⑥ⓞ
« Harry »
La ceremonia, como la de todas las bodas, fue bastante aburrida. Muy aburrida. Me quedé dormido sobre el hombro de Candy. Por suerte no se me escapó ningún ronquido que me delatara. Después, cuando todo el mundo se levantó para ir hacia el banquete, Candy me despertó, moviéndome ligeramente. Yo abrí los ojos poco a poco y ella soltó una risita.
— Vámonos, dormilón. Ya ha acabado la ceremonia.
— Uhm, sí... vamos.
Los dos nos pusimos de pie y enlacé mi mano con la suya para ir tras la gente, que supuse que todos iban hacia el restaurante. De pronto, vi como la madre de Candy estaba mirándome con desprecio. Yo no entendí qué le pasaba, pensaba que ya habíamos superado esa etapa.
— ¿No existen trajes negros en Londres, o qué pasa? – preguntó al alcanzarnos.
— Oh... Sí, claro que los hay. Pero son aburridos.
— Mamá, déjale. Harry va muy guapo, ¿está bien?
— ¿No podía ser algo más convencional?
— No, no podía – negó, frunciendo el ceño –. Déjalo ya, mamá, por dios. Solo disfruta la boda de tu hija y déjanos en paz, ¿vale?
Iris no dijo nada más, solo frunció más el ceño y se dio la vuelta, alejándose en dirección a su marido. Yo suspiré de alivio al ver que ya me dejaba en paz. Entonces, seguimos caminando hasta el restaurante. Varias personas fueron saludando a mi pelirroja, pero ella los evitaba, simplemente agitándoles la mano para que no se acercaran a hablarle.
— ¿No vas a presentarme a nadie, muñeca? – pregunté, cuando cruzamos la puerta, entrando en un salón donde el banquete ya estaba preparado, con grandes mesas y mucha decoración.
— Mejor que no conozcas a nadie, amor. La gente de aquí no es agradable...
— Sí parecen serlo... – asentí, arqueando una ceja.
— Parecen, pero no lo son. Seguro que solo quieren acercarse a cotillear para luego criticarnos a nuestras espaldas.
— ¿En serio son así?
— Sí, ¿por qué crees que en cuanto pude me fui de aquí? Simplemente vamos a esperar que esto acabe cuanto antes.
— ¿Cuanto antes? Oh no, muñeca – reí–, ¿sabes lo divertido que es bailar canciones cutres de los setenta mientras se beben cubatas?
— ¡Ni se te ocurra! En cuanto se acabe la cena yo me voy a dormir.
— ¿Estás tonta? – reí – Ni hablar. Esta noche toca fiesta, preciosa – susurré, agarrando su mentón y dándole un piquito.
Candy frunció la nariz de manera adorable, y caminamos hacia la mesa asignada a nosotros, donde también estaban los que parecían los hermanos del tal Wayne, el reciente marido de Max. Candy los saludó cortamente y me introdujo a ellos diciendo simplemente mi nombre. Yo les saludé, sonriendo ampliamente, y me senté junto a mi pelirroja.
— Pensábamos que no ibas a venir, Candice – dijo una chica rubia, que no debía tener más de 17, y sin embargo lucía un anillo de compromiso en el dedo anular.
— ¿Por qué no iba a venir? – murmuró Candy, arqueando una ceja – ¿Cómo no iba a acompañar a mi hermana en un día tan importante para ella?
— No sé, como decidiste salir de su vida – respondió otra de las chicas, aquella vez una algo mayor que nosotros –, de la de Maxinne y la de toda tu familia.
— Que no viva aquí no significa que haya decidido sacarles de mi vida. A mi hermana la veo a menudo, y con mis padres hablo cada semana – se defendió Candy, con las mejillas algo rojas y la nariz fruncida como siempre cuando se enfadaba.
— Sí, claro – carcajeó de nuevo la joven rubia –. Según se comenta, nunca llamas a tus padres.
— ¿Qué más os da lo que ella haga con su vida? – interrumpí, centrando la mirada de todos los de la mesa en mí – ¿Qué más os da si ella llama o no a sus padres? ¿Es realmente importante eso en vuestra vida? ¿Lo necesitáis para seguir adelante? No lo creo. Tengo que decir que Candy adora a su hermana, y siempre que ella la visita allí en Londres pasan un muy buen rao juntas, por lo que he visto. Y siempre que su padre la llama, deja todo lo que está haciendo para poder atender la llamada. Candy solo se fue de aquí en busca de oportunidades, que le han llegado por lo trabajadora que es. Sin embargo, haberse alejado de su familia para poder perseguir su sueño no la convierte en peor persona. Haberse quedado aquí y ser infeliz la convertiría en alguien miserable, y sin embargo ella ahora es feliz y eso es lo que debería importarle a su familia. Repito: a su familia, cosa que vosotros no sois, así que no entiendo qué diablos hacéis metiendo vuestras narices en asuntos que no os incumben en lo más mínimo.
