•Mía y sólo mía. (+18)

Wanda, 21.

Natasha se encargó de lavar mi cabello, también ahora en este momento lo está secando mientras observó mis pies sobre la cama.

—¿Cómo está Yelena?—Pregunté.

—Extrañando a su amigo Peter.—Dijo con una sonrisa.—Ya sabes, se llevaron bien.

—Sí, Peter la extraña. ¿Dejarás que la visite?

—¿Reunión de juegos?—Se burló Natasha y asentí comenzando a reír.—Por supuesto... Pero no por ahora, cuando todo acabe.

—¿Y cuando acaba?—Pregunté dándome la vuelta. Dejando que la toalla que mantenía mi cuerpo tibio se soltara. Natasha bajó su mirada hasta mis senos.

—Acaba cuando podamos detener a Charles.—Susurró.—No ha de quedar demasiado, sigo esperando órdenes.

—¿Órdenes?—Pregunté poniéndome de rodillas y pasando mis manos por el nudo de la toalla que la envolvía a ella. La dejé caer y me pegué a su cuerpo.—Yo tengo una orden para ti.

—Lo que desee, jefa.

[Contenido adulto +18]

—¿Vas a callarte y obedecer?—Pregunté rozando nuestros labios. Ella asintió en silencio. —Me gustas tanto.

Natasha llevó con lentitud sus manos a mi cintura. Mis nervios aumentaron, siempre lograría ponerme de esta forma. Es ella, como no estar nerviosa.

—Tú me gustas más. —Murmuró pasando su mano por mi espalda para permitirme caer a la cama.—¿Quiere que le haga el amor, señorita Maximoff?

—No soy Maximoff.—Dije en un tono coqueto. Natasha mordió su labio inferior antes de hablar con una media sonrisa dibujándose en sus labios.

—¿Ah, no?

—Soy tuya.—Sonreí.

—Mía y sólo mía.—Ronroneó acercándose a mi cuello para comenzar a chupar mi piel de forma dulce.

Envolví mis piernas alrededor de su cintura y sentí su abdomen chocar contra mi entrepierna. Sus senos tocaron los míos y noté lo dulce que es el tacto entre dos mujeres.

—Te amo...—Jadeé mientras sus besos descendían por mi pecho. Mis piernas casi temblorosas se soltaron permitiéndonos avanzar de forma suave. La sentí succionar la piel de mi abdomen mientras trataba de contener la respiración.

—Mírame. —Murmuró ella. Abrí los ojos bajando la mirada para encontrarme con sus atrapantes ojos felinos llenos de deseo.

Tomó mis muslos y los acaricio con sus manos antes de dejar un beso en la cara interna del derecho. Tragué saliva.

—Extrañaba el aroma de tu piel, cariño.—Susurró. —¿Puedo?—Preguntó observando mi sexo.

Sentí aquél cosquilleo recorrerme por completo, la necesito.

—Por favor y gracias.—Dije con una sonrisa. Ella soltó una risita y sentí su aliento chocar directamente en mi parte más íntima. —Natasha.

—Que impaciente, detka.—Dijo hablando cada vez más cerca de mi sexo.—Tal vez deberíamos parar.—Dijo quitándome las manos de encima.

—No.—Me quejé y tomé sus manos.—Es decir, si quieres sí, pero...

Ella negó con una sonrisa. Se acercó hasta mi sexo dejando un beso sobre mis labios mayores.

Sentí su lengua partir en mi entrada y subir hasta mi clitoris con lentitud. Natasha no soltaba mis muslos reduciendo mi movilidad a cero cada que intentaba mover mi pelvis en busca de contacto.

—Mía.—Gruñó antes de separar mis pliegues con su mano y hundir su lengua en mí. Temblé mientras trataba de no gemir tan fuerte.

—La... La h–habitación de los chicos...—Tartamudeé.—Está en éste piso... No podemos hacer ruido.

Mis pies se enrollaron en el final de la cama buscando de alguna manera liberarme absurdamente de todo ese placer devastador al que me llevaba la boca de Natalia.

