CAPITULO 28


SAMADHI



Habían pasado dos semanas desde que Clarence se había abierto a contarme una parte de su vida. No había sido sencilla, pues Hanna quien era su hermana, se había hecho cargo de él a una edad muy temprana.

Recordar cada uno de los momentos me estremeció. Sentía su furia, su nerviosismo y su dolor. Todo en un mar de emoción.

Clarence era todo un caso. Me contaba lo que quería cada vez que se sentía frustrado, y siempre estaba ahí para apoyarlo. Recordé a William, y un pinchazo se apodero de mi corazón. Si bien Clar no me hablaba aun de la relación que tenía su hermana Hanna con William, pero con solo recordar lo mencionado, se me rompía el corazón en mil pedazos.

Últimamente no nos veíamos tan a menudo, pues éste era el último año para él en la universidad, y los proyectos que tenía en mente con Lucas lo retenían mucho.

Era mi primer día en la universidad, y los nervios comenzaban aflorar. No me gustaba la impuntualidad, así que me arreglé y desayuné tan pronto como pude para salir por lo menos con dos horas de anticipación y llegar a tiempo para la primera clase.

Conduje por lo menos una hora, llegando justo a tiempo. Los edificios del campus universitario eran completamente modernos, y algunos otros gastados dándole un toque antiguo al lugar. Los colores rústicos se distinguían entre los demás.

Estacioné mi coche y tuve que recorrer media universidad para llegar a mi salón de clases: Economía.

Como de costumbre, era la primera en llegar al aula. Después de un rato, comenzaron a llegar los demás.

Estaba enfrascada en la explicación del maestro con lo que respecta al tema sobre la economía. Uno de los temas que tocó fueron los tipos de economía; La economía teórica y empírica: la primera persigue modelos racionales de funcionamiento y equilibrio económico, mientras que la segunda confirma o refuta dichos modelos a través de su aplicación o de la historia económica que hay en las naciones. Otro tipo de economía que me interesó, fue la informal: ésta es asociada a problemáticas económicas como trabajadores desprotegidos, excesiva regulación, baja productividad, competencia desleal, ilegalidad, evasión de impuestos... En fin, estaba contenta por estar aquí.

Pasé esa mañana y las siguientes cuatro que restaban de la semana, corriendo de una clase a otra sin parar. Ni siquiera me detenía a mirar la universidad. Pues mi visión estaba enfocada en un solo objetivo, aprender y recordar.

Era viernes, y el reloj marcaba las doce del mediodía, perfecta hora para comer. Tomé asiento en una de las mesas de la enorme cafetería, completamente plateada y moderna.

— Hola preciosa — el aroma fresco y varonil de Clarence, inundo mis fosas nasales. Lo aspiré por completo —, mil dólares por saber qué piensas — musitó.

— En ti no — respondí sonriente—. Dame mi dinero.

Clarence me rodeó con sus firmes brazos por detrás, tomó ligeramente mi cabeza para depositar un casto beso en ella.

— Hoy es mi cumpleaños — le hice saber.

— Oh, ¿enserio? ¿No era el próximo lunes? — respondió divertido.

Entre cerré mis ojos, pues él sabía que hoy era mi cumpleaños número dieciocho.

Si, por fin cumplía dieciocho. Por un lado me alegraba tanto, pues ya cumplía la mayoría de edad, pero por otro, tenía que dejar todo el pasado atrás, pues a partir hoy, todo sería completamente diferente para mí.

— Te hemos preparado algo — enarqué una ceja —. Así que, ¡andando!

— ¿A dónde vamos? — le pregunté —. Las sorpresas no son lo mío — murmuré. Sin embargo sabia que yo misma me contradecía, pues hace un tiempo habría dicho lo contrario.

— Lo sé, por eso es que me encanta mantenerte en suspenso.

Entre cerré mis ojos. Ya había terminado de comer, así que tomé mi bolso y caminamos fuera del lugar.

Clar me tomó de la mano para dirigirnos al estacionamiento, donde Sara y Lucas nos esperaban alborotados. Los dos lucían sonrientes, Sara tenía en sus manos unos globos color amarillo flotando con la leyenda "Feliz Cumpleaños", mientras Lucas sostenía una pequeña cajita de regalo color roja entre sus manos.

Sonreí, me alegraba que ellos dos estuvieran ahí.

— ¡Feliz cumpleaños Sam! — exclamó Sara dándome un fuerte abrazo.

— Feliz cumpleaños Samadhi — le igualó Lucas a Sara, claro, con diferente tono de voz.

Extendieron sus regalos, para después entregármelo.

— Es un regalo de nosotros dos — murmuró Sara emocionada —. ¡Ábrela, que esperas!

— Está bien — murmuré. Me sentía algo incomoda, pues las sorpresas eran lo que menos me gustaban ahora.

