CAPITULO 31
SAMADHI
Por fin era sábado.
Me encontraba algo nerviosa. Pues Clarence me había invitado a una cena en uno de los salones más lujosos de eventos sociales que se encontraba en el centro de la ciudad. Ese lugar era catalogado como un lugar de negocios. Pues normalmente se celebraban ahí las reuniones cuando cerraban un trato millonario o una asociación de algo.
Mi madre hoy se iría a un crucero con su ahora novio oficial, Falco Labello, el padre de Brad. Se irían por una semana solamente.
Me bañé y lave mis dientes, pues hoy iría al centro comercial con una de las encargadas que dejaba mi madre en el lugar de ventas en "Stone Dresse's". Baje al primer piso, pues desde hace un buen de rato el aroma a pancakes recién horneados me inundó por completo.
Me dirigí al comedor que al mirarlo, se encontraba repleto de comida, y lo que vi después fue de lo más aterrador...
— ¡Hija! pensé que dormirías hasta más tarde — musitó mi madre, quien le servía animadamente el desayuno a Falco. Di un suspiro ¿Falco se había quedado a dormir aquí y no me había percatado de ello? Y lo que más ruido me causaba, era el tener a mi madre cocinando de nuevo. Era uno de sus hobbies favoritos, la cocina, pero después de la separación con mi padre lo había descartado por completo.
— No, iré por el vestido que me ajustó Magenta para hoy.
— Perfecto Samadhi, escogiste un buen color eh — claro, elegí el color azul. Mi madre estaba al tanto de todo.
Tomé un plato donde se encontraba la vajilla blanca para servirme el desayuno. Después mi madre fue y se sentó a lado de Falco. Me sorprendió la determinación en la que Falco se paró de la silla, para extender la de mi madre, todo un caballero. Cuando por fin me iba a sentar, él hizo exactamente lo mismo conmigo.
¡Rayos! En realidad me incomodaba un poco el estar de entrometida entre ellos dos. Estaba por pararme para irme a mi habitación y desayunar mejor ahí.
— No Samadhi, no es necesario — musitó Falco deteniéndome — No quiero que te incomode mi presencia aquí...
— Oh no, no me incomoda — le hice saber, no me incomodaba en realidad el que Falco estuviera aquí — Lo que me incomoda es estar de entrometida — prosigo mientras doy una mordida a mi pancake — digo, tal vez querían un desayuno tranquilo y yo aquí.
— Para nada Samadhi, claramente estás en tu casa, yo soy el intruso aquí. Me gustaría que te sintieras cómoda conmigo aquí — Diablos madre, Falco sí que es encantador.
— Bueno, no hablemos de "intrusos" — hizo énfasis en esa última palabra, provocando que me ahogara con el sorbo que le había dado al jugo de naranja — Ahora a desayunar.
¡Mierda!
Ayer Clarence no se había aparecido en todo el día porque tenía que reunirse con Estephany, una familiar de los Lawrence. No mentiré, me ha dado curiosidad el conocerla, pues se ha reunido con ella en por lo menos tres ocasiones, contando la del sábado pasado, claro.
Me quedé esperándolo muy tarde hasta que llegó. Pasó la noche conmigo, los dos encerrados en la habitación. Nunca me pasó por la mente que mi madre se haya dado cuenta en realidad. Se suponía que no hacíamos ruido, o eso pensaba yo.
Proseguí con el desayuno, pues estaba hambrienta en realidad.
Escuché el timbre de mi casa sonar y me le quedé viendo a mi mamá.
— A de ser Brad — dijo alegremente. ¡En serio mamá, Brad!
Estaba por pararse de la silla, pero Falco la interrumpió, fue él quien le abrió.
— ¿Lo invitaste a desayunar? — le pregunté.
— ¡Sí! Tú y él son mejores amigos, ¿no es genial? Ahora se verán más seguido por aquí.
¡Vaya! Eso sí que no lo veía venir. Pero ni como negarlo, mi madre no sabía la situación en la que Brad y yo nos encontrábamos. Ahora entiendo y comprenda la teoría que dicen "Hombres y mujeres no pueden ser amigos" pues tal vez era una realidad, siempre existirían sentimientos de por medio, ya sea de uno u otro.
