CAPITULO 46



CLARENCE



—Clar, Sam rompió fuente...

La sangre se me fue a los pies. Sentí emoción, nerviosismo y un malestar extraño. Tomo las llaves del coche en cuanto la voz de Sara se hace presente. Ni siquiera escucho que más dice.

—Tenemos que hacer camb...

—¡Ya van a nacer! —le anuncio a Lucas quien va entrando a la oficina.

Me coloco el saco y tan pronto como puedo salgo del edificio encaminándome al coche.

—Ni de puta broma conduces tu Johnson, pásate al copiloto —me ordena Lucas. —Mírate, estas todo histérico.

No titubeo, ni siquiera estoy consciente, solo siento nervios y un estrujón en el pecho. Estoy nervioso y no sé porque.

Lucas conduce lento. Tan lento que si me bajo llego antes que él.

—¡Acelera Cooper! —grito —¡Quiero ver a mi mujer! —espeto frustrado.

Acelera pero no del todo. ¡Joder! Lo que nos faltaba, ¡Un maldito embotellamiento! A este paso siento que no llegaré a tiempo, aunque ya no se ni que es lo que siento.

Pasa una hora y le llamo a Sara quien me anuncia que aun esta en labor de parto. Los mellizos no esperaron y llegaron antes de lo esperado. El hospital queda a una hora, pero con el embotellamiento se triplica mi llegada.

En cuanto aparca Lucas en la entrada me bajo corriendo. No aguanto la espera. Me encamino al piso que me indica Sara por mensaje y después en la recepción me identifico con la enferma de la entrada. Me indica que espere en la sala y camino hasta ahí. En ella se encuentra Sara, Falco y Charlize. Ni siquiera he llamado a Isabela ni a Clark.

—¿Cómo están? —le pregunto a Charlize, la veo preocupada.

—Sigue en trabajo, no dejan entrar a nadie —está nerviosa, y ¡Joder, me pone igual a mí!

—¡¿Dónde mierda está la doctora?! —espeto molesto. Quiero verla, quiero saber que está bien.

Que los tres están bien.

Sara me pide que me calme, pero siento que esta igual de histérica que yo al no recibir respuesta.

—¡¿Por qué mierda tardaron tanto?! —pregunta molesta, y no la culpo, que yo estoy igual.

—Tu esposo maneja como abuela, y se desvío llevándonos a un maldito embotellamiento.

—¡Tres horas Johnson! ¡Tres horas! —exclama pero la ignoro.

Rachel llega con Clark, y ya parece reunión familiar aquí. No les hago mucho caso, espero impaciente hasta que la doctora sale.

—¿Está bien? —pregunto en cuanto la veo.

Todos voltean.

—Si, están bien, ambos bebés lo están, no tiene de que preocuparse.

—¿Puedo verlos ya? —no sé si le pregunto u ordeno.

—Tranquilo, la paciente aún está en observación, su ritmo cardiaco se debilitó un poco y estamos tratando de estabilizarla...

Dejo de escucharla cuando dice eso último. El corazón se me acelera y siento que se me sale del tórax. Con la sola mención de que ella está mal, siento mi mundo caer por un momento.

—Pero tranquilo, la estabilizaremos —prosigue e Isabela me toma del hombro como apoyo. —Por el momento y si gusta señor Johnson puede pasar a verlos.

Trago duro, pero asiento. No sé si ir solo o acompañado, pero opto por la primera opción. Me encamino tras la doctora pisándole los talones. Estoy angustiado, y solo quiero ver a Samadhi. Sonará egoísta, pero quien me preocupa ahora es ella, o al menos eso creía.

La doctora me encamina a los cuneros. Me coloco tras la ventanilla de vidrio y busco con la mirada a mis pequeños. Los dos están en uno sólo tomados de las manitas. Los ubico por los nombres: Hanna y Ashton.

Son tan pequeños, tan... tan... ¡Joder, son hermosos! Miles de sentimientos me explotan, y sé perfectamente que si estuviesen en peligro en medio de ellos y Samadhi, sin duda los salvaría a ellos. Uno va con mameluco amarillo y el otro azul. La perfeccionista de Samadhi nunca se le escapa nada. Nuestros colores, nuestra creación. Quiero tomarlos en mis brazos y...

—Le daré tiempo, aún no es momento de visitas para que los pueda cargar, primero los tienen que amamantar en cuanto despierte su esposa.

Asiento. Mi esposa.

Mi amante, mi amiga, mi maldita loca y belleza andante que me ha dado lo mejor del mundo.

—¿Cuándo la podré ver? —le pregunto.

—En un momento señor.

