Capítulo XLIV
¿Debería darle flores todos los día? Se había decidido a que sí lo haría. Por eso ahora se encontraba en una florería, tratando de escoger las ideales para recuperar a su chico. Escuchó los consejos de sus amigos, quienes solo le cantaban esa canción pegadiza y que ahora sonaba también en su cabeza para planear sus próximos movimientos.
Decidió cambiar de look por ese día, llevar algo más casual y no tan llamativo, como una chaqueta color amarilla, acompañándola con una camiseta color café debajo y unos aretes del mismo color. Se pintó las uñas también de amarillo con negro y su vestimenta lo combinó con marrón. Se observó en el espejo y se impresionó con su propia imagen. Se veía demasiado extravagante. Le gustaba.
Podía sentir las miradas asombradas de sus estudiantes y cómo lo veían de pie a cabeza. Sanemi rió con ganas al ver el cambio de su amigo, fastidiando a Uzui. Kyojuro lo veía con una sonrisa divertida y Giyuu estaba con las cejas levantadas. — ¡¿Qué?! — preguntó el albino alterado.
— Nada, nada, te tomas muy en serio esto de reconquistar a tu chico... — murmuró Sanemi tapándose la boca.
— ¡Te ves excelente! — aprobó Kyojuro.
— Extravagante — opinó Giyuu, observándolo de pie a cabeza.
— ¡Ustedes me dijeron que la canción iba así! — reclamó Uzui señalándolos. — Haré lo que sea necesario — infló las mejillas y se cruzó de brazos.
— Lo que sea, Uzui — Sanemi hizo un ademán con la mano, restándole importancia.
— Ahora ve por él, ¡tigre! — animó Kyojuro, provocando las risas en sus compañeros. Los miró con desconcierto, ¿dijo algo malo? Uzui entornó los ojos. Salió de la sala de profesores y se dirigió a la cafetería, donde suponía que podía encontrar a su chico. Quiso esconder sus flores dentro de su bata, pero no quería arruinarlas, así que dejó que todos vieran. Había escogido algunas camelias, unos jazmines y unas margaritas blancas para impresionar a su chico.
— No entiendo por qué me envía imágenes de piolín — habló Tanjirou entre risas. — Pero saben, Akaza ya no se acerca tanto a él, seguro que es cierto que es su mejor amigo —
— Uy — Zenitsu ladeó su cabeza y miró en otra dirección. Era cierto, su amigo no sabía cuánta cercanía tenía el profesor de historia con ese chico. — Siento que cuando dices imágenes de piolín, en verdad estás queriendo encubrir otras cosas — eso provocó las risas de sus amigos.
— Gonpachiro, comparte, no seas egoista. — Inosuke juzgó a su amigo. Tanjirou entornó los ojos y tomó de su juguito de naranja. — Además tendrás que participar con esa castrosa. ¿Qué es? ¿Un concurso de tarados? Obvio sin incluirte, Kentarou — dijo a la vez que comía copiosamente de sus fideos instantáneos.
— Ah, no me hablen de ellos... — resopló el de cabellos burdeos. — Ume solo quiere llamar la atención, hasta a mí me dan ganas de pegarle, mientras que Akaza cree que es un experto. —
— Sin dudas, uno de ellos se ganará el premio al más inútil— comentó Zenitsu con algo de molestia.
— Esa zorra necesitada... En fin, ¿que no Tomioka sensei también te escribía? — preguntó con interés. Tanjirou asintió.
— Sí... lo sigue haciendo, también ya se amistó con mi mamá y mi hermana... — comentó, esperando las burlas de sus amigos que no tardaron en llegar.
— Yerno 1 aprobado — se burló Inosuke. — ¿Será que podrán aprobar al yerno 2? —
— No voy a caer en provocaciones — se excusó Tanjirou levantando ambas manos en señal de tregua. — Aún sigo confundido. —
— Bueno, era de esperarse. Solo no debes confundir un buen trato con amor — aconsejó el rubio, sus amigos lo miraron con el ceño fruncido. Inosuke desvió la mirada hacia la persona que se aproximaba a ellos y abrió la boca con asombro.
— ¡Se viste del color que con tus ojos combinó! — exclamó. Tanjirou lo miró descolocado, ¿por qué hablaba de esa forma? Zenitsu lo miró confundido. Inosuke entornó los ojos y esperó.