— ¡Buenos días familia! — exclamó Brad entrando al comedor.
Depositó un beso en la mejilla de mi madre quien lo recibió animadamente, Falco se sentó de nuevo en su silla, y después Brad se dirigió y se sentó a lado de mi plantándome un beso en la nariz.
— Hermanita querida — murmuró cerca de mí, provocándome un escalofrío. Enarque una ceja y seguí con el desayuno, tratando de terminar lo más rápido que pudiera.
Brad se sirvió el desayuno, y todos continuamos en lo nuestro. En ocasiones mi madre le preguntaba a Brad como le estaba yendo en la universidad. Claro, Brad al igual que Clar ya estaba por terminar. Para él también era su último año.
Acabé tan pronto como pude, pues lo que quería era salir de ahí. A parte de eso, había quedado con Sara para que me acompañara al centro comercial por mi vestido de gala para esta misma noche.
— Muchas gracias por el desayuno madre — murmuré — Pero, tengo que irme, nos vemos Falco – después miré a Brad — Nos vemos Brad — Esbozo media sonrisa.
— Hija, recuerda que tienes que llegar antes de las tres, a esa hora nos iremos Falco y yo — asentí solamente dirigiéndome a la salida del comedor.
Salí de ahí, y lo siguiente que hice fue tomar mi bolso — el de siempre, claro — subirme al coche, e irme en busca de Sara.
Después de media hora de camino por fin llegué a su casa. Sara ya me esperaba afuera.
— ¡Dios mío Samadhi! ¡Pero que emoción me da! — estaba muchísimo más contenta que yo. No es que yo no lo estuviese, yo me encontraba nerviosa por el día de hoy.
¿Por qué? Por el simple hecho de conocer al padre de Clar.
— No entiendo cómo es que te emocionas tanto por mí — le hice saber.
— Eso hacen las amigas, emocionarse por los pretendientes de ellas mismas. Además, si te harás eso que me dijiste...
La interrumpí con mi dedo índice.
Las dos íbamos en el coche cantando a todo pulmón "Do I Wanna Know?".
¿En realidad quiero saber? Esa pregunta me la hice otra vez. ¿En realidad quiero saber si el sentimiento de querernos lo sentimos los dos? ¿O simplemente es una falsa ilusión?
Clarence es un mar de secretos, pero... ¿Cuántos está dispuesto a guardar?
Algo rondaba en mi mente desde aquella vez que lo mencionó. Y es que, al decirle que nunca había visto a Hanna, se sorprendió. No quise insistir con el tema ese día, pero de alguna manera sentí que quería preguntarme algo con respecto a ella. Lo malo de todo esto era que se cerraba por completo cuando se hablaba de la muerte de Hanna, o cuando yo mencionaba alguna palabra con respecto a lo sucedido. Cuando él lo mencionaba estaba bien, pues sabía que era él quien quería hablar del tema pero, ¿Qué pasaba cuando yo también quería saber sobre ello?
Estacioné mi coche al llegar al centro comercial, después de diez minutos nos encontrábamos en "Stone Dresse's".
— ¡Samadhi, querida! — exclamó la pelirrubia saliendo de un mostrador de vidrio. Aún era temprano, así que el lugar seguía vacío y tranquilo.
Tenía tiempo sin venir aquí. Todo estaba completamente diferente. Los escaparates de vidrio en el exterior eran adornados por los maniquíes luciendo la última línea de ropa exhibida por mi madre. Lo aceptaba, ella tenía los mejores diseños en todo el lugar, y lo que me alegraba más era que Nueva York ahora formaba parte de su nuevo proyecto.
— ¡Magenta! — la abracé. Magenta siempre había sido la gerente del lugar y una buena amiga de mi mamá.
— Supongo que vienes por el vestido — asentí — Bien, porque ya está listo. Solo quiero que te lo pruebes una vez más.
— ¡Wow! Pero mira esos precios — murmuraba Sara, mientras yo le seguía el paso a Magenta para probarme el vestido azul.
Después de cinco minutos, salí del probador.
La expresión de Sara cambió, parándose del cómodo sillón que se encontraba frente al probador.
— ¿Cómo me veo? — les pregunte a las dos, pues Magenta se unía a la misma expresión.
— ¡Hermosa! — respondieron al mismo tiempo las dos.