Suspiro y me quedo tras la ventanilla admirándolos. Dos pequeños pedacitos de gente moviéndose y pataleando. Hanna avienta a su hermano dándole pequeñas pataditas en sus diminutas piernas y vuelve ese sentimiento de no querer perderlos jamás.

Después de un rato regreso a la sala de espera. Le pregunto a Clark por el abuelo y me anuncia que está fuera de la ciudad pero que ya sabe la noticia.

—Felicidades hijo —me abraza, pero apenas si le regreso el gesto.

—Hijo, felicidades —Isabela me estrecha igual en sus brazos.

Lucas y Sara hacen lo mismo. Charlize no dice nada pero igual me abraza junto con Falco. La situación se me hace incómoda para ser honesto, pero le restó importancia cuando la doctora sale diciéndome que ya puedo pasar a ver a Sam.

Me encamino tras ella y ésta me dirige a la habitación donde se encuentra amamantando a los mellizos, uno de cada lado. Joder, es hermosa. Los ojos miel se le iluminan al verme y me siento dichoso por seguir provocando lo mismo en ella. Me acerco a ver a los mellizos que aún alimenta.

—Son hermosos —no lo dice, lo confirma.

—Se parecen a mí —bromeo. —Te amo Sol —le dejo un beso en la frente, en los labios y en las pecas que siempre me han vuelto loco.

Observo a los dos pequeños hambrientos y no puedo evitar sonreír al verlos. La pequeña gritona comienza a llorar y entre abre los ojos.

—Cárgala —me ordena Samadhi, y sin dudarlo lo hago.

Joder, es demasiado pequeña y frágil que me da miedo lastimarla o algo. La tomo en mis brazos y no se calla hasta que la coloco en mi pecho dándole palmaditas en la pequeña espaldita. Ladea la cabecita con los ojos cerrados y le acaricio con cuidado la mejilla. La amo tanto, a una pequeña desconocida. Volteo con Samadhi que hace gestos cuando le da de comer al otro pequeño. Me siento a su lado haciéndole compañía. Observo con detenimiento al otro bebé que se aboraza para comer y después de un rato se queda dormido.

Arrullo a la pequeña alborotada y después de unas horas vuelven las enfermeras para llevárselos. La doctora revisa a Samadhi nuevamente indicándole que ya se encuentra mucho mejor. Le mando un mensaje a Charlize para que mande todas las pertenencias de los pequeños a la nueva casa y acepta.

Al siguiente día voy temprano al apartamento antes de la hora de visita a los pequeños. Tomo una ducha y regreso a lado de mi mujer. Ya pueden recibir visitas, y en cuanto llego Sony y Brad están dentro de la habitación. Mi humor cambia al notar la cercanía de Brad con Sam y mi hijo. Mientras que la pequeña Hanna la tiene Sony cargada.

—Cariño, ven tienes que cargar a Ashton —me pide Samadhi.

Brad se hace a un lado cojeando, aún lleva la pierna vendada.

Por un momento me ganan los celos de saber que alguien más ya lo ha cargado.

—No te preocupes, Samadhi no ha dejado que lo carguemos —comenta Brad como si me hubiese leído el pensamiento. —Sigue con lo mismo de que tú tienes que ser el primero.

—Obvio, es mi hijo —espeto. El día anterior no lo había podido cargar porque se durmió.

Samadhi me da al niño con sumo cuidado y lo tomo entre mis brazos.

—¿Ya viste a la pequeña Hanna Brad? —le pregunta Sony. —Adivina de qué color tiene los ojos.

Volteo hasta donde está Sony, y Brad sonríe. Pero no una sonrisa malvada como las suele tener, una diferente. Suspira profundo.

—Azules, tiene los ojos tuyos —comenta dirigiéndose a mí.

—Tiene los ojos de Hanna —aclara Sony acaríciale la manita.

—Por cierto Sam, ¿Por qué Ashton? —le pregunta Brad.

Ni siquiera lo sé yo.

—Porque me gustó, obviamente —le contesta sonriendo mirándome como cargo a mi hijo.

El nombre me gusta, así que no recrimino nada. Ella eligió ambos, pero yo elegiré el tercero, porque no pienso quedarme con dos solamente. Sostengo al bebé haciendo lo mismo que con Hanna, palmeando su espaldita. Éste es más tranquilo, y lo digo porque después de que Sony y Brad se marchan Hanna comienza una batalla gritando y llorando.

—¿Acaso eras chillón de bebé? —me recrimina Sam.

—Tú lo eras seguramente...

—En realidad lo eras tú —dice Isabela entrando con Clark y el abuelo.

