el cual tenía los ojos fijos en la entrada a nuestra tienda.
Todavía el sueño estaba presente en su postura, en sus ojos. El cabello despeinado y la pijama le daban un toque mañanero que me encantaba.
—Buenos días, Ranma— saludé, mi voz algo ronca por mi recién despertar.
—Buenos días— su mano se deslizó por las sábanas, hasta llegar a la mía y apretarla un poco, un gesto cariñoso de su parte. —Creo que dormiré un poco más, todavía es temprano— asentí, y lo ví acomodarse sobre nuestra cama improvisada.
—Yo ayudaré a Kasumi con el desayuno, prometo que vendré y te despertaré a patadas para que vengas a comer— muy a mi pesar, me arrastré fuera de la tienda de campaña, mi novio monitoreando cada paso y movimiento que hacía.
—Probablemente está frío afuera, llévate mi camisa— le observé, arrugando levemente la nariz.
— ¿Te estás preocupando por mí? — cuestioné, con cierta burla.
—No seas tonta, te da frío hasta la más pequeña ráfaga de viento, solo estoy tratando de ser un caballero. Luego no quiero escuchar tus quejas sobre la temperatura— y cubrió sus ojos con su antebrazo derecho.
Sonreí.
Me adentré unos segundos a la tienda y robé de su bolso la camisa roja que tanto me gustaba, me la coloqué sin abotonarla, luego planté un beso en la mejilla de Ramma.
—Gracias mi amor— susurré, y un tierno sonrojo adornó sus mejillas.
Kasumi ya estaba terminando de sacar una funda de pan, cuando me acerqué a ella.
—Buenos días Kasumi, deja que te ayude— me senté a su lado, y ayudé a sacar varios plásticos, que contenían los elementos suficientes para preparar un buen emparedado, coml desayuno.
—Buenos días ____ — saludó. — ¿Ranma y tú durmieron bien? — dudé un segundo, antes de colocar una lonja de queso a la rebanada de pan que tenía en mi mano.
—Hemos dormido bien, con Akane, de paso. ¿Tu que tal dormiste? — cuestioné, sin mirar su reacción.
Me parecía extraño lo que mi prima había hecho, quizá por sus deseos de dormir con nosotros estaba tan deseosa de hablar con Ranma ayer, para preguntarle si podía.
— ¿Akane se ha colado en su tienda? — asentí levemente, aún sin mirarla. —Ya veo, hablaré con ella, y por lo demás, he dormido bien— sonreí, alegre por ella.
Seguimos preparando los emparedados, con aderesos y lonjas de jamón y queso. Algo sencillo, dado que nos encontrabamos acampando.
Mientras terminaba, comencé a pensar si en realidad Akane lo que deseaba era dormir a solas con Ranma, y por eso entró a nuestro espacio.
No es que sea una novia celosa o insegura pero. . . esa idea no me agradaba ni un poco.
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♡
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Narra Ranma.
—Ranma— gruñí al escuchar que me llamaban, de verdad quería seguir durmiendo un poco más. —Te dije que te despertaría, aún fuera a patadas— volví a gruñir, y cubrí mi rostro con la sábana.
—No quiero levantarme—.
—Muy bien Saotome, si no te levantas me comeré tu emparedado, y debo decie que le eché lonjas extra— de inmediato levanté la cabeza, retirando la tela que la cubría.
Mi linda novia caminaba en dirección a donde se encontraba los demás, giró su cabeza levemente y me sonrió con burla.
Me coloqué en pie.
—Ven aquí, no te vas a comer mi desayuno— caminé hasta ella y la abracé por la espalda. — ¡Kasumi! Esconde el mío— la mayor de las hermanas Tendo me observó con una sonrisa particularmente dulce.
—Tranquilo Ranma, lo haré— inmediatamente ____ la miró.
— ¿Y tú de qué lado estás? — cuestionó, fingiendo molestia.
Kasumi se limitó a sonreír nuevamente.
—Del lado en el que me comido tu pan, Ranma— mi padre estaba sentado junto al señor Soun, con medio emparedado en su mano. —Anda, suelta a la sobrina se Soun y ven a por tu desayuno. . . O lo que queda de él— mi castaña en mis brazos dejó de removerse, y observó curiosa los restos de lo que en algún momento fue mi comida.
Papá me las pagaría por esto.
Pero antes de saltarle encima, Akane se acercó a mí y me tendió una envoltura de aluminio.
—Este es el tuyo, lo guardé para ti— y se sonrojó. —Como disculpa por lo de. . . Ya sabes— desvió la vista.
—Gracias Akane— emití, y justo escuché una ligera exclamación.
— ¡Entonces el tío Genma se ha comido mi pan! — ____ llevó una mano a su estómago y suspiró.
—Ven, comamos juntos el mío— ofrecí.
—No lo entiendes. Tu pan solo tiene dos lonjas de jamón, el mío tenía tres— murmuró, lo suficientemente alto para que pudiera escucharlo.
—Con razón estaba tan bueno— agregó papá.
Mi novia gruñó.
[○ ♡ ○]
Detrás de un árbol, me encontraba de espaldas a ____, echándo agua caliente sobre mi pecho, tomándo una especie de ducha.
—Bien, he terminado, ¿puedo darme la vuelta? — cuestionó.
Enrollé rápidamente una toalla en mi cintura.
—Si, ya puedes darte la-
Mis ojos dieron con la figura desnuda de Akane, gracias al cielo se encontraba de espaldas.
—Oh no— unas manos cubrieron mis ojos, y sobre esas manos coloqué las mías.
Sentía la respiración de mi novia en mi cuello, tragué duro.