Me gire al enorme espejo que se encontraba en la pared. Sin duda me gustaba lo que veía. El vestido era detallado de la fina tira que le rodeaba mis hombros, cubierto del frente pero de la espalda no, ésta estaba completamente descubierta y totalmente expuesta. Era liso, completamente liso y me llegaba a los tobillos. La tela suave como la seda.
Siempre he sido segura de mi misma, pero por alguna razón, no me sentía bien. Quería causar una buena impresión, no ser una niñata en esta ocasión. Claro, ya no lo era, ahora era una mujer.
— Clarence Johnson se va a morir — murmuró Sara con emoción...
(***)
Después de un buen rato en el centro comercial, pase a dejar a Sara en el apartamento de Lucas. Lo siguiente que hice fue ir corriendo a mi casa para llegar a tiempo cuando mi madre se fuera de crucero con Falco. Que para mi sorpresa, el viaje había sido adelantado, y cuando iba a medio camino de regreso ellos ya se estaban yendo.
Solo me despedí de ella por teléfono.
Eran las tres de la tarde, así que opte por llamar a mi padre.
— ¡Princesa! — respondió alegre al otro lado de la línea — Pensé que ya no tenías padre.
— Lo siento papá, pero tú fuiste quien primero me quedó mal — le hice saber. Pues aun recordaba que no había llegado a mi graduación.
— Era por trabajo hija, lo sabes — respondió. Di un suspiro mientras me recostaba en el sillón.
— Lo se padre, no te preocupes, solo llamaba para saber cómo te encontrabas.
— Hasta ahora bien, Camila y yo estamos por salir a comer — Camila era agradable, no hablaba con ella mucho, pero las veces que fui de visita siempre se comportó de lo mejor. Ella no podía tener hijos, así que prácticamente me adoptó.
— ¡Samadhi, querida! ¡Te mando muchos besos! — exclamaba Camila del otro lado de la línea, lo cual me hizo sonreír.
— Dile que yo también papá.
— Claro hija, cuando quieras puedes venir a quedarte unos días por acá — dijo.
— Dudo mucho que lo haga en estos momentos pero lo tomare en cuenta — Joshua, mi padre, solo asintió.
Después de platicar por un buen rato con mi papá y haber comido lo que me había preparado, la hora había llegado. Tomé una ducha, lave mis dientes, y me dispuse a cambiarme completamente.
Me sentía nerviosa, pero, ¿Por qué? Esto sin duda superaba la primera vez que Salí con Clar y me hizo suya. Me maquille, era un maquillaje un poco fuerte en mis ojos de parados oscuros, éste color hacia resaltar un poco el color claro de mis ojos. Como de costumbre, decidí no usar ningún tipo de polvos y maquillaje en mis pecas, ya que sabía a Clarence le encantaría verlas.
Me puse el vestido azul, me mire al espejo, por fin me gustaba lo que veía. Mi atuendo estaba completo con el pequeño bolso de mano. Pinté mis labios de un color cereza suave y me dispuse a bajar al primer piso. El móvil retumbó por todo el lugar, indicándome que esta sería una noche imposible de olvidar...
Salí a la acera, abrí la puerta y ahí se encontraba él. Sonreí al verlo, me fascinaba el Clarence Johnson con traje sastre puesto. Lo más curioso de todo, era el contraste que los dos hacíamos al igualar de alguna manera nuestros atuendos.
— ¿Cómo lo haces? — pregunté.
— ¿Cómo hago qué?
— Para que siempre estemos igual — Clarence esbozo una sonrisa.
— Esta vez fue intuición — confirmó.
— ¿Y el día de mi graduación?
— Te escuché hablando con tu mamá.
¿Ahora comprenden porque lo quiero tanto?
— Eres un acosador — enarque una ceja.
— Un acosador por ti pecas — ¡Voy a morir gracias a llamarme así! Su cercanía inesperada me puso nerviosa — Estos son para ti.
Una pequeña cajita en color roja apareció entre sus manos. Hice un gesto, como si estuviese preguntando qué era lo que había dentro.
— Son unos pendientes — sonrió y abrió la cajita dejando ver los pendientes. Dos finas tiras colgaban, de las cuales eran sostenidas por un delicado cristal plateado.