Candy no dijo nada, solo vi como se sonrojó y sonrió inmensamente, agarrando mi mano sobre la mesa. Yo también sonreí y acerqué su mano a mi boca para dar un pequeño beso en sus nudillos.
— Te adoro, Harry.
Por suerte, los retrógrados familiares de Wayne dejaron de molestar a mi pequeña. De hecho, dejaron de prestarnos cualquier tipo de atención, actuando como si ni siquiera existiéramos, cosa que no me importó demasiado, ya que al menos pudimos disfrutar de una cena tranquila y romántica. Bueno, estábamos rodeados de gente, pero como cuando estaba con ella, para mí no existía nada más; aquello me pareció una cena romántica.
Un rato después, las mesas se retiraron de la zona central, quedando ésta como una pista de baile, y Max y Wayne hicieron su primer baile como esposos, con un clásico y aburrido vals, pero poco a poco, y copa tras copa, la música y la gente se fueron animando. Candy estaba sentada, rechazando cada vez que le ofrecía una copa, por lo que terminaba tomándola yo. Entonces le pedí permiso a Candy para bailar con su hermana, ya que Wayne se había ido junto a unos amigos a la barra y, como la pelirroja me dijo que sí, fui hacia la morena y agarré su muñeca para hacerla girar sobre sí misma. Ella rió y aceptó, poniéndose a bailar junto a mí.
— ¡Felicidades, cuñada! – exclamé, moviéndome al ritmo de la música, o intentándolo, ya que no coordinaba del todo bien por culpa del alcohol.
— ¡Gracias, cuñado! – carcajeó ella – ¿Qué pasa, te has estado bebiendo las copas tuyas y las de Candy? Te veo borracho.
— Sí, Candy no quiere beber – me quejé, frunciendo la nariz –, ni bailar. Es mala conmigo.
— No es que sea mala, es que es muy sosa.
— Sí, quizás tienes razón. Estás muy guapa – dije, alabando su vestido, aunque fuera tremendamente clásico.
— ¿Estás ligando conmigo, Harry? – carcajeó la chica, moviendo sus cejas y sonriendo cómplice – Voy a tener que hablar con mi hermana, eh.
— ¡No, no, no! – exclamé asustado, poniendo cara de pánico, haciendo que Max estallara a carcajadas, pero yo no entendía por qué – ¡No se lo digas, Max! ¡Si Candy se enfada conmigo yo me muero!
— ¡Harry, que estaba de broma! – me aclaró, haciendo que me tranquilizara – No tomes nada más, ¿eh? Estás suficientemente borracho.
— Nop, no lo creo. Todavía puedo caminar – reí.
— A mamá no le gustará verte tan borracho.
— Oh, mierda... Iris – bufé, recordando que mi suegra rondaba por ahí, aunque yo lo hubiera olvidado.
— Hey, hey... Intentan robarte a la chica – dijo, haciendo que me girara para que viera como Joe estaba ofreciéndole la mano a Candy, para que fuera a bailar con él, pero ella tímidamente negó con la cabeza – ¡Ve a defender a tu damisela, caballero! – exclamó, empujándome hacia ellos.
— ¡Sí!
Corrí torpemente, tropezando varias veces con mis propios pies al intentar andar, pero conseguí llegar a ellos sin caerme al suelo. Entonces, al alcanzarlos, empujé levemente a Joe y fruncí el ceño, cruzándome de brazos, pero al pararme empecé a tambalearme, y estuve a punto de caer de nuevo, al menos hasta que Candy se puso de pie y me sujetó.
— Amor, ¿estás bien? – preguntó suavemente, poniendo una mano sobre mi pecho.
— Nop – negué, con el ceño más fruncido –. ¿Qué hace este soplapollas aquí?
— Hey, sin faltar el respeto, Harry, por favor – pidió Joe, tranquilamente –. Yo no te he dicho nada.
— ¡Me intentas quitar a la novia! ¿Es pelea lo que quieres, eh? Apártate, muñeca... – moví suavemente a Candy y alcé mis puños en forma de amenaza hacia Joe – Venga, muéstrame lo que sabes.
— No voy a pelear contigo, Harry – negó con la cabeza –. Esto es estúpido, yo solo quería bailar con Candy.
— ¡No puedes bailar con mi novia! ¡Mía, mía y mía!
— Harry, deja de chillar – murmuró Candy, agarrando mis muñecas para que bajara los puños –. Estás llamando la atención de todos.
— Mejor, así se enteran de que no tienen que meterse contigo, porque tú eres mi muñequita.