El rubio volvió a sobresaltarse cuando vio aquel ramo de flores enfrente de él, ya se imaginaba de quién podrían ser, pero de igual modo se giró involuntariamente, impresionándose con los colores que su profesor vestía. Lo miró de pies a cabeza y se ruborizó. ¿Qué significaba eso?
— Cariño, son para ti — Uzui habló tratando de sonar lo más sensual posible, ladeó el rostro y sonrió socarronamente. Zenitsu no sabía cómo reaccionar, por lo que solo aceptó el gesto y agarró aquellas flores. Tragó saliva y desvió la mirada. El albino no sabía si podía contener las ganas que tenía de besar a su chico, pensó que un besito no estaría mal. Con disimulo se inclinó como para poder hablar con los amigos de su chico, pero con un rápido movimiento besó la mejilla del rubio, estremeciéndolo. Se despidió de ellos, guiñándole un ojo a su chico, quien seguía impresionado.
Zenitsu observó sus flores y se conmovió. Estaba con la mente en blanco.
— ¿Acaso su vestimenta significa algo? — preguntó Tanjirou que aún portaba una sonrisa ladina.
— Creo que quiso decir algo como 'soy tuyo' — comentó Inosuke con diversión.
— Aw, quiere recuperarte — habló el de cabellos burdeos con ilusión. — Es muy tierno, está un poco difícil seguir odiándolo. —
— Está siendo más directo de lo que esperaba... solo que aún no trae comida para que podamos compartir. Ya lo dije, la comida enamora a cualquiera — comentó el de hebras azuladas. Tanjirou asintió y Zenitsu seguía pensativo.
— Es raro que no traiga rosas, ¿no lo crees? — Tanjirou se dirigió a su amigo, sacándolo de su ensimismamiento. Las rosas solían ser la primera opción de todos quienes quisieran impresionar a sus seres queridos.
— ¿Ah? — Zenitsu volvió a mirar las flores, sabía que podrían tener un significado ya que su profesor era un encantador innato. — ¿Qué creen que signifique? — preguntó intrigado. Inosuke levantó la mano.
— Para eso está la internet, pero como son unos vagos para buscar su significado, yo lo haré — se ofreció con una sonrisa burlona. — Veamos, las camelias significan que te quiere comer, las margaritas que eres hermoso y los jazmines que quiere comerte otra vez — sus amigos lo miraron con espanto.
— ¡Argh! ¡Uy sí, se ve muy creíble! — se burló el rubio escandalizado. Tanjirou solo rió con Inosuke. — Ni siquiera sé dónde las voy a poner — se quejó buscando un lugar para dejarlas.
— ¡Es un sueño! 'Recibiendo flores de mi profesor' ¿No creen que suena lindo? — Tanjirou se emocionó nuevamente, suspirando de más.
— Lo que suena es la sirena de la policía — respondió Inosuke haciendo ademanes con las manos. Tanjirou negó con la cabeza desilusionado y Zenitsu rió.
— Eso es cierto — señaló a su amigo.
Zenitsu quería atrasar su encuentro con el profesor de artes, aún no se sentía seguro de verlo, por eso había adelantado la organización del baile. Obtuvo la ayuda de Yushiro y Muruta, quienes lo acompañaban a verificar los materiales necesarios para la decoración y a contactar los personales que trabajarían esa noche con la música y la comida. — ¿Es un baile de gala? — preguntó Murata con confusión al ver la lista de canciones que le había pasado la secretaria Tamayo.
— ¿Hm? ¿O sea que tenemos que estar trajeados? — cuestionó el rubio observando también aquella refinada playlist. — ¿Dónde encontramos un dj que toque música clásica? —
— Tontos, tendremos una orquesta — respondió Yushiro entornando los ojos, alarmando a los otros dos. — Tampoco será algo tan grande, pero la idea que tiene Tamayo sama es que podamos aprender protocolo y etiqueta —
— Eso suena aburrido... — comentó Murata, ganándose un golpe por parte de Yushiro, quien los llamó 'animales'.
— Pero luego de esa 'fiesta de gala' habrá discoteca — mencionó el rubio trayendo unas cuantas telas. — Así que tendremos que contratar una orquesta y un dj aparte, ¿no? — Yushiro asintió.