— ¡Dios mío! Pero que bellos — los admiraba.
— Déjame ponerlos.
Clarence tomó uno y después lo colocó en mi oreja derecha, hizo lo mismo con el otro con una sutil delicadeza.
Con las yemas de sus dedos rosó mi cuello, provocándome una sensación placentera en mi interior. ¡Dios mío! Clarence dejaba un millón de sensaciones sobre mí. Me tomó de la mano y me examino de arriba abajo. Me dio una vuelta con su mano para admirar el panorama que era yo.
- Estas bellísima amor – murmuró rodeando mi cintura, para después tocar con delicadeza mi espalda.
— Te quiero, Clarence Johnson — musité después cerca de sus labios.
— Te quiero solamente a ti, Samadhi Stone — con esas palabras me derritió — ¿Nos vamos?
Asentí.
Me tomó ligeramente de la cintura empujándome hacia la puerta del copiloto. Como de costumbre, sonreí justo al momento en el que me ayudó a entrar.
— Ya me acostumbré, Samadhi Stone — ¡Lo dijo! Solté una carcajada, en realidad me fascinaba este hombre.
— Que buena maestra soy — le dije cuando ya se encontraba en el lado del piloto.
— Insistente, diría yo — murmuró, arrancando el motor del coche, no sin antes tomar mi mano y besar mis nudillos.
Como siempre, un revoloteo salió desde mi interior.
Después de una media hora, nos encontrábamos fuera del lugar. Un chico con traje elegante abrió la puerta del copiloto, ayudándome a bajar del coche. Clarence para este acto, ya se encontraba justo a mi lado dándole las llaves del coche al chico. Me tomó del brazo, y con delicadeza fuimos subiendo las escaleras para llegar a la entrada del lugar.
El lugar por fuera era completamente al estilo del coliseo romano, las estructuras daban la impresión de verse antiguas, pero claro, éstas no lo eran. Por el frente había cinco entradas de cristal, y entramos por una de ellas.
Estaba impresionada, y la mirada de Clarence la sentía de reojo. Esboce una sonrisa, y él también sonrió. Al pasar por aquella puerta de cristal, algunos flashes cayeron sobre nosotros, para esto Clar me acerco más hacia él.
— ¿Una fotografía señor Johnson? — preguntó el fotógrafo, quien no apartaba la mirada de mi. Clarence asintió, me tomó de la cintura y sonrió. Hice exactamente lo mismo — Gracias.
De verdad que eso no me lo esperaba.
— Pensé que las fotografías no te gustaban — confirmé. Clar se rio, y después habló.
— Por esta ocasión si Sam. A parte de que el fotógrafo te comía con la mirada nada más.
— ¿Celoso? — pregunté.
Se paró frente a mí, me tomó de la barbilla para depositar un casto beso en mis labios, y después seguimos nuestro camino.
El lugar estaba repleto de hombres y mujeres elegantes, algunos jóvenes, otros no tanto. Seguía impresionada con el lugar, pues el diseño de adentro era completamente diferente al de afuera. Éste era más moderno. Mesas redondas con manteles delicados en color negro le rodeaban, algunas velas, copas y vino yacían sobre la mesa. El lugar no era grande, pero tampoco pequeño. Al final del lugar se encontraba un pequeño casino y en la contra esquina, cerca de las mesas un hombre de traje negro tocando melodías a piano, muy elegante.
— ¡Hijo! — exclamó un hombre de mediana edad dirigiéndose a nosotros. El parecido con Clarence no era tanto, pero sin duda los ojos oscurecidos eran los mismos.
— Abuelo — musitó Clar. Vaya, aun no conocía al padre pero al abuelo sí. De lejos se veía ser una buena persona — Te presento a Samadhi Stone — le dijo Clar.
El abuelo de Clar me tomó de la mano y deposito un beso en nudillos.
— Un gusto conocerte hija — murmuró.
— El gusto es mío señor...
— Oh no, mi nombre es Clark, igual que el papá de Clarence, pero me puedes llamar abuelo si quieres — Sonreí ante tal comentario, no me importó mi descares y lo llamé abuelo — ¡Vaya Clar! Tú novia ya me cae bien.
Clarence solamente se rio.
