BESAME
BESAME
Me quede viendo el libreto intentando ver cuales eran las mejores circunstancias de arreglo sin que se saliera esto de contexto. En la universidad estudie guion cinematográfico y era bastante buena ya que era lo que más quería dedicarme a hacer.
Me senté junto al ipad, cambiando el formato del libreto y jugué un poco con la escena que se grabaría mañana, no era para nada cambios grandes, pero un vocabulario más a pegado a los personajes. Una de las ventajas era que yo era fiel fan de la trilogía de El Elemento Mortal y eso me daba una ventaja más grande de lo que un fan esperaría. Claro que nunca aceptarían estos cambios pero iba a intentar hablar con Curtis, quizá lográramos algo. Mi madre siempre me dijo que la única batalla que no se gana es la que no se pelea y bueno, yo no iba a pelearla pero iba a intentarlo.
Vi un momento arriba, para ver a Fraag grabar un par de pequeñas escenas que no tenían nada de relevancia y cero dialogo. Eran pequeñas escenas con pantalla verde, como cuando llego a CanUs por primera vez, las tomas cuando se esta escabullendo al castillo y un par más que no tengo ni idea para que las van a usar, pero ya saben que es mejor tener material de más a que falte.
―¿Tienes mis lentes? ―Fraag llego a la mesa donde estaba tomando su botella de agua.
―Claro ―le tendí los lentes falsos que usaba James en la película y lo vi alejarse un poco agitado por los movimientos que estaba haciendo.
James era un intelectual, el cual le gusta leer, le gusta cantar y sobre todo le gusta ser un romántico a escondidas, es sobre protector y lo que toda lectora quisiera en un hombre. Observé a Fraag y para mi él era eso.
¡Joder! Tengo que parar estos pensamientos de mierda antes que me vuelva loca pensando en él.
―Creo que terminaremos temprano hoy ―dijo Carolina, una de las chicas de cámara ―. Es bueno ―señalo a Fraag ―. Hace sus tomas rápido y le salen bien. La cámara lo adora.
―Son tomas sencillas ―dije sin pensar ―, más le vale que le salgan rápido.
Las dos reímos pero internamente ninguna sentía la necesidad de reír.
―¿Cómo es él en general? ―preguntó la chica un tanto curiosa ―. Las malas lenguas dicen que es una gran diva.
Pensé unos segundo todo lo que yo había escuchado acerca de Fraag antes de conocerlo y también creía que era una gran diva que no podía siquiera con su autoestima. Para mi sorpresa Fraag no era absolutamente nada de eso. Fraag era simplemente Fraag.
Por el trabajo de mis padres, un día conocí a Shakira, ella si era una diva completa. Tenía un tigre que llevaba a todas sus giras y el tigre tenía su cobija de terciopelo que debía lavarse a mano para que no se arruinara. Debía tener dos tarros de Nutella (que ni siquiera los usaba) para que pudiera escoger cual de los dos se le antojaban si es que llegaba a destapar alguno.
Entonces si me preguntan si Fraag es toda una maldita celebridad, mi respuesta siempre sera la más sencilla.
―Tú y yo somos más exigentes que él ―sonreí viendo como hacía un baile gracioso frente a la cámara.
―Nunca me lo imagine. Me parece demasiado lindo ―la vi encogerse de hombros antes de girarse al set y caminar con una chaqueta que supongo era para Roger por los colores verdes que tenía.
Vi a Fraag observarme a lo lejos y sonreír al tiempo que señalaba el libreto que tenía al lado subiendo sus pulgares. Al parecer iban a revisar mis cambios y eso me emocionaba demasiado. Al menos eso esperaba. Carajo deben ajustarse mejor a la historia si quieren que las fans sean fieles a la película como a los libros.
¡Claro! Ustedes creen que le van a hacer caso a una novata para cambiar un par de escenas que me parecían clave, la verdad es que lo dudo demasiado. Aun así no perdía absolutamente nada intentándolo.
A eso de las cuatro de la tarde ya habíamos terminado, le había mandado a Krista los cambios que hice y a ella le parecían ajustados al libro, lo cual era genial que ella también los aprobara. Llegamos a la habitación de Fraag, aun riendo de tonterías que habían pasado dentro del set. Roger se había tropezado y caído en frente de todos y quedo grabado. No perdimos el tiempo en volverlo viral, eso le daba buena publicidad a la historia y los comentarios de las fanáticas eran demasiado geniales.
Después de comer nos metimos a ensayar los papeles. Meterme al papel de Krista ―o Alexandra en este caso― era fácil. La había visto practicar por horas estos días. Incluso me sabía las líneas de Roger y James de memoria por ayudarla a practicar. Para mí era fácil esto, lo que no era fácil era organizar mi tiempo a la perfección, razón por la que me pasaba con veinte mil alarmas en el teléfono.