¡Y vaya sorpresa que me llevé!

Clarence sonreía por lo bajo, rozando con el pulgar su labio inferior, algo sospechoso en realidad. Y lo peor, es que derrochaba sensualidad. Le enarqué una ceja, como si con eso fuese a intimidarlo.

Agité la cajita, y después comencé abrirla. Pequeñas tiras de papel salieron volando de ella, dejando ver una pequeña taza en forma de inodoro. No pude aguantar mis ganas de reír ante dicho regalo. Que contagié a los demás con mi acción.

— Es un buen regalo — les hice saber entre risas.

— Es el mejor — respondió Lucas riéndose —, Sara había elegido la de un conejito ridículo...

— ¡Oye! Era tierno y muy bonito — espetó, no molesta, si no graciosa.

Ese par, derraba amor y ternura hasta por los poros.

Clar tomó mi mano y besó con delicadeza mis nudillos. Me dio un fuerte abrazo, y me dijo al oído:

— Feliz cumpleaños cariño — las piernas me flaquearon ante el susurro. Con delicadeza besó mis labios —. Cierra los ojos — dijo.

— Clar...

— Ciérralos — ordenó demandante y con los ojos oscuros y brillosos.

Di un profundo suspiro, y los cerré.

Me estremecí al sentir un ligero aire recorrer frente a mí.

— Ya los puedes abrir — murmuró. Y los abrí.

Una pequeña tarjeta en forma rectangular color amarilla yacía frente a mis ojos. La emoción me invadió de lleno, que no pude evitar sonreír alegremente. Estaba por tomarla y abrirla con mis manos, pero Clarence no me dejó.

— No, no, no — murmuró —. Solo la puedes leer en tu casa, sola y en la habitación — susurró esto último cerca de mí. Comenzaba a ponerme nerviosa.

Nunca nadie me había obsequiado una carta, y que lo hiciera Clarence Johnson, era algo que llevaría en mi corazón por el resto de mi vida.

— No prometo nada — hice un mohín ante mi respuesta. Clar simplemente negó.

Mi móvil sonó, indicando un mensaje nuevo. Lo saqué de la bolsa trasera de los jeans que llevaba puestos, y miré el mensaje de mi madre:

*Regresas temprano, tendremos visita*

Enarqué una ceja. Es extraño tener visitas ahora que mi madre por fin está en casa.

— ¿Qué sucede? — preguntó Clar al ver mi expresión.

— Nada, un mensaje de mi madre — expliqué —.  Dice que tendremos visita, algo extraño en realidad.

— ¡Vámonos par de enamorados! — nos hablaron Sara y Lucas.

— Vayamos — respondió Clar.

— ¿A dónde iremos? — le pregunté.

— Mmm digamos que a un picnic — ¿Clar en un picnic? Sí que era una novedad.

Esbocé una sonrisa, me daba gracia la manera en la que Clarence había mencionado lo del picnic. Sabia de sobra que la idea había sido sin duda alguna de Sara, pero no lo quise desacreditar para nada.

— Vaya novedad — respondí.

— Sí que lo es — contestó, para después tomarme de la mano.

— Te quiero Clar — mascullé acercándome a sus labios.

Cerró los ojos por un momento. Sabía que él no estaba listo para expresar sus sentimientos, así que simplemente me dediqué a darle un casto beso.

— Los seguimos esperando — Sara volvía a insistir.

Los dos sonreímos, y nos fuimos caminando hacia ellos. Este día no había traído mi coche, pues se encontraba en mantenimiento y mi madre tuvo que traerme.

Caminamos al coche de Lucas. Nos subimos a la parte trasera del Cadillac y nos dirigimos a la carretera.

— ¿A dónde iremos? — le pregunté a Clar.

Se limitó a sonreír, y en ningún momento quiso decirme a donde iríamos.

Los cuatro hablábamos de trivialidades sobre la universidad, al ser mi primer año Sara me contaba cómo era cada uno de los maestros con los que había tocado, pues para ella había iniciado el tercer año en la universidad. Por otro lado, Clar y Lucas hablaban sobre un proyecto que tenían en mente con una persona de nombre Eliott, un empresario reconocido.

Despues de una hora, llegamos a la pequeña casa donde Clarence y yo fuimos por primera vez. Sara llevaba comida, fruta, vino y refrescos para los cuatro.

— Esto es genial — comentó Sara emocionada — ¡Vamos Samadhi, vayamos a nadar!

Una animada Sara se quitó por completo el vestido veraniego que traía puesto para después dirigirse al puente en el que alguna vez Clar y yo cenamos. En éste último había dos motos acuáticas flotando al final del puente sobre la superficie del agua.

Vi lo animada que se encontraba Sara, que no dude ni un segundo en quitarme por completo la ropa dejándola sobre el puente, para después adentrarme con ella al agua.