— Viniste — una voz grave se escuchó detrás de nosotros. Mis manos comenzaron a picarme, y por alguna razón Clarence me tomó una de ellas. ¿Estaba nervioso?
Tuve que poner todo mi auto control para no ponerme nerviosa también yo, pues se suponía que yo misma era el apoyo de Clar en esta situación. Los dos nos giramos, y lo vi por primera vez. Era alto, igual que Clar, los ojos azul oscuro con destellos claros, tenía porte de vestirse caro. El parecido con Clar era impresionante, no cabía duda que si era su padre.
— Padre — musitó Clarence — Así es — después me miró a mí — Te presento a Samadhi Stone, mi novia.
¡Dios mío me voy a morir de amor!
Estreché mi mano para saludarlo firmemente.
— Un gusto conocerlo señor Johnson — respondí con tal seguridad, como si estuviera contenta de conocerlo ya.
El papá de Clarence esbozó una sonrisa que le llegaba a los ojos ¿estaba contento? No lo supe descifrar del todo.
— El gusto es mío, ver a mi hijo acompañado — musitó con un atisbo de melancolía. En realidad el papá de Clarence se preocupaba por su felicidad — ¿Vienes hijo? Quiero presentarte algunos colegas.
Clarence me miró, como si estuviese diciéndome que no tardaba. Solo asentí.
— ¡Samadhi! — voltee a ver quién decía mi nombre, y una elegante Rachel apareció a mi vista. Le sonreí.
— Vayamos con Rachel — murmuró el abuelo de Clar, quien me estrechó su brazo para que lo tomara.
Después de un rato, el personal del lugar llegó con la cena. Todos nos dispusimos a cenar. Según el abuelo de Clar, su esposa Ángela tenía un año de fallecida, por eso era que se encontraba sin compañía en ese lugar. Rachel y Clark estaban enfrascados en una conversación, Clar y yo igual, donde me halagaba, en ocasiones me acariciaba la espalda y me decía al oído lo mucho que me deseaba.
Al terminar la cena, los tres hombres de la mesa se dispusieron a ir a una sala donde se encontraban algunos conocidos del abuelo de Clar. En realidad que esos tres eran atractivos. Yo, me quedé con Rachel enfrascada en su conversación donde me platicaba algo que no llegué a escuchar sobre Brad, ya que una chica se acercó a Clar.
La miré de lejos desde mi lugar. Lucía un espectacular vestido negro en forma de corazón, era un tanto alta, no más que yo claramente. Cabello negro azabache y unos atributos se podía decir que eran resaltantes. De inmediato supe que era una arpía, pues en su mirada se distinguía.
Cruzaron algunas palabras, y al despedirse ella le acarició el hombro, sin duda alguna sabía que se trataba de Estephany Lawrence. Clar solo se limitó hacerse a un lado y despedirse de mano.
Un calor inmenso se inundó sobre mí. Estaba molesta por que ella estuviera aquí. Era guapa, no lo podía negar, y justo en este momento me sentía fuera de lugar. Seguramente ella ya no estudiaba en la universidad, pues se veía que era de la edad de Clar.
Mi autoestima disminuía, y vaya que siempre había sido segura de mi misma, pero con ella frente a mis ojos me hacía dudar de mi seguridad.
Clarence venia de regreso, su mirada era de lo más normal. Me limité ver hacia otra parte.
— Un millón de dólares por tu pensamiento — musitó cerca de mi lóbulo derecho, provocándome un deseo carnal — Vayámonos de aquí Samadhi, que ahora mismo te deseo como no tienes idea...
Sus palabras llegaban a mi parte más íntima. Estaba molesta por esa tipa, pero ya no tanto después de ver a Clarence a mi lado.
— ¿Quién era ella? — pregunté, ya lo sabía, claro. Pero quería escucharlo de él.
— Estephany Lawrence — respondió con una media sonrisa.
— Es guapa. — le hice saber.
— ¿Celos? — murmuró, dejando besos ligeramente húmedos sobre mi lóbulo derecho.
— Ni un poco — susurré muy apenas, pues sus caricias se hacían amenas y deseaba más.
La verdad era que estaba reventando de celos por verla a ella acariciando su hombro.
Lo dejé pasar, pues estaba disfrutando de las caricias que me dejaba Clar..