— La verdad es que esperábamos que Iguro sensei organizara a sus mejores alumnos para que toquen ese día. Aún no tenemos un informe del avance de su clase, pero lo más seguro es que él se encargue de eso. — Zenitsu asintió comprendiendo y Murata seguía sobándose la cabeza.
— Suena interesante... — murmuró el rubio, imaginándose lo bonito que quedaría. — Bien, colocaremos estas telas color plata... — quedó en blanco al ver esos colores. Entornó los ojos al pensar en su profesor de artes.
— Sí, lo combinaremos con dorado oscuro — Yushiro se encaminó a recoger las otras telas que estaban en el suelo. Zenitsu tuvo un tic en el ojo.
El rubio decidió salir a tomar aire fresco luego de un arduo trabajo desenredando las enormes y pesadas telas, avisó a Yushiro que iría a comprar algo para comer y que volvería enseguida, pensaba ir solo, pero Murata se ofreció a acompañarlo, ahora estaban ahí, en el patio.
Uzui miraba desde la ventana de su clase cómo un chico acompañaba a SU novio, frunció el ceño y apretó los dientes. ¿Por qué estaban hablando tan cerca? Creyó que los únicos amigos de su chico eran Tanjirou, Zenitsu y Genya, su hermanastro no contaba porque era más un acosador que hermano. ¿Y ese? ¿Era un nuevo amigo?
— Estás rojo ¿Por qué? ¿Acaso tienes fiebre? — preguntó Murata, frenando la caminata y subiendo su mano para tocar la frente del rubio. Zenitsu también pausó y resopló, no se sentía tan bien últimamente, quizás su compañero tuviera razón, por lo que lo miró expectante. Levantó una ceja al ver cómo se formaba un rubor en las mejillas de Murata y se desconcertó con la expresión extraña que ponía.
— ¿Y bien? — decidió preguntar al ver que su compañero estaba con los labios sellados. Aún no apartaba la mano de su frente y Zenitsu solo pudo mirarlo extrañado. — ¿Crees que tenga fiebre? Sabes, creo que sí. No me estuve sintiendo tan bien últimamente. — habló, apartando la mano del chico y sobresaltándolo.
— ¿Ah? ¿Sí? ¿Por qué? — se apresuró en responder Murata con movimientos torpes. El rubio lo miró con recelo, provocando que su compañero desvíe la mirada.
— Supongo que es el estrés... — murmuró inflando las mejillas y mirando sus pies. El azabache lo miró impresionado y decidió acercar nuevamente sus manos al rostro del chico, tocando sus mejillas. El rubio levantó rápidamente la mirada alarmado.
El albino estaba con un aura negra a su alrededor y rechinando los dientes, ¿debería bajar e interrumpir esa bonita charla que tenía su chico con ese tipo? Se preguntó, sintiendo la sangre hirviendo por todo su cuerpo. Entrecerró los ojos, estaban tan lejos. ¿En verdad Zenitsu se dejaba acariciar de ese modo? ¡¿Qué le pasaba?!
— Zenitsu, ¿tú tienes algo con el profesor Uzui? — preguntó Murata algo apenado. Había bajado sus manos al verse descubierto hace segundos, pero es que el rubio era una ternura. Zenitsu abrió la boca y la volvió a cerrar, hizo una mueca y negó con la cabeza, subiendo los ánimos en el azabache.
— ¿Quién te dijo eso? — preguntó con la mirada al suelo. ¿Uzui seguía siendo su novio? ¿O ya habían cortado? Lo seguía queriendo, pero aún no asimilaba lo que había sucedido. El albino parecía querer volver con él, seguía enviándole mensajes de buenas noches, le daba flores y notitas un poco inusuales, pero que lo hacían sentir bien.
— Pues, te veía muy apegado a él hasta hace poco... — respondió encogiéndose de hombros, mirando expectante al rubio.
Zenitsu miró arriba y suspiró. — En fin, creo que debemos volver al salón para terminar con nuestra labor — decidió cambiar de tema. No estaba muy cómodo hablando de eso con alguien que no sea Tanjirou ni Inosuke.
Su compañero asintió y siguió los pasos del rubio, quien ya estaba emprendiendo su camino, colocándose a su lado.
El profesor de artes seguía cada mínimo detalle de sus movimientos, frunció los labios en una sonrisa y volvió a prestar atención a su clase para culminarla de una vez. Tendría que averiguar quién era ese chico y por qué se tomaba tantas libertades con Zenitsu.
