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Así ando (multimedia)
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—Olvide cuanto odiaba la escuela. —Se quitó los tacones, se había quedado hasta tarde con los demás profesores por su bienvenida, vaya que bebió al punto de ir cada cinco minutos a descargar su vejiga, tener esos poderes ayudaba a su metabolismo, jamás se emborrachaba, ni siquiera con el vodka. —Pero, ¡Hey!, tengo buenos compañeros de trabajo.
—Al menos trata de quitarte los zapatos en el porche. —La voz de Kusuo la obligo a mirarlo. —Me haces un favor estando ahí, no tengo que soportar tanto a esos idiotas, ¿Qué buscas con eso? —Se recargó en el umbral de la puerta de brazos cruzados, hace mucho que no miraba una reacción tan natural en su hermano.
—¿Qué busco? Mmm... Solo busco mi cama ahora, me duelen los pies. —Se revolcó en las sabanas, cerro los ojos y se acurrucó sobre su almohada.
—Ponte el pijama, estoy seguro de que estas muy ebria.
—Eso no es posible, jamás me embriago.
—Nuestro hiper metabolismo se repele cuando estamos cerca, y no creo que el alcohol se haya ido por completo de tu organismo. —Bueno, eso explicaba por que de pronto estaba así. —Cámbiate la ropa, te prepararé té. —Hizo caso a sus palabras poniéndose el pijama y sentándose en el suelo tratando de mantener la conciencia, de repente se sentía totalmente cansada y con mucho calor. Kusuo no tardó en llegar y darlo la taza a su hermana mayor, su cara estaba totalmente roja, seguramente por lo mucho que bebe.
—¿Por qué me estas cuidando? —Notaba el mal humor en su rostro y por como sorbía el líquido. —Digo, siempre te estoy molestando.
—Que me molestes no significa que dejamos de ser hermanos. —Si era lo que creía se pondría a llorar como un borracho. — Sabes... No me importa si me molestas siempre, eso no significa que deje de quererte.
—Ku-chan. —Sus ojos se llenaron de lágrimas, si, en definitiva, estaba ebria. Desde hace años que no le llamaba "Ku-chan". —Pásame el bote de basura, quiero vomitar. —Vaya manera de arruinar ese momento, lo la arrastro al baño y la dejó ahí para ir por medicinas... ¿Dijo que bebió? Pero si aún no tiene la mayoría de edad... ¡¿Cómo diablos la contrataron?!
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Ah... Fin de semana, era perfecto para no hacer nada, se había pasado tan rápido su primera semana siendo maestra sustituta y estaba agotada, se dedicaría a dormir todo el día y nada de fiestas por un tiempo. Miro el reloj en la pared, era seguramente la más ansiosa en salir que dejo de dar clases para concentrarse en ese reloj y esperar el timbre. Ya había dejado tarea, así que rechazo todas las salidas con sus colegas diciendo que tenía unas cosas que arreglar en casa con su familia, apenas el timbre sonó sonrió y dejo a todos irse.
—Saiki, quédate al final, los demás pueden irse. —Ahora todos ignoraban el hecho de que eran familia, era odioso tener que usar su apellido para referirse a su hermano. —Se que pensamos lo mismo, toda la semana te fuiste con tus amigos así que ahora me debes un favor. Vayamos juntos a casa para tener el fin de semana más tranquilo de la vida.
—¿Qué es esto? ¿Eres un ángel? —Sus ojos brillaron.
—Tengo que hablar contigo sobre ciertas cosas. —Puso una cara de fastidio y tomo sus cosas para irse. —Ahhh espera, Ku-chan, tengo que recoger mis cosas de la sala de maestros. Te comprare las gelatinas que quieras cuando me paguen. —Se detuvo y la siguió.
—Hay una de diez mil yenes que quiero. —¿Diez mil yenes? ¿Tenía diamantes en vez de café? Que estafa, pero le había dicho que sí.
Después de tomar las cosas y de despedirse del personal se fueron caminando tranquilamente a casa.
—¿De que quieres hablar? —La azabache miró hacia todos lados mirando que nadie estuviera cerca toma la mano de su hermano menor y lo jala hasta detenerlo, paso un auto.
—Ya no hay nadie. Bien, seré clara, ¿Cuántas veces repetiste segundo grado? No volví de Rusia sin razón alguna, tarde un poco en notarlo, pero también me di cuenta de ciertos bucles temporales, el mismo chico me entregó el cambio 16'857 veces. —Volvió a mirar hacía ambos lados, nadie a la vista. —Pensé que seguíamos en bucles así que cometí actos para romper el círculo, como robar dinero o golpear gente, entonces paro después de casi 17 mil intentos.