— ¿Nos vamos? — musito dejando un casto beso en mis labios.
Asentí.
— Solo espera un momento, iré al tocador.
Clarence asintió y salí disparada al tocador para hacer mi necesidad. Éste era lujoso, como todo allá afuera. Las paredes de mármol en color negras.
Estaba lavando mis manos, cuando la pelinegra iba entrando. La vi de reojo, para pasar desapercibida y no se diera cuenta que la estaba mirando. Después de eso, me vio.
— ¿Samadhi Stone? ¿Cierto? — musitó.
Un revoltijo estrujó mi estómago por el nerviosismo. Me dispuse a girar y verla de frente.
— Así es — respondí — ¿Te conozco? — pregunté desinteresadamente.
— No para nada, quería conocer a la novia de Clar.
— Bueno, pues ya la estás viendo — musité con una sonrisa en mis labios.
— En efecto, aún eres una niñita y seguramente malcriada.
Me contuve en no armar un escándalo. Después de eso la seguridad y el perfeccionismo volvieron a mi lado.
— ¿Niñita? — bufé levemente, como si estuviera burlándome de su comentario — Te recuerdo que no soy yo quien se está rebajando, querida.
La miré a los ojos. Le esboce una dulce sonrisa.
— Linda noche — respondió con un deje de amargura en su voz.
— Oh claro, yo si la tendré.
Tomé mi bolso, saliendo satisfecha y sonriente de ese lugar. Touché Lawrence.
Volví a donde estaba Clarence, quien al mirarme sonrió. Me tomó con una mano de la cintura y me beso la mejilla.
— ¿Tu casa o mi casa? — preguntaba. Me lo pensé por un momento.
— Tu casa — respondí. Pues sabia por medio de Sara que Lucas hoy no llegaba a casa.
— Buena elección, vayamos a despedirnos — Asentí.
Me despedí de Rachel y después del padre y abuelo de Clar. Quien animadamente nos invitó un día a cenar.
Salimos a la fría noche, pues ya pasaban de las doce y el clima comenzaba a refrescar. Clarence se quitó el saco que tenía puesto, dejando ver la camisa blanca ajustada a su marcado cuerpo. Esperamos unos minutos hasta que el chico llegó con el auto. Clar abrió la puerta para que me adentrara al coche, para después darle una generosa propina al chico que había traído el automóvil.
Ya íbamos en la carretera, dirigiéndonos al apartamento de Clar.
— ¿Cómo te la has pasado? — preguntó.
— Bien — respondí, esbozando una sonrisa mientras tomaba mi mano para depositar un beso en mis nudillos.
Omití por completo el desagradable momento que Estephany me hizo pasar. Estaba más que claro su interés por Clar. Ya había lidiado con Samantha, ¿Ahora tenía que lidiar también con ella? Lo peor del caso es que aun debía tener Clarence trato con ella, pues según lo que me había mencionado hace un momento entre platicas era que requerían de la ayuda del equipo de trabajo de Clar.
— ¿Qué pasa Samadhi? — preguntó.
— Nada — lo miré a los ojos con picardía, pues no quería arruinar el momento entre nosotros dos.
Llegamos a su apartamento, y lo siguiente que hice fue meterme en su habitación, pues quería tomar una ducha. Al entrar, Clarence me detuvo.
— Oh no cariño — me rodeo con sus fuertes brazos por la espalda — Tu, no vas a ningún lado.
Comenzó a besar mi cuello, dejando besos húmedos y delicados ¡Joder! ¿Es posible que ya me estaba excitando? Tomó las finas tiras que rodeaban mi vestido azul, y delicadamente me las quitó, exponiendo por completo mis pechos, pues no llevaba sostén.
— Azul — musitó, tocando mis delicados botones rosados — Te ves jodidamente bella en azul...
Después de eso último, Clarence Johnson me hizo el amor...
*****
¡Otra vez yo mis Perfeccionistas bellos! Con doble actualización
¿Que les pareció el capitulo?👀
Gracias infinitas por leerme, a quienes votan y comentan LO AGRADEZCO DE CORAZÓN. A mis lectores fantasma ¡PLEASE! díganme hola aunque sea por hoy :( me muero por saber quienes son ♥
Estamos por llegar al final de Perfección :')
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