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Dedicado a: Yuya_jm ; NormaRosasReyes ; AfricaARMYSuga ; yue12318 ; judyj4
Ya saben xd
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Trazaba líneas curvas rápidamente sobre la hoja blanca dando la forma de un rostro bastante conocido y extrañado por su corazón. Aquella mujer que iba apareciendo de a poco en el fino objeto era aclamada por el castaño para que estuviera a su lado, apoyándolo, diciéndole palabras tranquilizantes, como aquel día de su partida. El sollozo de orgullo que había soltado su madre regresaba a su mente como un recuerdo melancólico remarcando la ausencia de las personas importantes -e irreemplazables- en su vida.
La mano de Jimin se desenvolvía tan fácil que era imposible decir que solo era un buen dibujante, era talentoso. Un artista nato.
Estaba acabando el dibujo cuando Jihyo, HyeRi y Jennie entraron a su habitación dándole los buenos días de forma monótona. Sin embargo, Jimin no se preocupó por la invasión de las muchachas en su ambiente mañanero y lleno de momentos vividos en el pasado, pues estaba despierto desde las siete de la mañana y el canto de los pájaros ayudaba a ignorar toda presencia humana de su cuarto, y únicamente a centrarse en recrear el retrato de esas personas tan necesitadas a su alrededor.
Jennie arreglaba las cobijas de su Lord cuando halló las demás hojas con rostros hermosos desparramados encima de la cama. Se impresionó demasiado, ya que hacia mucho tiempo que no tenía entre sus manos una foto sacada por una cámara; y le pareció raro que el castaño tuviera seis en su posesión, porque sacar impresa una foto costaba mucho dinero el cual, básicamente, él no podía tener.
-¡Chicas, miren, qué fotos! -Jennie decía maravillada.
Las otras dos jóvenes ya estaban a su costado mirando absortas el arte magistral hasta que una de ellas, precisamente Jihyo, observó bien los mínimos detalles que diferenciaban ambas cosas y susurró:
-Es un... dibujo.
-¡Un dibujo, já! -reía incrédula HyeRi, era imposible, era demasiado perfecto; pero luego vio las evidencias en las manos del joven: lápiz y hojas-. Vaya, sí es un dibujo... ¡Es impresionante, Lord Jimin!
El nombrado sonrió halagado alistando ya los últimos detalles de su ropa para salir de la habitación e ir a desayunar con los demás. Las doncellas se felicitaron en voz baja por la conducta responsable que estaba adquiriendo Jimin en tan solo pocos días, debió ser el golpe de HyeRi que despertó la cualidad en su sistema. El castaño le dio en la mejilla un beso de despedida a cada una, estas sonrojadas agitaron su mano, nadie había hecho tal gesto afectuoso, siquiera un soldado en los tiempos de descanso.
Lord Jimin bajaba las escaleras parsimonioso, y aunque solo habían transcurrido un par de días ya se le hacía matutino saludar con una sonrisa leve al soldado Jung cuando entraba al comedor. Tomó asiento rápidamente junto a Jungkook el cual le envió un saludo fugaz y continuó conversando con el muchacho que se hallaba a su derecha. El castaño se sintió ofendido e ignorado por la actitud cortante de su amigo, se supone que el pelinegro aborrecía a los otros participantes, menos a él, se lo había dejado sumamente claro con las miradas cansadas que les dirigía a estos. ¡Cómo entender a Jeon Jungkook!
El desayuno aún no comenzaba y, de cierta manera, aquello le estaba inquietando a Jimin: tenía un hambre de horrores, se sentía solo, era como uno de esos adornos del palacio que estaban quietos y no eran admirados, sino que se utilizaban para rellenar el espacio inmenso. Pero la conversación que desarrollaba Jungkook junto con el otro desconocido le hizo parar la oreja atento y dedicarse a escuchar cosas ajenas.
-¿Te dijo que tendrán una cita? -preguntó el pelinegro, intrigado.
-¡Sí, ¿puedes creerlo?! -murmuraba el otro muchacho en tono bajo regulando el volumen de su voz-. ¡Dios mío! ¿Cómo será estar toda una tarde con él?
-¡Ni idea! Apenas llevamos días. No te adelantes, campeón. -Jungkook se giró abruptamente hacia Jimin y susurró, inaudible-: A mí también me propuso una cita.
-Y a mí -se sumó el castaño.
