7. Segundas oportunidades



|LILIANNE|

Había preferido no hablar durante el camino, pues trataba de evitar tener que hablar de lo que había sucedido noches anteriores.

—¿Estás bien? —preguntó Zac una vez que detuvo la moto en el estacionamiento del instituto.

Suspiré pesadamente y asentí con la cabeza. No lo estaba.

—Sí —mentí. Bajé de la moto y observé a mi alrededor buscando alguna evidencia de mi amiga, sin embargo, no la veía. Agradecía aquello, pues no sabría como explicarle de la nada que Zac me traía a clases y había tomado una decisión respecto a eso.

—Li —nuevamente el ojiazul llamó mi atención. Acomodé el bolso en mi hombro derecho y le dirigí la mirada. —Gracias por hacer todo esto —sonrió.

Lamí mis labios con nerviosismo. Hacía ya muchísimo tiempo que no manteníamos una conversación con tranquilidad, como tampoco, hacía mucho que no le contaba mis problemas. Claramente no lo haría en la situación actual que estamos.

—¿Hacer qué? —pregunté sin entender por completo a lo que se refería.

—Por darme otra oportunidad —se paró frente a mí, con su típica sonrisa torcida. Si supiera todo lo que había prometido para olvidar todo lo sucedido.

Maldición.

Aquella frase era lo que más odiaba, ya que parecía como si "otra oportunidad" significara algo más para nosotros, cuando no era así.

Dejé salir todo el aire acumulado de mis pulmones.

—Hay que ir lento... —recalqué nuevamente—, no quiero que vuelva a pasar a... ya sabes —bajé la mirada, recordando aquel 23 de diciembre.

Jamás lo olvidaría.

—Lo sé, y lo entiendo —alzó una sonrisa leve.

Cuando me di cuenta que Zac se acercaba hasta mi posición, hablé rápidamente.

—Debo irme —informé con nerviosismo. Di un paso hacia atrás y me alejé rápidamente de ese lugar en busca de Sophie.

Entré con velocidad al instituto sin mirar atrás. No lo haría. Sabía perfectamente que el ojiazul me observaba, lo presentía.

Solté todo el aire que contenía en mis pulmones, pues mi corazón se había acelerado con facilidad.

Caminé en dirección a los casilleros, sabiendo que mi amiga me esperaría allí. Era como nuestro punto de encuentro ante cualquier emergencia.

Sophie estaba molesta. Estaba de brazos cruzados apoyada en mi casillero. Me observó a lo lejos y frunció el ceño.

—Lo siento —me disculpé antes que dijera algo que la hiciera enfadar aún más—, me atrasé.

Sop observó el gran reloj colgado en la pared y asintió.

—Cinco minutos tarde —odiaba la impuntualidad. —En fin. ¿Sobre qué querías hablar? Sonaba urgente —trató de suavizar la voz, en un intento fallido.

—Si... sobre eso, Sop —mi voz temblaba, mis piernas también. Estaba entrando en una situación de pánico, pero debía decirle la verdad a quien estuvo conmigo en el peor momento. —Hablé con Zac —comencé a decir suavemente.

—¿Te dijo algo de lo que se pueda arrepentir? —frunció aun más su ceño. Había sido una mala idea comenzar así.

—No, no —negué rápidamente. —Es... conversamos sobre bastantes cosas y..., una cosa llevó a la otra, Sop.

—¿De qué hablas?, me estás confundiendo, Lilianne —sí, cuando se molestaba lo suficiente usaba mi nombre completo.

—Tal vez tomé una mala decisión, pero... le di una segunda oportunidad a Zac.

Su boca se abrió para decir algo, sin embargo, se limitó a empuñar las manos. Estaba molesta conmigo y lo entendía. También lo estaría. Pero fue inevitable pensar en todos los años de confianza y amistad que en algún momento tuvimos con Efron y dejar que aquella apuesta tonta e infantil afectara lo que teníamos podría haber sido absurdo. Dolió, claramente que sí, pero todos merecemos una segunda oportunidad, y eso lo aprendí de mamá.

