EPÍLOGO
Se había ido sin siquiera decir nada, ¿y que podía decir? Si después de todo lo que paso no había razón para que ella o yo nos quedásemos aquí.
Recordaba con exactitud las palabras de Hanna. ¿Quién lo diría? Después de todo, ella sí la conocía, la pregunta ahora era, ¿Por qué la conocía? ¿Qué representaba Samadhi Stone para su vida?...
Recuerdo el primer día en el que vi Sam. Ese día yo visitaba a Hanna, pues no vivía más en esa casa desde que mi actitud y la de Brad se comenzaron a dificultar...
— ¿Acosador Clarence? — musitaba Hanna dirigiéndose a mí.
— Para nada — respondí tajante. Mientras miraba a ella por la pantalla de las cámaras.
— Es una chica guapa ¿no crees? — insistía Hanna — Si yo no fuera novia de Will seguramente...
— ¡Diablos, cállate Hanna! — los dos comenzamos a reír.
— Espero un día te enamores como un loco de ella, Samadhi Stone...
Samadhi Stone, un delicioso nombre como ella, con ese vestido gris, que seguramente arrancaría en un segundo...
Hanna miraba la pantalla con un atisbo de melancolía en su mirada, ¿Qué le sucedía a Hanna? Ella no era tan callada.
— La vida se nos va en un segundo ¿no crees? — me preguntó, una pregunta que me desconcertó — No la conozco Clar, pero esa chica de ahí, seguramente son de las que están en "peligro" de extinción.
La miré de nuevo, Hanna depositó un casto beso en mi mejilla como siempre solía hacerlo.
— Te quiero hermanito — dijo revolviendo mi cabello, sin saber que sería la última vez que lo habría hecho...
Y como si Hanna lo hubiese predicho, me había enamorado como un loco de la perfección. Atracción a la perfección.
Ella era mi oxígeno, vital para vivir, necesario para sobrevivir. Había llegado a mi vida como si un rayo hubiese caído de la nada, y también se fue de ella sin dirigirme la mirada.
Mi corazón se estrujo cuando me dedicó aquellas últimas palabras, quería que me devolviera a la vida, quería que fuese solamente mía. Quería no pensar más en aquellas imágenes de ella con Brad, quería creerle pero, ¿Cómo creerle a la perversidad?
Como si de agua se tratase, me sentía sediento de ella, pero no de su cuerpo, si no de su alma, de su alegría, de lo buena que era ella para mi vida.
Me había enamorado como un loco de la perfección, me había entregado a ella en cuerpo y alma sin excepción, regalándole lo más preciado para vivir, mi corazón. Corazón que hizo añicos, gracias a su traición.
Ella era el significado del tatuaje en mi piel; era mi paz, mi fuerza y mi armonía. Ella era pureza y libertad para mi vida. Como si fuese una criatura en el viento, se metió en cada una de mis entrañas. Dejando mi alma vagando en la nada.
¿Qué sería de mí sin esa chica fiera y tierna? ¿Qué sería de mí sin Samadhi Stone en mi vida entera?
Después de todo, Samadhi y yo, éramos imperfectos o... "Perfectos"...
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