-¡¿Qué?! -exclamó en un tono demasiado alto, ya que todas la miradas se dirigieron a él observando su extraño y desubicado comportamiento en la mesa. Se pasó una mano por el pelo incapaz de entender las intenciones del príncipe; sin embargo, se aferró a la normalidad y bufó-: Yoongi sí que va a disfrutar aquí -miró a los demás.
-Pues, ya disfruta con YoungJae -se entrometió el compañero de Jungkook jugando con los servicios, aburrido.
Jimin observó mejor la figura escondida detrás de su amigo y reconoció el cabello rubio, la piel pálida y ojos azules del joven competidor. Su semblante era tierno y alegre, pero bajo esas dos cualidades se ocultaba un fuerte carácter que podía salir a flote cuando lo amenazaran o se sintiera amenazado, significaba que era un adversario potente para aquellos que no estuvieran seguros con su compatibilidad con Yoongi; Kim Taehyung tenía una buena máscara de engaño.
Jimin a pesar de descubrir el arma peligrosa del rubio sintió una ciega confianza hacia él; aquello le preocupó y a la vez le confundía, porque no sabía si era de esas personas que clavaban el puñal por la espalda. Era mejor tener sus precauciones, ante cualquier joven.
La familia real hizo su entrada al comedor saludando respetuosamente y dando el permiso para comenzar su esperado desayuno. Como ya era matutino, el príncipe Min Yoongi observaba a cada muchacho minuciosamente con sus potentes ojos grises, pero algo había cambiado ese día y todos se dieron cuenta. Para nadie pasó desapercibido la especial mirada del pelinegro que le obsequió a Jimin, tan dulce y cariñosa que hasta algunos pensaron que ya habían perdido y solo hacían el ridículo permaneciendo allí.
Después del momento de vergüenza pura para el Siete, el desayuno continuó siendo sereno y estable; aunque, las dos pares de miradas inquisidoras de Jungkook y Taehyung eran más fastidiosas que las recibidas anteriormente. Estos no le dejaban disfrutar en paz el delicioso té, ni el pan crujiente que resonaba dentro de su boca. Jimin sabía que aquellos avellanos ojos y azules del otro muchacho eran bromistas y solo tenían el propósito de incomodarlo mientras comía, por eso, su vista estaba posada en los adornos del comedor inspeccionando el valor y, de vez en cuando, en el príncipe que, casualmente, siempre conectaban sus miradas. En ambas situaciones, Jimin estaba atrapado.
-¿Acaso ya se han besado? -escupió Jungkook fingiendo tener envidia de su amigo.
El castaño empezó a toser arduamente debido al líquido que justamente tomaba en ese instante. Todos en la mesa giraron sus cabezas para ver qué le sucedía, incluso los reyes tornaron su rostro a uno preocupado.
«¡Eres un completo idiota, Jeon Jungkook!», exclamó en su mente sin parar de toser.
-¿Se encuentra bien, Lord Jimin? -preguntó Yoongi alarmado.
-Sí -tosió-, estoy bien -tosió otra vez-, alteza. No se preocupe -tosió, pero esta vez con menos fuerza recuperando la compostura perdida.
Inmediatamente envió un gigantesco odio al pelinegro que estaba por partirse de la risa junto con Taehyung, sino no fuera por el rey y la reina, él ya estaría rodando por el piso, imparable.
-No tenías que apurarte en responder, el té no se iba a arrancar -murmuró el rubio riéndose con la cabeza gacha.
Jimin no pudo enojarse, hasta alcanzó a reírse con ellos. No obstante, una corta conversación en medio de su risa le atrajo y bastó para mirar a su alrededor.
-¿Sabes dónde está Yunho? No bajó a desayunar -dijo un chico de ojos cafés y cabello castaño oscuro: Kang MinHyuk.
-Quizás se enfermó; la noche anterior fue muy helada -le respondió su acompañante, un chico de tez trigueña y labios gruesos.
Un tercero también escuchó la conversación y susurró-: Se ha ido.
La risa del castaño se detuvo. Observó varias sillas vacías. Eran nueve.
Nueve Seleccionados fueron eliminados y la mayoría aún no se había percatado de la ausencia. Pero Jimin ya sentía el aire de competencia y rivalidad que se presentaría formalmente en la tarde.
Un capítulo más por hoy c:
Nos leemos en el próximo cap<3
2/5
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