29. El comienzo de mi calvario



SELINA

Tras firmar el documento que me puso Carter en frente de mis narices, me mandó a comprar ropa adecuada para la empresa. A pesar de que a él parecía gustarle mis atuendos, no eran adecuados porque parecía que eran demasiado provocativos para los clientes que venían a la empresa. Pero, ¿eso no sería algo bueno?, así no se enterarían qué estarían firmando...

Pero Carter se caracterizaba por ser un hombre de principios que seguía las reglas a rajatabla y aunque me fastidiara, tenía que hacerlo porque estaba entre las manos de aquel idiota de traje de empresario.

Me dijo que me tomara el resto de la mañana libre y que volviera a las cinco de la tarde con el atuendo que debía llevar y muchas ganas de trabajar. Como buena empleada, asentí sin mandarlo a freír espárragos a pesar de las inmensas ganas que tenía.

Tras hacer todo lo que Carter me mandó, volví a la empresa con los nervios en punta pero unas voces conocidas me hicieron sobresaltar; eran Matt y Lisa.

-¡Hola señorita Waters!¡Qué gusto verla por aquí!-Dijo Lisa con gran alegría mientras sostenía un café entre sus manos.

Matt me saludó con una media sonrisa mientras que estaba ocupado sorbiendo el café mirando a todos lados de forma que mostraba que no estaba dentro de nuestra conversación, ¿Es que yo le caía mal?

-Hola a todos, me gustaría poder quedarme pero Carter me llama.

-Entonces, ¿Tú eres su nueva asistente no?

Asentí fingiendo una sonrisa que noté como tiraba de mis mejillas crispadas. Era evidente que ellos estaban encantados con mi presencia pero el tiempo aquí iba a ser un calvario para mí. Debía de solucionar el problema de la sangre por lo que tenía que hablar con mi padre me gustara o no.

Él sabía con quien hablar para que cualquier hospital de cualquier parte del mundo le suministrara sangre cada vez que él necesitaba. Él tenía vampiros que trabajaban para él en cualquier parte del mundo, así que su vida siempre era bien fácil.


Tras despedirme de ellos, tomé el ascensor y me dirigí al despacho de Ryan y que ahora lo compartíamos. Cada uno tenía su propia mesa pero, el saber que íbamos a estar los dos en la misma sala de lunes a viernes casi todo el día, hacía que mi estómago se cerrara en un nudo que parecía asfixiarme.


Cuando llegué al despacho, Ryan me esperaba con una gran sonrisa y una pila de documentos encima de su mesa. Justo cuando iba a sentarme en mi escritorio, Ryan me detuvo:

-Espera un momento.

Entonces él se levantó y se acercó a mí sin quitarme la vista de encima. No sabía que pretendía pero parecía no tener buenas intenciones...

-¿Qué quieres, Carter?-Le pregunté de forma poco amable al sentir como su mirada se paseaba por encima de mi cuerpo y él se movía a mi alrededor acercándose cada vez más a mí.

-Sólo verifico que todo está en orden como yo quería...


Entonces, molesta le tomé del brazo y tiré de él, quedando su rostro y el mío el uno cerca del otro. Mis ojos no mostraban ninguna amabilidad y mi voz aún menos:

-No soy algo que vayas a vender, Carter, así que trátame con el mayor de los respetos.

Ryan tomó mi mano y la besó como las películas de época, dejando sus labios en el dorso de la mano mientras hablaba:

-No eres algo que vaya a vender pero tu imagen es importante; quiero que estés impecable aunque me guste más la ropa que llevas fuera de esta empresa.

Le quité la mano con violencia y corrí a sentarme en mi escritorio

escritorio para empezar a trabajar de una maldita vez. Al setarme, comprobé que había un dossier de color amarillo con instrucciones dentro que debía de hacer en todo el día. Cuando terminé de leer la lista, mis ojos rodaron en dirección a Carter que ahora estaba sentado en su butaca mirándome con interés esperando algún tipo de reacción por mi parte; yo solo pude mirarlo alucinada:

-¿Todo esto es para hoy?

Ryan asintió con una media sonrisa que, más que gustarme, me irritaba profundamente. Entonces, él añadió:

-Tu trabajo como asistente es organizar los eventos a los que voy a asistir, además de organizar reuniones con mis socios o viajes de negocios. También llamarás en muchas ocasiones a clientes o trabajadores que yo te ordene para que le mandes un mensaje de mi parte.

-Es decir, ¿Yo hago tu trabajo sucio, no?

Él comenzó a reír y añadió con un tono arrogante:

-Alguien tiene que hacerlo, preciosa.