―Tienes que ser más indiferente ―dije tirando el libreto.
―Esto es una mierda ―se sentó en el sillón frustrado.
Lo vi suspirar tomándose el cabello antes de verme fijamente. Podía ver que Fraag no era Fraag, era James Tanner, deliciosos y hermoso James.
―¿No conoces la crema facial? ―dijo Fraag siendo su personaje.
―Sí. La usamos bastante en el campamento pero el sol... ¿Por qué tengo que darte explicaciones a ti? ―me cruce de hombros siendo muy Alexandra Bower.
―Es pregunta, no tienes por qué ser tan insolente ―Fraag, o mejor dicho James, puso los ojos en blanco ―. Tienes la cara como si hubieras pasado todo el día bajo el sol, solo digo que luce horrible.
Verlo actuar como uno de mis personajes favoritos era todo un sueño, se movía como él, hablaba como él... solo le faltaban ciertos rasgos para ser el perfecto James Tanner. En el libro era menos rubio.
―Y tú eres un idiota ―sonreí de forma picara.
Fraag Levantó una ceja.
―¿Lo dices por mi Fraag o lo dices por James? ―tiró el folleto a un lado de la mesa caminando en mi dirección.
―Ambos ―dije sintiendo mi corazón palpitar a toda velocidad.
Tomó mi cintura atrayéndome a su cuerpo, levantó mi rostro con delicadeza viéndome a los ojos.
―¿James te besaría en estos momentos? ―sus labios estaban muy cerca de mi rostro.
¿Iba a besarme?... un momento ¡Quiere besarme! Esto es... ¡Wow! Esto es bueno o al menos eso quiero creer porque la maldita tensión sexual está creciendo muy rápido en mi interior. Trague saliva de forma escandalosa, sintiéndome nerviosa.
―No, jamás besaría a Alex en estos... ¡Mierda Fraag! ―no podía contener más mis nervios ―¿Vas a besarme?
―Lena, Lena... Lena.
―Lena ¿Qué? ¿Vas o no a besarme? ―pregunté ya no sintiendo la misma excitación, ahora estaba desesperada.
―No creo que sea... ―Tomé su rostro y lo bese. Sus manos inmediatamente tocaron mi rostro atrayéndome con intensidad. Su lengua invadía mi boca, mordiendo suavemente mi labio inferior.
Fraag me tomó con intensidad las caderas, cargándome para que envolviera mis piernas en su cadera. Enrede mis dedos en su cabello posicionándome mejor en sus labios. Sus manos... ¡Dios, sus manos! Estaban en mi trasero, sosteniéndome de una forma muy sexy y nada vulgar.
Me separe con la respiración entrecortada.
―Sí... así es como besaría James a Alex ―intente tranquilizar mi respiración pero era imposible.
―¿Estabas actuando? ―Fraag me dejo caer al suelo viéndome a los ojos.
―Por supuesto ―aquí viene mi yo formal reaccionando que trabajo para este tío ―¿Tu no?
―Claro que sí, pero te pasaste de la escena cuarenta a la ciento veinticinco ―se encogió de hombros ―. Eres rara.
Puse los ojos en blanco dándome la vuelta para caminar al sillón, mis piernas aún estaban dormidas y si seguía parada me caería en seco frente a él.
La puerta sonó de pronto sacándonos a ambos de nuestros pensamientos. Ambos sabíamos que no era una actuación, pero era más fácil aparentar que era una que admitir besos salidos de la nada. Me deje caer al tiempo que Fraag abría su puerta. Roger y Harry estaban en la puerta con traje de baño, los tres se saludaron y entraron a la habitación.
―Noche de chicos en el jacuzzi ―señalo su cuarto como si me diera algún tipo de explicación.
Me puse de pie dándole una sonrisa, una que el devolvió con una mirada tímida bajando el rostro. Los dos estábamos rojos, excitados y con la respiración entrecortada. Si Harry y Roger fueran más observadores se darían cuenta de inmediato.
―¡Suena increíble! ―me puse las manos en la cintura ―. Igual ya habíamos terminado. Intenta descansar ―gire para ver a Roger ―. Sobre todo tú.
Comencé a recoger mis cosas, guardándolas en mi mochila. Me despedí de los chicos cruzando el pasillo a mi habitación. Antes que la puerta se cerrara a mis espaldas, gire para ver a Fraag viéndome fijamente como si ese beso tuviera un pendiente. Aun no terminábamos de besarnos, eso era seguro.
Esa noche hablamos con Krista de nuestros días, incluso Leyla llego a la habitación a tomarse una copa de vino. Platicamos y comimos queso y jamón. Era de esas veladas en las que necesitabas de compañía para no pasarte la noche pensando en lo que nunca podrías tener. Fraag se había convertido en esos amores platónicos de la televisión, o en este caso, amor platónico del trabajo.
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