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Bonnie seguía con la pequeña duda de quién pudo haberle escrito aquella sutil pero intrigante notita. No había descifrado aún a quién podría pertenecer aquella singular caligrafía cursiva. Tal vez se habrían confundido de casillero, sería lo normal sabiendo que a sus lados compartía espacio con dos chicas muy guapas y algo populares, además de que ambas tenían unos novios conocidos por ser muy románticos. Seguro que aquella nota sería de alguna de las dos. Ahora se arrepentía de haber tirado el papel, pudo habérselo dado a alguna de las chicas.
Miró nuevamente al reloj de la clase viendo que ya solo quedaban cinco minutos para el final de las clases. Ya habían pasado unos días desde que encontró aquel papel y no volvió a saber nada de eso, así que realmente supuso que se trataba de una mala broma o que se habían equivocado. Daba gracias de no haberles contado a sus amigos o lo estarían molestando sobre ello, sobre todo su mejor amigo pelirrojo.
Tocó el timbre y soltó un suspiro, no veía la hora de llegar a casa y simplemente echarse en su cómoda cama y descansar, no se había podido dormir en clases porque había olvidado sus gafas en su taquilla esa última hora, así que ya podría descansar en paz y sin los regaños del profe e incluso de su amiga rubia. Sacó su llave y abrió su taquilla para dejar sus libros y tomar sus preciadas gafas, pero un pequeño sobre de color beige llamó su atención. Rodó los ojos creyendo que sería del mismo que mandó aquella nota la semana pasada, pero a diferencia de entonces, era un sobre rectangular, bastante pulcro, no tenía nada escrito y en el reverso, tenía un bello sello carmín de lacre con el diseño de la cabeza de un conejito. Sin duda era mucho más sofisticado, algo que lo volvió a llenar de curiosidad.
Cerró la taquilla con rapidez y guardó la carta en su mochila, corriendo por el pasillo para llegar a la salida. Sin embargo, de tan rápido que iba no se fijó en la última esquina que se llevó a alguien por delante.
— ¡Auch!— ambos jóvenes se quejaron ante semejante golpe.
— L-Lo siento, no veía por dónde...— el pelimorado levantó la mirada, pues del empujón había perdido el equilibrio y se había caído irremediablemente al suelo, hasta que vio una mano tendida hacia él que reconoció al instante—. ¡Bon! Perdóname, no quería chocar contigo.
— No pasa nada, Bonnie, ¿estás bien?— le sonrió apenado ayudándole a levantarse—. Se ve que tienes prisa.
— Ah, sí, sí, es que ya tengo ganas de llegar a casa— sonrió igualmente pasando por su lado, pero se quedó quieto un momento antes de voltearse—. ¿Quedamos hoy también en el parque?
— A la misma hora de siempre— le guiñó un ojo levantando el dedo pulgar.
— Bien, allí nos vemos, amigo~.
Y volvió a echar a correr hacia la salida, sin saber que había vuelto a crear otra grieta en el corazón del peliturquesa, quien le despedía con la mano con los ojos cristalizados.
— Espero que esto funcione...
(...)
Bonnie se encerró en su cuarto y se sentó en la cama, con la pequeña carta en sus manos. Tenía miedo de abrirla, ¿pero miedo de qué? Realmente ni sabía quién la había mandado, ahora su teoría de que fuera una broma tenía menos sentido, pues, ¿quién se tomaría la molestia de hacer una carta tan perfecta con un maldito sello de lacre? Hacía años que no se usaba aquello desde que salieron los sobres con pegamento en la solapa, así que o era una broma bien hecha o realmente era un error de taquilla.
Tomó un gran respiro y despegó con cuidado el pegote de lacre del papel tratando de no romperlo. Sacó del sobre la pequeña tarjeta que había dentro. La misma caligrafía cursiva lo detallaba, con un pequeño mensaje.
No olvides que tu sonrisa es lo que ilumina este mundo lleno de oscuridad y tristeza. No importa quién trate de apagarla, sonríe siempre, hazlo por mí, por favor.
No supo por qué razón su corazón dio un vuelco y sus mejillas tomaron un leve color rojizo. Podía sentir la ternura en las palabras y el sentimiento de cariño en cada letra, había muchas emociones juntas en aquella pequeña carta que aunque lo quisiera negar, le había llegado al alma. Una casi imperceptible sonrisa se posó en su carita y miró al techo con la carta en su pecho.
— Si de verdad es una broma... Lo estás consiguiendo.
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Cameo especial de mis amiguis izabella-sama y NekoNuria03 uwu
¡Disfruten!
- Irene
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