—No puedo creer que lo hayas hecho —Sop estaba indignada, enojada y decepcionaba. Sabía que me estaba odiando en estos momentos y no podía redimirme ante ella.

—Solo espero que esta decisión no afecte nuestra amistad —sentí temor ante su reacción.

Ella había estado para mí en el peor momento, cuando me encontraba en el suelo literalmente. Sophie fue quien me animó y me levantó cuando nadie más lo había hecho, sin embargo, la estaba traicionando con lo que había hecho, y ella lo sabía.

Alzó la cabeza hacia atrás. Suspiró profundamente mientras cerraba sus ojos por un instante. Apretó los labios y luego de unos segundos, nuevamente dirigió la mirada hacia mi dirección.

—No lo hará —respondió finalmente. —Nuestra amistad continuará, pero advierto que no estaré si Zac se acerca demasiado a nosotras. No soporto ver su rostro, ni su aire de "soy el mejor". Tampoco te criticaré cuando sé que después de todo, fueron mejor amigos por largos años. Sólo espero que esto no haya sido un error, y si vuelve a tratar de herirte o humillarte, esta vez tendrás quien te defienda.

Sonreí ampliamente. Sophie era lo mejor que tenía, incluyendo a mi familia. Era como una hermana para mí.

—¡Gracias! —alcé mis brazos y la atrapé rodeándola por el cuello. Era un poco más alta que yo, pero eso no me importó si mi mejor amiga me apoyaba, aún sabiendo que posiblemente no era la mejor decisión que había tomado hasta ahora.

—Ahora vayamos a clases, antes que nos encontremos al nuevo amigo —sonrió irónicamente.

El inicio de la mañana no había empezado tan mal como esperaba. El primer timbre de receso sonó, mientras Sop salió rápidamente dirigiéndose al baño de chicas.

Agradecía que mi primera clase de lenguas fuera solo con ella y no con Zac, pues aún me incomodaba saber que volveríamos a hablar como antes, aunque eso me provocaba cierta ansiedad y emoción.

Cogí mis cosas y salí del salón, siguiéndole el rastro a mi amiga, para cuando caminé unos pasos, observé de reojo a Anne y Zac, demasiados juntos a mi parecer.

Algo dentro de mi se sintió explotar, como si una guerra con armas y bombas ocurriera en este mismo instante. Inconscientemente apreté los puños y me quedé quieta en la misma posición. No era capaz de mover un músculo debido a mi tonta reacción.

—¿Qué haces? —sentí unos brazos sobre mis hombros. Ese perfume tan peculiar me transportó a otro lugar.

Quité la mirada de aquellos que habían arruinado unas lindas vísperas y la fijé en aquella persona que se dirigía a mí.

—Alan —susurré suavemente.

—No vuelvas a dirigir la mirada al frente —dijo—, Efron nos está observando, y su mirada no se ve muy amigable —me guiñó el ojo.

Traté de relajar mis hombros. Estaba tensa, demasiado.

—Bien —asentí con una leve sonrisa.

No podía demostrar que aún seguía queriéndolo como aquella vez. Dos años no eran suficientes para poder olvidar todo lo que alguna vez sentimos, pero debía intentarlo. Zac no podía ser más que un amigo para mí, y debía convencerme de eso.

—Alan —lo volví a llamar mientras comenzábamos a caminar en dirección opuesta a la de Zac—, hay algo que tú también deberías saber.

Claro que debía informarle de esta nueva situación, pues nuestro falso noviazgo podría estar en peligro a ser descubierto.

—¿Qué has perdonado a Zac? —alzó sus cejas. ¡Ya lo sabía!

Fruncí el ceño. No entendía cómo se había enterado tan rápido. Maldición.

—¿Cómo lo s...? —corté la frase, sabiendo quién pudo haberle dicho. —Sophie.

Me detuve en el lugar tratando de procesar en qué momento le había contado aquello.

—No te preocupes, ni te molestes con ella. Sophie me ha avisado porque sé lo que vas a decir.

—¿Lo sabes?

Él asintió.

—Prefieres terminar con esta falsa relación, porque en el fondo sabes que si sigues mintiéndote a ti misma que no sientes nada por Efron, no podrás superarlo.

