capitulo 43

Imperio interestelar. Minutos antes de la llegada de Seth y compañía.

En el surrealista e inmensos jardín bajo la iluminada noche de ese castillo con cinco diferentes áreas, sostenido en aire, podía tomar otra forma que no fuera la de un castillo, solo tenían que darle una orden a su IA, personalizada y tomaría la forma que ellos quisieran.

Ahí, se encuentra una familia de cuatro, cenado una deliciosa comida. Solo en los tiempos de comidas podían tener un momento en familia, puesto que cada uno pasaba muy ocupado en sus respectivos trabajos.

Aunque, la atmósfera no es del todo agradable. En sus miradas se nota que extraña a una persona en especial, quién se sienta en la cabeza del comedor, en ese asiento vacío frente a ellos.

Para ellos ese asiento es solamente para esa persona, nadie tendría la osadía de ocupar ese lugar. Ni siquiera los señores que vendrían siendo sus padres.

—¿Cuando piensa volver ese hijo insensible?—Preguntó el jefe de la familia.—Runar, ¿no te ha vuelto a hablar?—Se dirigió a su esposa.—Cuando regrese le daré un buen sermón.

Se va y viene sin decirnos nada, se que ya es mayor. Sin embargo, para nosotros sigue siendo nuestro pequeño e insensible niño. Niño que le encanta andar destruyendo todo lo que él cree que está mal y no debe de seguir existiendo.

—No—Mira a su esposo—Se veía muy intranquilo en ese momento, indesiso.—Estoy preocupado, no quiero que su primer amor termine siendo uno fallido.

Es la primera vez en que Seth, a puesto su felicidad antes que todo e inclusive antes que el imperio mismo. Proteger a su gente de todo peligro siempre había sido lo primero, es por eso que no hay nadie más acto que él, para ser el próximo emperador. Sin embargo, no quiere eso. Tampoco lo podemos obligar.

Como su papá, su felicidad será lo primordial siempre. Mientras tenga la suficiente vida seguiré al mando de mi imperio y mi esposo del suyo, aunque se nos dificulta el pasar tiempo juntos.

—Dejen de suspirar tanto—En su aguda voz, se nota la molestia.—Quiero comer sin sentir que estoy comiendo mierda...Auch—Frota su cabeza.—¡¿Padre?!—Esa mirada filosa de sus ojos lo ve sin comprender nada.

—¿Qué te he dicho sobre las malas palabras en la mesa?—Sigue partido su comida como si nada, como si no fuera él, quién por poco y deja si cabeza a su tercer hijo.

Ese hombre llamado "padre" es un hombre alto de imponente presencia, atractivo, masculino con una penetrate y filosa mirada heterocromía.

—Le diré a mi hermano mayor, cuando regrese—Susurró.

Hay momentos en los quiero desconectarlo y sacarlo de esa cápsula, no obstante eso sería perder mis manos, así como las perderá Dimas, por entrar al laboratorio primario de nuestro hermano mayor.

—¿Qué podría hacerme él—Sonrío arrogante.

—La ley del hielo—Comentó Runar.—¿Qué es peor que eso?

Runar sonrió al ver la expresión pálida de su esposo, todo menos la ley del hielo, tiene serios traumas con eso. Ya que Seth, cuando tenía 15 años, no le hablo por un largo mes, todo por la insistencia de su padre en que fuera el próximo emperador.

—Le dices y te quitó los suministros de ese material que tanto te gusta.—Arqueo su gruesa e arqueada ceja, tan azabache como sus cortos cabellos negros.

—Dimas.

—¿Sí?—Salio de sus pensamientos.

—¿Por qué estás tan callado?—Preguntan sus padres.

—Es raro que no estés ayudando a tu hermano—Expresó Runar.

—¿Sabes lo agotador que es lidiar con los de la flota halcón?—En especial el vice-capitan.—No puedo trabajar ni media hora cuándo irrumpe en mi espacio personal. Preguntado por Seth.—Suspira frustrado.—Es un fastidió.