— ¡Allá voy! — exclamé. Después me fui corriendo desde la mitad del puente hasta el final.

De un clavado me adentré al agua, que por cierto estaba helada. Salí a la superficie y Sara comenzó aventarme agua.

— ¡Sara! — exclamé.

— Lo siento, pero eres la cumpleañera.

— ¡Precisamente por eso!

— Y... ¿Clar te habló de Hanna? — preguntó Sara, ¿Acaso ella lo sabía? No dude en preguntarle — No, no lo sabía si es lo que piensas. Hace unos días escuché a Clar hablar sobre ello con Lucas — siguió diciendo —. Samadhi, no quiero que salgas lastimada, por lo que veo Clarence aún se encuentra mal por lo sucedido con su hermana. Se culpa por ello...

Di un suspiro, eso yo ya lo sabía. Sabia a la perfección que Clarence carecía de resiliencia gracias al accidente ocurrido con Hanna. Sin embargo, eso a mí no me importaba, pues pondría mi mente y corazón para que eso cambiara.

— Tomaré el riesgo, solo espero no morir en el intento.

— La verdad es que te admiro — esbozó una sonrisa, sonrisa que me contagió —. Siempre tratas de ver el lado bueno de la situación, lo cual te hace admirable. Aquí tendrás unos brazos y un hombro que te apoyaran cuando más lo necesites Samadhi — le sonreí.

Volteamos a ver a Lucas y Clarence quienes venían caminando desde la casa hasta el puente.

— Y bien... — musitó Lucas — ¿A dar una vuelta? — continuo diciendo, señalando las motos mientras se subían sobre ellas.

Las dos les hicimos compañia imitando lo mismo que ellos Después, colocamos los chalecos salvavidas en nuestro cuerpo.

— Rodéame la cintura con los brazos Sam — musitó Clar. Esbocé una sonrisa enorme a dicho comentario, pues me hizo recordar la primera vez que le rodee la cintura con mis brazos.

Encendió la moto acuática y junto con Lucas y Sara, nos adentramos solo un poco más al mar. Sentía la brisa y unas pequeñas gotitas de agua que salpicaban en nuestro alrededor. Jugamos carreras, navegamos por la orilla de la playa sin llegar a la superficie, y después de un rato volvimos al puente.

Clarence me ayudó a bajar, y me alzo en sus brazos. Acto seguido, le rodeé la cintura con mis piernas. Lo miré a sus hermosos ojos azul oscuro, y lo besé.

Un mar de emociones se apoderaron de mí, ¿esto era el amor? ¿Sentir un millón de mariposas revoloteando como locas en mi interior? Con Clarence me sentía viva, con él a mi lado podía ser yo misma. No era necesario ocultar lo que no soy, al contrario, su forma descarada de ser me alentaba a sacar mi yo interior, no necesitaba ser la perfeccionista que alguna vez me caracterizó. Con él, podía ser yo...

Había cambiado gracias a él, y aceptaba el hecho que en cualquier momento me pudiese destruir física y mentalmente, porque, inconscientemente, yo le había dado por completo ese poder...

— ¡Vamos tortolitos, que nos morimos de hambre! — escuché a Lucas gritar.

Él y Sara ya se encontraban fuera de la pequeña casa, así que nos encaminamos hacia allá. Habían puesto la comida en un mantel a cuadros de color blanco y rojo. Nos sentamos sobre la arena y nos dispusimos a comer los cuatro algunos de los aperitivos que Sara había llevado. Después de un rato, Sara y Lucas regresaron a la moto acuática a dar otro paseo...

El atardecer en la playa se veía hermoso. Me recargué a espaldas en el pecho de Clarence, mientras divisábamos el atardecer en la playa. La vista era perfecta, con la persona perfecta para mí.

— Eres mi "Sol" — susurró con cautela en mi oído izquierdo. Me gustaba el Clarence romántico, sabía que muy en el fondo, su corazón era hermoso. Hermoso como un paisaje, hermoso como una pintura...

— ¿Por qué sol? — volví a preguntarle, sabia a la perfección por que comenzó a decirme "Sol". Esbozó una sonrisa y sus mejillas enrojecieron — ¡Paren el mundo, que Clarence Johnson se ha sonrojado! — exclamé entusiasmada.

— Como siempre, de impertinente Samadhi Stone — respondió, para después besarme en el puente de la nariz y mis pómulos — ¿Sabías que adoro tus pecas?

¡Dios mío! Mi corazón palpitó de alegría...

— ¿A quién no? — le hice saber. Rio, quitó un sombrerillo que traía puesto para después revolver mi cabello que aún se encontraba húmedo y por supuesto enmarañado.

— Como siempre arruinando momentos — dijo.

— Es lo mejor.

— Son veinte — después de una pausa murmuró.

