6
Mew come junto a Gulf, quién luce más que feliz. Ambos sonríen a medida que llenan sus mejillas con pan. Los gemelos bajan las escaleras con maletas enormes y van pasando de ellos cuando Mew les exige una explicación. Insiste que le presten atención.
-¡Nos vamos porque servimos a la Reina! No serviremos para usted. - Uno de los gemelos grita y alza el mentón.
-Disculpen, pero, ¿dónde está la Reina? Ya me parecía raro que no nos acompañara. - Gulf dice.
El gemelo enfurecido va a responder cuando Mew se adelanta: -Madre viajó a Venim en la mañana. No me dijo cuándo volverá, pero se tomó unas vacaciones.
Los gemelos rodaron los ojos y se marcharon. Gulf los despide, pero ninguno le hace caso.
-Olvídalos. Estamos mejor sin ellos. Conseguiré nuevos sirvientes para ti. Sirvientes confiables y de tu agrado. Que merezcan tu bondad. - Mew bebe del vaso y lo deposita frente al plato. Expele un corto eructo entonces vuelve a comer.
Gulf expele un eructo y enseguida se cubre con ambas manos. -Perdón. - Dice como si hubiera roto los diez mandamientos de Dios.
-¿Por qué? Vas a ser la Emperatriz pronto. Puedes hacer y decir lo que te dé la gana. Eso incluye mear o cagar en uno de esos jarrones. - Mew ríe nostálgico. -Una vez, Helena y yo cagamos en el agua dónde se bañaría mamá. Ella estaba muy molesta con mamá. Fue divertido.
Gulf comienza a sentirse imponente. Era obvio que no podía ser Helena o reemplazarla, pero las dudas lo invaden. Hunde sus uñas en su antebrazo y dice. -Quiero hacer todo lo que te divierta, Mew. ¿Qué te divierte a ti?
-Pues, me divierten las cosas innovadoras. - Mee hace de sus manos alas sobre las cuales apoya su mentón. -¿No hay algo que siempre has querido hacer y no has podido?
Gulf comienza a sonreír.
•••
Luego, están en lo alto de una montaña sosteniendo cometas de viento de papel milano. Las cometas tenían moldes de hexágonos y en el sol se veían mucho más oscuras.
Gulf ríe mientras que Mew mira todo extraño. Jamás había volado cometas de viento. No sabía que existían.
-¿Cómo supiste de esto? - Mew pregunta mientras intenta mantener a flote su cometa.
-Hace poco ví niños jugando con cometas. Quería intentarlo.
-¿Y qué te parece?
-Emocionante. ¿A ti?
-Mm. Entretienen por un rato. Pero se vuelve aburrido. - Mew baja los brazos sin notar que el viento se detiene y la cometa azota su cara. Gulf respinga e intenta retener la risa antes de atenderlo. Remueve la cometa con delicadeza y peina sus flecos con sus dedos. Mew no lo mira en ningún momento, silenciosamente humillado.
Pero con el paso de los segundos sonríe y mira a su amado. Ambos estallan en risas.
La cometa de Gulf cae desde lo alto.
Pronto, están acostados en el césped, con los rostros cerca, pero en direcciones opuestas. Miran al cielo azul mientras que el césped cincela sus mejillas. Arrancaron dientes de león para soplarlos y ver sus partículas volar hasta ser nada.
-¿No te molesta portar el título de Emperatriz? - Mew pregunta.
-... Sólo si no es usted quién me diga Emperatriz. Depende, también, de cómo me lo digan. Si hay respeto en sus voces o si hay burla.
-Pero, ¿estás de acuerdo? - Mew suelta el diente de león vacío y acaricia su cabello. Se siente sedoso, pero firme. Podría enredar sus dedos en él todo el tiempo sin razón ni sentido para hacerlo.
Algunos gustos no necesitan razones.
-Sí lo estoy. - Gulf promete. -Por usted estoy dispuesto a todo.
-¿Incluso para ti mismo?
-También estoy dispuesto para mí. - Gulf se acerca a darle un beso. -Agradezco su consideración, Majestad. ¿A usted también le hace bien?
-La verdad no. Pero no es tu culpa. Hay cosas que simplemente no tienen remedio. Pero puedes avanzar. Y yo elijo avanzar. - Lágrimas amenazan con caer de los ojos del rey y su amado también tiene lágrimas en los ojos.
Comparten un beso. Seguido de otro y no evitan el tercero. En la fría cima de la montaña, sus labios se sienten cálidos. Asoman sus lenguas y alcanzan la perdición.
No hay labios como estos.
No hay lengua tan comprensible como esta.