—¿Sop también te lo dijo?

Formó una curva hacia arriba.

—No esta vez —acomodó el bolso en sus hombros. —Pero eres muy evidente, Cooper.

—¿Lo soy? —claramente lo era. No había realizado un buen trabajo durante dos años mintiéndome que no sentía nada por Zac.

—Sip... y como buen amigo que soy de Sop, este secreto quedará bajo siete llaves. Además, sé que tu tampoco me decepcionarás... aún.

—Gracias, Alan —le dediqué una leve sonrisa.

—Cuida ese corazón tan bondadoso que tienes y que no te desaproveche esta vez —se acercó a mi frente y depositó un beso en ella. —Eres una buena chica, Lili.

Lo vi alejarse por el pasillo, mientras mi amiga se acercaba a mi posición.

—¿Qué le dijiste? —pregunté alzando las cejas. Ella sabía que yo ya lo sabía.

—Nada que no pudiera decirle, Li —no le dio importancia. —No te deberías enfadar, te hice un favor —alzó los hombros y me cogió del brazo, arrastrándome a mi próxima clase.

Simplemente no podía fastidiarme con ella.


(...)


Era la única clase que no tenía con Sophie. Álgebra. La odiaba.

Una vez que mi amiga me dejó en el salón se fue sonriente a su clase, ya que estaría compartiendo con Thomas.

Aún no sabía si él ya sabría lo de nuestra "posible reconciliación" con Zac, pues los tres en algún momento de nuestras vidas fuimos los mejores amigos que pudieron existir. Y desde aquel día no habíamos vuelto a cruzar palabras con Thom.

Suspiré pesadamente y me dejé caer en el asiento, justamente al lado de la ventana. Observé que un par de chicas jugaban voleibol en la cancha que daba justamente al frente y pensé que yo no era buena para el deporte, aunque me esforzaba lo suficiente para mantener mis altas calificaciones.

—Siempre te ha gustado la ventana —oí como la silla de mi lado hacía ruido. Giré levemente el cuello, dándome cuenta que Zac se había sentado en ella. —Al parecer, no has cambiado lo suficiente, Li.

—¿Qué haces aquí? —pregunté rápidamente. Apoyé la cabeza sobre mi brazo, sin dejar de observarlo.

—Tengo esta clase también —respondió con naturalidad.

Eso era obvio.

—Bien.

Él me observó fijamente y me dedicó una leve sonrisa.

—¿Estamos bien, Li? —preguntó con curiosidad, pues le importaba demasiado mi respuesta.

Deberíamos estarlo, sin embargo, me era difícil poder continuar con mi vida como si nada hubiese sucedido, y eso me daba temor.

—Sí, todo bien —forcé una sonrisa.

Zac se limitó a sonreír levemente, mientras no despegaba su vista de la mía. El profesor había tardado más de lo que esperaba, y aquello no me ayudaba a que la tensión entre nosotros disminuyera.

¿Había sido una buena decisión darle una nueva oportunidad?

Tal vez no me sentía lista aún, y debí haberme negado. Pero ya era demasiado tarde, al parecer, Zac se esforzaba demasiado por acercarse a mí, y eso era evidente.

—Zac... —alcé la voz, dirigiendo la mirada hacia él. Estaba dispuesta a decir que quizás íbamos demasiado rápido y que mi conciencia aún no estaba dispuesta a perdonar, sin embargo, al fijar mis ojos en los de él, no pude hacer más que dudar de mis propios sentimientos. —Yo... —tragué saliva—, tu... ¿me podrías llevar a casa? —el tema cambió repentinamente.

Aquella pregunta había desconcertado a Efron, por lo cual sus azulejos se abrillantaron con fascinación.

—Por supuesto, Li —sonrió ampliamente.

Pero antes de decirle que eso no era lo que había querido decir, el profesor hizo presencia en el salón, silenciándonos a todos.




...


Ughh lamento la demora, soy la peor ): ... pero la verdad es que la Universidad, mi tesis y poca vida social no es una buena combinación D: .. aunque espero desde ahora poder actualizar más seguido!

& espero que les haya gustado:)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top