⌁Dos: Eres perfecto tal y como eres
El segundo día de Universidad da inicio. No sé porque tengo la absurda corazonada que Mr "todo el mundo me ama" me va a buscar, por lo que estaciono en la Facultad vecina de Leyes. Mi auto es llamativo por su decoración y aunque deba de caminar un par de pasos más, evitaría que Baxter me buscara o que me encontrara.
Bajo del auto después de apagar el motor, cuelgo mi mochila en el hombro y voy a hurtadillas a mi correspondiente salón. Me siento como si estuviera robando un banco con mis acciones al caminar de ese modo, noto cuando involuntariamente me pongo una gorra de beisbol negra y unos lentes de sol. Ahora de ser una ladrona me siento como una estrella de cine que esta en cubierto.
Exhalo con seguridad cuando me encuentro adentro del aula, miro el asiento vacío de ayer y me siento ahí. Tomo mi celular para comunicarle a Bella, avisando que logré mi objetivo sin ser descubierta.
A lo largo del día no vi ninguna señal extraña o fuera de lo usual, así que asumo que Baxter no va a tomar cartas en el asunto para que mi opinión hacia él no vaya a cambiar. La maestra se despide de la clase y sale del salón, tomo mi mochila para ir tras ella. Miro a mis costados para prevenir y por fortuna no veo nada.
Así que con tranquilidad empiezo a caminar en dirección a mi automóvil para ir a la cafetería donde trabajo con mi mejor amiga. Quito el seguro y me subo del lado del piloto, volteo hacia atrás para dejar mi mochila en la parte trasera, escucho como la puerta del copiloto se abre, lo cual admito que por poco se me sale el corazón del pecho, siento que el aire se escapa de mis pulmones. Odio esta sensación tan aberrante que circula por mis venas.
Abro mis ojos de par en par y vocifero aterrada, imaginando que puede ser un secuestrador que viene a venderme a cualquier persona acreedora de dinero para cumplir sueños más depravados, siendo yo una simple adquisición.
El secuestrador pone una de sus manos en mi boca y yo muerdo fuertemente, siento que mis dientes cortan un poco su piel, pero no me interesa porque mi vida depende de un hilo. Rápido busco debajo del asiento un aparato que electrocuta y justo cuando iba a presionar en la piel de esa persona, veo a Baxter mirando su mano babeada por mí.
—¡Estúpido!. —Golpeo su brazo con cólera—. Te iba a electrocutar, ¿por qué haces esto?. —Siento mi cara caliente y que el aire empieza a faltar nuevamente.
—¿Por qué me muerdes? —pregunta con un chillido mientras acaricia la parte dañada.
—¿Qué esperabas que hiciera, que te lanzara flores y te agradeciera por raptarme?. ¡No! —respondo cabreada—, ¿por qué lo hiciste?.
—Quiero hablar contigo —contesta aun con un gesto de dolor en su rostro.
Sus lentes no están en su lugar y pude notar que sus ojos también son en un tono esmeralda como los míos. Si yo me hipnotizo cada vez que me veo al espejo, él también me causa esa sensación de adentrarme al laberinto y no volver nunca.
Pero ¿qué estupideces estoy diciendo?. Debo de concentrarme en cosas importantes.
—¿Y por qué no te acercaste? —bufo mientras frunzo mis cejas, pongo una postura recta y cruzo los brazos sobre mis pequeños pechos.
—Te vi, ibas como una ladrona, esperando a que no encontrará. No ibas a hablar conmigo por las buenas, pero lo ibas a hacer —contesta con obviedad—. Te esperé a tu última hora y te seguí hasta aquí.
—Ya ¿qué quieres? —pregunto aun enojada—, para que te bajes y me dejes en paz.
—Yo quiero ser tu amigo Raven ¿es muy difícil aceptar eso? —implora, curvando sus delgados labios hacia abajo.
—Sí, mira Baxter, yo no quiero ni un amigo ahorita. Y no puedes obligarme a ser algo que no me nace del corazón. Tampoco estoy dispuesta a fingir ser tu amiga, claro esta. Simplemente acepta que no me agradas y no puedes hacer nada para cambiarlo, sigue tu camino. Apuesto a que hay miles de personas que les gustaría ser tus amigos —explico calmada, sosteniendo una mirada frívola.
—Puedo cambiar para ser tu amigo. —Sostiene mis manos y las aprieta con fuerza.
Niego con la cabeza y sonrío con ironía—. Si tu cambias porque yo te lo pido, menos me vas a agradar.
—¿Por qué? —pregunta ladeando su cabeza un poco confundido.
—Porque eres perfecto tal y como eres. —Sonrío un poco forzada.
Su sola presencia no me gusta, sin embargo jamás he deseado el mal a ninguna persona y Baxter no será la excepción. Yo deseo la felicidad para todo el mundo que se lo merece y por más que este sujeto no termine de gustarme, no deseo que cambie porque considero que cada individuo es perfecto tal y como es, nuestras diferencias son lo que nos hacen únicos.