Mew abre la boca para que puedan jugar un rato más y Gulf cierra el beso. Ganando la batalla de lenguas.
-Esperemos a la noche de bodas. - Respira Mew. Mirándolo con felicidad. Verdadera felicidad.
-Por mí bien. Aunque me pregunto, ¿quién de los dos podrá resistir?
-Me pregunto lo mismo. - Mew reta con un brinco de cejas y una amplia sonrisa.
•••
Calígula está en su castillo, aburrido tras firmar cinco papeles y seguir firmando aún más. Sus sirvientes y fieles guardias lo rodean pasos atrás.
-Apuesto a que Mew aún no se ha preparado para la guerra. ¿Me subestima acaso? ¿Por qué no me toma en serio? - Pregunta alzando la mirada de los papeles.
-Recordemos que ustedes crecieron juntos, Majestad. - Uno de sus sirvientes recalca. -Quizás no quiere pelear con usted y disolver su fuego de venganza.
-¡Pero yo quiero venganza! ¡Quiero, quiero, quiero! Dios, ¿por qué se requieren tantos permisos en este mundo? Permiso para establecer un local, permiso para nuevas leyes, permiso para prostituir cabras- Oh. - Él vuelve a mirar el papel que le tocaba firmar. -Eso es nuevo.
-¿De verdad quieren prostituir cabras, Majestad? - Su fiel sirviente (Nat) se une para leer. El chico apunta el área de lectura para que vea por sí mismo.
-Demonios. ¿Va a permitirlo, señor?
-Las cabras son cabras, que follen con ellas si quieren, pero lejos de mí. - Hace del papel una bola arrugada y la tira. -Qué aburrimiento. ¿Saben qué? Daré un paseo. Liffey, - Uno de los sirvientes en la parte de atrás se une a ellos preguntando, «¿Sí, señor?». -firma todo lo que te parezca bien en mi ausencia. Todo menos los permisos de follar con animales y darle el voto a las mujeres. O bueno, dales voto de vestir, pero no de más nada. - Calígula se levanta de la silla conforme el sirviente asiente y toma asiento.
-Calígula, ¿qué harás? - Pregunta su fiel y leal sirviente junto a otro que lleva años con ellos.
-Ya lo dije. Daré un paseo. - Repite, pero esta vez sonríe travieso.
•••
Gulf da un paseo por las calles junto al rey y juntos exploran las nuevas telas de seda en un quiosco. Gulf está de rodillas observando con ojos grandes el estampado dorado en una tela bermellón.
Hermosos soles de rayos ondulados adornaban la tela por montón.
-¿Te gusta? - Mew pregunta, parado atrás de él. Manos recogidas tras la espalda.
-¡Me encanta! Es tan diferente y fresco.
-Las he mandado a hacer yo.
-¡De ninguna manera! - Gulf no contiene la emoción y sonríe. -Es decir sabía que usted mandaba hacer telas, pero no sabía que con diseños.
-Hay mucho más en mi mente que solo tragedias. Si la vida es trágica, que sea con estilo. ¿Quieres un vestido con esto?
-Sí.
-Iré a comprarlo.
-Mientras usted hace eso, ¿puedo comprar unas zanahorias que vi por allá? Son para Tharn. - Gulf acaricia al conejo en su brazo. Se lo lleva a todos lados cada que puede.
-Hazlo lo más rápido posible.
-¡Sí!
Gulf voltea y se apresura hacia el quiosco de zanahorias y demás. Casi llegando, Tharn brinca fuera de su brazo y corre hacia adelante.
-¡Tharn! ¡Oye! Conejo malo, detente. - Gulf lo sigue y empuja a las personas con disculpas. Les pide a las de adelante que no pisen al conejo.
Hasta que lo pierde en la multitud. -¿Tharn? ¡Tharn!
•••
Calígula paseaba por la ciudad, entre los quioscos, cuando Tharn se detiene frente a él. Sus sirvientes (Nat y Nik) ladean la cabeza junto a él.
-¿Un conejo? - Pregunta Nat. Es el más hablador de los dos.
-Un conejo. - Calígula se pone de rodillas y una terrible -pero vil- idea lo hace sonreír. -Debería matarlo y asustar a los niños con él. - Acaricia al conejo para ir sacando una navaja con la otra mano. Los sirvientes suspiran. Hartos de sus planes "malvados" solo por aburrimiento, cuando...