Lo miré desafiante sin pestañear, demostrándole que sus cumplidos eran demasiado inútiles en mí y retomé el trabajo. Lo primero era construirme una agenda de teléfonos con todos los contactos de Carter, por lo que rebusqué entre los cajones y encontré una libreta vacía. Comencé a ordenar los nombres por orden alfabético y con varios post-it para saber la localización más rápidamente.

Ryan, por su parte, no paraba de contestar llamadas durante todo el día y de rellenar papeles que iba trayendo un chico de gafas con aspecto inteligente. Cada vez que entraba, se me quedaba mirando pasmado como si fuera un ovni.

Lo extraño era que Ryan no me había presentado al equipo como su nueva asistente así que no sabía a qué mierdas estaba jugando conmigo pero debía de cumplir cuanto antes el contrato para largarme de aquella jaula de grillos que era Nueva York.

Cuando terminé de organizar los teléfonos además de organizar varias citas con Carter para tratar algo acerca de la apertura de una nueva empresa que él había comprado hace relativamente poco, levanté la vista y me di cuenta que eran casi las nueve de la noche. El tiempo se me había pasado muy aprisa debido a la carga de trabajo que me había mandado a hacer Carter pero al menos eso lo mantenía callado.

Cuando hice la última llamada, tomé el dossier y se lo entregué a Ryan, haciendo que levantara la vista de su montaña de papeles.

-Ya he terminado, si no se le ofrece nada más me marcho a casa.

-Ha hecho usted un trabajo realmente bueno, señorita Waters.

-¿Ahora soy señorita waters?-Le pregunté crispada.

-En esta empresa sí, no quiero que la gente piense que es usted una mentirosa; quiero que la conozcan por la clase de empleada correcta que es.

-Y si eso le interesa tanto, ¿Porqué no me presentó al equipo?

-Porque tengo previsto una pequeña fiesta entre empleados para presentarte formalmente. Cada mes, organizamos un evento donde realizamos una pequeña cena de empresa y así todos mis empleados están más contentos y relajados en su puesto de trabajo. En Carter Corp nos gusta mimar a los nuestros.

-Y también amenazarlos para conseguir nuevos empleados-Añadí con cierta malicia a lo que Ryan comenzó a reír suavemente, incorporándose en su silla y clavan los codos en la mesa.

-Eso se lo buscó solita, Selina; yo solo quise conocerla como mujer, pero se empeñó en mentirme y huir como si tuviera miedo.

Aquella acusación me estaba hartando, por lo que me acerqué a él y le dije con mi rostro serio:

-Yo nunca huyo, Ryan, solo tomo el camino más prudente y mejor para mí. Yo no estoy dispuesta a destrozar relaciones y ser la culpable de hacer llorar a una pobre chica por echar un polvo que ni siquiera vas a recordar. Así que deja de acusarme de cobarde porque eso lo eres tú por no decirme que estabas saliendo con alguien.

Justo cuando me di la vuelta para irme, Ryan tiró de mi brazo y aterricé en su torso donde pude ver de cerca la abertura de su camisa. Mi cabeza quedaba justo bajo su barbilla, dándole el aspecto de ser incluso más alto de lo que parecía.

Subí mis ojos hasta los suyos y pude ver como sus ojos se convertían en metal líquido. Tenía que escapar de allí si no quería acabar enredada con él:

-Te lo dije antes y te lo vuelvo a repetir; no tengo novia, Selina, es solo una amante que perdió los estribos, pero ya me encargué de que lo entendiera bien. Si no me crees puedes preguntarle a mi amigo Matt o a cualquiera que me conozca y te dirá que ella no era nada mío.

Mientras me hablaba, podía sentir como su enorme pecho se inflaba y desinflaba. Su aroma era aún más fuerte en el lugar donde yo me encontraba, haciéndome cerrar los ojos para disfrutarlo con más intensidad. Cuando me di cuenta de que estaba cayendo en la trampa, abrí los ojos de golpe y me topé con la sonrisa socarrona de Ryan.

-¡Ya es hora de que me suelte!-Le espeté furiosa.

-¿Qué le parece si me da un beso de buenas noches, la acompaño a casa y tomamos una copa antes de que vaya a dormir?

-Pues que me parece una idea absurda e idiota que no va a realizarse.

Entonces, lo empujé controlando mi fuerza para que no sospechara que no era humana y me fui corriendo de la oficina tras tomar mi bolso. No estaba dispuesta a caer en su juego, además no era demasiado tiempo hasta que el contrato expirara y yo me marchara a casa para no volver a verle nunca más.

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