La tarde la pasan cargando y acariciando a los bebés, a la tercera visita del día llega Charlize al mismo tiempo que comenta quedó todo listo en la nueva casa. Le agradezco por raro que parezca. Me quedo en la noche con Sam ayudándola cuando traen a los mellizos para comer en la madrugada.

—Ya está todo listo —comento cuando se llevan a los pequeños.

—¿En la nueva casa? —pregunta.

Asiento y le digo que Charlize ordenó todo con ayuda de alguien que desconozco. Aclarándole que el lugar está limpio y listo para los mellizos. Le ayudo a guardar las cosas para que estén listas. Me quedo sentado en el sofá tecleando correos, pero termino por quedarme dormido.


(***)


Siento la suave caricia de la yema de sus dedos en mi barbilla. Me deja un casto beso y al momento reconozco el aroma de Sam. No me muevo. Dejo que siga con lo suyo hasta que llega a mis labios dejándome otro beso en ellos.

Esta por levantare, pero la detengo tomándola de la cintura atrayéndola al sofá. El pelo le escurre de agua y yo meto mi cara en su cuello aspirando el aroma que desprende su perfume. Siempre huele bien, y es algo que me fascina de ella.

—Te amo —me dice, y los sentimientos que siento por ella no cambian. —Gracias por estar para nosotros.

—Solo son míos Sol, siempre estaré para los tres amores de mi vida —la beso con suavidad.

Comienza a reírse, y una enfermera trae a los mellizos. Han pasado dos días de su nacimiento y agradezco que estén perfectamente bien.

—Listos para irse a casa —anuncia la enfermera.

Tomo a Hanna y Sam a Ashton. Los colocamos en el cochecito cubriéndolos.

Después de una hora y media de camino llegamos a casa. El lugar está limpio y tomo a los mellizos que yacen en la sillita. Samadhi me sigue a todo momento, a pesar del cansancio que se le nota, no le importa nada a la hora de amamantarlos. Pasa horas con ellos cantándoles hasta que duermen, y no dudo en hacerle compañía por unos días.

Pasan los días, meses. Por la madrugada, la única que despierta es Hanna, no deja de dar lata despertándose a media noche con hambre. En ocasiones me he levantado a darle formula, porque con lo exigente que es no quiere más el pecho de Samadhi.



Cinco meses después...

Hanna no para de balbucear. La tengo cargada con una sola mano y Samadhi toma a Ashton. Los cuatro nos encontramos en el jardín. Isabela y Charlize no dejan de venir y agradezco el gesto porque el cansancio comienza a notarse en Samadhi un poco.

—Que guapo hombrecito —le dice a mini Clar. Porque en verdad es un mini mí.

—Le hubiéramos puesto Clar —la molesto. Sé que no le gusta que le diga eso.

—Ashton está perfecto —aclara. —Verdad que si cariño mío —le habla a nuestro hijo.

Lo toma en brazos y este le sonríe embelesado, mientras a mí me deja a la loca de Hanna en los míos. Nunca se me despega, cuando llego de la oficina me recibe con los brazos abiertos, y yo encantado de la vida cuando la cargo. La amo tanto que cualquier preocupación que pueda tener se desvanece cuando los veo a los tres al llegar a casa.

—¡Aaaaaah! —grita Hanna en mis brazos pataleando y vuelve a balbucear infinidad de cosas que no comprendo claramente.

—Cariño, te está hablando, contéstale —comenta Samadhi. Pero lo único que hago es dejarla en la manta que está en el suelo sobre el césped del patio trasero y ella comienza a gatear.

—¡Bien, acomódense! —exclama Sara. —¡Clar, carga a tú hija!

La graduación de Samadhi ha sido hoy por la mañana, y con lo alborotada que es su amiga Sara ninguna de las dos dudó en organizar todo esto días antes de la boda.

Vuelvo a tomar a la periquito en brazos, me acomodo para la dichosa foto y Samadhi se acerca a mí para darme un beso.

—Sonríe, que si no lo haces te ves amargado —me causa gracia, y sonrío mordiéndome el labio inferior.

Después de la foto tomo una cerveza en la mano y con la otra sostengo a Hanna.

—¿Cómo van los preparativos? —pregunta Lucas cuando me acerco a la parrilla que da cerca del patio trasero con la vista a la playa —Mira que ya quiero fiesta y verte casado —sonríe.

—Será en unos días, ya lo sabes, tu esposa no deja de mandar gente a mi casa.

—Samadhi la eligió como madrina, así que te aguantas, porque así estuvieron ambas cuando me casé con Sara —le doy un trago a la cerveza observando a lo lejos a Samadhi con Isabela, Sara y su madre.