Seth y sus viajes locos, dejó todo el papeleo en orden, pero se fue sin decirle nada a esos tipos e irritantes apestosos a sudor entre otro aroma de animal. Seth tiene la manía de entrenar con las cosas asquerosas que atrapan en sus misiones.

—Es frustrate— Comprende a la perfección a su gemelo, Dimas.—También suelen ir a preguntarme. Extrañan ser regañados por Seth, los muy masoquistas.

¿Qué cara podrán cuándo su vicealmirante regresé y no precisamente solo? En especial ese tonto del Vicecapitan, ese tipo que gusta de Seth, sin que él mismo este enterado.

—Bueno, hoy fue un día pesado—Se pone de pie.—Tengo sueño.—Besa la mejilla de sus padres—Descanse.—Dimas se retiró.

Sin embargo, no fue precisamente a su habitación. Él llamo a su nave personal, una nave negra con estilo a motocicleta por la estructura y el diseño solo que es plana con una cabina para dos personas.

—Bienvenido, maestro.—Hablo la nave, era el sistema por así decirlo.—¿A donde se dirige?

—Al laboratorio primario del vicealmirante, Seth Knight.—Comunicó.

—Escaneado cordenas.—Cada vez que ese sistema operativo hablaba, aparecía una figura en forma de rostro humano o podías modificarlo según los gustos del creador.—Cordenas encontradas. Sujetarse, Maestro.

—Bien.

Dimas se dirigía al noroeste de esa amplia propiedad de la familia Knight, para ser más exacto el lado Noroeste, es el área de trabajo de Seth, independiente de su oficina en la sede de investigación e inspección de amenazas.

—No tendría que ir a ese lugar.—Susurró.

—¿A qué se refiere maestro?

—No es nada, génesis. Sigue con lo tuyo—Ese es el nombre del sistema operativo de su nave.—Solo estoy balbuceando, no me hagas caso...

—Pero, usted tiene razón.—Concuerda.—Si el vicealmirante se entera de esto estará muy molesto, maestro. No debería de ir a ese laboratorio.

—Ya lo sé.—Frota su rostro con frustración.—Sin embargo, tengo mucha curiosidad por esa persona.

—¿Es por eso que su serotonina y dopamina están en conflicto?—Preguntó, logrado poner tenso a Dimas.—¿Está emocionado por espiar a esa persona, como todo un pervertido?....no le conocía esas mañas, maestro.

—¡No es así!—Fulminó la pantalla frente a él, génesis tenía una expresión de estar silbado e ignorado a su maestro.

Dimas entrecerró sus ojos, incrédulo de que un sistema lo termino insultando y sobre todo llamarlo mirón, cuando no era así, bueno si, pero no iba aceptarlo. Recordado que la mayoría de sistemas operativos son la creación de Seth, de ahí esa forma de hablar.

—Regresaré en unos minutos—Baja de la nave.

—Bien, ¿no es como si ere algún lado?—Bromeó.

Génesis se podría decir que es como miel, con respeto a la información e inteligencia, pero sin la autoridad para actuar por sí sola a menos que su maestro, Dimas. No este en condiciones de dar órdenes, entonces si, puede tomar el mando completo de la nave y llevar a un lugar seguro a Dimas.

—Siento que estos últimos días, no he sido el mismo de siempre.—Sube al ascensor transparente luego de poner su huella digital.—¿Desde cuando sufro de curiosidad?—

Apoya su cintura en la pared transparente, siendo rodeado al segundo por un cinturón de seguridad, ese ascensor iba a descender hacia arriba varios metros de altura, luego giraría dos veces a la izquierda y una a la derecha.

Ese lugar tenía demasiadas instalaciones de investigación como otras áreas verdes, se podría decir que vendrían siendo mansiones con jardines o lagos. Ese lugar de trabajo de Seth también es su casa luego de salir de su nido familiar. Era como un complejo de alta gama, sostenido en el aire.

—Estoy aquí.—Lo meditó unos cuantos segundos antes de abrir la puerta, "que supuestamente" puede abrir sin enviar alertas a su hermano mayor.

Sumergiendo en agua cristalizada con muchos diferentes alambres que monitorean su signos vitales, se encuentra un hombre de aspecto dócil pero también frío, un cuerpo varonil de anchos hombros y músculos bien definidos.