— ¿Las has contado? — pregunté extrañada.

— Tal vez — se rió.

Negué, y deposité un casto beso en sus carnosos labios, me sonrió a dicha acción.

Un sonido muy conocido se escuchó. Era la llamada entrante, seguramente de mi madre.

Tomé mi bolso, donde había puesto la tarjeta que Clarence me había dado. Después, respondí al cuarto tono de mi insistente madre.

— Madre... — respondí temerosa.

¡Dailyn! ¡¿Dónde estás?! Te dije que tendríamos visitas...

— ¿Es mi padre? — respondí tajante. No me importaba otra visita que no fuese la de mi padre. Mi madre dio un suspiro.

No, están por llegar otras personas, así que es mejor ya estés aquí — me hizo saber.

— ¡Bien! Llego en un momento con mis amigos — respondí.

— Mientras más, mejor.

Ésto último me desconcertó, ¿Qué habrá querido decir?

— ¿Nos vamos? — preguntó Clar. Asentí suspirando.

— Al parecer mi madre está preparando alguna sorpresa para mí, así que... ¡están invitados! — exclamé. Sara y Lucas ya se habían acercado.

— Lo bueno que te gustan las sorpresas...

Sara y su sarcasmo, ¡me encantaban!


(***)


Después de un rato por la carretera, por fin íbamos llegando a casa. Me sentìa cansada y me habia quedado adormilada en el hombro de Clar. Al detenerse el coche bajamos los dos tomados de la mano, pero su expresión cambio al ver de lejos mi casa. Sus músculos se tensaron y lo siguiente que hice fue voltear la mirada a mi hogar.

En efecto, estaba la camioneta de Brad.

— ¿Qué mierda hace Brad en tu casa Sam? — preguntó Sara desconcertada.

— Ni yo misma lo sé — respondí.

Los cuatro bajamos del Cadillac encaminándonos a mi hogar.

— Vayamos — les dije —. No quisiera entrar sola...

— Ni de broma — musitó Clar.

Tomó con una de sus manos los globos y la pequeña caja, y con la otra me tomó de la mano. Su piel lucia más bronceada de lo que ya era.

Nos adentramos a mi casa, abrí la puerta dejando entrar a Sara y a Lucas, para después adentrarnos Clar y yo. Noté la expresión de Sara y Lucas, los dos estaban tan sorprendidos, y después, me sorprendí yo.

— ¡Sorpresa! — exclamaron los presentes.

Mi madre, Falco, Brad, William y Sony se encontraban en el recibidor. Esbocé mi mejor sonrisa, pues no quería decepcionar a mi madre, que seguramente me preparo todo esto.

— Gra... gracias — balbuceé . Aun no lo podía creer.

— Todo lo ha organizado Brad — ¡Dios! Mi madre me va a matar con eso.

Clarence me soltó y guardó la calma, después, dejó las cosas que traía en mano justo en el sofá blanco.

— Señora Stone — musitó Clar —Un gusto volver a verla — se dirigió a mi madre para saludarla — Ya nos conocíamos, pero no como era debido — ¡Dios mío pero que nervios! — Soy el novio de Sam.

Efectivamente, estaba muriendo...

— Samadhi, no me habías dicho que tenías novio hija — comentó mi madre alegre saludando a Clar. Por supuesto, ni siquiera mi madre se podía resistir a Clarence Johnson.

— No me habías preguntado — respondí tajante.

El ambiente lo sentía tenso. Quería que se acabara esto.

— Pero tomen asiento hijos, que no es un funeral — calla madre, por favor. Por un momento le supliqué con la mirada —. Sé que no te gustan las sorpresas, pero Falco y Brad insistieron hija — murmuró mi madre en el oído.

La seguí hasta la cocina para enfrentarla...

— ¿Y tú accediste, así sin más? — espeté entre dientes. Estaba molesta, ellos ya no eran mis amigos, a excepción de William claro. Pero ¿Sony y Brad?

— Hija, tengo algo que decirte.

— Seguro que si madre — lo presentía, lo sabía.

¡Rayos! Sabía lo que estaba por decirme. No eran casualidad sus constantes viajes de "trabajo" no, no, no. Nada de eso era casualidad.

— Falco y yo, estamos saliendo Samadhi.

Un balde de agua fría cayó sobre mí. Sentía como si estuviese en una de esas telenovelas. Por un momento me causó gracia ese pensamiento, pero después de un rato la realidad me golpeó como si nada. Yo la quería ver feliz, pero no feliz con el papá de Brad Labello.





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♥ Mis Perfeccionistas ♥ Como siempre, GRACIAS INFINITAS por el apoyo a esta novela que es para ustedes.

¡Esta semana (como la mayoría) es de capitulo DOBLE! Me gustaría saber desde que perspectiva quisieran el próximo capitulo.

¿Que les ha parecido? 


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