Capítulo 29 ✔

Lysander se tensa nada más oir mi pregunta. Esa era exactamente la reacción que esperaba.

—Sabía que llegaría el día en que tuviera que contartelo. —suspira sonoramente.

Él toma mi mano y hace que me siente en un escalón, él se sienta a mi lado mientras pasa su mano por su pelo rubio. Me sorprende bastante que por fin vaya a hablar, sin poner nada de resistencia.

—Nunca hubo viaje.

Lo miro boquiabierta, eso no me lo esperaba. ¿Cómo... ?

—Pero... te fuiste dos semanas, tu padre... —tartamudeo como una boba.

—Ya, eso dijo mi padre pero era mentira. Tuve un problema de salud. Tengo un problema de salud.

—¿Tienes? —mi mente no es capaz de procesarlo.

Tú pediste que hablara, ahora te aguantas.

—Sí, todavía lo tengo. Hace dos años, estaba jugando al fútbol cuando me caí y me hice mucho daño en el brazo.

Asiento incapaz de hablar.

—Eso es normal en un chico de quince años pero lo que no era normal es el dolor brutal que sentí. Mi padre me llevó rápidamente al hospital de la ciudad más cercana y ahí me diagnosticaron osteoporosis.

Mi cara expresa pura confusión. ¿Osteo... qué?

—La osteoporosis es una enfermedad de los huesos, se da cuando pierdes masa ósea. Suele ser en personas mayores de cincuenta años, pero a veces también hay casos de jóvenes.

—Oh, Dios...

—Ese día tuve suerte de no romperme un hueso o quizás, hubiera muerto. No sabía que padecía esa enfermedad así que, claramente, no estaba en tratamiento.

—Joder. —es lo único que puedo decir. Siento que mis piernas tiemblan ahora mismo.

—Mi padre montó una farsa de viaje porque mi madre pensó que sería un escándalo y que los vecinos pensarían mal de nosotros.

Aprieto los dientes. ¿Esa señora sólo piensa en ella o qué? No puedo odiarla más.

Tu suegra es una verdadera serpiente.

—Pero... —parpadeo confusa— tú juegas al fútbol, ¿cómo lo haces si tienes eso?

—Mi vida no sería nada si yo no corriera, Laura. Prefiero morir de un hueso roto jugando al fútbol a morir de viejo sin haber hecho lo que yo quería. Y sé que nunca podré ser atleta, pero al menos aprovecho para correr antes de ir a una aburrida universidad.

Las lágrimas se agolpan en mis párpados pero las contengo. Necesito ser fuerte ahora mismo y dejar de pensar que con sólo la rotura de un hueso, él puede morir.

—¿Es qué no hay cura?

—La hay.

Me pongo de pie bruscamente.

—¿¡Y entonces por qué no esperas a curarte para correr!?

Él se levanta del escalón, claramente sorprendido por mi ataque de rabia.

—¡¡Porque quizás no me curo nunca!!

—ESO NO LO SABES.

—NO QUIERO ESPERAR A MORIRME PARA SABERLO.

Golpeó su pecho con frustración y salto por la ventana para entrar a su habitación, me voy a casa.

—¿A dónde vas? —me sigue con enfado.

—¡A casa! No quiero oír más nada.

—¡Tú eres la que has preguntado que qué pasó!

—No me esperaba algo así, esperaba que alguna chica te hubiera rechazado y se te hubiera quedado un trauma pero no eso. —bramo.

Su salud... él estaba enfermo. La mera idea de perderlo me provocaba unas ganas horribles de llorar. Dios, no podría con eso.

—¿Sabes lo que no esperaba yo? —su voz es dura, la calidez ha desaparecido— ¡Que duraras un maldito año en relación con un capullo!

—¿Por qué metes ahora a Collin? ¡Esto no tiene nada que ver con él!

—¿Ahora lo defiendes? Él te insultó, te golpeó, te humilló y te trató como basura durante un maldito año.

—¡Nunca lo defendería! Es un asqueroso maltratador, pero no tiene nada que ver con esto, Lysander.

Él parece darse cuenta de que llevo razón porque no sigue argumentando.

—Si te sirve de consuelo, ya no estoy jugando al fútbol.

—Porque son las vacaciones del entrenador.

—Los motivos son lo de menos.

Gruño, frustrada, mientras me doy la vuelta para irme, pero antes de llegar a la puerta, él me coge del brazo y me frena.

—Laura... yo... lo siento.

—No, no lo sientes. Si lo sintieras, te preocuparías más por tu vida.

Su semblante decae al oírme.

—¡Joder, no lo entiendes! Antes tampoco tenía ninguna motivación.

—¿Antes de qué?

—Antes de que empezara la guerra, nuestra guerra. Todo lo hice a propósito, te provoqué para que me prestaras atención e hice que mi madre te castigara con algo sencillo para estar más tiempo contigo.

Alexa, reproduce «Mastermind» de Taylor Swift.

—Vaya... Lysander, no me esperaba esto. Jamás pensé que te hubieras fijado en mí.

—Ni siquiera necesito ayuda en matemáticas, es una de las asignaturas que mejor se me dan.

—¡Lysander, eres un estúpido! No me dejas estar enfadada contigo.

—Es que no quiero que te enfades, quiero que estemos bien.

Mi mente me dice que debo seguir enfadada, pero mi corazón me dice que él lo siente y que es su vida, él tiene que vivirla como quiera. Aunque eso me suponga un gran disgusto.

—Está bien, sólo no saquemos este tema más por hoy.

—Hecho.

Esta vez, no vamos a las escaleras, nos tumbamos en su cama.

—Debes tener hambre. —pregunta al cabo de un rato.

—Eso ni se duda.

Él se ríe de mi respuesta y llama por teléfono al McDonald's para pedir tres hamburguesas.

—Lysander, somos dos, no tres. —le recuerdo cuando cuelga.

—Sí, pero yo como por dos así que somos tres.

Suelto una risa. Mientras yo como lo justo, Lysander siempre ha comido muchísimo y, de pequeña, cuando me sobraba comida, se la daba a escondidas.

—¿Cómo puedes comer tanto y no engordar? —lo miro con incredulidad.

—Es un don.

—Por cierto... —hace una mueca que indica que no va a decir nada agradable— mi familia vuelve el siguiente sábado y quieren que cenes con nosotros. La idea ha sido de mi madre.

Efectivamente, nada agradable.

—Bueno, iré. Si no me queda otra.

No me hace gracia tener que estar con mi suegra, pero no quiero desilusionar a Lysander así que haré un esfuerzo e iré.

—¿De verdad?

—¡Claro! —golpeo su hombro suavemente— Tengo una tregua de guerra contigo, no con tu madre. —le guiño un ojo.

—Ahora que hemos unificado territorios —nos señala mientras se acerca a mí—, hay que firmar y sellar la tregua.

Agarra mi cabeza entre sus manos y me besa. Esta vez no es brusco, es suave y sólo con ese beso puedo sentir el amor y cariño que me tiene. Acaricio su cara en donde la ausencia de barba hace que sea suave. A él nunca le ha gustado dejarse crecer la barba.

Nos separamos a regañadientes cuando llaman al timbre. Ya están aquí nuestras tres hamburguesas.

✔✔✔

¡Heeey! ¿Qué tal todo? Este capítulo es... uf, simplemente uf. Me ha dado mucha penita escribirlo. :(

Como habréis podido ver, me he cambiado el usuario en todas las redes sociales por un par de problemillas técnicos.

Preparaos mentalmente para los últimos capítulos, hablo en serio.
Hasta prontooo.

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