E sabido lidiar con Isabela haciéndola presente en la vida de los mellizos. Sabe que la he perdonado, pero mi orgullo no me deja decírselo. No pone queja, si antes no me dejaba dar un beso por ella ahora lo recibo sin problema.

Una hora después Leo llega seguido de Gerard quien ha venido a la fiesta y por supuesto a la boda. Actualmente vive en México y solo ha venido por eso.

—¡Hermanos! —exclama Leo —Mira quien los viera, uno casado esperando nene y otro con dos igualitos a él.

—No, mini Clar versión mujer se parece a él —dice Gerard quitándome a la perico —, mini Clar se parece a Sam.

Y no mienten. Hanna tiene mis ojos azul oscuro, cabello negro con destellos castaños y las facciones parecidas a las mías. Pero Ashton es tan parecido a Samadhi, cabello castaño y las pecas que la caracterizan a ella le están brotando a ambos. Ashton es mucho más apegado a Sam que a mí. Me dan celos, porque quiero que los dos también me quieran mucho a mí.

Leo le quita a Hanna y se la lleva con su madre. Luce hermosa, y siento que no me cansaré de verla como mamá y como mi futura esposa. Estoy enamorado de ella a pesar del sufrimiento que nos causamos por imbéciles.

Dejo a Gerard con Lucas cerca de la parrilla mientras me encamino hacia donde se encuentra Samadhi. Va directo a la cocina, y no dudo en tomarla por la espalda rodeándole la cintura. El vestido de seda le queda ceñido al cuerpo que comienza a tomar una mejor forma.

—Joder cariño, te deseo —le susurró al oído besándole el lóbulo derecho.

Nada que no sea cierto.

—Clar, tenemos invitados —se ríe.

—Deberíamos correrlos, dormir a los mellizos con jarabe y follar...

—¡Estás loco! —se carcajea —, omitiré eso ultimo ¿Cómo que jarabe para la tos Clarence Johnson?

Se sigue burlando, pero me distraigo tocándola y frotando mi entre pierna a su trasero bien formado. Definitivamente le sentó bien el embarazo.

—Eso dejémoslo para cuando tengan cuatro años —sonríe cómplice volviéndose hacia mí —. Por lo pronto con una mamila caliente y tendremos unas cuantas horas libres.

—Por favor, que te necesito completamente para mí solo...

—Y me tendrás, solo espera —me deja un casto beso en los labios, pero yo no la suelto y la sigo besando.

La tarde nos la pasamos conviviendo con nuestros amigos. Me despido de Isabela encaminándola a la acera de enfrente esperando a que suba a su coche. En cuanto se va pongo la alarma. Me encamino a la habitación de los mellizos donde Samadhi ya está durmiendo a Hanna. Espero a que la acueste a lado de su hermano.

—Y les querías darles jarabe para la tos —vuelve a decirme.

Me río tomándola de la cintura dirigiendo mis labios a su boca. La subo sobre mis caderas encaminándola a nuestra habitación sin dejar de besarla. Su deliciosa boca me atrapa, muerde mi labio inferior y hago lo mismo que ella. Los años no me bastan para dejar de saciarme de ella.

—Te amo Sol —le susurro quitándole el vestido.

—Te amo cariño —jadea.

Quito el sostén, las bragas y no me resisto para tocarla. Trazo círculos en su punto, gime y atrapo el valle de sus senos con mi boca. Me apodero de su cuerpo convirtiéndonos en uno solo. Embisto con fuerza su húmeda cavidad que solo es mía y recuerdo todos y cada uno de los momentos que hemos vivido juntos. Enarca la espalda dándome un mejor acceso a su cuerpo entero y no me detengo hasta que juntos llegamos al orgasmo placentero.

Nuestras respiraciones se van atenuando. Sigo dentro de ella y después de unos minutos nos encaminamos a la ducha juntos aún deseosos. Me toma del miembro agitándolo, me besa los labios y meto mi lengua jugando con la suya, la sensación es demasiado placentera que me corro en tan solo unos minutos y sigo con las caricias para ella.

—Me vuelves loco Sol —gruño cuando se arrodilla frente a mí en la ducha.

No la detengo, disfruto del momento para llevármela a la cama de nuevo.



¡Estamos a un capítulo del final! *Lloremos*

Les agradezco infinitamente por seguir leyéndome, estaré agradecida hasta la eternidad :') Les amo mis Perfeccionistas, sufrimos, lloramos y ahora seremos felices JAJAJA ♥ 

A mis lectoras fantasma, GRACIAS por su apoyo. Insisto, quiero saber quienes son JAJAJA y todo de ustedes :') 

¡Gracias hermosuras!


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