UNA CHARLA PADRE EH HIJA


UNA CHARLA PADRE EH HIJA

La mujer de rubia cabellera solo se limitó a observa su mano derecha enrojecida durante unos segundos, el shock de lo que había hecho no le permitía apartar su vista, después de reaccionar y con uso de toda su fuerza de voluntad decidió alzar la mirada, notando a un chico de cabello blanco, con un enrojecimiento en su mejilla izquierda.

-Lincoln...-

El albino sin mencionar palabra alguna, dio media vuelta y entro a lo que alguna vez llamo habitación, ahora estando completamente destruida y llena de ceniza.

-lo siento...-

El chico con toda la calma del mundo comenzó a buscar entre toda la suciedad que cubría la que alguna vez considero su fortaleza, hasta que encontró ese objeto tan valioso que marco su vida por años.

-espera...-

Tomo un conejo de peluche que anteriormente era de color blanco, tan blanco como su cabellera, y que ahora era profanado por un opaco color negro y grisáceo, y lo poso enfrente de él.

-por favor...-

Tomo al peluche por las extremidades y comenzó a estirarlas, el sonido de la tela rasgándose cabrío lo que alguna vez fue la casa más ruidosa, durante un largo eh incomodo momento.

-no era mi intención...-

Una a una las orejas y las patas del peluche comenzaron a decorar el suelo del pasillo.

-no lo hagas...-

En este punto los ojos de la mujer no dejaban de soltar lágrimas, pero el albino no se detuvo ahí, tomo lo que quedaba del cuerpo y la cabeza del peluche, y termino su cometido, el ultimo sonido de tela rasgándose había marcado el final de la gran guerra, ahora faltaba observar las consecuencias de esta.

-por favor no...-

El chico alvino solo les dio la espalda y cerro la puerta, jamás había sentido la sangre tan caliente, y quería evitar a toda costa otra batalla, sin fuerzas ni un refugio tenia todas las de perder, la madre... parecía haber perdido todo rastro de vida, comenzó a acercarse a paso lento hacia los restos del juguete y cayo de rodillas frente a él, tomo todas las piezas entre sus manos, las acerco a su pecho y lloro... lloro como si hubiese perdido a lo mas valioso en su vida... lloro por que en ese día, Rita Loud... perdió a su hijo.

-¡LINCOLNNN!!!-

Casa Loud.

Martes, 02:17 AM.

Después de esa horrible pesadilla Rita Loud se despertó agitada, con una horrible sensación de vacío en su pecho, y varias lagrimas cubriendo su rostro, se puso de pie, tomo su bata, salió de su habitación, y se dirigió a la de su hijo, tomo la perilla y... recargo su cabeza en la puerta, dudando sobre si entrar o no, no estaban en los mejores términos con el chico, y no quería empeorarlo más, no sabría como tratar con el si llegaba a despertarlo, pero quería sacarse esa horrible sensación del pecho sea como sea, así que tomo valor, dio un gran suspiro y entro.

La vista que apreciaba aquella mujer no era muy diferente de la ultima vez que entro, hace solo 5 días, un viejo escritorio y un colchón en el piso era todo lo que tenía que ofrecer aquel armario que un chico hace tiempo llamo habitación, ¿hace cuánto que no entraba? El día de aquel nefasto cumpleaños no se había puesto a analizar su alrededor, ¿así vivía su hijo? ¿Por qué no habían reemplazados sus cosas? Sin lugar a dudas oportunidades para hacerlo no faltaban, ¿entonces por qué lo seguían aplazando? la respuesta era obvia... pero ella se negaba rotundamente a decirla.

Le dolía que no importaba cuanto intentase negarlo, ella y su esposo siempre ante ponían a sus hijas sobre su único hijo, se acerco a la cabeza del muchacho, con dificultad se inclino a un costado de el y acaricio su cabello, así estuvo un par de minutos, hasta que el dolor en su pecho desapareció, se puso de pie y antes de salir noto el peluche que apenas le devolvió la tarde del día de ayer, en la esquina del colchón, velando por el sueño de su hijo, como llevaba haciéndolo desde que nació, la mujer no pudo evitar recordar su sueño y el dolor en su pecho, pero aun así decidió ignorarlo, bum-bum era especial para él, era imposible que Lincoln hiciera eso, salió de la habitación de su hijo y decidió regresar a la suya, para volver a dormir con una sensación mas cálida en su interior, completamente ignorante del chico que ya hacia en el comedor, observándola con una seriedad imperturbable, registrando cada movimiento que hacia la mujer, desde que salió hasta que regreso a su alcoba.

Debido a que olvido cenar, nuestro albino protagonista despertó a la mitad de la noche, con un hambre insoportable, por lo que decidió bajar a comer algo, mas no sin antes dejar un sustituto en caso de que hubiese algún visitante inoportuno en la noche, y así evitar un posible conflicto, una decisión que considero bastante sabia en este momento, pues hace algunos minutos su madre decidió visitar su habitación, seguro solo para observar que el muchacho durmiese apropiadamente, o tal vez había tenia una pesadilla y decidió tranquilizarse visitándolo en medio de la noche, cosa que ya había sucedido anteriormente durante su niñez, pero el chico albino no se limito a observar, pues decidió aprovechar esta situación para llevar un registro de la vulnerabilidad de su actual habitación, y buscar un forma de erradicarlas en un futuro cercano.