Su corto cabello ondulado castaño claro, cubre esas cinceladas cejas pronunciadas. Esos mechones castaños también está por volverse uno con sus tupidas y crespas pestañas.

—¿Quien eres?—Pone sus manos sobre el vidrio. Ese hombre estaba siendo observado por un par de ojos rasgados, curiosos.

Dimas, es de fina piel morena, con una aura fuerte tan fuerte como lo es su fornido cuerpo, que bien mide 1.89 metros de altura, con una cabellera azul negro que caí sobre su cintura.

—¿Eh?

Su mirada lila profunda, se exaltó al escuchar los suaves latidos de un corazón, provenientes de esa persona frente a él. ¿No comprendía del por qué ese repentino ruido?

—¿Qué está pasando?—Mira las computadora.

Estuve viniendo a este lugar por pura curiosidad, cuando fuí al laboratorio secundaria de mi hermano mayor, vi los nuevos datos de un nuevo espécimen en su computadora, que eran enviados a su computadora primaría de este primer laboratorio.

—Todo indica que está por....—Las palabras murieron en su boca al ver la manera en la que, ese hermoso rostro ovalado, empezó a fruncir su entrecejo.

Al igual que los pétalos de una rosa roja siendo sacudidos por la suave brisa primaveral, así se sintieron las dos personas cuando sus miradas se encontraron y se quedaron perdidos en los bonitos colores de sus ojos.

El de ojos lilas reaccionó al escuchar el sonido de los nudillos golpeado el vidrio de ese cubo. Él de color miel verdes quería salir de ese lugar.

—¡Oh, esperé!—Presiono un botón que extrae el agua y al mismo tiempo que el cubo se divide en partes y se deliza hacia otro lugar.—¡Cuidado!—Termino sosteniéndolo en sus brazos.—Sus piernas están débiles, tardara por lo menos cinco minutos en poder usarlas correctamente.

—Ya veo.

Esa voz aguda resonó en su oído, erizando la piel del contrario. Dimas no se había esperado eso, que hablará tan cerca de su oído.

—¿Dónde está mi maestro Seth? ¿Lucio?—Busca ansiosamente a los demás.

Este lugar es sorprendente, hay tantas cosas que no sé como o para que funciona, pero se nota que son de alto valor tecnológico.

—¿Maestro?...¡¿Seth, ya está aquí?!—Se asustó.—Si me llega a encontrar aquí, él me matara....

Como un robot descompuesto, giro su rostro en dirección a la puerta. Ahí venía su hermano mayor, con esa mirada y aura intimidate.

—¡Hermano mayor!—Sonrío rígido.—Yo...

—Ahorrarte lo que dirás, Dimas—Le dio una sonrisa que a la vez no es una sonrisa.—Tú y yo, hablaremos después—Ve a George—Espera aquí, George. Primero iré con Christian.

George solo asintió con aquella admiración en su mirada, era la primera vez que ve la imponente aparecía del Vicealmirante Seth Knight. Sobre todo vistiendo ese magnífico uniforme que resalta su grandeza.

—Usa una de las batas para cubrir tu cuerpo—Dicho eso cruzó hacia la derecha a habitación dónde se encuentra su amado Christian.

—¿Uh?—George mira su cuerpo y ve que solo lleva un pequeño trapo que se concideraba ropa interior.

Su rostro se enrojeció, alejándose de Dimas. Quién dió la medía vuelta, ocultado sus manos enrojecidas y también para no incomodar todavía más a George.

Ellos dos todos nerviosos, y Seth todo emocionado mirándose fijamente con Christian. Cumplió lo que dijo, lo primero que vieron esos ojos morados al despertar, fue la brillante sonrisa de Seth.

—Deslumbrantes—Acarició los ojos de Seth.—Ahora, tendré un mar turquesa que cuando les da la luz, se vuelve un bosque profundo y una luna roja en la cual perderme maravillosamente.—Sonrío un tengo sonrojado por soltar cursilerías.