-¡Tharn! - Gulf alcanza al conejo. Él se pone de rodillas, y Calígula lo mira. Una vez lo hace, pierde la noción del tiempo. No sólo es cautivado por sus ojos marrones, sino por sus labios curvos y pequeños. La forma en que amplían una sonrisa apologética. «Lo siento, » Lee sus labios. Pero ha silenciado todo sonido. «Es que salió corriendo. Pero puedes acariciarlo todo lo que quieras. »
Calígula levanta las cejas sin palabras. Por primera vez en veinte años, siente que el ratón le ha comido la lengua. Observa sin responder. Solo escucha los latidos de su propio corazón. Suenan justo en sus oídos.
-Lo siento, soy tan torpe, ¿eres mudo? El lenguaje de señas aún no está en mi vocabulario.
Nat y Nik se miran porque Calígula no es de quedarse callado. Saben que el jovencito lo ha atraído.
-Tomaré mi conejo. - Gulf lo toma en sus brazos y endereza la espalda. Calígula también se endereza.
-No soy...
-¡Puedes hablar! - Sonríe.
-No soy mudo. Perdona, es que fui cautivado por tu belleza. Seguro le haces esto a muchos.
Gulf ríe ocultando un tramo de cabello tras su oreja. -¿Cómo te llamas-?
-Gulf. - Mew lo agarra de la muñeca, cargando la tela sobre un hombro. Tan pronto como Gulf lo mira, el rey está serio. Mirando únicamente a Calígula. Ambos se observan detenidamente.
-¿Qué te trae por aquí, Calígula? Estás en mi pueblo.
-Me aburrí y salí a pasear. ¿Este es tu puto?
-Mi prometido. Puedes tenerme rencor o lo que sea, pero a él lo tratas con respeto.
A Gulf le duele la muñeca, pero ama que Mew lo proteja. Seguramente no está midiendo su fuerza por la tensión.
-Una disculpa, precioso. Me encantaría una reunión contigo a solas... y con tu conejito. Ten una linda velada, y tú, - Se dirige a Mew. -Ten dulces pesadillas y que te folle una cabra.
Calígula y su equipo se retiran.
-¿Una cabra? - Sorna Mew. Confundido.
-Mew. Me duele.
El rey lo suelta con una disculpa y Gulf responde que no es nada. Seguido le dice, con amor y dulzura, que le gustaría saber quién fue ese y más sobre su pasado.
A lo que Mew asiente. -Te lo diré todo. Después de la boda. Espera un poco más. Dejémoslo en que madre y yo le hicimos algo a su hermano mayor.
•••
UNA SEMANA DESPUÉS
Los gemelos fueron hacia un enemigo de Mew aún mayor. A trabajar para él.
Ambos gemelos se encontraban de rodillas como reverencia, dentro de un barco pirata. A mitad de la noche.
Temblorosos y cabizbajos.
Los rodeaban todos los piratas, tanto hombres como mujeres, despellejando a los pobres chicos con los ojos.
Pero el Capitán Wayar se encontraba sentado frente a ellos. El hombre viste botas asiáticas, seguramente robadas, una chaqueta de piel de lobo y pantalones gruesos. No porta camisa sino correas que cruzan una "X" bajo y sobre sus pectorales.
Usa pendientes de colmillos de tiburón y ha maquillado sus ojos con carbón.
Pero lo más desconcertante es que este pirata no era cómo los demás. Este pirata adoraba las muñecas. Y tenía toda una colección de muñecas.
Le fascinaban las muñecas y las personas que parecieran una.
-¿A qué debemos su visita? - Pregunta, directo al grano. Acariciando la cabeza de una muñeca bebé en su regazo. La muñeca tiene años de antigüedad y está negra por el polvo. Pero a él no le importa ese detalle.
-Sabemos que el rey Mew se va a casar y que usted quiere matar al rey para que no elimine a los piratas de los mares el año entrante.
-Continúen.
-Su prometido parece una muñeca. Es hermoso. En serio hermoso. Y lo mejor de todo es que no tiene pene. Fue castrado. Si lo secuestra bajaría la Guardia del rey y sería más fácil derrocarlo. Usted podría ser el rey de los mares y de Roma. Usted salvaría a los piratas.
Los gemelos sonríen malvados y el Capitán Wayar sonríe en grande, revelando algunos dientes de oro y otros completamente negros.
-Eso me interesa. Cuéntenos más.
*N/A: Solo diré que no subestimen a Wayar por gustarle las muñecas jajaja. Calígula y el asunto de las cabras me da risita 🤭, en general este fue un capítulo muy tranquilo y lo corté ahí porque iba a seguir. Nos quedan cuatro capítulos para despedirnos 😭. Pronto sabremos por qué Calígula siente rencor hacia Mew y, ¿a Calígula le gusta Gulf? 😱🤭*
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