Lincoln: -tomando un sorbo a su jugo- ok... -toma un lápiz y comienza a escribir- comencemos cambiándole el seguro a mi puerta, -le da una mordida a su sándwich y sigue escribiendo- el que tiene no sirve y es muy tardado tener que mover un escritorio que de seguro se caerá al primer golpe.

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La mañana en la casa Loud comenzó con la "calma" natural de siempre, algunas hijas conversaban entre sí, mientras otras decidían aprovechar este tiempo para pulir sus "talentos", el esposo servía el desayuno para su familia, y la esposa le dejaba indicaciones a su hijo de como cuidar de la infante de no mas de un año y un par de meses, pues la madre de familia decidió ahorrarse algo de dinero dejando a la pequeña al cuidado de su hermano, aprovechando así el tiempo que el chico había sido suspendido de la escuela.

Una vez servido el desayuno todos los integrantes de la familia procedieron a comer, a excepción de dos integrantes, el chico alvino al cual "olvidaron" preparar su porción y la pequeña Lily, la cual jugaba con su hermano, al fin y al cabo tenían toda la mañana para ellos, comer en ese momento o en una hora no era una preocupación para ellos, ya concluida la merienda todos los integrantes de la familia se despidieron y partieron rumbo a sus respectivas actividades, a excepción de la madre, la cual tomo un desvió antes de llegar a su trabajo, pues necesitaba a alguien para poder hablar sobre su hijo, alguien que pudiese hacer entrar en razón al joven de cabello blanco, alguien sabio, despierto y con años de experiencia.

Albert: -abriendo la puerta- ¿Rita? ¿Qué haces aquí? Creí que trabajabas a esta hora.

Rita: -con nervios- hola papá, yo... -apretando su bolso- ¿puedo hablar contigo?

Albert: por su puesto, -permitiéndole el paso- sabes que esta es tu casa, adelante.

Rita: gracias, -toma siento- ¿y Myrtle?

Albert: -se sienta enfrente de su hija- está durmiendo, -pensativo- no se ha sentido con mucha energía últimamente.

Rita: ya veo... ¿desde cuándo esta así?

Albert: un par de semanas, -junta sus manos- si continua así la llevare con un médico.

Rita: -toma a su padre del hombro- no crees que tenga lo mismo... ¿o sí?

Albert: espero que no... -decaído- no soportaría perder otra compañera de vida de la misma forma que a tu madre...

Rita: papá si gustas hablar... -toma sus manos- sabes que estoy aquí.

Albert: -le sonríe- lo se hija... lo sé, -toma la mano de su hija- pero por el momento no es necesario, -le sonríe- dime, ¿Por qué has venido?

Rita: -se pone nerviosa- yo... bueno... quería saber si tu... ¿podrías ir a ver a Lincoln?

Albert: -serio- ¿Qué tiene Lincoln?

Rita: bueno... -suelta a su padre y une sus manos- hubo una pelea en la escuela y...

Albert: -con preocupación- ¿quieres que vaya a cuidarlo? ¿tan mal quedo?

Rita: no... el prácticamente salió intacto, pero dos chicos quedaron noqueados y otro chico quedo con el brazo fracturado y con el rostro quemado.

Albert: que mal por los chicos, -suspira con tranquilidad- pero es bueno saber que Lincoln tiene amigos tan leales como para protegerlo de ese modo.

Rita: ¿Qué? No, esos chicos no eran sus amigos, papá creo que no me estas entendiendo.

Albert: -con duda- pues entonces explícamelo.

Rita: Lincoln... -baja la mirada- el... noqueo a dos chicos y le fracturo un brazo a otro.

Albert: ¿Lincoln? ¿nuestro Lincoln? ¿el que lee en ropa interior?

Rita: sí.

Albert: -sonríe con orgullo- ese es mi nieto, y yo que creí que no podría estar más orgulloso de él.

Rita: -con enojo- ¿orgulloso? Tu nieto se está convirtiendo en un salvaje.

Albert: vamos Rita, fue solo una pequeña pelea, -pone su mano en su barbilla- además si hablamos de salvajismo, recuerdo que a Lynn la tuviste que cambiar de escuela por solía meterse en muchas peleas.

Rita: -nerviosa- no cambies de tema... hasta lo suspendieron toda la semana.

Albert: ¿solo eso? Ja, -señala su cabeza- Lincoln es listo, sabrá recuperarse.

Rita: papa... -cambia su semblante de enojo a uno de tristeza- Lincoln está cambiando, ya casi ni lo reconozco.

Albert: -con una ceja alzada- ¿y eso es malo? Todos los chicos cambian a cierta edad.