—No haremos ruido, gime despacio.—Insistió ella en un tono ronco.—¿Te gusta como te pruebo, detka? ¿Vas a ser buena para mí?

—Mierda...—Gemí al sentir como su lengua presionaba mi clitoris de forma pausada.

Sentí sus labios succionarlo con la presión justa. Empujé mi pelvis delante y ella soltó mis muslos. Natasha se separó de mi sexo dejándome al borde, subió hasta pegar su boca con la mía.

Bajé mi mano hasta su sexo y ella bufó en cuanto mi extremidad hizo contacto con su zona.

—Dime como te gusta. —Susurré.

—Sabes como me gusta...—Dijo de forma ronca volviendo a besarme.

Mi dedo delineó sus labios menores antes de hundirlo con suavidad en su interior. La pelirroja mantuvo sus brazos apoyados a cada lado de mi rostro, sin embargo logré dejarla bajo mi cuerpo empujando mis piernas contra ella.

Cuando estuve sobre ella mis labios bajaron a su cuello, dejé una mordida leve sobre su clavícula y comencé a succionar su piel buscando marcarla.

Mis dedos continuaron el trabajo en su sexo, podía sentir su humedad envolverme. Natasha gemía de forma ronca mientras me daba indicaciones.

—Justo allí.—Dijo en cuanto toqué su punto. Tomó mi brazo impidiendo que llegue a sacarlo.—Si te detienes voy a matarme.—Dijo ella y yo sonreí. Algo agresiva, pero me gusta.—Oh, Dios. Wanda... Estoy tan... Cer...—Ni siquiera alcanzó a terminar la oración cuando su orgasmo la atravesó llevándola al límite.

La pelirroja dejó en blanco aquellos ojos verdes antes de cerrarlos soportando su orgasmo. Sus manos se aferraron a mi espalda pegando mi pecho al suyo.

—¿Complacida?—Pregunté en su oído y ella asintió para luego soltar una risita suave en mi oído.—¿Segura?

—Dame dos minutos para recuperar el aliento y te daré muchos orgasmos.—Murmuró con una sonrisa.

—Suena a mentira.

—Oh, no. Hablo muy en serio, amor.—Susurró rozando nuestros labios.—Por favor se mi novia.

Una sonrisa se dibujó en mis labios, ella hizo un puchero adorable.

—¿Crees que me manipularás con ese puchero y diré que sí?

—Es lo que pretendo exactamente, bebé.—Murmuró.—Y luego pretendo hacerte el amor toda la noche, estoy ganando tiempo.

Tragué saliva. Tomé la sábana y me cubrí con ella.

—¿Qué pasara luego de que esto acabe?—Pregunté.

—¿Aún no hemos comenzado y ya quieres dejarme? ¡Joder!—Se burló.—Ni siquiera mi primera relación sexual fue tan precoz, y admito que estaba nerviosa. No duré mucho.

Giré los ojos.

—Me refiero a... Tu trabajo... Con mi familia.—Susurré con nerviosismo.—¿Qué pasará luego de eso?

—No estoy aquí sólo por eso.—Dijo tomando mi rostro.—Hablé con Fury. He tenido la oportunidad de irme antes...Y la tuve hace unas horas, él dijo "toma a los que amas y vete, te sacaré del caso por si se pone feo"—Imitó la voz de su jefe. Algo bastante poco sensual para el contexto en el que estamos.

—¿Y qué haces aquí?—Pregunté molesta.—¡Podías librarte de ésto!

Ella se quedó en silencio.

Nos observamos.

—Dijo toma a los que amas y vete, no podía irme y dejarte.—Se encogió de hombros.—Y aún debes entrar a la universidad en un mes, y debo ir por ti a la salida en mi motocicleta.

Sonreí.

—¿Acaso tienes una?

—No, no sé conducirlas bien, pero aprenderé por ti, e iremos a una escapada en la playa, te saltarás una clase aburrida, ya sabes como en aquella mala película que le gusta a Pietro.