Al abrir mis ojos y verlo ahí de pie con su mirada fija en mi, me devolvió el alma al cuerpo. Su apariencia no es tan diferente a la que conozco, solo que sus rasgos son mas definidos y fríos tan fríos como su mirada intimidante.

Era consciente de su grandeza, no obstante me dejó sin habla al momento de despertar y verlo con ese uniforme que lo hace lucir tan jodidamente seductor, pero no le diré.

—¿No extrañaras el azúl y gris?—Hunde sus dedos en ese sedoso, medio-largo y húmedo cabello blanco.

—Sí. Sin embargo, estoy fascinado con ese turquesa y el rojo de tus ojos...Me enamorado de ambas versiones, te amo más allá de la apariencia.—Sus rostro se tiño de rojo.—Deja de verme tanto.—Desvía su mirada avergonzado.

Seth siento como su corazón es nuevamente sacudido, se enamora una y otra vez de su amado. Christian es la única persona que puede lograr que ese hermoso rostro ovalado frío, se suavice al igual que su mirada intimidante se torne cariñosa.

—Te amo tanto—Besa los labios de Christian.—Mira—Sosteniendo a su amado en sus brazos, se acercó a la pared de vidrio.—¿Que te parece mi imperio? Nuestro nuevo hogar.

Ese color morado se sorprendió por esa vista espectacular, ellos dos se encuentran en el último piso, casi tocado ese cielo con miles de estrellas.

—Es tan irreal.

Hacía fuera de esa pared de vidrio transparente, puedes ver naves planas o pequeños acorazados para dos u una persona, volado de aquí para allá.

Sostenidas en el aire se encuentran diferentes residencia de todos los tamaños, muy elegantes. Jamás pensé ver algo así y ahora que lo veo es increíble, tan increíble como ese cielo ilumina por miles de estrellas que se ven tan cerca.

Y allá bajo, podías ver más hogares con una estructura todavía más surrealista, ¿es aquí dónde viviré apartir de ahora? Mientras este con Seth, todo estará bien, porqué él es mi vida, mi hogar.

—¿Creí que las casas serían diferentes, no sé cómo estilo naves.

—Cada casa, mansión o castillo puede tomar la forma que el dueño desee.—En sí, son fortalezas blindadas.

—Entiendo, ¿los que viven ahí abajo vendría siendo los plebeyos?—Preguntó.

—Se podría decir, sin embargo todos tienen permitido asistir a la académica de futuros cadetes. Según su desempeño así ira aumento su rango e incluso obtener un título de nobleza.

Christian solo escuchaba atentamente, mientras veía el interior de ese inigualable laboratorio, fue entonces que algo captó su atención.

—¿Me enseñarás a pilotear una cosa de esas?—Señalo el mecha personalizado de Seth.

No se cómo describir esa cosa de color azul negro que parece una nave pero al mismo tiempo no, es extraordinaria toda su estructura.

—Sí, por supuesto. Lo diseñe especialmente para ser comandado por dos personas—Lleva su mano bajo la bata de Christian—Antes de eso, comprobemos la resistencia y los poderes de tu sensual cuerpo.

—¡¿MmNg~?!—Christian gimió al sentir los dedos traviesos de Seth, frotado ese pequeño y emocionado lugar.—¡Tu en serio!—Sus orejas están rojas.—Eres un maldito lujurioso e insaciable, lo hicimos antes de venir a tu imperio....

—Nuestro—Corrige—Nuestro imperio, mi futura Emperatriz.—Sonrío al ver la timidez de Christian.—Ademas, ¿cómo no emocionarme con mi celestial novio y su derroche de sensualidad?—Lame sus labios.

—Deja de ser tan malditamente cursi.

Sin decir una palabra más, se adueñó de los labios de Seth. Agarrándose con fuerza del cuello de ese hombre de ojos heterocromía, al igual que sus piernas se aferran de esa filosa cintura.

Antes de empezar las presentaciones y hablar con los otros tres que están a la espera de hablar con Seth, ellos dos tenían planeado comenzar las prestaciones con sus cuerpos, entregarse y hacerse saber que se pertenecen para toda la vida.

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