Rita: ya no quiere ayudar a las chicas, a su padre le responde por todo, incluso a mi me termino regañando el fin de semana.

Albert: -serio- ya veo por donde va esto... -suspira- ¿qué esperabas Rita? Lo ignoraron, arruinaron su cumpleaños, eh incluso se olvidaron de Lily.

Rita: -nerviosa- bueno yo... espera, -seria- ¿Cómo sabes eso?

Albert: Rita... hablemos claro, después del asunto de la mala suerte... Lincoln y yo nos hicimos aún más cercanos... a tal punto de verlo como mi propio hijo, yo no quise que Lincoln regresara con ustedes, yo le pedí hasta el cansancio que él se quedara conmigo, pero el insistió en darles otra oportunidad, el creyó hasta el final que todo podría mejorar, ¿y que recibió como respuesta? Que a los tres meses le hicieran lo mismo.

Rita: esto no tiene nada que ver con el asunto de la mala suerte.

Albert: jamás dije que tuviera que ver, solo dije que era lo mismo... -con molestia- ustedes lo apartaron de sus vidas, con la única diferencia que esta vez el decidió responder a esa indiferencia.

Rita: -con tristeza- no es así, el solo... solo está enojado.

Albert: -toma el hombro de su hija- no importa cuánto trates de engañarte, tu más que nadie lo sabes, Lincoln está cambiando... y según mi punto de vista para bien, para su propio bien, Rita... -suspira cansado- el en algún punto debía crecer como persona, y el que ustedes no tengan la oportunidad de verlo es consecuencia de su forma de tratarlo, le prestan tanta atención a sus hijas que se olvidaron de su único hijo.

Rita: -comienza a lagrimear- yo solo quiero recuperar a mi hijo... el de antes, el que siempre estaba dispuesto a ayudar a todos, el que siempre nos recibía a todos con una sonrisa, el chico tranquilo que prefería el dialogo antes de alzar la mano siquiera.

Albert: hija... yo... -Rita lo observa con lágrimas en los ojos- hablare con él, ¿bien? Pero quiero que quede bien en claro, que él no volverá a ser como antes, el por primera vez está viendo por sí mismo y no para alguien más, y eso es bueno, y es algo que tú debes entenderlo.

Rita: gracias, -sonríe- solo eso quería.

Albert: aunque sonara un poco hipócrita que un hombre de acción sea el que le diga que debe preferir el dialogo.

Rita: no importa, aun así...sé que él te escuchara.

Albert: bien... -con duda- ahora que lo pienso ¿por qué no lo trajiste? ¿no sería más rápido?

Rita: bueno es que el... -nerviosa- está castigado.

Albert: supongo que es entendible, solo tráelo la próxima vez para que podamos conversar.

Rita: -sudando de los nervios- por los próximos dos meses.

Albert: -con irritación- ¿es broma verdad? ¿Dos meses? ¿solo por defenderse?

Rita: ¿defenderse?

Albert: si, dudo mucho que Lincoln peleara porque si, o que el iniciara la pelea... acaso... -con enojo- ¿acaso lo castigaron sin escuchar su versión de la historia?

Rita: -evitando ver a su padre- bueno... yo...

Albert: -facepalm- hay no, ¿Cómo pueden ser tan incompetentes? Yo sé que nadie nace siendo padre, pero tú y Lynn... -suspira derrotado- sabes que, olvídalo, iré a verlo personalmente en este momento, no me imagino como se sentirá por ser castigado tan descaradamente por ustedes.

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Lincoln: -deja a Lily a un lado- ¿lista para ver como tu hermano domina la lavadora?

Lily: -con brillo en los ojos- popo.

Lincoln: -mete su ropa en la lavadora y la enciende- así se habla.

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Albert: -con ambas manos en su rostro- ¿por lo menos intentaron hablar con él? ¿o escuchar el por qué lo hizo?

Rita: bueno... yo... solo no quería que comenzara a volverse un niño problema.

Albert: así que solo comenzaste a sermonearlo, ¿o me equivoco?, -observa a su hija y esta solo desvía la mirada- Rita... tu ya eres una mujer adulta, debes pensar bien antes de actuar, Lincoln no es como tus hijas, el no usaría la violencia mas que como ultimo recurso, piensa en eso antes de castigarlo por una pelea en la escuela, -suspira- bueno... se hace tarde, -se pone de pie- ve a trabajar y yo iré a charlar con él.

Rita: -se pone de pie- gracias papá.

Albert: -toma a su hija de los hombros- pero piensa en lo que te dije, -comienza a caminar hacia la pueta- las puertas de este acilo están abiertas para mi nieto, y hay una habitación con su nombre esperándolo, y para Lily de ser necesario.

Rita: -aprieta las correas de su bolso- lo hare, gracias.

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Lisa: tengo evidencia de lo que has estando haciendo con nuestras unidades fraternales, y si no quieres que se las muestre a papá volverás a ser mi conejillo de indias.

Lincoln: vaya... que miedo, y yo creí que eras mas lista que lola.

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