— ¡Harry, basta!
— Hey, calma amigo. De verdad que no tengo ninguna intención de "robarte" a la novia – dijo, haciendo comillas al aire –, ni nada por el estilo. Solo quería bailar con mi amiga de la infancia.
— No, no y no – negué, frunciendo la nariz –. Eres muy pesado, Jose.
— Joe.
— Como sea, aléjate de mi chica.
— Menuda perla te has buscado, Nany – dijo con ironía, hacia Candy.
— ¿Qué insinuas? – amenacé, acercándome a él.
— Harry, ya basta... – susurró Candy, agarrando mi muñeca y me movió hacia atrás – Hablamos luego, Joe.
Candy me llevó hacia fuera del restaurante, en contra de mi voluntad. Una vez ahí, me apoyó contra la pared. Yo sonreí coqueto y moví mis cejas.
— Que salvaje, muñeca.
— No, estás tonto. ¿Cómo te comportas así, tú normalmente no eres así.
— Es que no me gusta que otro chico te mire, ni te toque... – susurré, abrazando su cintura y balanceándome de lado a lado, suavemente, con su cuerpo pegado al mío.
— Pero si ni siquiera ha llegado a darme la mano, bobo.
— ¡Lo ha intentado!
— Eres un celoso tonto.
— No me llames tonto – me quejé, haciendo un puchero y mirándole a los ojos.
— ¡Es que eres un tonto! – afirmó, haciendo que yo siguiera haciendo pucheros, aunque ella sonrió – ¿Sabes por qué? – murmuró, acariciando mi mejilla; yo negué con la cabeza – Porque no tienes una sola razón para ponerte celoso, ya que yo solo tengo ojos para ti, y no existe ningún hombre más en todo el universo. Bueno, quizás Ryan Gosling.
— ¿¡Qué!? – mascullé, frunciendo el ceño de nuevo.
— Es broma, Harry... – añadió, riendo levemente. Entonces agarró mis mejillas con ambas manos y sonrió, haciendo que me agachara para darme un besito en la punta de la nariz – Yo solo te quiero a ti.
— ¿Sólo y únicamente a mí? – quise asegurarme, abrazando mas fuerte su cintura, rodeándola con mis brazos para que estuviéramos completamente pegados.
— Sólo y únicamente a ti, pero solo si no te comportas como un celoso y posesivo.
— Lo intentaré, pero necesito un beso tuyo para darme fuerzas para intentarlo con todas mis fuerzas.
— Bueno... pero solo un beso, ¿vale?
Asentí levemente con la cabeza y sonreí ampliamente, tanto que me dolían las mejillas. Ella puso sus pulgares sobre mis hoyuelos y entonces se acercó a mí y sus labios se pegaron a los míos. Poco a poco, empezó un ritmo muy suave y lento. El beso era tan lento que estaba desesperándome, por lo que la giré hasta apoyarla a ella en la pared, acorralándola con mi cuerpo. Mantuve un brazo alrededor de su cintura, con el otro, acaricié su pierna incluso subiendo la mano por debajo de la falda de su vestido. Ella lentamente movió sus brazos hasta ponerlos alrededor de mi cuello, y se sujetó de éste, a la vez que la hacía saltar sobre mi cintura.
— Uhm, como te quiero, muñeca – gruñí, moviéndola sobre mi pelvis, rozándola contra mi entrepierna –. Y esta noche quiero hacerte el amor.
— ¿¡Candy!? – escuchamos una voz que chillaba, por lo que bajé a la pelirroja, dejándola de nuevo sobre el suelo. Su hermana no tardó más de unos segundos en aparecer – ¿Ya os ibais?
— Sí, sí, sí... – asentí, poniendo las manos sobre mi erección para que no la viera – nos vamos.
— No, no, no... – negó Max, riendo – Tienes que esperar al matrimonio, Harry. Además, yo quiero bailar con mi hermana... – Max agarró la muñeca de Candy.
— Yo no bailo, Max. Ya lo sabes.
— Candy, vámonos... te lo ruego – susurré, agarrando su otra muñeca.
_________________
HOLA HOLAAAAAA
Omg, que tensa está la cosa ¿a quién creéis que complacerá Candy? ¿Se irá a bailar con Max o a hacer chuski chuski con Harry? chan chan chan ¿no os imagináis a Harry celosito y borracho en plan con la naricilla roja y súper adorable? Es que me muero de amor ¿vale? quiero abrazarle sos
Bue, en unholy he propuesto algo pero ninguna de las que la lee parece ser de Barcelona. Había pensado en hacer una "quedada" o algo así en Barcelona el día 7 de febrero en plan como es carnaval pues podríamos ir disfrazadas o no idk whatever, dejadme en un comentario si os gustaría venir
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top