Se encontró con sus amigos en la puerta de la sala de profesores, levantó una ceja y sonrió de lado. ¿Lo estaban esperando? —Tú amor reafirma ferviente, pues él no es vidente —Entrecerró sus ojos al escuchar eso. Sus amigos seguían molestándolo con esas canciones. Uzui ya no sabía cómo acercarse al rubio, lo esperaba todos los días en el aula por el tema del festival, pero aún no se había dignado en aparecer. Resopló. — Que sienta que estás presente y que tú lo amas — cantaban cerca del albino, rodeándolo de vez en cuando. Uzui decidió dejarlos jugar a pesar de que él era el centro de todo.
Rengoku y Mitsuri estaban recorriendo los pasillos con Tengen, incitándole a que vaya a recuperar a su chico, más bien era como una ayuda, pero su amigo ya no se encontraba tan bien luego de ver a ese otro chico cerca de su novio. — ¿Cómo sabrá que lo amas? ¿Cómo verá tu amor? — Uzui se sorprendió al ver a su chico caminando también por el mismo pasillo y no pudo evitar sonreír socarrón, se estaba acercando a ellos. Zenitsu desvió la mirada y quiso seguir su camino ignorando al profesor de artes, pero se sobresaltó al sentir la presencia de su profesor muy de cerca.
— Por tenerte más cerca a un baile te invitó — siguió cantando Mitsuri, empujando al albino hacia su pequeño alumno. No había medido su fuerza y Tengen no veía venir esa acción.
El rubio se mareó con un brusco movimiento del profesor y se sujetó de la chaqueta llamativamente amarilla del albino, al parecer este se había tropezado y trataba de no caer y de no echar al rubio, a quien tenía entre sus brazos. Zenitsu estaba estático, aún con las manos fuertemente agarradas a la tela.
— ¡O compuso para ti una canción! Oh oh oh — continuó Kyojuro, entrometiéndose entre su amigo y el chico para mirarlos más cerca. Uzui tragó saliva y bajó la mirada para ver a su rubio, quien seguía confundido mirando un punto en específico. Estaba tan quieto. Sonrió y lo pegó a su cuerpo.
— Si te invito una copa y me acerco a tu boca, si te robo un besito, a ver ¿te enojas conmigo? — sus amigos lo veían espantados. Zenitsu frunció el ceño al escuchar a su profesor, quien se había inclinado hasta su oreja para cantarle más de cerca — ¿Qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche que se empañen los vidrios... — se rió a carcajadas cuando sintió cómo Kyojuro le tapaba la boca.
— ¡ESA CANCIÓN NO! — exclamó su amigo escandalizado. Zenitsu se zafó de los brazos de su profesor y siguió su camino aún confundido pero con un intenso rubor en su rostro. Uzui lo miraba con diversión, se mordió el labio inferior y siguió con la vista a su chico, quien se iba un poco cohibido. — Demonios, Tengen, arruinas el encanto de nuestra canción — se quejó Kyojuro. El albino le restó importancia, se sentía orgulloso por su galantería.
Mitsuri desaprobó negando con la cabeza, su amigo tenía un modo distinto de mostrar su interés. Se cruzó de brazos y suspiró. El amor era tan complicado, pero hermoso. Le conmovía ver cómo alguien como Tengen estaba enamorado de un chico tan dulce. — Aww — dijo cerrando los ojos y soltando algunas lágrimas. — Agatsuma san y tú hacen muy linda pareja —comentó dirigiéndose al albino, quien seguía forcejeando con Kyojuro y siendo reprendido por él. Uzui se ruborizó y desvió la mirada apenado. Kyojuro sonrió con diversión, dejando a su amigo descansar.
Ume estaba rabiosa, había visto toda esa ridícula escena que le había causado naúseas y también un choque en su corazón. ¿Su profesor aún no dejaba de perseguir a ese niño estúpido? ¿Qué es lo que tiene ese niñato que no tenga ella? No podía creerlo. ¡Era un simple niño! ¡Ni siquiera le superaba en belleza! Chasqueó la lengua y se marchó de ahí con pasos retumbantes. Le había dicho a todos que ella era la novia de Uzui sensei, y ahora él se comportaba de ese modo idiota frente a todos.
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