cincuenta y nueve¡!

31 de diciembre

Después de varios intentos por sacar a Sana de su casa, ella misma se convenció de dejar sus nervios de lado y asistir a la cena de fin de año. En otras circunstancias, no hubiera tenido tanto miedo, digo, claro que sí pero no tanto, ahora había un detalle que hacía las cosas distintas y era que ahora Sana y Jihyo ya eran novias, ahora sí, de verdad.

—Sigo teniendo miedo— dijo mientras caminaban a la entrada de la Casa Azul, los padres de Jihyo ya habían ingresado solo que ellas se habían quedado atrás.

—¿De que no les agrades? Sana, tu eres un amor— expresó Park mientras apretujaba sus mejillas con ambas manos.

Una chica de cabellos negros y bonitas mejillas salió de la gran residencia mientras miraba su teléfono con una sonrisa, de repente al alzar la mirada saludó a la pareja y se acercó a ellas.

—¡Hyo! Mi tío me dijo que estaban acá afuera— sonrió. Jihyo tomó de la mano a Sana porque pareció querer alejarse.

—Dahyun, te presento a Sana, mi novia— el último mencionado sonrió. —Sana, ella es Dahyun, mi prima— ambas se estrecharon la mano y la menor sonrió al recordar a Sana de aquella vez en la fiesta de Jih.

—¡Finalmente nos conocemos! Pasemos, los demás están en la estancia— exclamó Kim a la vez que las animó a seguirla.

Cuando entraron fueron recibidas por el mayordomo, quien se ofreció a tomar sus chaquetas.

—Bueno, ya conocen a Myung— sonrió la chica, sin embargo, su madre que iba pasando con destino a otra habitación le pidió que le llamara por su verdadero nombre, el hombre solo sonrió levemente cuando vió la expresión de la chico. —Perdón, él es Jaehyun, nuestro mayordomo— todos saludaron y finalmente continuaron su camino a la estancia.

En dicho lugar habían chicos y chicas que parecían ser de su edad, Dahyun se adelantó y se unió a ellos, Jihyo le explicó a Sana que lo más probable era que los adultos estuvieran en el comedor mientras que todos sus primos platicaban en la sala.

—¡Hey!— llegó la pelinegra llamando la atención de todos, la castaña ya casi detrás de ella algo tímida.

—¡Jihyo llegó!— exclamó un chica de cabellos negros que abrazaba por los hombros a otra de cabellera rubia, a su lado saludó un chico con un ligero parecido a ella, y otro de cabellos castaños que tomaba de la mano.

—Satang, ellos son Mina y su hermano Sunghoon.

—Ah, entonces tú eres Mina— susurró mientras estrechaba su mano. Sana también conoció al novia de la chica, Chaeyoung y al novio de Sunghoon, Jake.

También a una bonita chica de cabello castaña, Sejeong que muy entusiasta les saludó, la familia de Jihyo era muy agradable y gracias a ellos poco a poco fue tomando confianza para conversar de igual manera.

El mayordomo llamó a todos a pasar a la sala del comedor donde los invitados fueron tomando asiento, Jihyo y Sana se sentaron juntas y la mayor tomó su manita por debajo de la mesa para darle seguridad.

—¿Sana?— la mencionada volteó hacia la voz que la llamaba encontrándose a la amiga de su padre.

—¡Unnie!— Jihyo sonrió al verlas abrazarse y saludarse felizmente. Entonces solo fue cuestión de tiempo para que la cena iniciara, a pesar del silencio el ambiente era acogedor y cálido, en ningún momento soltaron sus manos y al finalizar la comida y el postre fue que decidieron comenzar a charlar.

Sejeong se sintió feliz de anunciar que había conocido a una chica de nombre In-ah y que estaba intentando algo con ella.

El hermano de Mina felizmente presentó a su novio y él expresó lo feliz que estaba en ese instante y habló un poco de algunos momentos que había compartido con Mina.

Sana sonrió al escuchar los relatos mientras ella recordaba de sus momentos con Jihyo, luego de aquella noche el resto de los días fueron maravillosos, primeramente cuando sus amigas se enteraron, Chaeryeong les dió un abrazo muy alegre por la noticia, Nayeon aparentemente lloró por 3 días y Momo también estaba feliz pero "molesta" porque no había hecho algún plan o algo así le escuchó decir.

Al final de cuentas, Sana experimentó aquello que alguna vez anheló vivir y ganó muchos nuevos recuerdos, como su cita al parque de diversiones, aquel picnic nocturno en el que terminaron con miles de picaduras de mosquitos o la vez que celebraron su primer mes juntas, que de hecho, hace poco habían celebrado su tercer mes.

—Y entonces... ¿Desde cuándo se conocen?— les preguntaron.

—De toda la vida.

La noche había sido testigo de los momentos más especiales para ellos, las estrellas resguardando deseos y la luna en su compañía y celosa porque Jihyo sabía que Sana era más bonita.

Fin

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