—Le gustaba. Creía que su príncipe azul debía ser como Hache.—Dije haciendo mención a tres metros sobre el cielo.—Ikaris era así, Clint no. Aprendió a amar mejor.

—Y a ser amado.

Besé a Natasha cortamente en los labios. La pelirroja besó mi nariz.

—Me quedaré aquí contigo, voy a cuidarte, prometo que... Voy a cuidarte siempre. —Sonreí.—Así como en el libro, cuando aquella chica le pide a su novio que la busque en otra vida cuando él muere.

—¿Me buscarás en otra vida también?—Pregunté tomando su cuello.

—Te voy a cuidar siempre, y tendrás que aguantarme hasta que ya no estés enamorada de mí.

—Dudo que eso pase, Natasha.—Admití algo abrumada por la sensación de tenerlo todo estando en sus brazos.

—¿Por qué lo dudas? ¿Porque eres una caprichosa?

Giré los ojos con una sonrisa.

—Tú me vuelves caprichosa.

—No me culpes por lo que Erik hizo, eh. —Susurré.—Mira que lo del fetiche de decirme mommy no me va.—Siguió burlándose y le pegué en uno de sus hombros a modo broma. Ella sonrió.—Mimada.

—Te amo.

—Yo a ti.

[•••]

Natasha, 26.

Peter estaba delante mío observando el tablero, Wanda y Pietro también.

—¿Es una pelota?

—¡Claramente es una sandía!—Me quejé señalando las líneas.

Wanda observó a Pietro quien no dejaba de textearse con Clint.

La puerta fue abierta por un amoroso Charles quien traía a Erik por la cintura besando su cuello con cariño empalagoso. Pude ver como el rostro de Peter se deformaba, se levantó y subió las escaleras corriendo sin poder disimular su malestar en lo más mínimo. Wanda se acercó a saludar a su padre, así que decidí subir las escaleras para hablar con él.

[•••]

—Entonces el libro no tiene final feliz.

—Es un final abierto, Natasha. Supongo que eso era lo mejor según la escritora, además falleció antes de llegar a publicar el tercer libro. No logró acabarlo.—Murmuró Wanda.

—Que aburrido, yo quería saber.

—Insensible.

—Es decir, es una lástima lo de su muerte, su futuro se veía prometedor, pero también lamento mucho lo de su libro, ya sabes.

Besé su cuello mientras abría mi camisa de trabajo.

—Basta, Wanda.—Me quejé y ella hizo un puchero.—Debo volver al trabajo. Luego seguiremos con otro libro, ¿no?

Ella asintió y acomodé mi ropa.

—¿Qué pasó con Peter?—Preguntó y suspiré.

—Dejó a Charles. Charles le confesó que se acostó con Erik la noche en que cenaron, y... Lo ha dejado, está triste, pero tiene más odio que despecho... Supongo que estará bien. Él quiere estar bien.

Wanda asintió.

—¿Me das un beso antes de irte?

—Los que mi novia quiera.—Susurré rozando nuestros labios.—Te amo.

Wanda me besó con suavidad y luego se apartó.

—¿Qué opinas de mí siendo maestra de niños pequeños? Ya sabes... En un jardín de niños.

—Pienso que la idea de verte rodeada de pequeños cachorros humanos es linda, y que si estás buscando que te embarace...—Bromeé tomando su cintura para hacerla caer a la cama.—Vas a conseguirlo.

—No puedes embarazarme.—Sonrió.—Pero me gustaría... Trabajar en... Ya sabes, orfanatos... Con niños pequeños, o... En el jardín de niños con... Pequeños que no tienen una buena calidad de vida, tal vez podría ayudarlos.

—Detka, lo que tu consideres bien... Estará bien. Sólo procura que te haga feliz.

Wanda asintió y tomó su laptop. Besé su cabello y salí de la habitación. Debo buscar a Clint.

Nota de autor:

¡Hey! Lamento la tardanza. Hice el booktrailer de "cartas a Bishop", probablemente lo suba durante la noche o mañana.¿Cómo están?

-Codex.

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