—Si soy perfecto ¿por qué no te agrado? —insiste, haciendo un puchero con los labios.
—Porque eres insistente, por el amor de Dios, ¿qué debo de hacer para que ya no vuelvas acosarme?
—Prometo dejar de ser insistente si aceptas ser mi amiga, puedo ayudarte. ¿No estás convencida en la carrera?, puedo hacerte que le agarres cariño ó puedo ayudarte a encontrar tu verdadera vocación —ruega nuevamente y yo solo ruedo los ojos.
—Baxter, no fuerces esta relación, que no nos va a llevar a ninguna parte. No quiero ser tu amiga, acéptalo —sintetizo con un suspiro cansado.
—No, no puedo aceptar el hecho que no quieres ser mi amiga —traga saliva, mirándome nervioso.
—Esta bien, somos amigos ¿feliz? —Inflo mis pulmones e inmediatamente lo libero
Quizás y solo lo digo por decir, puedo deshacerme de este sujeto para cortar toda relación que estamos teniendo en este momento. Aun así creo que un par de palabras no son suficiente para él, él me ha convertido una hipócrita.
Baxter asiste con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja—. Esta bien, querida amiga ¿a dónde vamos a ir ahora?. —Su voz no suena tan convencido, pero guarda sus pensamientos para él.
—Yo tengo unos pendientes que hacer en mi casa, así que te pido de favor que te bajes de mi auto. —Me inclino hacia él y abro la puerta para apresurar el proceso—, y otro día te veo —fuerzo la sonrisa, de una manera empujándolo para que se baje del escarabajo.
Baxter se encoge de hombros y se baja del auto, cierra la puerta tras él, agito mi mano en señal de despedida para poner en reversa el auto para ir en marcha a la cafetería donde debo de trabajar por el momento.
Estaciono nuevamente el automóvil, tomo un mantel blanco, mi bolsa donde coloco las llaves de mi auto, brillo labial y algo de dinero, saco la liga blanca así que me ato el cabello en una cola de caballo en alto.
Entro a la cafetería llamada "Sweet home" por su toque hogareño. Las mesas de madera tienen un toque rustico, hay un montón de plantas por todas partes y cuadros que inspiran a la creatividad, pero mi parte favorito sin duda es el toca discos con música del siglo pasado.
Aspiro el aroma de flores que me provoca una sonrisa con tranquilidad, olvido los malos momentos y me relaja. Me acerco a Bella que esta limpiando una de las mesas, de manera traviesa toco con mis dedos cada costado, provocando que ella de un brinquito, gira en su propio eje y se quita los cascos. Me da un ligero golpe pero luego besa mi mejilla.
—¿Cómo estás? —pregunta mientras se limpia con el antebrazo las gotas de sudor que resbalan por su frente.
—Pues hoy casi muero. —Bella abre sus ojos marrón de par en par y mueve la cabeza para que yo termine de explicar—. Baxter se metió en mi auto y sentí que me iba a secuestrar.
Bella ríe con tranquilidad cuando termino de explicar a detalle mi mala experiencia con ese hombre. Me alejo de la morocha y voy en dirección a la cocina. Saludo a la jefa, Miranda, una mujer de treinta y cinco años, pelirroja con una amabilidad excesiva. A lo largo de este medio año le he tomado mucho cariño, que podría ser como una tía.
—Hola Mir —saludo con una sonrisa de oreja a oreja—, ¿lista para un nuevo día?.
—Sí, ¿a ti cómo te fue en la universidad? —cuestiona interesada—. Espero que esta sea la carrera adecuada.
—Yo también.
Sonrío al hombre cocinero y su pinche, un chico de mi edad, un poco torpe pero agradable. Una chica entra para sonreír , la cajera del turno en el que yo trabajo. Yo soy una mesera en el lugar porque me gusta interactuar con los clientes y Miranda me ha dicho que yo tengo una energía tan agradable que hechizo a los clientes para que vuelvan. Baxter no pensaría como ella.
Y efectivamente, tengo varios clientes frecuentes que les gusta tener una conversación amena conmigo. Tengo un señor de sesenta años, una mujer con tres niños que están tranquilos cada vez que le cuento una historia de fantasía sacada de mi imaginación en ese instante.
Bella también es mesera, pero se encarga un poco más con la limpieza ya que es un poco amargada al conocer nuevas personas. Cuando nosotras nos conocimos, no estaba tan abierta a una amistad, pero poco a poco nos convertimos en amigas, casi hermanas. Ya cinco años de aquella situación.
—¿Cómo te fue en la Universidad, Bella? —pregunte curiosa.
—Genial, me encanta la medicina. Ojalá esa carrera hubiera sido tu vocación también, pero bueno, aunque no tengo idea porque la composición de la sangre se me complica y tengo una exposición que hacer la siguiente semana.