—Akane, ¿puedes buscar otro lugar? Este señorito y yo necesitamos cambiarnos— levemente retrocedí un paso, acercándome más al cuerpo de mi acompañante.
—Ya estoy terminando, solo un momento más— un frío recorrió mi columna.
Akane generalmente hubiera gritado y me golpearía hasta que se cansara, o hasta que yo terminara del otro lado del campamento.
Algo estaba pasando por la cabeza testaruda de esa muchacha.
Narra ____.
Me estaba congelando, mientras esperaba a que mi prima terminara de vestirse, se estaba tomando su tiempo, eso era seguro.
Podía sentir el hombro de Ranma rozando mis pechos, no creo que lo hiciera a voluntad.
—Listo, pues. . . Ya me marcho— cuando los pasos me indicaron que estaba lejos, dejé de cubrir los ojos de mi pelinegro y suspiré.
Ranma y yo nos vestimos en silencio. Volví a colocarme su camisa, mientras él se colocaba una de color azul.
—Estás guapísimo— admití, pasmada y bajo su encanto.
—Tu estás igual que siempre— suspire negando ante su comentario —, siempre estás muy linda— y dicho esto, se marchó con el bolso y las toallas mojadas.
Recogí ambas teteras y salí de nuestro pequeño escondite, que no pasó percibido ante los ojos de Akane.
Cada vez me sentía más insegura, con respecto a lo que ella se encontraba tramando.
Ranma salía de nuestra tienda, mientras yo dejaba los dos objetos junto a ella.
— ¡Mi preciosa ____ ! — los gritos del maestro llamaron mi atención, y luego algo se encontraba entre mis pechos. —Ay ya extrañaba estas— su cabeza se movía bastante, y mi enojo aumentaba.
—Maestro, le he dicho que con ella NO— exclamó el chico Saotome, antes de arrancar el pequeño cuerpo. —Ya me tiene cansado, respete el cuerpo de mi novia— y dicho esto, lo pateó lejos de nosotros.
—Gracias cielo— emití, besándo su mejilla y caminando hasta donde se encontraban los demás.
[○♡○]
— ¡Toma esto! — sentada en un tronco, junto a mi tío, observaba a Ranma y al señor Genma entrenando.
—Dime ____, ¿eres feliz? — aquella pregunta me desconcertó levemente —, con Ranma, me refiero. ¿Son felices juntos? — sonreí, antes de volver a mirar a mi pelinegro.
—Al principio. . . fue muy difícil. Pero hoy en día si le puedo decir que sí, tío. Ranma me hace feliz— afirmé.
Una patada y el señor Saotome estuvo a punto de caer al arroyo cercano.
— ¡Ja! ¿Viste eso ____? — asentí, sonriendo ante su aparente orgullo.
—Bien hecho cariñ-
—Bien hecho, Ranma— Akane se colocó frente a él. — ¿Entrenamos juntos ahora? — sentí mi cuerpo tensarse y gruñí.
—En realidad, me lo llevaré a dar una vuelta para que se refresque. Está todo sudado, y una caminata juntos nos vendría bien— Ranma me miró.
—Vale, si se van a caminar, vamos con ustedes— afirmó mi tío.
Narra Akane.
Kasumi nos despidió, mientras ibamos en camino a dar nuestro recorrido por el lugar.
El camino se hacia cada vez más frondoso, y daba la impresión de que caminabamos en círculos.
Escuché unas risas algo disimuladas, y me topé con Ranma sujetando la mano de mi prima. Caminaba un paso más adelante de ella, y parecía estar feliz, mientras charlaban entre ellos.
Las mejillas de ____ estaban levemente sonrojadas, y de vez en cuando depositaba un beso en la mejilla de Ranma, mi sangre hervía ante aquello.
Probablemente estabamos perdidos, y ellos dos tonteaban entre ellos, y más frente a nosotros. Me parecían un par de descarados.
Narra Ranma.
—Creo que nos hemos perdido— anunció papá, nervioso.
____ y yo nos miramos.
—Bien, fueron ustedes los empeñados en acompañarnos, confiamos en que nos sacarán de aquí ahora— emitió la castaña.
—Sobrina no seas así por favor— Soun pasó una mano por su cabello.
—Ella tiene razón, nos sacarán de aquí. Nosotros probablemente nos hubieramos sentado cerca del arroyo y nos quedaríamos un rato antes de volver— afirmé.
—Ya, pero es una buena oportunidad para pasarla juntos— musitó Akane.
—Eran ustedes los empeñados en venir, yo bien pude quedarme con Kasumi— mire de reojo a Nabiki, que no había pronunciado palabra hasta ahora.
—Ya basta, peleando no resolveremos nada. Solo demos la vuelta, está atardeciendo— estuve de acuerdo con ____, y los demás también.
Papá, Soun y el maestro charlaban animadamente, Nabiki y Akane compartían alguna que otra palabra.
Al final del grupo, estabamos mi pareja y yo.
Deslicé nuevamente mi mano sobre la suya, y nuestros dedos se entrelazaron. Su pulgar acarició la palma de mi mano y sonreí.
Al final, con ayuda de las luces de la fogata que había creado Kasumi, llegamos al campamento.
____ me arrastró hasta nuestra tienda, mientras se ponía el sol.
—Quería que pasaramos este momento juntos— susurró, recostando su cabeza en mi hombro.
Los últimos rayos de sol se reflejaban en su rostro, otorgándole un aspecto tan relajado, que me causaba paz.
—Te quiero, Ranma— murmuró.
Yo también. . . Yo también la quiero un montón.
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