—Yare yare, al parecer eres inmune a esto. Bien, solo lo repetí unas cuatro veces, incluso Kusuke sabe de eso. Pero ya termino, resolví el problema.
—¿Por qué no me llamaste antes? ¿Sabes cuantas veces repetí el último año en la universidad? ¡Era aburrida..! Ah sí, ya me gradué, no le digas a mamá. —Junto sus manos a manera de suplica y saco su lengua juguetonamente. —Tienes que contarme todo lo que paso en esos cuatro años perdidos. —Kusuo no tuvo más opción que hacerlo, omitiendo partes, claramente.
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—Necesito tiempo para procesar del porqué... ¡No me llamaste para ayudarte! Hasta tienes un lugar para entrenar secreto. Ni siquiera Kusuke me dijo nada... Bien, regresemos a casa. —Le sonrió, pero en el fondo sabía que se sentía traicionada. —Me alegra que tengas amigos.
—A mí también me alegra que tengas amigos. —Le dedico una sonrisa, al menos se desenvolvió con ellos más de lo que podía en la familia.
—Ah, no los tengo. —Sus gafas se rompieron en ese momento, ¿Entonces por que cambio tanto?
—¿Y de la borrachera? ¿Qué me dices de ella? Eso solo lo haces con amigos.
—Eran compañeros de la escuela, ¿Quieres que te cuente?
—¿Y las llamadas todo el día?
—Estaba arreglando papeles, en la Golden week (Es un periodo de tiempo en japón donde por una semana completa son días festivos y por ende no se trabaja ni se va a la escuela) volveré a rusia por mi título. Hablaba con las secretarías. —¡Entonces todos sus planes estaban fallando!
—¿Y por que estas tan desesperada por tener pareja?
—Eso solo es con Aren, ahora ya no puedo, además tienes amigos muy lindos. Shun es muy tierno, pero ya es de Yumehara.
—¿Y qué me dices de...? —Paso su brazo por los hombros del menor y comenzó a jalarlo animadamente.
—Eso no importa, vamos a casa, pronto será febrero y tienes que hacer cartas para la chica que te gusta. —Rodo los ojos, ahora evitaba el tema, ¿Qué rayos le ocultaba? —¿Si le hago una a Aren me arrestarían?
—Definitivamente lo harán.
—¡Vamos a la cafetería Mami! Yo invito.
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—¡Ku-chan! Tienes visita. —Soltó un suspiro desde su cuarto y cerró el libro que tomo del cuarto de su hermana. Bajo las escaleras pesadamente y apenas salió del rango de su hermana supo de inmediato de quien se trataba. Era Kokomi y Makoto, ¿Qué diablos hacían ahí? —Makoto-chan, Kurenai esta durmiendo, no creo que tarde en despertar. —Kokomi miro a su hermano confundido, insistió en ir a la casa de los Saiki.
—¿Qué hacen aquí? —Pregunto de mal humor Kusuo.
—Kurenai-sensei y mi hermano trabajan en algo, por eso insistió en venir. —Miraba la casa de arriba abajo y de un lado a otro. Entraron a la sala de estar y se acomodaron, se quedaron en silencio hasta que Kurumi inicio la charla.
—Muchas gracias por ser el novio de mi hija. —Ah, seguían con ese cuentito, Saiki solo trataba de despertarla para que no hiciera su vida más desastrosa.
—¿No...Novio? —Miro a su mayor totalmente confundida, ¡Al fin había dejado de lado su obsesión para salir con alguien más! ¡¿Por qué con la hermana del chico que le gusta?!
—Sí, Kun-chan y Makoto-chan están saliendo, nos enteramos la semana pasada. —Makoto se puso nervioso. —Puedes decirme mamá. —Escucharon como bajaban pesadamente de las escaleras, la nombrada bajo en fachas totales y se dirigió a la cocina, aún sin notar a nadie, todos la observaban en silencio. Saco el cartón de leche y bebió directamente de él hasta terminarlo y tirarlo en el bote de deshechos correspondiente. Saco una botella de soda y la bebió. —Kun-chan. —Apenas su madre la llamo la miro y al ver que tenia visitas escupió el refresco.
—¿Sí, mamá? —Hasta Kusuo lo notaba, ¡Su madre había revelado su stand y era imposible negarse!
—Lleva a Makoto-chan a tu habitación, pensé que tenían que trabajar. —Tomo al chico y lo arrastró. Kusuo sonrió feliz, era el castigo perfecto, peor pronto recordó a Kokomi. —¡Lleva a Kokomi-chan a pasear!
—¡Sí!
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