—La sangre es algo muy sencillo cariño, ¿te explico?. —Bea asiste con la cabeza, tomo un bocado de aire—. ¿Qué quieres, glóbulos rojos o blancos, plaquitas y el plasma?. Mira, los glóbulos rojos son células más numerosas de la sangre. Se encargan de transportar el oxígeno desde los pulmones hasta el resto de los tejidos. La proteína que se encuentra en el interior y que une el oxígeno se llama hemoglobina. La hemoglobina es roja y da este color a la sangre.
Los blancos también reciben el nombre de leucocitos. Se ocupan de defender el organismo contra el ataque de bacterias, virus, parásitos y hongos. —Cada vez que hablaba hacía un ademán con las manos para lograr que Bella entendiera mejor la situación.
—No puedo entender como es que te sabes eso, como una canción.
Me encojo de hombros sin tener la respuesta—. Lo leí por ahí y supongo que me intereso porque una vez me corté con un papel y escribí mi inicial con las gotas de sangre que cayeron y me interesé en eso.
—Eso sonó bastante extraño.
No puedo defenderme porque escucho la campana principal, dando la bienvenida a un nuevo cliente. Me giro sobre mi propio eje para ver y palidezco al instante, ¿por qué Baxter esta entrando?. Viene con un chico ligeramente más bajo que él, pero no lo había visto antes.
Baxter al ver que lo estoy mirando, sonríe y agita su mano. Le doy una sonrisa forzada para evitar rodar mis ojos.
Bella ríe y se sujeta el estomago.
—¿Qué sucede? parece que has visto un fantasma.
—Ese es Baxter, yo no pienso atenderlo.
—¿El de lentes con traje o algo así?. — Asiento con la cabeza, dándole razón—. Es alto y bastante... guapo.
— Cállate, no digas eso, es como un enemigo y ¿podrías atenderlos? —La fulmino con la mirada ante aquella declaración y piso su pie con indignación como con discreción.
Bella camina en dirección a ellos y doy las gracias mentalmente. Intercambia un par de palabras con los chicos y treinta segundos después se acerca a mí sin mirarme el rostro, ahí sé que hay un gran problema.
—Quiere que tu los atiendas.
Bufo y doy un par de zancadas para acercarme a ellos, cruzo mis brazos en el pecho. El cínico de Baxter sonríe cerrando sus ojos, lo ignoro para dirigirme a su compañero de una manera cordial.
—Hola Raven —saluda nuevamente Baxter—. Él es mi amigo, Noah. —Señala al sujeto sentado en frente de él, tiene el cabello un poco más largo, su nariz es pequeña y se ve un poco más lleno que Baxter, este sujeto me agrada más que su amigo.
—Hola Noah, bienvenidos a Sweet home ¿y qué les puedo servir?.
—¿Qué nos recomiendas?
Suspiro una vez más cansada de la situación y explico mis postres favoritos. Luego que ellos se deciden su orden, la tomo para ir a la cocina así decirle al pinche, Evan. Salgo de la cocina y me acerco a Bella bufando.
—Cambia ese rostro —recomienda Bella.
Para mi mala suerte, se acerca Miranda con su gran sonrisa, pero se borra al ver mi expresión.
—¿Qué pasa Ra? —cuestiona preocupada y coloca una mano en mi hombro.
—Nada, solo un mal momento, nada en que preocuparse.
Minutos más tarde regreso a la cocina para ver si el pedido ya estaba listo por supuesto que la respuesta es afirmativa. Tomo una bandeja y pongo las bebidas refrescantes junto con unas galletas. Me dirijo a la mesa para depositarlo en el centro, me despido con una sonrisa y justo cuando me volteo, su voz gruesa me interrumpe.
—Raven, ¿quieres una galleta?.
—No.
Me giro para sonreír con gentileza. Noah al notar mi incomodo momento, le dice a Baxter que me deje tranquila, pero el chico de lentes no hacía la tarea sencilla .
—Anda Raven, siéntate y tengamos una conversación de amigos —recalca la última palabra.
El flashback llega a mi mente, el incómodo momento de mi escarabajo. Quiero ahorcar al hombre y matarlo con mis propios manos.
—No, estoy trabajando. —Una vez más me giro para alejarme, pero siento su mano sujetar mi muñeca por lo que esa es la gota que derrama el vaso, así que me giro, tomo su limonada y la vierto en su cabeza, colorada.
Escucho un grito agudo detrás de mí. Demonios, Miranda. Ella se acerca a la situación, toma la toalla de mi mantel y empieza a secar a Barry. Me mira desilusionada por primera vez, desafortunadamente siento que mi corazón se rompe. Me quito el mantel enojada, lo estampo contra la mesa, tomo mi bolsa colgada y salgo del local para subirme a mi auto e irme de ahí. Escucho varios pitidos dirigidos a mí porque estoy manejando horrible, pero Baxter me saca de mis casillas.
Solo ruego porque Miranda no me despida, ya que sino cobraré venganza contra Baxter, él no quiere conocer a una Raven enojada, puedo ser una gentil persona, pero tengo mis limites.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top