Capítulo 17 ✔
Termino la hamburguesa que Lysander ha cocinado y limpio mis manos y mi boca con la servilleta. Estaba deliciosa.
Él ya ha terminado hace un rato largo así que nos ponemos de pie y vamos hacia el balcón para ver las tan nombradas estrellas.
Me apoyo sobre la barandilla para ver mejor y en efecto, miles de puntos chiquitos iluminan el cielo. La luna llena también se ve claramente por que el cielo está despejado esta noche.
—¿Este es el momento en el que me tiras del balcón y te deshaces de tu aburrida vecina?
—Vaya, me has pillado. —suelta una risa y niega con la cabeza.
—Tienes una mente muy sucia, Cereza, te lo he dicho muchas veces.
—Y en todas las veces te digo que eres tú el sucio, no yo.
—Haremos como que te creo.
—¡Bien! —respondo brusca.
—Bien.
—Genial.
—Maravilloso.
—Espléndido.
—¿Me estás declarando una guerra de palabras? —arquea una ceja, mirándome.
—Creía que ya teníamos una guerra de por medio.
—¿Algún día piensas firmar tregua? —se acerca a mí.
—De momento no está en mis planes.
—Pues que empiece la guerra de palabras. —declara mi rubio vecino.
—Ok.
—Vale.
—Perfecto.
—Por mí, sí.
—Pues venga.
Se acerca a mí otro poco haciendo que mi respiración se corte y mi pulso se acelere. Este, sin duda, es el Efecto Lysander, piernas temblorosas, respiración atascada, pulso de maratón y zoológico en el estómago.
Eso sólo te pasa a ti, desquiciada.
Sin pensarlo mucho más, acorto la distancia que nos separa uniendo mis labios con los suyos. Él rápidamente mueve sus labios contra los míos siguiendome el beso. Tiro de ese pelo rubio que tanto me gusta haciendo que suelte, en medio del beso, algo parecido a un jadeo. Ese, sin duda, es uno de mis sonidos favoritos a partir de hoy.
Me hace girar para que mi espalda quede contra el balcón, pone sus manos en mi cintura y baja sus besos a mi cuello. Ladeo mi cabeza deseando que siga más y más abajo. Todo mi cuerpo se siente palpitante y sudoroso.
Pero entonces lo recuerdo.
—Mi hijo no quiere nada contigo y si quisiera algo serías un pasatiempo, un juguete más.— Las frías palabras de la señora Ambrose se clavan en mi mente haciendo que quiera salir corriendo de ahí.
Sé que él me explicó que esto no era un juego pero, ¿acaso no es eso lo que dicen todos antes de un polvo? El miedo me ataca y me devora por encima de las ganas que tengo de seguir besándolo. Todo mi cuerpo esta tenso ahora.
No, otra vez no.
Lo aparto de un empujón y salgo corriendo sin ver su expresión porque ya sé que es de pura confusión. Salgo de ese apartamento y bajo los cinco pisos por las escaleras e ignorando que Lysander me llame como loco. No puedo dejarme llevar y salir dañada otra vez.
Ando por la calle a paso rápido dispuesta a llamar un taxi. Toco mi bolsillo vacío y... oh, no. Me he dejado el móvil allí arriba. Definitivamente, la vida me odia.
Me siento en un portal dejando que las lágrimas que ruedan por mis mejillas estropeen mi maquillaje. A esto lo llamo yo tener mil cambios anímicos.
Gruño frustrada por ser así y le doy una patada a una piedra que golpea unos zapatos de alguien que se ha parado frente a mí. Subo la vista para ver a la persona que ha chocado con la piedra.
—¡Nick! —me pongo de pie al ver al chico que estaba en la fiesta del otro día como barman.
Justo después de que me partiera la muñeca de un puñetazo.
—Laura, ¿qué ha pasado? ¿por qué lloras?
Voy a hablar cuando una tercera voz me interrumpe.
Y no cualquier voz, si no la de Lysander Caliente Ambrose.
¡Es Lysander Estúpido Ambrose! Le reprocho a mi conciencia con creciente enfado.
—Así que es por esto, ¿eh? —suena cabreado. Me mira con decepción y luego mira a Nick como si quisiera enterrarlo. Este último no retrocede ante la mirada de mí vecino, al contrario, se acerca a él.
—¿Eres tú el que la has hecho llorar?—amenaza.
—¿Yo? —puedo sentir la tensión en el aire. Demasiados hombres juntos— Pregúntale a ella qué le pasa, ya que huye de las personas y sin dar explicaciones.
—Algo habrás hecho entonces. —ambos se acercan. Madre mía, estoy a punto de presenciar una pelea a golpes si no hago algo ya.
Me meto por en medio de los dos y los aparto con las manos.
—Ya basta, sois personas, no monos —resoplo—. Sólo quiero ir a casa.
—Está bien, te llevaré. —dicen los dos a la vez.
—No, yo la llevaré. —vuelven a hablar al unísono.
—¡Está bien! —interrumpo cuando veo que se quieren volver a matar a golpes— No hace falta que me lleves, Nick, seguramente tú vives aquí y Lysander y yo en Shorelines.
Nick asiente con un deje de tristeza, se despide de mí con un abrazo y se va mirando mal a Lysander. Como perros rabiosos los dos.
—¡Y que sepas que sé que no estáis casados! —le grita por el espectáculo del bar.
Ando en dirección al coche sin mirarlo ni una vez, sin embargo, noto su mirada fija en mí. Entro en él, abrocho mi cinturón y me quedo mirando al frente.
—Eh... Cereza —lo miro, avergonzada—, yo... eh, no quería incomodarte.
—Está bien, a Nick...
—No me refiero a eso —su cara está tan seria que podría asustar a cualquiera, pero no a mí.
—Ah, te refieres a... —busco las palabras adecuadas— Allí arriba.
—Sí, sólo lo hice porque creí que tú también querías, si no, te juro que no te habría tocado.
—Lo sé, estúpido. —sonríe cuando lo llamo por su apodo.
—Eres muy poco creativa, Cereza. Estúpido es el peor apodo del mundo.
—Sin embargo, encaja contigo a la perfección. —me burlo mientras él conduce por las carreteras de vuelta a Shorelines.
Después de un rato de silencio, el rubio vuelve a hablar.
—¿No puedes buscar otro más creativo?— me toma un segundo saber que se refiere a su sobrenombre.
—Umm, lo pensaré.
Él gruñe porque sabe que miento, pero no dice nada más. Por desgracia, llega el momento en que estamos casi en nuestras casas y llega el terrible momento: la incómoda despedida. Me paro a unos centímetros del coche, frente a Lysander.
—Nos vemos en clase. —digo con dificultad.
—Claro, nos vemos. —se da la vuelta y camina hacia su casa. Parece decepcionado, ¿esperaba más de mí?
Sin pensarlo más, corro hasta él y lo abrazo por la espalda. Puede ser un estúpido, pero es mi estúpido.
✔✔✔
HOY ES... ¡VIERNEEES DE QELG! Bah, mentira, hoy es domingo.
(Perdonadme por ser una intensa con la frasecita jajaja.) Cuidado todos con el Efecto Lysander.
Espero que os haya gustado el capítulo.
¿Qué opináis de la reacción de Laura? A lo mejor tiene alguna explicación...
Hasta pronto, guerreros.
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